Estudio de Exante, resaltó la necesidad de efectuar una revisión de las tarifas de peaje en el mercado mayorista de energía eléctrica para fomentar el desarrollo del sector y aprovechar el potencial de energía renovable disponible en el país.
Montevideo | Todo El Campo | El estudio “Trasmisión y distribución de energía eléctrica en Uruguay”, de Exante concluye que los criterios empleados para la fijación de tarifas de transmisión y distribución actúan como “inhibidor para el desarrollo del mercado mayorista de energía eléctrica” en un contexto en el que el país cuenta con una “potencial oportunidad de atracción de inversiones para aprovechar la potencia instalada y la abundante disponibilidad de energía generada a través de fuentes renovables”.
El documento, presentado en un evento organizado por la Asociación de Generadores Privados de Energía Eléctrica (Augpee) en el auditorio de la Escuela de Negocios del IEEM, indica que las tarifas de transmisión y distribución derivadas de regulatorias, exceden largamente los costos efectivos de UTE y resultan en cargos por el uso de las redes para los participantes del mercado mayorista (consumidores por encima de los 1.500 kw) superiores a los que enfrentan los actores que contratan la energía a través de UTE, salvo para los niveles de tensión de transmisión.
En el documento se citan ejemplos de industrias puntuales que alcanzan desfasajes de hasta 300% si deciden pasar de un contrato regulado (tarifas fijadas por el Poder Ejecutivo) a uno en el mercado mayorista.
Por ejemplo, hay algunas industrias que buscan pasarse de un cliente regulado a uno libre en distribución, pero terminan pagando más por el uso de la red, que por el 100% de la tarifa regulada”, explicó el presidente Augpee, Martín Bocage.
Desde Augpee se afirma que esta realidad dificulta enormemente el desarrollo de un mercado eléctrico competitivo, que es lo que buscan los proyectos de gran porte. “Los costos de transmisión y distribución que fija el poder ejecutivo no reflejan el costo de una empresa eficiente, que es el espíritu de la normativa vigente”, expresó Bocage, que destacó que esta realidad “genera condiciones desiguales de competencia, le quita la competitividad al país (porque aumenta el costo de la energía) y restringe la competencia en el mercado mayorista”.
“Uruguay cuenta con costos de generación eléctrica competitivos, pero queda mal parado por el desfasaje generado en el mercado mayorista, que es fácilmente modificable si se revisa la metodología empleada por la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) y si se aplicara a cabalidad el marco normativo”, sentenció.
REVISIÓN.
El estudio destaca la importancia de evaluar los criterios de fijación de remuneraciones que buscan asegurar incentivos para invertir en la red y sugiere que la Ursea evalúe la pertinencia de considerar otros criterios utilizados en mercados internacionales. “Si la infraestructura cumple con los estándares de cantidad y calidad, una remuneración basada en el Valor Nuevo de Reemplazo Amortizado podría ser suficiente para incentivar el mantenimiento y desarrollo de la red”, indica el estudio.
Aun sin modificar los criterios de remuneración, el estudio subraya la necesidad de aplicar el marco regulatorio vigente. Esto incluiría parámetros de eficiencia en los ajustes de precios y coherencia entre los peajes y los cargos por uso de las redes reflejados en el pliego tarifario de UTE.
El economista analizó la realidad global con sus conflictos, la desaceleración china, mencionó el crecimiento de África e India y reflexionó sobre qué sucedería si gana Trump. También se refirió a Uruguay en un año electoral.
Montevideo | Todo El Campo | Las perspectivas de los agronegocios siempre dependen del contexto global, dijo el Ec. Pablo Roseelli de la consultora Exante luego de exponer como invitado especial en la actividad de Lanafil y Yara, denominada “Los desafíos de hoy: Rentabilidad y sustentabilidad en año de elecciones”.
“El contexto global de los próximos años va a ser desafiante, no de crisis, aunque hay algunos nubarrones o elementos de riesgo como la guerra en Ucrania o el conflicto en Medio Oriente, la volatilidad de los mercados internacionales. Pero pensamos que va a ser un escenario desafiante caracterizado por el crecimiento moderado de la economía mundial y una desaceleración fuerte de China, un dólar débil en China y en el mundo, con una política fiscal estadounidense expansiva que propende a que el dólar se mantenga fuerte en el mundo y con tasas de interés altas. Todo eso so combina para un ciclo de commodities débiles, en el cual ya estamos y sería una sorpresa que eso cambiara para bien en los próximos años”, expresó.
Esa fortaleza del dólar en el mundo se combina con un dólar barato en Uruguay que acentúa los problemas de competitividad que tiene nuestro país. El dólar está bajo en Uruguay y alto en el mundo, y ese ha sido un elemento para entender por qué la economía uruguaya ha crecido poco”, y esto no es para señalar a ningún Gobierno sino que la pérdida de dinamismo de nuestra economía comenzó con el fin “del boom de commodities en 2014, y después vino el Covid. En los últimos diez años la economía uruguaya creció poco más de 1% anual, y es un poco más del promedio anual en estos últimos cinco años que los anteriores, pero definitivamente estamos creciendo poco”.
“Un país caro en dólares no alienta la inversión y sin el viento de cola de los commodities se está haciendo más evidente la necesidad de abordar una agenda más intensa de reformas estructurales”.
CHINA.
Sobre China Rosselli dijo que sufre “una desaceleración enorme de la actividad económica producto de varios factores”.
Uno es que “el país no podía seguir creciendo a las tasas con que lo hizo en los primeros quince años de este siglo”; otro es que “hay un cambio demográfico importante con una población que comenzó a bajar y cuando eso pasa las economías se desaceleran; también hubo cambios en la política económica china que no favorecen el crecimiento, y a eso se suma la guerra comercial que empezó con Donald Trump pero no cambió cuando éste dejó la Casa Blanca”.
En Occidente hubo “un cambio sobre cómo mirar a China”. Desde que este país ingresó a la OMC (Organización Mundial del Comercio) en diciembre de 2001 hasta 2015 el mundo celebró el fuerte crecimiento chino como oportunidad de negocios, pero en los últimos diez años Occidente observa que China, además de ser un gran mercado, es un rival estratégico sumamente importante”.
Asimismo, los conflictos en el mundo “están acentuando la animadversión de las democracias Occidentales hacia China y en la guerra comercial todos pierden algo y China pierde más” porque tiene un bajo PIB per cápita y las economías de esas características “necesitan del comercio mundial como el oxígeno, y la guerra comercial está restringiendo a China en su capacidad de crecimiento” y eso “no es bueno para los países exportadores de materia prima” como Uruguay.
Por otro lado “estamos viendo el crecimiento de África y la India, pero el tamaño de esas economías no es suficientemente grandes para que hagan la diferencia”.
Por tanto, con ese panorama global, “los exportadores de materia prima tenemos años desafiantes”, subrayó.
URUGUAY. CON QUÉ SE ENCONTRARÁ EL PRÓXIMO GOBIERNO.
El próximo Gobierno que asumirá el 1° de marzo de 2025 “va a encontrar mejor el panorama en materia de inflación y de empleo”, pero “en los últimos dos años la situación fiscal se ha deteriorado notoriamente y hay que ver dónde termina el déficit fiscal que está en 4% del PBI y el equipo económico proyecta que bajará a 3%, pero aún así es un déficit mayor al que puede sostener Uruguay”.
Aclaró que hay empleo, pero de calidad “no es tan buena”.
Por tanto el próximo Gobierno va a tener que intentar reducir el déficit, y se va a encontrar con un país con problemas de competitividad.
A todo lo anterior se suma que “el Gobierno que termina, como pasó con los anteriores, avanzó poco en reformas estructurales”, que no se hace con una gran reforma sino que deben ser “muchas y ninguna de ellas demasiado importante, pero todas juntas sumarían”.
“Tenemos un país estable al que le cuesta cambiar y reformar muchas cosas a la vez”, subrayó, y en caso de prosperar la reforma de la seguridad social propuesta por el PIT-CNT, sería “una enorme complicación para el próximo Gobierno y la economía del país”.
El 88% valora de bueno o muy bueno el clima de negocios en Uruguay; y el 85% de los encuestados aprueba la gestión del Gobierno.
Montevideo | Todo El Campo | La última encuesta de la consultora Exante sobre las expectativas empresariales resultó con una evaluación sumamente positiva: casi el 90% calificó de bueno o muy bueno.
El relevamiento fue realizado durante el mes de abril, con la participación de más de 300 gerentes y altos ejecutivos de empresas instaladas en Uruguay.
Tras varios relevamientos en los cuales las expectativas sobre la marcha de la economía y sobre la evolución de las empresas se venían revisando a la baja, en abril recogimos numerosas notas positivas.
A nivel de las expectativas sobre el entorno macroeconómico, se destaca la caída adicional de las expectativas de inflación. El promedio para 2024 es de 5,2% y más de 55% de los consultados indicó que espera que la inflación se sitúe dentro del rango meta también el año próximo.
En la misma línea, el promedio de expectativas de inflación en un horizonte de tres o cuatro años bajó a 5,8%. Si bien la distribución de las respuestas indica que todavía no hay un anclaje pleno a la meta oficial, es la primera vez desde que realizamos este relevamiento que el promedio se ubica por debajo del actual límite superior del rango objetivo (6%).
GESTIÓN DE GOBIERNO.
Además, el 85% aprueba la gestión del Gobierno, contra 2% que desaprueba.
Sobre los asuntos más importantes que debería priorizar el próximo Gobierno se señala a la seguridad pública y la educación con más del 60% cada uno. Le siguen la inflación, la reforma del Estado, la apertura económica a nuevos mercados y el tipo de cambio, entre 32% y 35%.
Con un mensaje catastrófico algunos comparan el endeudamiento agropecuario actual con el año 2000, pero omiten reconocer la caída de la morosidad. Una cosa no se puede analizar sin la otra.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | En poco más de 200 caracteres y una gráfica, la consultora Exante planteó ante la opinión pública una importante realidad del sector agropecuario: “En los últimos dos años el sector agropecuario aumentó significativamente su endeudamiento bancario. Sin embargo, la morosidad promedio en los créditos bancarios del sector se mantuvo en niveles muy bajos”.
El gráfico que acompaña el texto demuestra claramente esa situación superando los US$ 3.500 millones de deuda, pero con una morosidad apenas superior al 1%.
Es importante analizar ambos datos, porque si nos limitamos a ver la deuda por sí sola corremos el riesgo de hacer lecturas catastróficas.
Hace casi un año, en junio de 2023, el diputado Alfredo Fratti (MPP-FA), que también es productor agropecuario dijo que “el endeudamiento es uno de los riesgos que advertimos, porque a esos productores pequeños que no tienen espalda, la situación los obligó a tomar un crédito que luego les será muy difícil de enfrentar”, un concepto que ha expresado en reiteradas oportunidades.
También señaló que “hay que prestar atención para que no nos vuelva a pasar lo que nos pasó en los años 2000, cuando hubo un sobreendeudamiento agropecuario”. Advirtió que hay “mucho riesgo de que eso ocurra”.
La visión del legislador es parcial. La gráfica de Exante en cambio es contundente: sí hay endeudamiento, no se puede negar, pero también se observa capacidad de pago. Si no la hubiera la morosidad debería ser mucho mayor, quizá cerca o más del 9% como en los últimos años del tercer Gobierno del Frente Amplio.
Hay que tener cuidado con lo que se dice, porque cualquier alusión a lo ocurrido en el año 2000 tiene una carga catastrófica que no se condice con la realidad actual.
La cosecha de soja se acercaría a los 3,5 millones de toneladas en la zafra 23/24, más de 4 veces lo que se cosechó este año debido al impacto por la sequía.
Montevideo | Todo El Campo | La economista Delfina Matos (Exante) dijo que se espera “una mejor zafra agrícola de verano 23/24, en producción como resultados económicos”.
“La expectativa es que el área sembrada con soja tenga un aumento este año”; agregó que “los pronósticos de buenas lluvias para los próximos meses están alentando estimaciones de aumento de entre 5% y 10% de la superficie de soja”, llegando a “más de 1.300.000 hectáreas sembradas, que sería la superficie de soja más alta en 9 años”.
Sobre el clima comentó que los pronósticos son “más favorables y permiten prever un fuerte rebote en términos de rendimientos del cultivo. El riesgo que se viene planteando para este verano por parte de los expertos es ahora de exceso de lluvias en Uruguay, pero a priori resulta esperable que los rindes vuelvan al eje de los 2.500-2.600 kilogramos por hectárea, más del triple que en la campaña pasada, cuando se levantaron unos 700 kilos”.
Por tato, “la cosecha de soja se acercaría a los 3,5 millones de toneladas en la zafra 23/24, más de 4 veces lo que se cosechó este año debido al impacto por la sequía. Y eso, evidentemente se va a reflejar en una recuperación marcada de las exportaciones también”, apuntó.
PRECIO INTERNACIONAL.
Consultada sobre el precio internacional Matos dijo que ante una posible mayor oferta mundial y menor demanda china el precio bajo, “pero en las últimas semanas ha mostrado bastante volatilidad, cotizando alrededor de los US$ 500 la tonelada”.
Además, podría haber una caída en la producción de Brasil por las “expectativas climáticas cambiantes”. “En este contexto, en Exante manejamos un precio promedio de US$ 440 por tonelada para la soja local en la zafra 23/24, que es inferior a los US$ 515-520 por tonelada que se obtuvieron en las dos campañas anteriores”.
“De todos modos, si bien los precios de venta serían menores, también los costos medidos en dólares bajarían este año, sobre todo por la reducción de los precios de los fertilizantes y los agroquímicos”, subrayó.
Exante estima que el “margen promedio por hectárea” será de “unos US$ 320 -siempre antes del pago de la renta de la tierra, de costos financieros y de estructura-, que es un buen nivel en una comparación histórica”.
BUENAS PERSPECTIVAS PARA EL ARROZ.
Esas buenas perspectivas también valen para el arroz que tiene un área de 150.000 hectáreas. Si el rendimiento es de mayor a 9.000 kg por hectárea “totalizaría más de 1.350.000 toneladas, que es un volumen alto en la comparación histórica”.
En el arroz, a diferencia de la soja, “los precios vienen subiendo desde el año pasado y tuvieron un impulso adicional en los meses más recientes asociado al cierre de las exportaciones de India -principal exportador mundial- ante temores de escasez de oferta local por la sequía en ese país. Esto ha llevado a incrementos de los valores de exportación de la industria local y deja una perspectiva de precios más altos para el arroz pagado a los productores, que aguardamos que se fije en torno a los US$ 13 por bolsa de 50 kilos para esta próxima cosecha”, comentó.
El análisis de la Ec. Matos fue realizado en el programa En Perspectiva (Radio Mundo).