Mar 18, 2022 | Agricultura, Noticias, Opinión
Preocupa cómo cambia el mundo y el sentido en que lo hace, asimismo importa conocer las estrategias que nuestro país está llevando a cabo para no ser arrastrados por el mar embravecido.
Hébert Dell’Onte | Cuánto puede impactar la guerra generada por Rusia en la producción y el comercio exterior de Uruguay aún no está definido, aunque ya se perciben efectos negativos, y con el tiempo vendrán otros.
Por el momento el Instituto Nacional de la Leche (Inale) informó que en los últimos diez años las exportaciones de Uruguay a Rusia han promediado US$ 70 millones y en algunos años superó los US$ 100 millones: “Rusia representa 10% del valor de las exportaciones de lácteos de Uruguay”.
A su vez hay varias incertidumbres que Inale enumeró como las disrupciones del transporte internacional, qué pasará con los embarques encaminados a Rusia, cómo se efectivizarán los pagos, hasta qué punto llegará el aumento de granos, petróleo y fertilizantes que inciden en la producción, o cómo se expandirá la inflación mundial.
Por otra parte, el gerente de Comercio Exterior de Saman, Diego Nicola, dijo que ya se ven cambios negativos en los fletes y complicaciones en los puertos europeos lo que se suma al alza del petróleo y la suba de los fertilizantes.
En esa misma línea el presidente de la Confederación Empresarial del Uruguay (CEDU), Carlos Delfino, ha declarado que se suma como problema la eventual escasez de metales que Uruguay debe importar y que son muy importantes para la metalúrgica, para obras como la papelera o el ferrocarril. Aclaró que aún no hay o él no tiene conocimiento de que haya faltante, pero es una posibilidad que debe analizarse por si la guerra se extiende en el tiempo.
Y podría seguir, porque las sombras son muchas. La pregunta es ¿qué puede hacer y qué está haciendo Uruguay para prever esas situaciones que si no se atienden a tiempo pueden dificultar el funcionamiento de áreas claves del país?
En estos casos es que uno lamenta que el Mercosur no funcione correctamente porque es en los momentos de crisis cuánto más necesitamos de la unidad, y como bloque tendríamos un peso que ninguna de los cuatro países tiene por sí solo. No lo tiene Brasil y mucho menos lo tiene Argentina que al momento de escribir este artículo su Senado debate un préstamo millonario al FMI para no caer en incumplimientos financieros. Y por tamaño tampoco Paraguay ni Uruguay pueden hacer mucho al respecto.
Por tanto, sabemos que con el Mercosur como bloque no podemos contar, pero tal vez sí con algún país miembro, como Brasil que ha manifestado reiteradas veces su preocupación por el alza de precios de los fertilizantes y ha llevado acciones concretas. En ese sentido el Gobierno Federal lanzó, el viernes 11 de marzo, el Plan Nacional de Fertilizantes para reducir su dependencia de las importaciones.
Es una iniciativa que buscará “reequilibrar la producción nacional y las importaciones. La intención es satisfacer la creciente demanda de productos y tecnologías de fertilizantes, con el fin de permitir que Brasil tenga más autonomía, con un porcentaje reducido de dependencia externa para el suministro de fertilizantes al productor”, explicó un comunicado oficial al que accedió Todo El Campo.
Brasil es el cuarto consumidor del mundo e importa el 85% de los fertilizantes que aplica. El Plan es de largo alcance y se espera que en 2050 se haya reducido las compras del exterior de ese 85% a un 45%, considerando que en ese período la demanda se habría duplicado.
Por otro lado, y con perspectivas más cortas e inmediatas, la ministra de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, Tereza Correa da Costa, se entrevistó en Ottawa, Canadá, con empresarios y exportadores de potasio con el fin de incrementar los envío a su país.
Como la propia ministra lo dijo, la idea es incrementar la compra de potasio a Canadá, principal proveedor mundial.
Para los países agropecuarios es clave acceder a los suministros en las cantidades necesarias, calidades adecuadas y al menor precio posible. El acercamiento de Uruguay a Brasil en ese sentido parece ser la mejor decisión que el nuestro Gobierno podría tomar, sin descuidar otros países sobre los que se ha informado que se han acercado los contactos.
ILUSTRACIÓN. La imagen que ilustra la nota es un óleo del pintor ruso Iván Aivazovsky, pintado en 1875.
Mar 17, 2022 | Lacteos, Lechería, Mercados, Noticias
“Va a ser bastante inútil tener cualquier negocio en Rusia porque básicamente se van a convertir en un Estado paria, el dinero que tenemos atado allí ahora probablemente se pierda”, dijo Andrew Hoggard, presidente de Federated Farmers.
A medida que las compañías extranjeras como McDonald’s suspenden o retiran sus negocios de Rusia y las autoridades locales toman medidas enérgicas contra la disidencia, muchos residentes temen que su país se esté cerrando al mundo.
En Fonterra parece crecer la idea que de la compañía debería retirarse. La cooperativa que es la compañía más grande de Nueva Zelanda ya suspendió los envíos, pero sus entidades continúan operando en el mercado ruso, dijo el director de Sostenibilidad Global, Asuntos de Partes Interesadas y Comercio de Fonterra, Simon Tucker.
Fonterra tiene siete empleados con sede en Moscú y otros 35 en la empresa conjunta Unifood que opera con un distribuidor ruso (Foodline). La seguridad de su gente es la principal prioridad de Fonterra, dijo Tucker.
“Solo puedo imaginar que (el personal) está ocupado tratando de averiguar cómo salir de Rusia”, dijo Andrew Hoggard, presidente de Federated Farmers, en referencia al personal de la empresa.
Hoggard (en la foto) es productor lechero y accionista de Fonterra.
“Va a ser bastante inútil tener cualquier negocio en Rusia porque básicamente se van a convertir en un Estado paria, el dinero que tenemos atado allí ahora probablemente se pierda”, estimó.
La invasión rusa de Ucrania ha provocado un éxodo de unas 300 empresas occidentales, dijo el profesor de la Universidad de Yale, Jeffrey Sonnenfeld. Esas empresas se han ido argumentando sanciones, interrupciones logísticas y preocupaciones sobre la seguridad del personal. Desde el Ministerio de Economía de Rusia se advirtió que podría nacionalizar a las empresas extranjeras que se retiren, pero eso no ha frenado el éxito.
Hoggard dijo que no tiene sentido que Fonterra continúe operando en Rusia, ya que la economía va a colapsar y la cooperativa debería reducir sus operaciones, rescatar lo que pueda y salir del país. Para los accionistas de Fonterra la inversión rusa no fue grande, dijo, en comparación con la cantidad de dinero que ha perdido a través de sus inversiones en China.
“La mayoría de la gente se dará cuenta de la realidad de la situación, de que incluso si quisieran tratar de quedarse allí están aislados de la banca internacional y si el negocio mágicamente generara dinero, no hay forma de trasladar ganancias a Nueva Zelanda. La economía rusa está colapsando”, argumentó.
Por otra parte, es probable que las sanciones contra Rusia aumenten, causando más daño a la economía del país, ingresando en una crisis que podría durante una década o más.
En base a artículo de Tina Morrison en Stuff: Fonterra debería alejarse de Rusia, dice Federated Farmers | Stuff.co.nz
Mar 12, 2022 | Agricultura, Información, Noticias, Opinión
La guerra genera “perturbaciones de la cadena de suministro y la logística de la producción de cereales y semillas oleaginosas de Ucrania y de Rusia, así como las restricciones a las exportaciones rusas, tendrán importantes repercusiones para la seguridad alimentaria” en el mundo.
Hace dos años el mundo era sorprendido por una nueva enfermedad, desconocida, de alto poder de contagio y que mataba rápidamente a muchas personas en todo el mundo, y cuando parecía que comenzábamos a dejar atrás el Covid estalla una guerra que sorprende aún más.
Qu Donguy, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se refirió a la invasión de Rusia a Ucrania, lo que nos pone ante “otro importante reto”.
Los países en guerra, tanto el invasor como el invadido -Qu Donguy no lo expresa así-, son dos importantes productores de alimentos: “Rusia y Ucrania desempeñan un papel importante en la producción y el suministro de alimentos a nivel mundial. La Federación de Rusia es el mayor exportador mundial de trigo, mientras que Ucrania es el quinto mayor exportador. En conjunto, proporcionan el 19% del suministro de cebada, el 14% del trigo y el 4% del maíz del mundo y representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales. También son los principales proveedores de colza y representan el 52% del mercado mundial de exportación de aceite de girasol. El suministro mundial de fertilizantes también está muy concentrado, con la Federación de Rusia como principal productor”, señaló.
La guerra genera “perturbaciones de la cadena de suministro y la logística de la producción de cereales y semillas oleaginosas de Ucrania y de Rusia, así como las restricciones a las exportaciones rusas, tendrán importantes repercusiones para la seguridad alimentaria” en el mundo.
El alto funcionario de la FAO escribió que esa situación es “especialmente cierto en el caso de unos 50 países que obtienen el 30% o más de su suministro de trigo de la Federación de Rusia y Ucrania. Muchos de ellos son países menos adelantados o países de bajos ingresos y con déficit de alimentos de África septentrional, Asia y el Cercano Oriente”.
Además, son “muchos” los países “de Europa y Asia central que dependen de la Federación de Rusia para obtener más del 50% de su suministro de fertilizantes, y la escasez allí podría extenderse hasta el próximo año”.
LOS PRECIOS DE LOS ALIMENTOS VENÍAN EN ALZA DESDE LA MITAD DE 2020.
El jerarca recordó que los alimentos subían de precio “desde el segundo semestre de 2020” y que en febrero de 2022 “alcanzaron un nivel máximo histórico” por farios factores combinados: “elevada demanda, costos de los insumos y el transporte, y las perturbaciones en los puertos”.
Es el caso de los precios mundiales del trigo y la cebada que “aumentaron un 31% a lo largo de 2021. Los precios de los aceites de colza y de girasol subieron más de un 60%. La elevada demanda y la volatilidad de los precios del gas natural también han impulsado el aumento del costo de los fertilizantes. Por ejemplo, el precio de la urea, un fertilizante nitrogenado esencial, ha aumentado más del 300%en los últimos 12 meses”.
¿UCRANIA PODRÁ COSECHAR SUS CULTIVOS?
En Ucrania los cereales se cosecharán en junio. La guerra se desarrolla en las ciudades, pero “no está claro si los agricultores ucranianos podrán cosechar sus cultivos y hacerlos llegar al mercado”.
Entre otras razones porque la población se ha desplazado masivamente y el número de trabajadores se redujo sensiblemente. “El acceso a los campos agrícolas resultaría difícil. La cría de ganado y aves de corral y la producción de frutas y hortalizas también se verían limitadas”, estimó.
Además, cerraron los puertos ucranianos del Mar Negro, a lo que hay que sumar los problemas de infraestructura del transporte terrestre. “El envío de granos por ferrocarril sería imposible debido a la falta de un sistema ferroviario funcional”.
Hay más: “El aumento de las primas de seguro para la región del Mar Negro encarecería aún más los ya elevados costos del transporte marítimo, aumentando los costos de las importaciones de alimentos. Tampoco resulta claro todavía si las instalaciones de almacenamiento y elaboración permanecerán intactas y contarán con personal”.
LAS SANCIONES A RUSIA.
Rusia tiene sus puertos abiertos, pero las sanciones financieras impuestas a ese país “han provocado una importante depreciación que, si se mantiene, podría socavar la productividad y el crecimiento y, en última instancia, elevar aún más los costos de la producción agrícola”.
Ese es un país que tiene importante participación (“es uno de los principales actores” dice Qu Donguy) del mercado mundial de energía: “Representa un 18% de las exportaciones mundiales de carbón, un 11% de las de petróleo y un 10% de las de gas. La agricultura requiere energía a través del uso de combustible, gas y electricidad, así como fertilizantes, plaguicidas y lubricantes. La fabricación de alimento animal y de sus ingredientes también requiere energía. El conflicto actual ha provocado un aumento de los precios de la energía, con consecuencias negativas para el sector agrícola”.
En ese contexto añade: “El trigo es un producto alimenticio básico para más del 35% de la población mundial, y el actual conflicto podría suponer una repentina y pronunciada reducción de las exportaciones” de Rusia como de Ucrania. “Todavía no está claro si otros exportadores podrían colmar este vacío”.
En Canadá “las existencias de trigo ya se están agotando y es probable que los Estados Unidos, Argentina y otros países limiten las exportaciones, ya que los gobiernos intentarán garantizar el suministro interno”.
Muchos países dependen del trigo ruso: “Egipto, Turquía, Bangladesh e Irán son los principales importadores mundiales de trigo y compran más del 60% de su trigo a Rusia y Ucrania; todos ellos tienen importaciones pendientes. El suministro de trigo del Líbano, Túnez, el Yemen, Libia y el Pakistán también depende en gran medida de los dos países. Es probable que el comercio mundial de maíz se contraiga debido a las expectativas de que la pérdida de exportaciones de Ucrania no será cubierta por otros exportadores y a causa de los altos precios”.
RECOMENDACIONES DE QU DONGYU.
El principal de la FAO plantea algunas “recomendaciones en materia de políticas”, que transcribimos a continuación.
Mantener abierto el comercio mundial de alimentos y fertilizantes. Debería hacerse todo lo posible con vistas a proteger las actividades de producción y comercialización necesarias para satisfacer la demanda nacional y mundial. Las cadenas de suministro deberían seguir en movimiento, lo que significa proteger los cultivos en pie, el ganado, la infraestructura de elaboración de alimentos y todos los sistemas logísticos.
Buscar nuevos y más diversos proveedores de alimentos. Los países que dependen de las importaciones de alimentos de la Federación de Rusia y Ucrania deberían buscar proveedores alternativos para asimilar los efectos. También deberían aprovechar las actuales reservas de alimentos y diversificar su producción interna para garantizar el acceso de la población a una dieta saludable.
Apoyar a los grupos vulnerables, incluidos los desplazados internos. Los gobiernos deben ampliar las redes de seguridad social para proteger a las personas vulnerables. En Ucrania, las organizaciones internacionales deben intervenir para ayudar a las personas necesitadas. En todo el mundo, muchas más personas se verán empujadas a la pobreza y el hambre a causa del conflicto, y debemos ofrecerles programas de protección social oportunos y bien orientados.
Evitar las reacciones ad hoc en materia de políticas. Antes de promulgar cualquier medida para asegurar el suministro de alimentos, los gobiernos deben considerar sus posibles efectos en los mercados internacionales. Las reducciones de los aranceles de importación o el uso de restricciones a la exportación podrían ayudar a resolver los problemas de seguridad alimentaria de países individuales a corto plazo, pero impulsarían el aumento de los precios en los mercados mundiales.
Reforzar la transparencia del mercado y el diálogo. Una mayor transparencia y más información sobre las condiciones del mercado mundial pueden ayudar a los gobiernos y a los inversionistas a tomar decisiones informadas cuando los mercados de productos básicos agrícolas son volátiles. Iniciativas como el Sistema de información sobre el mercado agrícola (SIMA) del G-20 aumentan esa transparencia, ya que proporcionan evaluaciones de mercado objetivas y oportunas.
Mar 7, 2022 | Información, Noticias, Opinión
Estamos ante una “verdadera invasión territorial”, la cual es “inadmisible para los tiempos en que vivimos”.
La Sociedad Rural Argentina (SRA) se pronunció sobre la invasión de Rusia a Ucrania: “Abrazamos el retorno de la Paz en Ucrania”, expresó la institución.
“La Sociedad Rural Argentina manifiesta su preocupación y abraza a todos los habitantes de Ucrania y en particular, a los productores agropecuarios de ese país pregonando toda acción en favor del retorno inmediato de la paz social”, expresó.
La entidad que representa al agro argentino consideró que “la sociedad civil toda debe unirse para demostrar su total desacuerdo a la invasión de Rusia, repudiando en forma determinante todo tipo de ataques a instalaciones civiles y hogares de millones de hombres y mujeres indefensos”.
De forma categórica definió la actitud rusa como una “verdadera invasión territorial”, la cual es “inadmisible para los tiempos en que vivimos”.
“La historia nos dejó muy claro los nefastos resultados que estos hechos de violencia han generado en el pasado reciente”, añadió.
Mar 2, 2022 | Opinión
Recientemente el periodista argentino Marcelo Longobardi muy acertadamente se preguntó “¿qué ocurriría si el Papa Francisco aterriza mañana en Kiev? ¿Qué haría Putin?”.
Hébert Dell’Onte | En los años 90 la llamada Guerra del Golfo generada a partir de la invasión de Irak a Kuwait pasó a la historia, desde el punto de vista periodístico, por ser el primer conflicto bélico que se vio en director por televisión. Como nunca antes las cadenas televisivas pusieron la guerra en el living de nuestras casas, y eso fue terrible.
Hoy, la invasión de Rusia a Ucrania vuelve a marcar un hito periodístico e informativo, porque el avance de la tecnología, la cubertura global de internet, las redes sociales, todo ayuda a que quienes estamos a miles de kilómetros de distancia (12.500 kilómetros) recibamos la información al instante, en tiempo real, con la crudeza en toda su expresión, sin que haya un editor que oficie de filtro, no con la intención de censurar u ocultar, sino para no herir sensibilidades.
A través de Twitter, Fecebook, WhatsApp nos llegan videos y fotos que nos son difíciles de asumir, y todos estamos expuestos, desde los niños hasta los abuelos. Alcanza con tener un celular en la mano para que nos traslademos al escenario bélico y sentiro en nuestra piel, hasta estremecernos, el dolor extremo de quienes están siendo violentados por uno de los países más grandes y poderosos del mundo.
Duele la impotencia. Y la pregunta que nos hacemos todos es cómo es posible que esas cosas sucedan.
Durante años, el terror de las guerras lo conocieron sólo quienes lo sufrían directamente, luego aparecieron los medios de comunicación, los radioaficionados, los fotógrafos y la televisión que nos acercaron a la realidad, pero nunca como hoy.
“IR Y NO HUIR”.
Mientras tanto y por otro lado, los líderes políticos y religiosos actúan según sus tiempos y eso se traduce en lentitud y pérdida de tiempo que suma pérdida de vidas.
En el caso de los políticos es entendible, hay que medir, reflexionar antes de actuar para no agravar lo que ya es grave. Pero no puede pasar que de tanto reflexionar no se haga nada o se haga de forma muy lenta.
En cuanto a los religiosos, ¿qué han hecho? No alcanza con pedir paz desde la comodidad de sus tempos, hay que militar activamente para que la guerra finalice.
Recientemente el periodista argentino Marcelo Longobardi muy acertadamente se preguntó “¿qué ocurriría si el Papa Francisco aterriza mañana en Kiev? ¿Qué haría Putin?”. En esa misma línea los diputados argentinos Waldo Wolf y Gerardo Milman de Juntos por el Cambio (oposición), y Patrilla Bullrich, presidenta del PRO (partido opositor) han convocado a los líderes de todo el mundo para que viajen a Ucrania en medio de la invasión rusa. Ésta última afirmó: “Hay que ir y no huir”, porque “hay que ponerle el cuerpo a la paz”.