El sector energético sigue sin corregir sus emisiones.

El sector energético sigue sin corregir sus emisiones.

Aunque muchos ponen la mira en la agropecuaria, el sector energético sigue causando estragos. El Banco Mundial dice que falta voluntad política para reducir la quema y el venteo de gases, lo cual tiene como resultado un doble perjuicio por la quema en sí misma como por la liberación de gases que podrían usarse con fines productivos.

Hébert Dell’Onte | En el mundo parece haber una creciente conciencia medioambiental. Eso es lo que leemos en las resoluciones de los organismos multilaterales, en los documentos de la mayoría de los gobiernos, en las exigencias para cerrar acuerdos comerciales entre bloques, en todos los medios de comunicación y masivamente en las redes sociales. La sensibilización ambiental es algo que parece no tener retorno, algunos la asumen por una convicción ética y hasta moral de respeto a la vida y la naturaleza en todas sus formas y expresiones, otros pensando en sus hijos y nietos, pero también hay quienes manifiestan temor por lo que nos puede pasar si la naturaleza se enfurece y arremete con sus desastres naturales y la propagación de enfermedades altamente contagiosas. Sin embargo, en los hechos los seres humanos nos comportamos de forma diferente a lo que expresamos.

Lo anterior es la primera conclusión que se puede sacar del Informe de seguimiento de la quema de gas en el mundo de 2022 del Banco Mundial que llegó a la redacción de Todo El Campo.

Concretamente: En la última década se observó que los avances en la reducción de la quema de gas se estancaron.

El texto explica que la quema de gas (práctica de la industria que consiste en quemar gas natural asociado con la extracción de petróleo) se produce por tres causas: Primero, las restricciones económicas y del mercado; segundo, la falta de regulaciones adecuadas; tercero la falta de voluntad política. El resultado es que “los importantes avances logrados en algunos países no han compensado los aumentos en la quema de otros”.

Los 10 principales países que queman gas representan el 75% de todo el gas que se quema en el mundo, afirma el documento 2022 Global Gas Flaring Tracker Report (que es el Informe de seguimiento de la quema de gas en el mundo de 2022) elaborado por la Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas (GGFR) del Banco Mundial.

Hay que recordar que el 75% de los gases de efecto invernadero en el mundo se originan en el sector energético particularmente en los combustibles fósiles.

En el caso concreto de Uruguay, la producción de energía eléctrica es totalmente renovable y casi la mitad de toda la energía que se consume en el país es renovable, por tanto estamos en inmejorable condición de reclamar que los otros países también avancen en ese sentido.

La ganadería también produce gases de efecto invernadero, es verdad, pero lo hace de forma mucho más reducida y los países avanzan responsablemente en los estudios con el fin de producir con carga negativa cero. También en eso Uruguay se destaca, prueba de ello es la certificación de carbono neutro de Minerva Foods y los estudios que se llevan a cabo tanto en ovinos como vacunos, con la participación de diferentes sociedades de criadores e instituciones como el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).

LA QUEMA “INNECESARIA” DE GAS.

Volviendo al Informe de seguimiento, éste hace hincapié en que “los 10 principales países que queman gas representaban el 75% de la totalidad de la quema de gas y el 50% de la producción de petróleo mundial en 2021. De esos 10 países, 7 han ocupado esa posición de manera constante durante la última década: Rusia, Iraq, Irán, Estados Unidos, Venezuela, Argelia y Nigeria. Los otros tres, México, Libia y China, han mostrado importantes aumentos en la quema de gas en los últimos años”.

Una palabra clara que surge del texto es “innecesaria”: “En 2021, se quemaron innecesariamente 144.000 millones de metros cúbicos de gas en instalaciones de prospección y extracción de petróleo y gas de todo el mundo, lo que generó alrededor de 400 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono equivalente; 361 millones de esas toneladas se emitieron en forma de dióxido de carbono y 39 millones de esas toneladas en forma de metano”.

Parece evidente que la comunidad internacional debe presionar para que el sector energético global corrija ese comportamiento, y el Banco Mundial advierte que “muchas veces es subestimada la importancia de integrar la descarbonización del sector del petróleo y el gas en iniciativas y debates sobre el clima más amplios”.

En ese sentido es clave reducir la contaminación por la quema, pero también el venteo (liberar gases) y las emisiones fugitivas: “Es fundamental poner fin a la quema de gas en los establecimientos de producción petrolera, tanto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como para conservar el gas para fines productivos; por ejemplo, para generar electricidad en comunidades pobres que satisfacen sus necesidades energéticas con combustibles más contaminantes”.

Informe de seguimiento de la quema de gas en el mundo de 2022 (en inglés): 2022-Global-Gas-Flaring-Tracker-Report.pdf (worldbank.org)

Solo diez países del mundo comparten con Uruguay su distintivo de mejora ganadera.

Solo diez países del mundo comparten con Uruguay su distintivo de mejora ganadera.

INIA y las sociedades de criadores son protagonistas en la mejora de la ganadería nacional en un proceso que pocos países del mundo han comenzado a recorrer en ganado vacuno lechero, de carne y ovinos.

La visión integral del animal en el sistema, las evaluaciones genéticas de larga data y la sinergia de la investigación con los productores son algunas de las cualidades que diferencian el trabajo que ha hecho Uruguay para que su ganadería progrese y sea más competitiva. También son las características que llamaron la atención de diferentes comitivas extranjeras de referencia que visitaron el país entre abril y mayo y que no dudaron en afirmar que “como máximo habrá diez países en el mundo que están haciendo lo que está haciendo Uruguay”.

El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) es, junto con las sociedades de criadores, uno de los protagonistas en este tema, ya que es responsable de las evaluaciones genéticas que se realizan en el país en bovinos lecheros, de carne y ovinos. Mediante información productiva y genealógica que es relevada hace décadas los sistemas nacionales de evaluación genética estiman las diferencias esperadas en la progenie, es decir, el mérito genético que cada animal tiene para determinadas características de interés y que transferirá a su descendencia.

“Con las evaluaciones se provee la información para identificar a los animales que son genéticamente superiores en las características de interés económico y ahora también ambiental. Eso es de gran utilidad para las cabañas y los productores ya que disponen de información objetiva para seleccionar a los mejores animales para que sean padres de la siguiente generación y así contribuir al progreso de la producción a través de la genética”, explicó la Ing. Agr. Elly Navajas, investigadora principal de la Unidad de Biotecnología y del Programa de Carne y Lana de INIA.

Las características que se miden son las que tienen incidencia en aspectos productivos y en la calidad del producto, como ser el peso al nacer y al destete, el área del ojo del bife, la grasa intramuscular y el espesor de la grasa, la habilidad lechera, la fertilidad y el peso y diámetro de la lana, entre otros. 

Sin embargo, con una visión anticipada de las demandas que actualmente exigen los mercados de alto nivel, desde 2014 en la Central de Prueba de Toros de la Sociedad de Criadores de Hereford INIA también comenzó a medir la eficiencia de conversión, es decir, a identificar los animales que producen igual, pero comiendo menos alimento; y a cuantificar el metano que emiten. Estas características son relevantes, entre otras cosas, por su contribución a la mitigación de los gases de efecto invernadero, y se miden además en varias razas ovinas en INIA La Magnolia.

Además de estas mediciones, INIA extrae muestras de ADN y cuenta con información genómica de los animales que, sumada a los registros de eficiencia y emisiones de metano, conforman una población de entrenamiento o de referencia para hacer selección. Ya está funcionando en Angus, Hereford y Holando, y permite que, a partir de una muestra de ADN de un animal, se pueda predecir su mérito genético.

“Con esa base de datos que denominamos población de referencia se traduce la información contenida en el ADN del animal en una estimación de su valor genético para las diferentes características. Esto se hace con una ‘ecuación de predicción’”, dijo la investigadora.

“Incluir información del ADN en los sistemas de evaluación permite acelerar el progreso genético de las razas por selección porque se logra una estimación más precisa y a una edad más temprana de las cualidades que el animal trasladará a su descendencia. Además, facilita que las cabañas puedan elegir a los futuros padres basándose en características nuevas de difícil medición como la eficiencia de conversión y las emisiones de metano”, agregó Navajas.

Para explicar la posición de Uruguay en el contexto mundial respecto al estudio de estos temas, la investigadora se remitió a las impresiones de los diferentes expertos de la Fundación Bill y Melinda Gates, del CLEAR Center de la Universidad de California-Davis y de la comitiva especializada en clima enviada por Estados Unidos que visitaron el país y conocieron de primera mano algunos de los experimentos de INIA.

“La reacción de los visitantes que recibimos en los últimos dos meses expresan el lugar en el que está Uruguay. Lo que los sorprende gratamente son las mediciones, la infraestructura, el histórico de las evaluaciones, la sinergia de la ciencia con el sector productivo y la visión integral que tenemos del ganado y los sistemas de producción. Uno de los expertos extranjeros que vino comentó que ‘como máximo habrá diez países en el mundo que están haciendo lo que está haciendo Uruguay’”, apuntó Navajas. Esa lista se completa con Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Francia, Irlanda y otros países europeos.  “INIA trabaja en conjunto con algunos de estos países en proyectos internacionales como Smarter y GrassToGas”, agregó.

Finalmente, con una visión a futuro la experta señaló que “los aspectos que tienen que ver con la visión global del animal productivo, resiliente y eficiente implica estar siempre atentos y considerar características relacionadas con el desempeño productivo y reproductivo, con el manejo global de la salud del animal y con la adaptación al cambio climático”.

Asimismo, concluyó que el país puede “hacer mucho más y mejor”. “Así como la selección genómica acelera y fortalece el proceso de mejoramiento, creo que podemos tener iniciativas que nos fortalezcan en forma contundente y en más corto plazo, en mitigación de gases de efecto invernadero, sin perder de vista la producción. Eso requiere financiación, revisar la estrategia y ver cómo reagruparnos para poder dar un paso más sustancial que siga sumando al progreso genético y su aporte a la competitividad de la ganadería uruguaya”, finalizó.

Fonterra estudia algas marinas para reducir la emisión de metano en tambos.

Fonterra estudia algas marinas para reducir la emisión de metano en tambos.

Investigaciones realizadas por una agencia australiana demostraron que es posible reducir las emisiones más del 80% en ensayos de laboratorio. Ahora hay que trasladar ese logro a los tambos y que sea comercial y productivamente beneficioso.

Sea forest, una compañía australiana, y la cooperativa láctea Fonterra están estudiando el potencial de las algas Asparagopsis (foto) para reducir el metano en un sistema de cultivo alimentado con pasto. Csiro, una agencia australiana de investigación demostró que las emisiones se reducen considerablemente (más del 80%) en ensayos de laboratorio.

Jack Holden, gerente general de sostenibilidad de Fonterra, dijo a Dairy Reporter que el uso de las algas debe probarse fuera del laboratorio: “Necesitamos averiguar si podemos usar este suplemento de una manera que sea segura para las vacas, segura para los consumidores y para garantizar que no haya impacto en el sabor o la calidad de la leche”.

Los estudios llevan ya dos años y se ha trabajado con 900 vacas lecheras en Australia, las que “han sido alimentadas con pequeñas cantidades del suplemento de algas marinas y los resultados han sido prometedores en cada etapa. Ahora estamos expandiendo la prueba a través de tres tambos adicionales, para probar la aplicación del suplemento a escala comercial”, explicó sobre el avance de la investigación.

Además de lo expresado en el párrafo anterior, es importante que el uso de las algas sea “fácil de implementar y beneficioso para los agricultores” porque de lo contrario los productores no podrán adoptar su uso. “Si el ensayo resulta exitoso, hemos acordado con Sea Forest que los agricultores de Fonterra tendrán primero acceso a la solución comercial de Asparagopsis”.

El CEO y fundador de Sea Forest, Sam Elsom, comentó que “Asparagopsis es un alga común nativa de las aguas de Tasmania y Nueva Zelanda” y que esa empresa es “la primera en el mundo en cultivarla a escala comercial a través de la acuicultura marina y terrestre”.

OTRAS TECNOLOGÍAS Y HERRAMIENTAS EN LA FASE INVESTIGATIVA.

Asimismo, desde Fonterra se es consciente que la lucha contra el metano no será sólo a través de una herramienta, sino que deberán ser varias tecnologías, y el uso de las algas es una de ellas.

Asparagopsis sería una de las varias soluciones que se están investigando, publicó Dairy Reporter. (En base a artículo de Jim Cornall. Foto de Fonterra).

INIA trabaja en la oveja más deseada: Eficiente, resiliente y con menos metano.

INIA trabaja en la oveja más deseada: Eficiente, resiliente y con menos metano.

“Habitualmente el foco está en características de producción y calidad de producto, pero con las mediciones que hace INIA se evalúan también variables de salud, bienestar animal, comportamiento, eficiencia y emisiones, entre otras”, dijo el Ing. De Barbieri de INIA.

Para estar preparados ante los desafíos que impone el mercado, responder a las exigencias cada vez mayores de los consumidores y capitalizar los beneficios económicos, ambientales y sociales que implica, el Programa de Carne y Lana del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) lleva adelante múltiples proyectos que, de manera integral, apuntan a obtener ovinos más eficientes, resilientes, productivos y que emitan menos metano.

Estos proyectos responden a dos de las metas que se propuso el instituto en su Plan Estratégico en base a las demandas recogidas en el sector y que se desprenden de las exigencias de los mercados de primer nivel donde quieren posicionarse. Una de ellas es disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y la otra es aumentar la eficiencia de conversión de los ovinos, es decir, que produzcan igual, pero comiendo menos alimento.

Para lograrlo, los investigadores de INIA en conjunto con instituciones como la Universidad de la República y el Secretariado Uruguayo de la Lana, realizan mediciones en diferentes puntos del país que les permiten conocer múltiples características de las poblaciones de las razas Merino Australiano, Merino Dohne, Corriedale y Texel que están bajo su evaluación genética.

“Habitualmente el foco está en características de producción y calidad de producto, pero con las mediciones que hace INIA se evalúan también variables de salud, bienestar animal, comportamiento, eficiencia y emisiones, entre otras. Así logramos una visión integral del animal y también del sistema donde está produciendo, ya que se realizan mediciones de características medioambientales en los propios predios comerciales de los productores de lana y carne ovina. Ese es un diferencial”, explicó el Ing. Agr. Ignacio De Barbieri, investigador del Programa de Carne y Lana de INIA.

Para evaluar la productividad, uno de los proyectos que lidera el instituto busca generar y poner a disposición herramientas de selección objetivas y precisas que promuevan el mejoramiento genético en aquellos rasgos económicamente relevantes para los diferentes sistemas de producción.

En lo que refiere a rasgos de resiliencia en condiciones ambientales cambiantes y desafiantes, actualmente INIA tiene proyectos en los que evalúa el temperamento del ovino y su sistema inmunológico, y otro en el que trabaja para desarrollar herramientas para el control de los parásitos gastrointestinales que lo afectan.

De manera complementaria, los proyectos Smarter, Rumiar y Grass2Gas son los que permiten al instituto cuantificar las emisiones de metano de los ovinos e identificar cuáles son los que producen igual que otros, pero comiendo menos alimento, es decir, los más eficientes.

Los beneficiarios de que los ovinos sean más productivos, eficientes, resilientes y que emitan menos metano son los productores, los consumidores y el Uruguay en general. Para el productor implica reducir costos y valorizar el producto y el sistema, lo que podría redundar en mayores ingresos. “También hay un componente de motivación para la gente, porque trabajar con animales enfermos o con complicaciones es difícil”, apuntó De Barbieri.

Desde el punto de vista del consumidor final, “si pensamos en el más exigente, que se interesa por el animal, el ambiente y la mano de obra, va a acceder a productos derivados de animales que, al ser más resilientes, han sobrellevado una vida mejor ante el estrés; que fueron producidos en un sistema donde el ambiente se cuidó, y donde las personas involucradas en el proceso accedieron a buenas condiciones de trabajo”, destacó Ciappesoni.

Para Uruguay, en tanto, “si hay buenos precios y el producto se coloca en destinos competitivos, eso repercute en la economía nacional. Además, si proyectamos en el tiempo sistemas de producción que cuidan el ambiente, esto también beneficia a toda la población”, agregó De Barbieri.

Para que estas ventajas alcancen a todos los beneficiarios es clave que, en primer lugar, la información y el conocimiento obtenidos por INIA se trasladen al sector. Ciappesoni explicó que “los resultados obtenidos en los proyectos por diferentes vías se comparten con las cabañas, que son quienes producen genética y quienes luego derraman esa genética en la población comercial que es a la que se quiere llegar. El reto está en generar estrategias para que lleguen más rápido de las cabañas a esos productores comerciales”.

Finalmente, se refirieron al tiempo que tomará alcanzar el “ovino del futuro”. “El punto de llegada se va corriendo porque las demandas cambian y eso hace que el camino no termine nunca para los investigadores. Por ejemplo, hace 20 años el desafío que teníamos era afinar el diámetro de la fibra y se generaron las herramientas para hacerlo posible. Hoy es lograr animales más eficientes, resilientes y que cuiden el ambiente. El trabajo de años en INIA nos permite tener datos muy valiosos sobre los ovinos que reúnen estas cualidades. Aun así, que esos rasgos se extiendan a toda la majada va a llevar años, pero estamos en el proceso. Y embarcarnos en el proceso es estar transitando ese futuro”, concluyó De Barbieri.

Fundación Gate visitó Uruguay y conoció la forma de producir Uruguay, amigable con el ambiente.

Fundación Gate visitó Uruguay y conoció la forma de producir Uruguay, amigable con el ambiente.

José Bonica, presidente de INIA, resumió los aspectos más importantes de la visita.

A mediados de febrero de 2021 Bill Gates hizo referencia crítica a los sistemas de producción de carne en el mundo y aconsejó un mayor consumo de carne sintética con lo cual se ayudaría a solucionar el problema climático. El llamado del magnate fue en una entrevista que concedió a la revista MIT Technology Review y tuvo una repercusión mundial que generó reacciones en todos los países productores, inclusive Uruguay.

Horas después del mensaje del famoso millonario, el entonces presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), el hoy ministro Fernando Mattos, escribió una carta en la que invitó a Gates a visitar nuestro país para ver por sí mismo cómo se produce carne en Uruguay.

El INAC lo invita “a conocer el Uruguay, país con más de 400 años de explotación ganadera en base a pasturas naturales y que es ejemplo de sostenibilidad”, escribió Mattos, y agregó: “No estamos en contra de ese producto (sintético), ni consideramos a estas iniciativas una amenaza” para la carne verdadera.

“Respetamos a los consumidores que tomen esa opción, pero nos defenderemos de ataques infundados y reclamaremos el derecho de respetar las denominaciones, rechazando cualquier intento de apropiación genérica con el ardid del falso beneficio. ¡Llámenlo como quieran, pero no es carne!”, enfatizó en la misiva.

Gates aceptó la invitación pero no vino en persona sino que envió a un grupo de expertos de la Fundación Bill y Melinda Gates con el fin de que éstos conocieran el modelo de agroproducción local, sus diferenciales y las acciones que se están desarrollando para que cada día sea más sustentable. Durante tres días, la comitiva tuvo oportunidad de recorrer diferentes sitios del país donde científicos y productores están trabajando en el tema, y de reunirse con jerarcas oficiales.

El grupo de visitantes estuvo conformado por Brantley Browning, oficial superior de programas de la fundación; Ruben Echeverria, asesor superior de Desarrollo Agrícola; Alfred de Vries, oficial superior de programas de Producción Animal, y Samuel Thevasagayam, subdirector de Desarrollo Global.

JORGE BONICA: HAY COSAS EN QUE “URUGUAY PUEDE SER EJEMPLO”.

Al respecto, el presidente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Jorge Bonica, dijo que “la Fundación Bill y Melinda Gates tiene casi 80 investigadores dedicados a la división agropecuaria” y que fue “la cúpula” la que vistió Uruguay.

“Ellos se dedican principalmente a los países pobres, el origen de la Fundación eran los temas de salud animal, enseguida pasaron a mortalidad infantil y luego a la nutrición. Sin querer caen en la producción de alimentos y la producción de carne, sobre todo en los países donde debido a una baja eficiencia la huella de metano pasa a ser importante”, explicó.

Agregó que Uruguay y la Fundación están “lejos de desconocer” esos problemas, y que la intención es “conocer cómo se puede tener una baja afectación ambiental en sistemas pastoriles”.

En los intercambios previos al encuentro con la Fundación a través de Zoom, “coincidimos en algunos aspectos”, “aparecieron cosas en común, cosas en que Uruguay puede ser ejemplo ante otros países, y allí surgió e término ‘observatorio’ que quedó plateado para tenerlo presente porque Uruguay puede ser útil para otros”, comentó Bonica.

El ministro Mattos en la recorrida de campo con los representantes de la Fundación y los técnicos uruguayos.

URUGUAY DEBE DAR A CONOCER LO QUE HACE.

Consultado si lo que falló fue el conocimiento que la Fundación tenía sobre lo que Uruguay hace, o si fue Uruguay que no transmitió su experiencia, el presidente de INIA dijo que se dieron “las dos cosas”.

“Ellos sabían que tenían cosas para aprender acá, pero la Fundación Gates no está en Sudamérica, entonces le quedan cosas por aprender. Y a nosotros nos lo hizo notar una semana antes el investigador que vino de California, el Dr. Frank Mitloehner, que nos dijo que ‘si hacen alguna cosa, hablen de lo que hagan’, y pude ser que nosotros tengamos un perfil muy bajo”, comentó Bonica que añadió: “Es posible que Uruguay esté dejando pasar algunas oportunidades por no charlar sobre lo que nosotros hacemos”.  

La visita de la Fundación fue corta “pero se llevan la cara de nosotros, el cómo somos en el día a día, eso ya lo vieron”, y sobre ese tema “doy un ejemplo muy rápido: En INIA La Estanzuela tenemos un ensayo de rotaciones que se hizo ante la preocupación por la salud de nuestros suelos. Ese ensayo tiene más de 60 años, es el más antiguo de Latinoamérica y eso les impresionó porque había empezado antes de que naciera cualquiera de los integrantes de la delegación. Son las pequeñas cosas que muestran que Uruguay piensa en esas cosas. Puede ser que lo llamemos huella de carbono o de otra forma, pero tenemos esa conciencia”.

EL AUTO EN LA RUTA DE ALEMANIA Y EN LA RUTA DE URUGUAY.

Por otra parte Bonica subrayó que Uruguay emite “muy pocos” gases y “en un ambiente que existe desde hace millones de años” en el sentido de que “nuestros herbívoros siempre han estado en nuestras pasturas, nunca tuvimos que talar ningún monte. Los herbívoros han cambiado, pero el sistema es básicamente el mismo. A su vez hay variabilidad en nuestro comportamiento, entonces unos campos sobrepastoreados pueden tener suelos cansados y se podría revertir eso con prácticas de manejo, pero hay otros campos bien manejados que están en una situación buena, así que hay una heterogeneidad de situaciones”.

“Pero esto no es solo carbono, existen otras cosas y por eso hablamos de huella ambiental. En nuestros suelos tenemos una cantidad de especies increíble, organismos, microorganismos, y eso da lugar a una cantidad de aves impresionantes”, describió.

Finalmente contó la anécdota del vehículo que recorre kilómetros en Alemania sin tener que limpiar su parabrisas, y nosotros cada poco tenemos que limpiar nuestro parabrisas. “Eso es una muestra de la variabilidad de seres vivos y esa variabilidad debemos conservarla y transformarla en una ventaja comercial al momento de vender, ahora que la sociedad mundial presta tanta atención a estos temas”. “Tenemos que hablar de clima, pero también de economía porque es importante”, reflexionó.

“EL SUEÑO DEL PIBE”.

En el encuentro con la Fundación hubo temas que “despertaron mucho interés como lo que estamos haciendo en Kiyu con la medición de emisiones de metano en toros que a pocos metros se venden en una pista de remate. Es algo con lo que ellos quieren colaborar y escalarlo, que más animales puedan ir en ese sentido”.

Además “quedaron que en el próximo congreso de genética que se va a realizar e Róterdam (Países Bajos) van en tener ciertas cosas ya armadas para discutirlas y nuevamente los técnicos de ambas instituciones se van a ver las caras”.

En encuentro con la Fundación incluyó un cronograma de trabajo, una hoja de ruta, se despertó interés. Ahora falta cumplir con “el sueño del pibe, es que así como el señor Gates se pronunció sobre la carne de forma crítica, que lo haga ahora sobre el modelo uruguayo, que haga un comentario de ese estilo”, finalizó.

ENTREVISTA COMPLETA.

Entrevista a José Bonica (INIA).

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