La Universidad de Florida (EE.UU.) asegura que el éxito individual de los agricultores es un complemento directo de las comunidades rurales económica y físicamente sanas.
Montevideo | Todo El Campo | En una reciente entrevista, el Ing. Agr. Marcelo Pereira Machín, coordinador del proyecto Gestión del Pasto del Plan Agropecuario, dijo que los efectos de la seca en los productores supera lo económico, también son emocionales.
Estamos acostumbrados a ver en las noticias que la falta de precipitaciones golpea la producción y causa pérdidas millonarias, pero también se genera una afectación humana y emocional.
El Plan Agropecuario “detectó” ese “problema” y organizó charlas presentadas por el sicólogo Alejandro De Barbieri, agregó Pereira Machín.
“La sequía causa desesperación y eso lleva a una cadena de malas decisiones” que se extiende a varios niveles: personal, familiar y productivo. Pero no es algo nuevo, sino que Australia y Estados Unidos “han estudiado” el fenómeno.
Por eso este año el Plan Agropecuario realizó charlas con muy buenos resultados, y están en una etapa de planifican otras en los departamentos de Rivera y Durazno, agregó.
INICIATIVAS QUE APOYAN Y SALVAN VIDAS.
En ese sentido, a fines de 2020, la Universidad de Florida (Estados Unidos) divulgó un artículo en el que refiere al “esfuerzo” que realiza el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de esa casa de estudios “para combatir el estrés de agricultores y ganaderos”.
El texto se elaboró cuando la pandemia de Covid-19 hacía estragos en el mundo y aún no se conocía mucho de ella generando una fuerte incertidumbre. La pandemia también agravó los efectos aún muy vivos de varios huracanes que afectaron la zona.
Todo eso llevó a que “el nivel de estrés en las comunidades rurales estuviera fuera de control”, un problema que se arrastraba desde antes: “Según un informe de 2015 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, cinco años completos antes de que llegara la pandemia de Covid-19, las tasas de suicidio en las comunidades rurales midieron el doble que en las áreas urbanas”.
Para atender ese problema, “El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) financió cuatro redes regionales de asistencia” a productores que sufren estrés extremo, iniciativa de la cual participó el Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Florida (UF/IFAS).
El proyecto implicó tuvo una inversión de US$ 7,2 millones; al sur del país la coordinación estuvo a cargo del Instituto de Agricultura de la Universidad de Tennessee.
Técnicos destacaron que “con los agricultores y ganaderos en Panhandle (zona de Florida) y en toda Florida recientemente afectados por grandes huracanes como Michael (octubre de 2018), Sally (setiembre 2020) e Irma (agosto 2017) y los impactos adicionales de la pandemia de Covid-19, esta financiación y asociación traerán un apoyo muy necesario”.
“Los agricultores y ganaderos son la columna vertebral de la agricultura de Florida y contribuyen significativamente a la economía del estado”, dijo Nick Place, decano de UF/IFAS Extensión. “Son trabajadores y resistentes, pero los efectos combinados de los desastres naturales, una pandemia global y otros problemas en curso pueden conducir a menos oportunidades comerciales, lo que contribuye al estrés y la ansiedad”. Por lo cual el proyecto es oportuno para abordar “los desafíos y proporcionar soluciones para superar el costo de la salud mental”, agregó.
Una herramienta de apoyo es la conformación de una red que coordina varias estrategias específicas diseñadas para ayudar a los ciudadanos y comunidades rurales: el establecimiento de líneas directas para la accesibilidad inmediata, el desarrollo de un sitio web integral con información y recursos para abordar situaciones individuales, y la curación y creación de recursos para el sitio web.
Se incluye la capacitación de representantes que trabajan dentro de las comunidades rurales para apoyar a las personas a través de servicios directos o grupos de apoyo; la investigación sobre cómo aliviar el estrés de los agricultores y ganaderos, así como los problemas endémicos de las comunidades rurales, todo eso también es parte del esfuerzo, publicó la Universidad de Florida.
Las investigaciones “muestran que los desastres naturales y otros choques económicos como la pandemia de Covid-19 han afectado duramente a los agricultores de Florida en los últimos años”, dijo Christa Court, directora del Programa de Análisis de Impacto Económico de UF/IFAS en el departamento de economía de alimentos y recursos.
“Esperamos asociarnos con grupos de salud mental, médicos, bancarios, de productos básicos, entre otros, para brindar recursos muy necesarios a nuestras comunidades agrícolas y ganaderas en Florida”, dijo Stephen Greer de UF/IFAS, quien enfatizó: “Este tipo de apoyo no solo puede mejorar, sino también salvar vidas”.
“Hay una tendencia clara” en los cambios sobre los potreros, con un “aumento día a día del nivel de empotreramiento. “Hace 5 años en Uruguay había 168.000 potreros; hoy debe haber más de 200.000 porque se va subdividiendo”.
Montevideo | Todo El Campo | En junio comenzará el inverno, el período del año más difícil para la producción ganadera. Marcelo Pereira del Instituto Plan Agropecuario dijo que de acuerdo a la cantidad de pasto que tenían los establecimientos al comenzar el otoño “daban que el 70% los productores llegaron a marzo con poco menos de 5 centímetros” de pasto, y “eso es poco pasto”.
El dato es importante porque “en marzo se produce muy bien y a partir de ahí empieza un tobogán que llega a su piso en junio. Si comparamos este otoño con los anteriores, la cantidad de productores con poco pasto ha aumentado notablemente”, y “el 89% reportó que la condición de los ganados era menor a cuatro”.
Hoy la situación sigue “con poco pasto”, pero lo que “está cambiando y asombra, es la condición de los ganados, no puedo decir que sea en todos los establecimientos, pero sí en muchos”, precisó. Agregó que “sigue habiendo problemas serios de falta de agua para las pasturas y para el ganado, pero lo bueno es que la condición del ganado, en los últimos meses, ha mejorado notablemente”, insistió el ser entrevistado en el programa Diario Rural de radio Rural.
Sintetizando, Pereira comentó que “no se ha podido juntar pasto en el campo, pero en muchos lugares ese pasto se está juntando en los ganados. Y no es un detalle menor, el pasto se puede almacenar en pie, se pueden hacer fardos, silos, muchas cosas, o se puede enfardar en el lomo de las vacas” y eso generó un cambio en los animales.
Agregó que cuando el pasto supera los 5 centímetros es considerado “forraje rápidamente disponible, porque está pronto para comer y va a desembocar en buenos desempeños ganaderos”, por tanto es un dato “muy interesante” que “se vincula con la producción de carne”.
Además “está muy influenciado por el nivel de empotreramiento que se tenga, los potreros están vinculados a la cantidad de pasto que se pueda tener por encima de los 5 centímetros y esa proporción de campo se vincula con la producción de carne”.
CAMBIOS EN LA CONCEPCIÓN DE LOS POTREROS.
Pereira dijo que “hay una tendencia clara” en los cambios sobre los potreros, con un “aumento día a día del nivel de empotreramiento. “Hace 5 años en Uruguay había 168.000 potreros; hoy debe haber más de 200.000 porque se va subdividiendo”.
Explicó que “hay sistemas de pastoreos que han intensificado notoriamente le nivel de subdivisiones y todos los gobiernos, de una forma u otra, han hecho programas para que la gente tenga agua en el campo, y siempre hay problemas con la falta de agua. Eso es porque el agua va atrás de las subdivisiones, y cuesta más el manejo del agua porque es una infraestructura muy costosa, e ir de atrás con el agua es un síntoma de que hay una tendencia clara a utilizar cada vez más subdivisiones, muchas de ellas temporarias”.
POTREROS VIRTUALES.
El técnico agregó que el mundo ya está avanzando tecnológicamente en el manejo de los potreros. “En Australia y en Nueva Zelanda vi los alambrados virtuales”, contó. Explicó que se colocan “caravanas en los animales, se dibuja en la computadora el potrero en la forma que el productor quiera, y cuando el ganado se arrima a la frontera marcada recibe un pequeño choque eléctrico”.
“Se dice que son fronteras porosas porque algún animal pasa, pero el 98% se mantiene. Lo vi funcionando con ovejas y vacas, y los tamberos cambian los límites de los potreros virtuales varias veces al día”, lo que “contribuye a un mejor manejo”.
Para reducir los impactos productivos, económicos y aún emocionales, lo importante es monitoreas y a partir de ahí tomar decisiones a tiempo.
Montevideo | Todo El Campo | Cada vez que llega una crisis como la falta de precipitaciones, parece que no estamos preparados como deberíamos, dijo Marcelo Pereira del Instituto Plan Agropecuario. En declaraciones al programa Diario Rural (radio Rural) señaló que la seca es de los peores golpes que recibe un productor y que sus secuelas no son solo productivas o económicas.
“Cada vez que llega una sequía, que es un fenómeno recurrente, siempre nos agarra mal parados”, pero cualquiera sea el pastoreo que se realice en el establecimiento, “estos fenómenos tiran por tierra a todos los que no tomaron decisiones a tiempo”.
Es por esa razón que el proyecto de gestión de pasto a tiene que “elaborar un manual que salga de lo tradicional que ya se conoce”, apuntó.
“Una de las cosas que quedan en claro es que hay que tener algún sistema de monitoreo que nos permita tomar decisiones a tiempo y evitar que esas cicatrices que siempre quedan luego de un fenómeno de déficit hídrico no sean muy profundas”.
“No es lo mismo déficit hídrico que crisis forrajera, son dos conceptos diferentes, porque se puede tener déficit hídrico y no forrajera porque se tomaron medias a tiempo; pero para pasar un déficit hídrico con el menor impacto posible en el forraje, es crucial tener un sistema de monitoreo”, agregó.
Pereira comentó en la entrevista que “no hay ningún sistema que pueda permanecer igual ante un fenómeno de déficit hídrico como el de ahora en Uruguay que tiene zonas con tres primaveras secas acumuladas, en algunos lugares cuatro. Es imposible que quede igual”.
De ahí la importancia de monitoreas: “El monitoreo permite medir el pasto, la comida de los animales y permite tomar decisiones que pueden ser comprar comidas, vender animales, clasificarlos, reservar pasto, etc. Lo que hemos visto es que a partir de que comenzó el déficit hídrico la gente ha tomado una catarata de decisiones, ese es el tema, tomar decisiones, para que las cicatrices que siempre quedan, sean lo menor posible y las secuelas se puedan recuperar”.
Cuando hablamos de secuelas “siempre decimos el pasto, el ganado y la economía, pero hay secuelas que quedan en la cabeza de la gente. No hay un fenómeno que deprima más a un productor, incluso mucho más que una bajada de precios, como el de la sequía. Eso está estudiado a nivel internacional, está muy estudiado en Australia y Estados Unidos. El tema es que nunca se sabe cuándo termina, incluso para algunos establecimientos hoy no ha terminado y se viene el invierno”.
Los pastizales tienen una menor huella ambiental, comprender eso, demostrarlo y potenciarlo sería parte de nuestra responsabilidad.
En un reciente artículo publicado en Todo El Campo, el Ing. Agr. Marcelo Pereira, técnico y estudioso del campo natural, dijo que Uruguay “tiene un porcentaje importante” de campo natural y que eso “nos diferencia del resto del mundo”. Además, ese destaque es también en comparación con nuestros vecinos.
Agregó que “la cuenca de pastizales del Río de la Plata es de los pastizales más grandes del planeta”.
A fines de setiembre, Pereira escribió en sus redes sociales un comentario que sin dudas llamó la atención de varios curiosos, incluso la de este portal. “¿Sabían que los pastizales del Rio de la Plata pueden darle un asado con cuero a la mitad de la población del mundo con mínimo impacto ambiental?”, preguntó, y acompañó su interrogante con un enlace de Ecología Austral (publicación científica de la Asociación Argentina de Ecología (ASAE), institución de 50 años con sede en Buenos Aires) del artículo titulado: Herbívoros y fuegos: Su rol en la configuración de la estructura y el funcionamiento de los pastizales del Río de la Plata.
En el resumen del artículo, disponible en la web de Ecología Austral y del que participan técnicos uruguayos y argentinos (ver enlace al final del artículo) se señala que “los Pastizales del Río de la Plata (PRP) son una de las áreas más extensas de ecosistemas abiertos (pastizales, arbustales y sabanas) del mundo”.
Esos sistemas no solo han perdido sus hábitats naturales, sino que, además, “su importancia ha sido invisibilizada frente a sistemas boscosos”.
Lo que el mundo conserva de esos ecosistemas abiertos (EA) es del 58% o incluso hasta el 38% (nada más) del área original.
“La maximización del suministro de servicios ecosistémicos (SE) en estos hábitats naturales depende, en parte, de comprender el papel de las dos principales perturbaciones que operan en ellos: el pastoreo y el fuego”, y aunque son dos perturbaciones que también son “componentes naturales de los EA, son manipuladas por prácticas humanas”.
En el artículo referido se revisa “el papel del pastoreo y el fuego en la estructura y el funcionamiento del PRP, partiendo de su papel durante el final del Pleistoceno y el Holoceno (N. de R. Divisiones pertenecientes al período Cuaternario, hace más de once mil años), y resumiendo evidencias de los efectos actuales del pastoreo y el fuego sobre la vegetación, la fauna y los procesos biogeoquímicos”.
“Las evidencias muestran que los sistemas ganaderos en EA tienen, en dimensiones claves de la huella ambiental tales como la preservación de hábitats y la oferta de SE, el menor impacto entre las actividades agropecuarias”.
Continúa: “Los valores estimados de producción de carne equivalente en los EA representan una alta proporción de la producción total de la región, un volumen de producción capaz de cubrir el consumo de un 2,5% de la población mundial”, concluye.
La gran competitividad que tiene Uruguay viene dada por su campo natural y por eso el país debe discutir y definir la estrategia para un proceso de intensificación.
Uruguay pasó del 60% de campo natural al 51%, esa caída preocupa. Marcelo Pereira, ingeniero agrónomo del Instituto Plan Agropecuario y presidente de la Mesa de Ganadería Sobre Campo Natural (MGCN) explicó por qué causa preocupación y la importancia que el campo natural tiene para la producción nacional, así como el valor en el mundo dadas las condiciones que se presentan respecto al cambio climático.
“Tener campo natral nos va a dar la posibilidad de diferenciarnos del resto del mundo”, hay países como Nueva Zelanda que están en un proceso de recomposición, caminando hacia atrás y Uruguay debería aprender de los errores que otros cometieron para no repetirlos aquí.
En declaraciones al programa Diario Rural (radio Rural), el técnico y estudioso del tema dijo que las últimas cifran referidas al pasto natural “arrojan un cambio en el uso del suelo y lamentablemente estamos en el 51%, o sea que hubo un cambio importante respecto a lo que se decía hasta hace poco tiempo”, que estimaba entre el 60% y 70% a nivel nacional.
Uruguay tiene 17 millones de hectáreas -176.000 km cuadrados-, de las que 14 millones son productivas. De ese total, 1 millón corresponden a la forestación, 1,5 millón a la agricultura, “y las praderas son un porcentaje importante”. Del conjunto de los “17 millones, 9 millones de hectáreas son de campo natural”, un descenso de los 10 millones de los que se hablaba antes, precisó en declaraciones al programa Diario Rural (radio Rural). Ese cambio genera preocupación.
Pereira aclaró que los datos tienen un margen de error porque las “cifras se obtienen por satélite y éste es incapaz de diferenciar si es campo natural o un gramillal, por lo que los datos pueden incluir cosas que no son campo natural”.
“Lo preocupante” de ese cambio es no saber “hasta cuándo va a seguir la diminución” porque “no hay que olvidarse que la gran competitividad que tiene Uruguay viene dada por su campo natural y por eso el país debe discutir y definir la estrategia para un proceso de intensificación”, expresó.
Señaló que en la MGCN hay acuerdo sobre la “intensificación sostenible, y ahí el campo natural juega un rol fundamental, y preocupa la disminución porque en un contexto de cambio climático el único recurso forrajero adaptado a todo lo que está sucediendo es el campo natural”, subrayó.
NO ES UN CAPRICHO.
No se trata de un capricho sino que es un sistema que “tiene una adaptación evolutiva de miles de años y para nuestra ganadería significa un rol de resistencia y resiliencia”, lo que quiere decir que “frente a todos los cambios son adaptadores y con gran capacidad de recuperación. Por eso preocupa la tendencia” a la baja del área.
Pereira subrayó que en el contexto global en que vivimos, “tener campo natral, nos va a dar la posibilidad de diferenciarnos del resto del mundo” donde aquellos “han desaparecido y están desapareciendo”.
En cambio nuestro país “tiene un porcentaje importante respecto a nuestros vecinos” y “la cuenca de pastizales del Río de la Plata es de los pastizales más grandes del planeta, y por eso la preocupación. No es un capricho”, reiteró.
Sin embargo, también se tiene consciencia de que “el productor chico sólo a base del campo natural no puede vivir, entonces hay propuestas de intensificar”.
Sabían que los pastizales del Rio de la Plata pueden darle un asado con cuero a la mitad de la población del mundo con mínimo impacto ambiental??? Para comenzar a entender esto les recomiendo https://t.co/Us0fOevsG0 sigue… @PlanAgro
APRENDER DE LAS MALAS EXPERIENCIAS QUE HAN TENIDO OTROS PAÍSES, COMO NUEVA ZELANDA, O EN EUROPA.
El técnico dijo que Uruguay debe actuar con inteligencia y ver qué está sucediendo en otras partes del mundo, por ejemplo en Europa o con países como Nueva Zelanda.
“Todos los países que han ido muy para adelante están volviendo para atrás”, es el caso de Europa. “Nosotros estamos yendo para adelante pero ellos vienen para atrás, entonces ¿por qué no observar a los que han ido para adelante y ver los problemas que han tenido y nosotros tratar de evitar caer en ellos?”, planteó.
“Nueva Zelanda está 30 años adelante que nosotros, y 30 años con problemas que (en Uruguay) recién ahora estamos observando. Pero Nueza Zelanda tiene problemas ambientales importantísimos que cuestionan la producción que están haciendo. Ellos están tratando de volver para atrás, están dejando que los cerros se ‘arbusticen’ como era originalmente el ecosistema y por eso la gran preocupación por el campo natural”.
Pereira señaló que “hay países que han eliminado el ecosistema y tienen serios problemas ambientales, es el caso de Nueva Zelanda, país que tenía un origen de vegetación boscosa que fue eliminada toda quemándola y plantando trébol blanco y raigrás”.
Más adelante continuó: Lo que sucedió es que aplicaron fósforo que acabaron “contaminando la mitad de los lagos” del país. “Nueva Zelanda posee 3.500 lagos y hay más de 1.700 en los que una vaca toma agua y se muere”. Pues bien, cuando los neozelandeses “aflojaran las fertilizaciones con fósforo la mitad de los cerros se les cayeron, hay desprendimiento de tierras, y cuando un lago se contamina demora un tempo no menor a 70 años en recuperarse”.
La conclusión de eso es que “nosotros tenemos que ser inteligentes en ese tema y por eso la importancia del campo natural”.
Pero para que el campo natural sea viable “se deben incluir módulos, en la propuesta avalada por la Mesa, la inclusión de módulos de alta producción forrajera es necesaria, no se puede pretender que una persona con 100 hectáreas de campo natural pueda vivir, sino mejora algo es imposible compatibilizar el tema de conservación y producción. Esos módulos de alta producción forrajera, hechos con criterio agroecológico y de conservación, son más grandes cuanto mas chico el predio, y son más chicos cuanto más grande es el establecimiento”.
“NADIE ESTA CONTRA LA INTENSIFICACIÓN”.
Insistió que “nadie está contra la intensificación, ésta se da por sí sola y se está dando”, no obstante, “el país tiene que tener un norte sobre qué es lo que quiere en ese proceso de intensificación en el cual el campo natural debe cumplir un rol importante complementado con otras cosas, como la rotación agrícola ganadera, si alguien quiere hacer forestación que lo haga. Nadie está en contra de eso, pero el campo natural tiene su sentido”.
De todas maneras, “una de las claves de ese proceso de intensificación es el mejor manejo del campo natural, porque puede producir bastante más, pero no exijamos tanto porque si le exigimos y le echamos fertilizantes se desordena, porque está acostumbrado a trabajar con bajos insumos, es un proceso evolutivo de miles de años”.
Comparó el campo natural como la torta en la cual la frutilla es la intensificación que “puede ser pradera, puede ser rotación agrícola ganadera, pero en lo posible cada establecimiento tiene que tener un porcentaje de campo natural que sea aguantador y con capacidad de recuperación, porque el cambio climático no es una suposición, ya hay suficiente evidencia que se está dando”.
Por otro lado, destacó que “el campo natural se valoriza por sí solo cuando hay déficit hídrico”.
Asimismo, cando “empezamos a trabajar con más pasto, todo el sistema se dinamiza. Quiere decir que al trabajar con más pasto trabajamos con un poco menos de cabezas de ganados, pero la carga, los kilos de carne, a la larga aumenta; se dinamiza la productividad que aumenta y teóricamente -porque se está investigando en este momento- la fijación de carbono es mayor. Esa es la propuesta y todo el país está alinead en el mismo sentido”.
“La propuesta de las instituciones de investigación y de extensión es trabajar con más pasto y eso dinamiza todo el sistema, y eso se llama manejo del pastoreo y es independiente del método. Eso que quede claro: es más importante el manejo del pastoreo que el método”, remarcó.