Los pastizales tienen una menor huella ambiental, comprender eso, demostrarlo y potenciarlo sería parte de nuestra responsabilidad.
En un reciente artículo publicado en Todo El Campo, el Ing. Agr. Marcelo Pereira, técnico y estudioso del campo natural, dijo que Uruguay “tiene un porcentaje importante” de campo natural y que eso “nos diferencia del resto del mundo”. Además, ese destaque es también en comparación con nuestros vecinos.
Agregó que “la cuenca de pastizales del Río de la Plata es de los pastizales más grandes del planeta”.
A fines de setiembre, Pereira escribió en sus redes sociales un comentario que sin dudas llamó la atención de varios curiosos, incluso la de este portal. “¿Sabían que los pastizales del Rio de la Plata pueden darle un asado con cuero a la mitad de la población del mundo con mínimo impacto ambiental?”, preguntó, y acompañó su interrogante con un enlace de Ecología Austral (publicación científica de la Asociación Argentina de Ecología (ASAE), institución de 50 años con sede en Buenos Aires) del artículo titulado: Herbívoros y fuegos: Su rol en la configuración de la estructura y el funcionamiento de los pastizales del Río de la Plata.
En el resumen del artículo, disponible en la web de Ecología Austral y del que participan técnicos uruguayos y argentinos (ver enlace al final del artículo) se señala que “los Pastizales del Río de la Plata (PRP) son una de las áreas más extensas de ecosistemas abiertos (pastizales, arbustales y sabanas) del mundo”.
Esos sistemas no solo han perdido sus hábitats naturales, sino que, además, “su importancia ha sido invisibilizada frente a sistemas boscosos”.
Lo que el mundo conserva de esos ecosistemas abiertos (EA) es del 58% o incluso hasta el 38% (nada más) del área original.
“La maximización del suministro de servicios ecosistémicos (SE) en estos hábitats naturales depende, en parte, de comprender el papel de las dos principales perturbaciones que operan en ellos: el pastoreo y el fuego”, y aunque son dos perturbaciones que también son “componentes naturales de los EA, son manipuladas por prácticas humanas”.
En el artículo referido se revisa “el papel del pastoreo y el fuego en la estructura y el funcionamiento del PRP, partiendo de su papel durante el final del Pleistoceno y el Holoceno (N. de R. Divisiones pertenecientes al período Cuaternario, hace más de once mil años), y resumiendo evidencias de los efectos actuales del pastoreo y el fuego sobre la vegetación, la fauna y los procesos biogeoquímicos”.
“Las evidencias muestran que los sistemas ganaderos en EA tienen, en dimensiones claves de la huella ambiental tales como la preservación de hábitats y la oferta de SE, el menor impacto entre las actividades agropecuarias”.
Continúa: “Los valores estimados de producción de carne equivalente en los EA representan una alta proporción de la producción total de la región, un volumen de producción capaz de cubrir el consumo de un 2,5% de la población mundial”, concluye.
La gran competitividad que tiene Uruguay viene dada por su campo natural y por eso el país debe discutir y definir la estrategia para un proceso de intensificación.
Uruguay pasó del 60% de campo natural al 51%, esa caída preocupa. Marcelo Pereira, ingeniero agrónomo del Instituto Plan Agropecuario y presidente de la Mesa de Ganadería Sobre Campo Natural (MGCN) explicó por qué causa preocupación y la importancia que el campo natural tiene para la producción nacional, así como el valor en el mundo dadas las condiciones que se presentan respecto al cambio climático.
“Tener campo natral nos va a dar la posibilidad de diferenciarnos del resto del mundo”, hay países como Nueva Zelanda que están en un proceso de recomposición, caminando hacia atrás y Uruguay debería aprender de los errores que otros cometieron para no repetirlos aquí.
En declaraciones al programa Diario Rural (radio Rural), el técnico y estudioso del tema dijo que las últimas cifran referidas al pasto natural “arrojan un cambio en el uso del suelo y lamentablemente estamos en el 51%, o sea que hubo un cambio importante respecto a lo que se decía hasta hace poco tiempo”, que estimaba entre el 60% y 70% a nivel nacional.
Uruguay tiene 17 millones de hectáreas -176.000 km cuadrados-, de las que 14 millones son productivas. De ese total, 1 millón corresponden a la forestación, 1,5 millón a la agricultura, “y las praderas son un porcentaje importante”. Del conjunto de los “17 millones, 9 millones de hectáreas son de campo natural”, un descenso de los 10 millones de los que se hablaba antes, precisó en declaraciones al programa Diario Rural (radio Rural). Ese cambio genera preocupación.
Pereira aclaró que los datos tienen un margen de error porque las “cifras se obtienen por satélite y éste es incapaz de diferenciar si es campo natural o un gramillal, por lo que los datos pueden incluir cosas que no son campo natural”.
“Lo preocupante” de ese cambio es no saber “hasta cuándo va a seguir la diminución” porque “no hay que olvidarse que la gran competitividad que tiene Uruguay viene dada por su campo natural y por eso el país debe discutir y definir la estrategia para un proceso de intensificación”, expresó.
Señaló que en la MGCN hay acuerdo sobre la “intensificación sostenible, y ahí el campo natural juega un rol fundamental, y preocupa la disminución porque en un contexto de cambio climático el único recurso forrajero adaptado a todo lo que está sucediendo es el campo natural”, subrayó.
NO ES UN CAPRICHO.
No se trata de un capricho sino que es un sistema que “tiene una adaptación evolutiva de miles de años y para nuestra ganadería significa un rol de resistencia y resiliencia”, lo que quiere decir que “frente a todos los cambios son adaptadores y con gran capacidad de recuperación. Por eso preocupa la tendencia” a la baja del área.
Pereira subrayó que en el contexto global en que vivimos, “tener campo natral, nos va a dar la posibilidad de diferenciarnos del resto del mundo” donde aquellos “han desaparecido y están desapareciendo”.
En cambio nuestro país “tiene un porcentaje importante respecto a nuestros vecinos” y “la cuenca de pastizales del Río de la Plata es de los pastizales más grandes del planeta, y por eso la preocupación. No es un capricho”, reiteró.
Sin embargo, también se tiene consciencia de que “el productor chico sólo a base del campo natural no puede vivir, entonces hay propuestas de intensificar”.
APRENDER DE LAS MALAS EXPERIENCIAS QUE HAN TENIDO OTROS PAÍSES, COMO NUEVA ZELANDA, O EN EUROPA.
El técnico dijo que Uruguay debe actuar con inteligencia y ver qué está sucediendo en otras partes del mundo, por ejemplo en Europa o con países como Nueva Zelanda.
“Todos los países que han ido muy para adelante están volviendo para atrás”, es el caso de Europa. “Nosotros estamos yendo para adelante pero ellos vienen para atrás, entonces ¿por qué no observar a los que han ido para adelante y ver los problemas que han tenido y nosotros tratar de evitar caer en ellos?”, planteó.
“Nueva Zelanda está 30 años adelante que nosotros, y 30 años con problemas que (en Uruguay) recién ahora estamos observando. Pero Nueza Zelanda tiene problemas ambientales importantísimos que cuestionan la producción que están haciendo. Ellos están tratando de volver para atrás, están dejando que los cerros se ‘arbusticen’ como era originalmente el ecosistema y por eso la gran preocupación por el campo natural”.
Pereira señaló que “hay países que han eliminado el ecosistema y tienen serios problemas ambientales, es el caso de Nueva Zelanda, país que tenía un origen de vegetación boscosa que fue eliminada toda quemándola y plantando trébol blanco y raigrás”.
Más adelante continuó: Lo que sucedió es que aplicaron fósforo que acabaron “contaminando la mitad de los lagos” del país. “Nueva Zelanda posee 3.500 lagos y hay más de 1.700 en los que una vaca toma agua y se muere”. Pues bien, cuando los neozelandeses “aflojaran las fertilizaciones con fósforo la mitad de los cerros se les cayeron, hay desprendimiento de tierras, y cuando un lago se contamina demora un tempo no menor a 70 años en recuperarse”.
La conclusión de eso es que “nosotros tenemos que ser inteligentes en ese tema y por eso la importancia del campo natural”.
Pero para que el campo natural sea viable “se deben incluir módulos, en la propuesta avalada por la Mesa, la inclusión de módulos de alta producción forrajera es necesaria, no se puede pretender que una persona con 100 hectáreas de campo natural pueda vivir, sino mejora algo es imposible compatibilizar el tema de conservación y producción. Esos módulos de alta producción forrajera, hechos con criterio agroecológico y de conservación, son más grandes cuanto mas chico el predio, y son más chicos cuanto más grande es el establecimiento”.
“NADIE ESTA CONTRA LA INTENSIFICACIÓN”.
Insistió que “nadie está contra la intensificación, ésta se da por sí sola y se está dando”, no obstante, “el país tiene que tener un norte sobre qué es lo que quiere en ese proceso de intensificación en el cual el campo natural debe cumplir un rol importante complementado con otras cosas, como la rotación agrícola ganadera, si alguien quiere hacer forestación que lo haga. Nadie está en contra de eso, pero el campo natural tiene su sentido”.
De todas maneras, “una de las claves de ese proceso de intensificación es el mejor manejo del campo natural, porque puede producir bastante más, pero no exijamos tanto porque si le exigimos y le echamos fertilizantes se desordena, porque está acostumbrado a trabajar con bajos insumos, es un proceso evolutivo de miles de años”.
Comparó el campo natural como la torta en la cual la frutilla es la intensificación que “puede ser pradera, puede ser rotación agrícola ganadera, pero en lo posible cada establecimiento tiene que tener un porcentaje de campo natural que sea aguantador y con capacidad de recuperación, porque el cambio climático no es una suposición, ya hay suficiente evidencia que se está dando”.
Por otro lado, destacó que “el campo natural se valoriza por sí solo cuando hay déficit hídrico”.
EL CAMPO NATURAL DINAMIZA LA PRODUCCIÓN GANADERA.
Asimismo, cando “empezamos a trabajar con más pasto, todo el sistema se dinamiza. Quiere decir que al trabajar con más pasto trabajamos con un poco menos de cabezas de ganados, pero la carga, los kilos de carne, a la larga aumenta; se dinamiza la productividad que aumenta y teóricamente -porque se está investigando en este momento- la fijación de carbono es mayor. Esa es la propuesta y todo el país está alinead en el mismo sentido”.
“La propuesta de las instituciones de investigación y de extensión es trabajar con más pasto y eso dinamiza todo el sistema, y eso se llama manejo del pastoreo y es independiente del método. Eso que quede claro: es más importante el manejo del pastoreo que el método”, remarcó.