Un estudio reciente realizado por investigadores del INTA, Conicet, Embrapa (Brasil) y UPM (Uruguay), demostró que la selección genómica puede acelerar significativamente este proceso de crecimiento de los árboles.
Buenos Aires, Argentina | Todo El Campo | Durante décadas, mejorar genéticamente a los árboles ha sido un proceso largo y costoso, ya que se necesitaban muchos años de observación en el campo para evaluar características como el crecimiento y la calidad de la madera. Sin embargo, un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), ambas instituciones de Argentina; la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), de Brasil; y UPM-Forestal Oriental, de Uruguay, demostró que la selección genómica puede acelerar significativamente este proceso.
Eduardo Cappa -investigador del Instituto de Recursos Biológicos del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA e investigador independiente del Conicet-, explicó que “a diferencia de los métodos tradicionales, que requieren muchos años de observación en el campo para evaluar el crecimiento y la calidad de la madera, la selección genómica utiliza información del ADN para predecir el desempeño de los árboles sin necesidad de esperar tanto tiempo”.
Los científicos que llevaron adelante la investigación analizaron cuatro generaciones de Eucalyptus grandis y compararon las predicciones genómicas con los datos reales de crecimiento y calidad de la madera obtenidos en el campo. Esta herramienta utiliza información genómica y de caracteres observables de un grupo de árboles de referencia para estimar el potencial de otros árboles que solo cuentan con datos genómicos, pero que aún no fueron evaluados en el campo.
“Los resultados mostraron que la selección genómica es especialmente efectiva para mejorar características como la densidad de la madera y el rendimiento pulpable, mientras que el crecimiento en volumen sigue siendo más difícil de predecir con precisión”, indicó Cappa.
Sin embargo, el investigador explicó que “se confirmó que entrenar los modelos genómicos con información de parientes cercanos a los candidatos a la selección mejora significativamente la capacidad de predicción, lo que podría ser clave para aplicar esta tecnología en programas de mejoramiento forestal a gran escala”.
De acuerdo con Cappa, “este estudio resalta el enorme potencial de la selección genómica para hacer más eficiente el mejoramiento de los árboles, reduciendo costos, tiempos de evaluación, y permitiendo seleccionar individuos superiores con mayor precisión”. Con estos avances, “el sector forestal podrá optimizar la producción de madera y otros productos derivados, contribuyendo al desarrollo sustentable de los bosques plantados”, puntualizó el investigador. En consecuencia, “se reduce, o incluso se podría eliminar, la necesidad de realizar pruebas de campo prolongadas y costosas de la descendencia, que normalmente se requieren para la evaluación genotípica”, afirmó el especialista. En ese sentido, este trabajo resalta la capacidad del INTA para llevar a cabo investigaciones de vanguardia y aplicar herramientas de última generación en el mejoramiento genético de programas forestales. (Fuente: INTA).
El lanzamiento del proyecto Diálogos Climáticos, se llevó a cabo en la sede de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria, en Brasilia.
Brasilia, Brasil | Todo El Campo | Se realizó el lanzamiento del proyecto Diálogos Climáticos, desarrollado en la sede de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), en Brasilia. El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) participó del evento y dejó el mensaje de que la agricultura es parte de la solución: Los productores rurales deben estar en la vanguardia de las discusiones y es esencial que unan fuerzas con los principales actores del sector público y privado en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 30), que se realizará en Belem do Pará, de modo de posicionar a la agricultura como parte de la solución a los desafíos que enfrenta el planeta.
A través de los Diálogos Climáticos, Embrapa será anfitriona de una serie de reuniones en preparación para la COP30, que tendrá lugar del 10 al 21 de noviembre.
Hasta octubre se realizarán eventos en seis regiones diferentes de Brasil para contemplar los biomas Cerrado, Caatinga, Pantanal, Amazonia, Pampa y Mata Atlántica.
En el lanzamiento, la presidenta de Embrapa, Sílvia Massruhá, valoró la alianza de esa institución con IICA, y destacó la importancia de reunir a líderes de diferentes segmentos.
“El rol de la agricultura frente al cambio climático –señaló- es un tema urgente, estratégico y profundamente transformado” dijo Massruhá; agregó que “los Diálogos son un llamado a la acción que exige respuestas colectivas».
Massruhá destacó que Brasil puede contribuir con otros países, compartiendo tecnologías que han transformado al país en una potencia agrícola. “La integración de cultivos, ganadería y bosques; la agricultura baja en carbono; el uso de bioinsumos; la siembra directa, la fijación biológica de nitrógeno, son algunas tecnologías que aumentan la productividad y serán presentadas en la COP 30”, anticipó.
PONER A LOS PRODUCTORES EN EL CENTRO DE LAS DISCUSIONES.
El director de Cooperación Técnica del IICA, Muhammad Ibrahim, fue uno de los oradores y presentó el tema “Convergencia pública y privada en el continente americano para atender las necesidades de producción de alimentos ante las adversidades climáticas”.
Ibrahim recordó el papel protagónico del IICA en las tres últimas COP (en Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Azerbaiyán) y anticipó que en la COP 30 de Brasil volverá a estar presente en la Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas.
Esa será una vez más la denominación del pabellón del IICA, en el que se debatirá la agenda de la agricultura como parte de la solución y se promoverá el diálogo entre los sectores público y privado, las organizaciones de pequeños productores, los científicos, la sociedad civil y los organismos internacionales.
Esta integración tiene un único objetivo: poner a los productores en el centro de las discusiones, ya que son ellos quienes enfrentan los impactos climáticos y quienes siguen avanzando para encontrar soluciones.
En ese sentido, Ibrahim explicó que las variaciones climáticas afectan la seguridad alimentaria: “Los sistemas de producción siguen viéndose afectados por esos impactos, lo que provoca una reducción en la productividad de varios cultivos y perjudica a los productores. Para actuar en este escenario, nos encontramos en el umbral de una nueva industrialización, basada en la biotecnología, la digitalización, la economía circular y el conocimiento local. Los desafíos son tan grandes que nadie puede superarlos solo. Se necesitan alianzas y acciones colectivas”, advirtió.
BRASIL COMO LÍDER GLOBAL HACIA UNA AGRICULTURA REGENERATIVA.
También participó Roberto Rodrigues, exministro de Agricultura de Brasil y Cátedra IICA por sus contribuciones al conocimiento científico y la resolución de problemas que limitan el desarrollo sostenible de nuestra América.
“Brasil tiene la capacidad de liderar la transición global hacia una agricultura regenerativa, inclusiva y baja en carbono. La idea es llevar todo lo que hemos hecho a la COP 30 y defender el papel de Brasil en el mundo, en la seguridad alimentaria y energética, el cambio climático y la creación de empleo”, afirmó.
Durante el encuentro se presentaron varias iniciativas de IICA para el desarrollo de una agricultura sostenible basada en la integración de actores clave de la ciencia, la tecnología y la innovación, como el Programa Centroamericano de Gestión Integral de la Caficultura (Procagica), y Suelos Vivos de las Américas en alianza con el Centro de Carbono LAL de la Universidad Estatal de Ohio, encabezado por el científico Rattan Lal.
También se mencionaron varias acciones para el desarrollo, promoción e incorporación de nuevas tecnologías entre los jóvenes y las agritechs para fomentar el ecosistema de innovación, como la Semana de la Agricultura Digital, que tendrá una nueva edición en septiembre, y el FAB Lab.
La investigación en agricultura espacial debería acelerar el mejoramiento genético y aportar innovaciones a la agricultura practicada en la Tierra, especialmente con el avance del cambio climático.
Montevideo | Todo El Campo | El lunes 14 de abril se lanzó el vuelo suborbital de Blue Origin, el que transporta plantas desarrolladas por científicos brasileños en el marco de los programas de mejoramiento genético de Embrapa (Corporación Brasileña de Investigación Agropecuaria). La investigación en condiciones espaciales forma parte de las acciones de la Red Agricultura Espacial Brasil, una asociación entre Embrapa y la Agencia Espacial Brasileña (AEB), que reúne las principales investigaciones del país sobre producción de alimentos en ambientes fuera de la Tierra, con alta radiación y baja gravedad.
La inclusión del material brasileño en el vuelo fue posible gracias a una invitación del profesor Rafael Loureiro, de la Universidad Estatal de Winston-Salem (WSSU), en el estado de Carolina del Norte, Estados Unidos. La astronauta que llevará a cabo los experimentos con las semillas brasileñas, Aisha Bowe, es una excientífica de cohetes de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) y tiene una asociación con Odyssey, la compañía de operaciones y ciencias espaciales de la universidad que hizo posibles los experimentos en la misión Blue Origin.
Se eligieron papas y garbanzos porque reúnen ventajas agronómicas y nutricionales, al considerar los desafíos tecnológicos y científicos del cultivo de plantas en el espacio. Son especies adaptables y resistentes, de rápido crecimiento y fácil manejo, que pueden desarrollarse bien en condiciones adversas, incluso con el mínimo insumo a lo largo del ciclo productivo.
Como aporte a la dieta de los astronautas, las papas son una fuente de hidratos de carbono con un índice glucémico bajo y sus hojas ofrecen una alternativa para el consumo como proteína vegetal.
Conocido como el grano de la felicidad, la elección de los garbanzos tiene en cuenta su alto contenido en proteínas.
LA BÚSQUEDA EN EL ESPACIO DE RESPUESTAS A LA TIERRA.
La investigación con garbanzos busca desarrollar plantas más productivas, con menor altura y ramas más erguidas, de un tamaño más adecuado a las limitaciones del entorno espacial.
El cultivo de plantas en el espacio requiere tanto el desarrollo de sistemas de producción sin suelo o con regolito (“suelos”) de la luna y marcianos, como cultivares seleccionados para condiciones de baja disponibilidad de agua y nutrientes. Estos desafíos también son demandas reales del sector productor de papas para las condiciones del cultivo brasileño.
La investigación en agricultura espacial debería acelerar el mejoramiento genético y aportar innovaciones a la agricultura practicada en la Tierra, especialmente con el avance del cambio climático. Además, se espera que logre varios impactos capaces de promover saltos en el conocimiento agronómico brasileño y generar nuevas tecnologías.
56 INVESTIGADORES Y 22 INSTITUCIONES.
La Red Agricultura Espacial Brasil está compuesta por 56 investigadores de 22 instituciones diferentes:
La Agencia Espacial Brasileña (AEB), el Centro de Energía Nuclear en Agricultura de la Universidad de São Paulo (Cena-USP), la Corporación Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), el Instituto Agronómico (IAC), el Instituto de Estudios Avanzados (IEAv)), Instituto de Geociencias de la Universidad de São Paulo (IGc-USP), Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (IQ-USP), Instituto Tecnológico de Aeronáutica (ITA), Universidad Tecnológica de Florida (FIT), Parque de Innovación Tecnológica de São José dos Campos (PITSJC), Universidad de Florida (UFl), Universidad de Newcastle (NCL), Universidad Federal del ABC (UFABC), Universidad Federal de Lavras (Ufla), Universidad Federal de Pelotas (UFPel), Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN), Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), Universidad Federal de Santa Maria (UFSM), Universidad Federal de Viçosa (UFV) y Universidad Estadual Winston Salem (WSSU).
El segundo estudio que realiza Embrapa Territorial. El primero fue sobre las naranjas, una de las principales cadenas productivas del agronegocio brasileño; el segundo sobre la agricultura.
Brasilia, Brasil | Todo El Campo | El precio de las emisiones de carbono en la agricultura brasileña se estimó en US$ 11,54 por tonelada de dióxido de carbono equivalente (US$ 11,54/tCO2e). Este valor fue calculado por un estudio de Embrapa Territorial (São Paulo) basado en trabajos científicos de varios países. Se analizaron valores, métodos de cálculo y factores que determinan el precio del carbono emitido por la agricultura en todo el mundo. El trabajo fue publicado en el primer número de 2025 de la revista Journal of Rural Economics and Sociology (*), editada por la Sociedad Brasileña de Economía y Sociología Rural (Sober) (* artículo completo).
La economista Daniela Tatiane de Souza, analista de Embrapa, informa que pocos estudios se basan en criterios científicos y sistemáticos para valorar las emisiones de carbono en la agricultura. “Tener una estimación de valor es importante para que las empresas e instituciones que quieran desarrollar programas y políticas que fomenten prácticas sostenibles, tengan precios de referencia”, explica.
El equipo de Embrapa realizó una revisión sistemática de publicaciones científicas sobre la fijación del precio del carbono en la agricultura en todo el mundo, a partir de fuentes como Science Direct, Web of Science, Springer, Wiley Online y Google Scholar.
En la investigación se examinaron diferentes metodologías para la fijación de precios, entre ellas el costo marginal del descuento, los modelos de valoración integrados y la fijación de precios paralelo. Se seleccionaron un total de 32 estudios, que abarcaron el período comprendido entre 2004 y 2024. El mayor número de obras proceden de China, Australia y el Reino Unido.
Los valores encontrados para la tonelada de CO2 equivalente variaron mucho: de US$ 2,60 a US$ 157,50/tCO2e. De Souza explica que esto es natural, ya que los artículos analizados utilizan diferentes métodos y abordan la agricultura en países con diferentes niveles de adopción de tecnologías. El trabajo actualizó los valores monetarios para diferentes periodos al equivalente en el año 2024.
La revisión sistemática reveló los principales factores que influyen en el costo de las emisiones de carbono en la agricultura. El principal es el Producto Interno Bruto (PIB) de cada país. “Cualquier variación en el PIB afecta el precio del carbono. Se ha descubierto que las economías más grandes tienden a tener precios del carbono más bajos. Si el nivel de CO2 en la agricultura aumenta, ¿qué pasará con el precio del carbono? En mercados voluntarios o menos regulados, un aumento de las emisiones de CO₂ puede no resultar en precios más altos del carbono”, detalla el economista. Además del PIB y el nivel de emisiones de CO2, se considera principalmente la participación de la agricultura en la economía y el uso de fertilizantes nitrogenados.
Para estimar el precio del carbono para la agricultura brasileña, el equipo de Embrapa Territorial utilizó estos factores determinantes globales. Con datos propios de Brasil y adoptando un modelo econométrico, se alcanzó el precio de US$ 11,54/tCO2e. Según De Souza, el valor se acerca a lo que se ha observado en el mercado voluntario internacional de carbono, para la agricultura.
“Es importante reconocer que, en algunos casos, el aumento en el nivel tecnológico de producción puede aumentar las emisiones. Pero cuando pensamos en la sostenibilidad en un sentido más amplio, eso se compensa con ganancias de productividad y mayor secuestro de carbono en los sistemas agrícolas», pondera el director general de Embrapa Territorial, Gustavo Spadotti.
“Por lo tanto, también hemos estado haciendo investigaciones aquí para medir el carbono capturado, lo que permite tener una visión completa del balance de carbono en los sistemas de producción de Brasil”, añade.
¿POR QUÉ FIJAR EL PRECIO DEL CARBONO?
Al ser el gas de efecto invernadero (GEI) más emitido a la atmósfera desde el inicio de la industrialización, el dióxido de carbono se ha convertido en un indicador ambiental. Para fines comparativos y de uniformidad en el mercado, la generación de otros GEI y agentes causantes de impacto ambiental se convierten en toneladas de CO2 equivalente para su medición y valoración. Al estimar el precio del carbono de una actividad económica, se crea un incentivo financiero para invertir en tecnologías y prácticas más sostenibles. Por ejemplo, la mejora en las prácticas de fertilización para reducir el uso de nitrógeno y la emisión de óxido nitroso -otro GEI importante- a la atmósfera.
“Dado que la reducción de emisiones de GEI y la eliminación de CO2 de la atmósfera tienen un costo (social, económico y ambiental), es necesario fijar precios para saber cuánto se debe pagar por una tonelada de CO2 equivalente que ya no se emite o que ha sido eliminada de la atmósfera por una actividad o proyecto”, detalla el investigador de Embrapa Lauro Rodrigues Nogueira Júnior.
Agrega que “la fijación del precio del carbono sirve de referencia para quienes la recibirán y para quienes la pagarán. Por supuesto, es solo una referencia, porque cuando ya se tiene el certificado de reducción de emisiones (CER), se pueden negociar valores más altos que los que todavía van a iniciar un proyecto”.
Ese valor “también se utiliza para los programas gubernamentales de reducción de emisiones que necesitan referencias, así como para los programas de pago por servicios ambientales que se han implementado en Brasil”, añade Rodrigues.
SEGUNDO ESTUDIO PUBLICADO POR EMBRAPA TERRITORIAL.
Este es el segundo estudio publicado por Embrapa Territorial con la tarificación del carbono en el sector rural. En 2024, el mismo grupo de investigación estimó el valor para una de las principales cadenas productivas del agronegocio nacional: las naranjas.
Para la citricultura brasileña, el precio calculado fue de US$ 7,72/tCO2e. El centro de investigación también midió el stock de carbono en el cinturón citrícola brasileño, en asociación con el Fondo de Defensa de los Cítricos (Fundecitrus), y con el apoyo financiero del Fondo de Innovación para Agricultores de la empresa Innocent Drinks, del Reino Unido. El volumen de carbono en los huertos, en el suelo y en las áreas con vegetación nativa en las fincas productoras de la fruta se estimó en 36 millones de toneladas.
Foto y fuente: Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) con adaptaciones para Todo El Campo
Casi la totalidad de la leche importada por Brasil en 2023 tuvo origen en Argentina y Uruguay, dice el Anuario Embrapa Leche 2024.
Porto Alegre, Río Grande do Sul, Brasil | Todo El Campo | 2023 fue un año desafiante para el sector lácteo brasileño, especialmente en términos de márgenes. La baja del precio de la leche, impulsada por el elevado volumen de importaciones, acabó exprimiendo la rentabilidad del negocio.
¿Por qué hubo más importaciones? Para responder esa pregunta hay que ir a mediados de 2022 cuando se produjo un fuerte aumento de los precios, desde el productor hasta el consumidor, respaldado por una fuerte caída de la producción nacional en el primer semestre del año. En ese momento, hubo un desprendimiento en el precio de los productos lácteos en Brasil con relación al equivalente importado, que se volvió más competitivo.
Este escenario impulsó las importaciones, que se mantuvieron elevadas durante todo 2023.
En el primer semestre de 2023 la producción de leche registró un aumento del 2,78% respecto al mismo período del año anterior. En el segundo semestre del año, el crecimiento fue del 2,29%, reflejando el empeoramiento de la rentabilidad de los productores. En total en 2023, el incremento en la producción fue del 2,53%, cerrando el año con 24.520 millones de litros producidos (Figura 1).
La balanza comercial registró un fuerte ingreso de leche al país, contribuyendo significativamente al aumento de la disponibilidad interna.
El volumen importado el año pasado fue el mayor desde la era post-Plano Real, y es también el mayor valor histórico, en dólares.
En total se importaron 2.180 millones de litros, lo que correspondió al 9% de la producción brasileña de leche. Ante este escenario de producción e importación, la disponibilidad de leche en Brasil aumentó un 6,1%, con un volumen de 1.540 millones de litros superior al de 2022. Del aumento absoluto de la disponibilidad de leche con relación a 2022, el 58% se debió al aumento de las importaciones.
La disponibilidad per cápita, conocida como consumo aparente, aumentó un 5,7%. Así, el año pasado hubo un aumento de 7 litros por habitante, en promedio, en el consumo de leche y productos lácteos en el mercado brasileño (Figura 2).
La evolución del consumo tuvo dos pilares básicos: 1) mejora del PIB y del mercado laboral; 2) descenso de precios e inflación controlada.
En el primer pilar, el año cerró con un crecimiento del 2,9% del PIB y del 7,23% de los ingresos reales.
En el segundo pilar, los productos lácteos registraron una caída media del 3% en los precios al consumo. La leche UHT cayó un 7,8%, mientras que la inflación brasileña, medida por el IPCA, registró un aumento del 4,6%. Si, por un lado, la caída de los precios ayudó al consumo, por otro causó dificultades a los productores.
La rentabilidad media de la producción lechera empeoró un 6,7% respecto a 2022 y generó descontento en el sector, provocando incluso movimientos de protesta en Brasilia. Por tanto, 2023 fue un año de recuperación de la demanda, pero con márgenes muy ajustados, ya sea para el productor o para la industria.
Sin embargo, es importante que el sector preste atención a las cuestiones vinculadas a la competitividad de la leche brasileña, buscando acciones estratégicas que proporcionen innovaciones y transformaciones, llevando la leche por el mismo camino que otros commodities competitivos internacionalmente.