Ya hace 25 años que el mundo consume soja transgénica y sus derivados, en todo ese tiempo no ha habido consecuencias negativas, de todas formas, nunca faltan los que con mensajes conspiranoicos se oponen a todo avance.
Rosario, Argentina | Todo El Campo | En todo el mundo hay fuertes grupos de presión que sin argumentos científicos imponen la idea -y hasta el temor- por el desarrollo de la ciencia y la tecnología en todos los campos de la actividad humana.
Con mensajes conspiranoicos se oponen a todo avance.
Parecería que prefieren volver al mundo de las carretas, o quizá antes, todo bajo falsas banderas y discursos naturalistas o ecológicos que no resisten el menor análisis científico y que de prosperar serían un gran retroceso para toda la humanidad, en todos los sentidos.
La ciencia fundada y los científicos que la respaldan con estudios profundos saben de la vacuidad de esas posiciones extreman que se reducen a eslóganes huecos, sin embargo y lamentablemente, buena parte de la población está dispuesta a escucharlas y asumirlas como propias. Así hay quienes critican la tecnología 5G, los cultivos transgénicos, la generación de energía eólica, y un largo etcétera que tuvo su punto de ceguera mayor durante la pandemia desestimando la gravedad de la situación y descreyendo del uso de las vacunas. Hasta ese extremo absurdo se llegó.
Por supuesto que los cultivos transgénicos están como uno de los ítems principales en la agenda de esos lobistas inescrupulosos, y si es soja transgénica multiplican la apuesta difundiendo falsedades sin sustento alguno, pero que llegan a ser creídas por lectores bienintencionados pero desprevenidos o desinformados.
El Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArenBio) difundió un material en el que responde a 5 falsedades o sofismas que se dicen de la soja transgénica.
En el artículo esas falsedades la denominan mitos y son las siguientes: 1) la soja transgénica no es segura para el consumo humano; 2) los cultivos de soja transgénica son perjudiciales para el medio ambiente; 3) la soja resistente a glifosato se vende en un paquete con el herbicida y el productor la tiene que aplicar así; 4) es necesario aplicar glifosato sobre la soja transgénica tolerante al glifosato para que crezca; y 5) la soja transgénica afecta negativamente a la biodiversidad.
En Argentina se siembra soja transgénica desde hace más de 25 años, y en todo ese tiempo nunca ocurrió lo que sus críticos dicen. No es posible que haya pasado tanto tiempo y sigan difundiendo discursos equivocados, negando la realidad.
A continuación, los mitos y la respuesta o explicación de ArgenBio, para tener las cosas en claro.
MITO 1: “LA SOJA TRANSGÉNICA NO ES SEGURA PARA EL CONSUMO HUMANO”.
Luego de 25 años de estudios, investigaciones exhaustivas en todo el mudo han demostrado que la soja transgénica es tan segura como su contraparte convencional para el consumo humano.
No se han encontrado evidencias significativas que indiquen riesgos para la salud humana. Incluso, los análisis nutricionales muestran que la soja transgénica y la no transgénica son esencialmente equivalentes en términos de contenido nutricional
Ya hace más de 25 años que el mundo viene consumiendo soja transgénica y sus derivados.
MITO 2: “LOS CULTIVOS DE SOJA TRANSGÉNICA SON PERJUDICIALES PARA EL MEDIO AMBIENTE”.
La soja transgénica contribuyó a que se adoptaran tecnologías que contribuyen a proteger el suelo y al ambiente.
Esto fue posible ya que la soja transgénica en Argentina se complementó muy bien con el sistema de siembra directa que empezaba a desarrollarse a principios de los 90. La combinación de estas tecnologías llevó a que se protegiera el suelo de la erosión y aumentara la cantidad de carbono retenida en los suelos. Los cultivos de soja transgénica tolerante a herbicidas, principalmente a glifosato, permitieron ampliar el abanico de opciones de control de malezas.
Además, la soja Bt, diseñada para defenderse de plagas específicas, redujo la necesidad de aplicar insecticidas en comparación con los cultivos no-Bt.
MITO 3: “LA SOJA RESISTENTE A GLIFOSATO SE VENDE EN UN PAQUETE CON EL HERBICIDA Y EL PRODUCTOR LA TIENE QUE APLICAR ASÍ”.
Si bien es común que se escuche hablar del “paquete tecnológico” cuando hablamos de cultivos transgénicos, la soja tolerante a glifosato no se vende en un paquete indivisible con el herbicida. Cada productor es libre de comprar el herbicida que considere más adecuado para aplicar previo y/o sobre su cultivo de soja.
Hay muchas empresas de semillas que venden distintas variedades de soja transgénica y también varias compañías que venden glifosato y otros herbicidas aprobados para ser aplicados en el cultivo de soja. La elección de qué semilla y qué herbicidas usar recae en el productor y asesores.
MITO 4: “ES NECESARIO APLICAR GLIFOSATO SOBRE LA SOJA TRANSGÉNICA TOLERANTE A GLIFOSATO PARA QUE CREZCA”.
El glifosato es un herbicida que controla un gran número de malezas y es uno de los tantos herbicidas que se pueden usar en el cultivo de soja. Como herbicida, lo que hace es controlar las malezas que compiten con el cultivo, protegiendo así los rendimientos y la calidad del grano producido.
No es necesario aplicar el glifosato sobre la soja para que crezca, pero lo que sí es cierto es que las variedades de soja tolerantes a glifosato permiten que se pueda usar ese herbicida sobre el cultivo sin dañarlo, contribuyendo así al control eficiente de malezas.
MITO 5: “LA SOJA TRANSGÉNICA AFECTA NEGATIVAMENTE A LA BIODIVERSIDAD”.
Desde el momento que el ser humano empezó a establecerse en poblados y a hacer agricultura se está afectando la biodiversidad. Siempre que sembremos un cultivo en particular para cosecha, vamos a querer favorecer ese cultivo y controlar a las especies plaga que amenazan la cantidad y la calidad de lo producido. Este efecto no es mayor con los cultivos transgénicos.
Incluso podríamos argumentar que los cultivos transgénicos, al permitir lograr mayores rendimientos por unidad de superficie, nos permiten ser más eficientes y necesitar menos superficie para producir lo mismo, protegiendo las áreas naturales.
Además, la tecnología Bt (que confiere resistencia a insectos) reduce la necesidad de insecticidas, beneficiando a los organismos benéficos y la biodiversidad.
TRANSGÉNICOS EN LATINOAMÉRICA.
Para conocer sobre la regulación y adopción de cultivos transgénicos en países de Latinoamérica, visitar Inicio (biotec-latam.com) donde se brinda información de los países de la región, incluso Uruguay.
La magnitud de las protestas ha puesto en alerta a la Comisión Europea (CE) que el jueves inició el “diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura de la UE”.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Desde hace algunas semanas, varios países de Europa han sido sacudidos por las masivas protestas de los agricultores que movilizaron parte de su maquinaria como forma de protesta por las diferentes políticas que se llevan a cabo desde la Unión Europea como bloque y desde los países en forma individual.
Alemania, Polonia, Rumania, Francia, España, son algunos de los países de mayor actividad crítica que en la mayoría de los casos tienen un comienzo no planificado. Por lo que se puede observar a la distancia y según la información recabada por Todo El Campo, son iniciativas espontáneas con una fuerte actividad en las redes sociales.
Salvando las distancias -que son muchas en el modus operandi, la carga de violencia de entonces y los objetivos buscados-, las manifestaciones de productores europeos se parecen y hacen recordar a lo que fue la “Primavera Árabe” de los años 2010-2012 en cuanto a la espontaneidad, el papel jugado por los canales informales de comunicación, el contagio creciente con protestas cada vez más grandes en volumen y capaces de trasladarse a otros países, además del cansancio generado por gobiernos que se ponen de espaldas a las necesidades y sin escuchar lo que la gente tiene para decirles.
RESPUESTA DE LA COMISIÓN EUROPEA.
La magnitud de las protestas ha puesto en alerta a la Comisión Europea.
El miércoles 24, el vicepresidente ejecutivo de la CE para Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic, dijo que el Ejecutivo comunitario nunca ha sido “el enemigo” de los agricultores, y desde la página web de la CE se publicó un post de entrada en el que se apela al “diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura de la UE”.
La reacción de la CE se da al mismo tiempo que productores de varios países, principalmente llegados de Francia, se concentraron el miércoles 24 en el frente del Parlamento Europeo en la ciudad de Bruselas (Bélgica).
En la publicación de la CE, la cual es abierta a todo público, se enfatiza que “los agricultores son cruciales para nuestro presente y futuro”, y que “gracias al sector agroalimentario europeo, 450 millones de personas tienen acceso a alimentos seguros, saludables y asequibles”.
“Los agricultores de la UE son la columna vertebral de la autosuficiencia alimentaria de Europa y motores vitales del empleo y el crecimiento sostenible en las zonas rurales”, agrega.
También se puede leer la cita de un fragmento del discurso que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, dio en 2023: “Debemos trabajar junto con los hombres y mujeres de la agricultura de la UE para garantizar nuestro suministro de alimentos para el futuro. Nuestros agricultores se enfrentan a retos cada vez mayores: por eso queremos iniciar un diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura de la UE. Estoy convencido de que la agricultura y la protección del mundo natural pueden ir de la mano. Necesitamos ambas cosas”.
LAS DECLARACIONES DE MAROS SEFCOVIC.
Son particularmente interesantes las declaraciones del eslovaco Sefovic ya que son en respuesta a las movilizaciones crecientes en la Unión Europea.
Dijo que los agricultores son los que ponen a la UE en un lugar privilegiado como economía agrícola, y que los productos agroalimentarios europeos son reconocidos globalmente como “de la mejor calidad, los más limpios, los mejores y los más seguros”.
Aseguró que la CE trata de trabajar “de forma más estrecha” con los productores, por lo que esa institución siente un “gran respeto”.
El reconocimiento que Sefcovic y por él toda la CE hace del rol importantísimo que cumplen los productores europeos llegan con retraso, además de que son palabras contra políticas europeas que han durante mucho tiempo han perjudicado a la agropecuaria del bloque.
Las protestas son causadas por diferentes motivos según el país, pero hay algunos puntos de coincidencias: incremento de los combustibles, eliminación de las subvenciones agrícolas, alza de impuestos, encarecimiento de los seguros, entre otros.
Es un paso adelante en el camino que debe recorrer la agricultura europea para impulsar la sostenibilidad a través de la innovación. Las nuevas técnicas son clave para la adaptación de la producción agraria al cambio climático.
Montevideo | Todo El Campo | Como había sido anunciado e informó este portal oportunamente, el miércoles 24 de enero la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo votó si la Unión Europea (UE) debe mantener o suavizar las restricciones que frenan el uso de las nuevas técnicas genómicas (NGT) en Europa.
Reunido el Comité de Medio Ambiente del Parlamento Europeo terminó votando a favor de la propuesta de la Unión Europea (UE) sobre las NGT en plantas.
A partir de ahora, la propuesta de la Comisión define un nuevo marco regulatorio para la autorización de plantas derivadas de NGT, como la mutagénesis dirigida y la cisgénesis, diferenciándolas de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) que son transgénicos clásicos, publicó Agroinformación.
Bajo el nuevo régimen, las plantas de NGT de tipo convencional se regularían de forma muy similar a las plantas derivadas de los métodos actuales de obtención de variedades. La propuesta describe además un procedimiento de verificación para establecer el estatus regulatorio individual de las nuevas variedades.
Es un paso adelante en el camino que debe recorrer la agricultura europea para impulsar la sostenibilidad a través de la innovación.
ESPAÑA MANTENDRÁ EL LIDERAZGO.
En el caso de España, esta iniciativa legislativa tiene el potencial para permitir mantener su liderazgo en I+D+i en obtención de nuevas variedades garantizando la seguridad de las semillas de alta calidad y apoyando la transición hacia un sistema alimentario resiliente y verdaderamente sostenible.
Han sido numerosas las asociaciones agroalimentarias, instituciones públicas y de investigación, ONGs y organizaciones de agricultores que han expresado su apoyo a la propuesta de NGT.
Más de treinta premios Nobel, incluidos los pioneros de Crispr Emanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, y miles de científicos firmaron una carta abierta instando al Comité de Medio Ambiente a respaldar las NGT.
Tras los votos positivos de la Comisión de Agricultura primero, y ahora de la Comisión de Medio Ambiente, la propuesta se aprobará mediante votación plenaria en febrero.
Desde la Asociación Nacional de Obtentore Vegetales (Anove), agradecen a todos los eurodiputados españoles miembros de la Comisión de Agricultura y de la Comisión de Medio Ambiente que han contribuido a alcanzar este resultado, y confiamos en que las amplias mayorías en ambas comisiones serán confirmadas por todo el Parlamento en febrero.
Este resultado debería facilitar el acuerdo en el seno del Consejo de Ministros y poder avanzar rápidamente en los diálogos tripartitos para alcanzar un acuerdo final.
Tras el Consejo de Agricultura del día 23 de enero, el titular de Agricultura español, Luis Planas, afirmó que de los dosieres pendientes actualmente en el que es más necesario avanzar es en el de las nuevas técnicas genómicas, que fue uno de los asuntos impulsados por la Presidencia española en el anterior semestre, “porque cada mes que tenemos de retraso regulatorio es una pérdida de competitividad para la producción agroalimentaria europea”.
Además recalcó que la aplicación de nuevas técnicas genómicas es una cuestión clave para la adaptación de la producción agraria al cambio climático, y es que, efectivamente, esta legislación podría suponer un verdadero cambio para Europa, sus agricultores y consumidores.
Fue durante el seminario sobre la contribución de la bioeconomía al desarrollo sostenible, realizado en la embajada de Argentina ante la Unión Europea, en Bruselas, Bélgica.
Montevideo | Todo El Campo | La bioeconomía tiene capacidad para generar empleos de calidad, aumentar la productividad y constituirse en parte integrante del desarrollo territorial de Argentina y otros países de la región, todo ello en un entorno de sustentabilidad, afirmó el nuevo secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Fernando Vilella, al exponer en un seminario acerca de la contribución de la bioeconomía al desarrollo sostenible.
El evento tuvo lugar en la embajada de Argentina ante la Unión Europea (UE), en Bruselas, Bélgica, y de él también participó el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero.
La oportunidad fue propicia para exponer ante funcionarios de la UE los proyectos que se están desarrollando en materia de bioeconomía y agricultura sostenible en Argentina y otros países latinoamericanos.
IICA destacó que las exposiciones de Vilella y Otero pusieron de manifiesto el potencial que tiene la bioeconomía para promover la competitividad, sostenibilidad e inclusión de los sistemas agroalimentarios de las Américas y diversificar su matriz de exportaciones, en armonía con el cuidado del ambiente.
En ese sentido, Vilella definió a la bioeconomía como el aprovechamiento de la biomasa para la generación de productos e insumos, en un contexto de economía circular y de reducción de los impactos ambientales y sociales de la producción.
También hizo pública su decisión de que la cartera que encabeza cambie de nombre y en ese sentido explicó: “Hemos pensado que es oportuno transformar lo que tradicionalmente fue la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca en una Secretaría de Bioeconomía. Esto tiene que ver con un proceso largo que empezó hacia la década de 1990, con la incorporación de tecnologías y procesos que nos fueron llevando a este momento”.
En ese sentido, dijo que la esencia de la bioeconomía es suministrar soluciones al sistema productivo, al mismo tiempo que se cuida a la población que produce y el ambiente en el que esta producción se genera.
“Tenemos -continuó- abundantes recursos naturales y diversos climas que nos permiten producciones de biomasa de múltiples características que puedan ser base de sistemas virtuosos con agregados de valor. Tenemos, además, una comunidad científica y tecnológica capacitada que ha demostrado a lo largo del tiempo su capacidad de inserción en la transformación productiva”.
Vilella consideró que la transformación de biomasas en distintos productos, como bioenergías, combinada con una ganadería pastoril de bajo impacto ambiental es parte de la solución a la crisis climática y ofrece a la Argentina una gran oportunidad para el desarrollo sostenible y la inserción en mercados exigentes desde el punto de vista ambiental.
El funcionario dio datos científicos concretos que revelan la baja huella de carbono que tienen en la Argentina cultivos como el maíz -con el que se produce etanol-, la soja -utilizada para biodiesel- y el trigo, en comparación con la producción en Europa. Esos datos fueron medidos de acuerdo con los estándares del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).
“Queremos ir a una intensificación sustentable. Pretendemos demostrarla con certificaciones y contar con trazabilidad de todos los productos, de forma tal de ir construyendo una marca país. Requerimos, eso sí, de la eliminación de barreras comerciales. Nosotros estamos siempre proponiendo la libertad de mercado que nos permita acceder con productos amigables ambientalmente a la mayor parte posible del mundo.”
“SOMOS PARTE DE LA SOLUCIÓN Y SOMOS GARANTES DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA COMO DE LA ESTABILIDAD AMBIENTAL”
Por su lado, Manuel Otero aseguró que los países latinoamericanos ya cuentan con un gran número de desarrollos en bioeconomía, especialmente en los campos de la biotecnología, biorrefinerías, biocombustibles y bioinsumos.
“La bioeconomía –afirmó- es un proceso en curso en nuestra región. Y la política pública debe generar las condiciones para que esto se multiplique, escale y acelere. El objetivo es transformar la agricultura, dar una nueva cara a nuestro sector y mostrarlo al resto del mundo. Como decía Fernando Vilella, somos parte de la solución y somos garantes no sólo de la seguridad alimentaria sino también de la estabilidad ambiental”.
Otero consideró que las nuevas industrias de productos y servicios biológicos que ofrece la bioeconomía promueven no solo el incremento en la producción y la eficiencia de uso de los recursos biológicos, sino que también fomentan el desarrollo de los territorios rurales, donde se encuentra la biomasa, y contribuyen con los objetivos globales de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Explicó que los desarrollos tecnológicos y negocios de la bioeconomía sucedieron en la región sin que necesariamente los países contaran con estrategias o institucionalidad para su promoción. Solo muy recientemente Argentina y otros países -como Costa Rica, Colombia, y Brasil- arrancan con la formulación e implementación de políticas política.
“Desde el IICA -señaló- estamos convencidos que debemos incrementar los esfuerzos direccionados a construir institucionalidad que acelere las inversiones”.
Prohibir la edición genética generaría costos de 3 billones de euros. En cambio, adoptar las tecnologías modernas llevarían a la agricultura a una drástica reducción de pesticidas y fertilizantes, aumentando la seguridad alimentaria a través de la creación de variedades de plantas resistentes al clima.
Montevideo | Todo El Campo | En una carta abierta, 35 ganadores del premio Nobel y más de 1.000 científicos, piden a los eurodiputados que apoyen las nuevas técnicas genómicas, tan criticadas por grupos sin sustento científico.
La misiva ha tenido una difusión global ya que el miércoles 24 de enero, la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo votará si la Unión Europea (UE) debe mantener o suavizar las restricciones que frenan el uso de las nuevas técnicas genómicas (NGT) en Europa.
Según el sitio web Alliance for Science (Alianza para la Ciencia), la Comisión Europea propuso un nuevo sistema que permita a los científicos seguir avanzando en la mejora de cultivos utilizando Crispr y otras NGT sin infringir las regulaciones existentes que son altamente restrictivas sobre los organismos genéticamente modificados (OGM).
Ya en octubre de 2023, Alianza para la Ciencia y Breakthrough Institute publicaron un informe advirtiendo que una prohibición de facto de la edición genética de precisión en Europa podría tener costos económicos por un total de más de 3 billones de euros durante la próxima década.
Con esta nueva carta abierta se argumenta que el uso de Crispr en el fitomejoramiento tiene el potencial de reducir drásticamente el uso de pesticidas y fertilizantes en la agricultura, al tiempo que aumenta la seguridad alimentaria a través de la creación de variedades de plantas resistentes al clima.
TECNOLOGÍAS “INMENSAMENTE PROMETEDORAS PARA LA AGRICULTURA SOSTENIBLE”.
La carta está firmada por los coinventores de la tecnología Crispr, la bioquímica Emmanuelle Charpentier, y la microbióloga Jennifer Doudna, quienes compartieron el premio Nobel de Medicina 2020 por su trabajo pionero.
Otros de los firmantes de renombre mundial son Steven Pinker y Peter Singer. Para ellos “las NGT son inmensamente prometedoras para la agricultura sostenible, la seguridad alimentaria mejorada y las soluciones médicas innovadoras”.
Por lo tanto -agregan- “le animamos a que se comprometa con la inmensa mayoría de los agricultores y con los auténticos expertos, no con los grupos de presión anticientíficos reactivos de la burbuja de Bruselas. Les imploramos que voten a favor de las NGT”.
LA CARTA ABIERTA.
Los científicos firmantes se dirigen a los diputados al Parlamento europeo asegurando que en “tiempos de crisis climática, pérdida de biodiversidad y renovada inseguridad alimentaria, un enfoque científico y basado en la evidencia es esencial en todos los aspectos”, y llama a “elevarnos por encima de la ideología y el dogmatismo”.
“Les imploramos que voten a favor de las NGT, alineando sus decisiones con los avances en el conocimiento científico. El mejoramiento convencional para cultivos resistentes al clima (con cruzamiento de ciertos rasgos, selección posterior y luego retrocruzamiento para eliminar rasgos indeseables) requiere demasiado tiempo. Lleva años, incluso décadas. No tenemos este momento en una era de emergencia climática”, agregan.
Por otra parte, “hay muchas plantas que por características genéticas específicas, son muy difíciles de criar por medios convencionales”; además “resulta que estos cultivos requieren la mayoría de los pesticidas nocivos utilizados en la UE para protegerse contra plagas y enfermedades. Pero al igual que con la resiliencia climática, las NGT pueden mejorar drásticamente esta situación”, porque esas tecnologías “ayudan a que las plantas de cultivo sean resistentes a las enfermedades mediante ediciones precisas y específicas de su código genético, lo que hace posible nuestros ambiciosos y vitales objetivos de reducción de plaguicidas y, al mismo tiempo, protege los rendimientos de los agricultores”.
Por tanto, “los métodos de mejoramiento rápidos, específicos y favorables deben agregarse a la caja de herramientas del fitomejorador”.
Aseguran que “las NGT son muy prometedoras para la agricultura sostenible, la mejora de la seguridad alimentaria y las soluciones médicas innovadoras. Pero las oportunidades también podrían verse en nuevos empleos y una mayor prosperidad económica”.
Asimismo, advierten que “un informe reciente mostró que el hecho de no permitir las NGT podría costar a la economía europea 300.000 millones de euros anuales en ‘beneficios perdidos’ en múltiples sectores. Ese es el costo de decir ‘no’ al progreso científico”.
“CONJUNTO INEQUÍVOCO DE PRUEBAS CIENTÍFICAS”.
Sobre e final, los firmantes hacen un llamado a que haya un “compromiso con la inmensa mayoría de los agricultores y auténticos expertos, no con los grupos de presión anticientíficos reactivos de la burbuja de Bruselas”.
“Le pedimos que tenga en cuenta el conjunto inequívoco de pruebas científicas que respaldan las ONG y que tome decisiones que se ajusten a los intereses superiores de la Unión Europea y de sus ciudadanos”, agrega.
Si se toma ese camino, se fomentará la innovación”, pero también se “posicionará a la UE como líder en la elaboración de políticas responsables y basadas en datos empíricos en todo el mundo. Los líderes de África, por ejemplo, están observando de cerca lo que deciden, al igual que los científicos africanos que tienen listos para usar yuca, banano, maíz y otros cultivos básicos resistentes al clima”.
ALGUNOS DE LOS FIRMANTES.
Emmanuelle Charpentier, Premio Nobel de Química, 2020. Jennifer Doudna, Premio Nobel de Química, 2020. Richard John Roberts, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 1993. Steven Pinker, profesor de psicología de la familia Johnstone en la Universidad de Harvard. Peter Singer, Profesor de Bioética, Universidad de Princeton. Roger D. Kornberg, Premio Nobel de Química 2006. Craig Mello, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2006. Peter Doherty, Premio Nobel, Fisiología o Medicina 1995. Sheldon Glashow, Premio Nobel, Física 1979. Charles M Rice, Premio Nobel, Fisiología o Medicina 2020. Konstantin Sergeevich Novoselov, Premio Nobel de Física 1979. David Baltimore, Premio Nobel, Fisiología o Medicina 1975. John Mather, Premio Nobel de Física 2006. Randy W. Schekman, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2013. Gregg L. Semenza, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2019. Takaaki Kajita, Premio Nobel de Física, 2015. May Britt Moser, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2014. Edvard Moser, Premio Nobel, Fisiología o Medicina 2014. Jerome I. Friedman, Premio Nobel de Física, 1990. Christiane Nusslein Volhard, Premio Nobel de Fisiología o Medicina, 1995. F. Duncan M. Haldane, Premio Nobel de Física 2016. Lars Peter Hansen, Premio Nobel de Economía 2013. Eric S. Maskin, Premio Nobel, Economía 2007. Oliver Hart, Premio Nobel de Economía 2016. Edmund S. Phelps, Premio Nobel, Economía 2006. Mario R. Capecchi, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2007. Martin Chalfie, Premio Nobel de Química 2008. Barry J. Marshall, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2005. Harold E. Varmus, Premio Nobel, Fisiología o Medicina, 1989. George F. Smoot, Premio Nobel de Física 2006. Hartmut Michel, Premio Nobel de Química 1988. Erwin Neher, Premio Nobel, Fisiología o Medicina 1991. Barry Clark Barish, Premio Nobel de Física 2017. Eric F. Wieschaus, Premio Nobel, Fisiología o Medicina, 1995. Brian Kobilka, Premio Nobel de Química, 2012. Kurt Wuthrich, Premio Nobel de Química, 2002. Fynn Kydland, Premio Nobel, Economía 2004.
Eleni Stavrinidou, profesora asociada del Laboratorio de Electrónica Orgánica en la Universidad de Linköping (Suecia) es la investigadora principal de un proyecto que hacer crecer las plantas más rápido aplicando electricidad a las raíces en un cultivo hidropónico.
Montevideo | Todo El Campo | Los cambios meteorológicos (o climáticos) preocupan a la comunidad científica por varios motivos que se reducen a una verdad abrumadoramente absoluta: sin agua la vida es imposible, y aunque haya agua para beber la realidad es que se necesita mucho más que eso ya que es clave para la producción de alimentos.
En Uruguay lo sabemos, y aunque la última sequía -que causó pérdidas millonarias- nos dio una lección al respecto no hemos desarrollado políticas de Estado relativas al manejo del agua, tampoco de investigación científica. Pero hay países que sí dedican tiempo y dinero en buscar una solución a un problema que se agrava y que continuará agravándose.
Eleni Stavrinidou (foto), profesora asociada del Laboratorio de Electrónica Orgánica en la Universidad de Linköping (Suecia) es la investigadora principal de un proyecto que hacer crecer las plantas más rápido aplicando electricidad a las raíces en un cultivo hidropónico.
“No podemos decir que la hidroponía vaya a resolver el problema de la seguridad alimentaria, pero definitivamente puede ayudar, especialmente en áreas con poca tierra cultivable y con condiciones ambientales duras”, dijo al explicar un sistema en el que han creado un sistema hidropónico capaz de acelerar el crecimiento hasta un 50% en 15 días cuando las raíces de las plántulas de cebada se estimulan eléctricamente en eSoil.
“EL ‘SUELO’ ELECTRÓNICO MEJORA EL CRECIMIENTO DE LOS CULTIVOS”.
A fines de 2023 la Universidad de Linköping difundió un artículo titulado “El ‘suelo’ electrónico mejora el crecimiento de los cultivos” en el cual se explica que según una investigación desarrollada por su equipo de científicos las plántulas de cebada crecen en promedio un 50% más cuando su sistema radicular se estimula eléctricamente a través de un nuevo sustrato de cultivo.
El estudio fue publicado en la revista científica PNAS, allí explican cómo desarrollaron un “suelo” conductor de electricidad para el cultivo sin suelo, conocido como hidroponía.
Eleni Stavrinidou señaló que “la población mundial está aumentando, y también tenemos el cambio climático. Por lo tanto, está claro que no podremos cubrir las demandas alimentarias del planeta solo con los métodos agrícolas ya existentes. Pero con la hidroponía podemos cultivar alimentos también en entornos urbanos y muy controlados”.
Con ese fin, es que se desarrolló un sustrato de cultivo conductor de electricidad adaptado al cultivo hidropónico al que denominan eSoil. Las investigaciones mostraron que las plántulas de cebada cultivadas bajo ese sistema crecieron hasta un 50% más en 15 días cuando sus raíces fueron estimuladas eléctricamente.
CULTIVO SIN SUELO.
El cultivo hidropónico significa que las plantas crecen sin tierra, necesitando solo agua, nutrientes y algo a lo que sus raíces puedan adherirse: un sustrato. Es un sistema cerrado que permite la recirculación del agua para que cada plántula obtenga exactamente los nutrientes que necesita. Por lo tanto, se requiere muy poca agua y todos los nutrientes permanecen en el sistema, lo que no es posible en el cultivo tradicional.
La hidroponía también permite el cultivo vertical en grandes torres para maximizar la eficiencia del espacio. Los cultivos que ya se cultivan de esta manera incluyen lechuga, hierbas y algunas verduras. Por lo general, los granos no se cultivan en hidroponía, aparte de su uso como forraje. En este estudio, los investigadores demuestran que las plántulas de cebada se pueden cultivar mediante hidroponía y que tienen una mejor tasa de crecimiento gracias a la estimulación eléctrica.
“De esta manera, podemos lograr que las plántulas crezcan más rápido con menos recursos. Todavía no sabemos cómo funciona realmente, qué mecanismos biológicos están involucrados. Lo que hemos encontrado es que las plántulas procesan el nitrógeno de manera más efectiva, pero aún no está claro cómo la estimulación eléctrica afecta este proceso”, comentó Starvrinidou.
CONTRIBUIR A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA.
La lana mineral se utiliza a menudo como sustrato de cultivo en hidroponía. Esto no solo no es biodegradable, sino que también se produce con un proceso que consume mucha energía. El sustrato de cultivo electrónico eSoil está hecho de celulosa, el biopolímero más abundante, mezclado con un polímero conductor llamado pedot. Esta combinación como tal no es nueva, pero esta es la primera vez que se utiliza para el cultivo de plantas y para crear una interfaz para las plantas de esta manera.
Investigaciones anteriores han utilizado alto voltaje para estimular las raíces. La ventaja del «suelo» de los investigadores de Linköping es que tiene un consumo de energía muy bajo y no hay peligro de alta tensión. Eleni Stavrinidou cree que el nuevo estudio abrirá el camino para nuevas áreas de investigación para desarrollar aún más el cultivo hidropónico.
“No podemos decir que la hidroponía resolverá el problema de la seguridad alimentaria. Pero definitivamente puede ayudar, especialmente en áreas con poca tierra cultivable y con condiciones ambientales adversas”, concluyó.
FINANCIACIÓN.
El estudio fue financiado por la Fundación Knut y Alice Wallenberg a través del Centro Wallenberg de Ciencias de la Madera, el Consejo Sueco de Investigación, el Programa Marco Horizonte 2020 de la UE, la Fundación Sueca para la Investigación Estratégica y la Investigación Estratégica de Materiales Funcionales Avanzados, AFM, de la Universidad de Linköping.