Ec. Florencia Carriquiry: “Las cifras del mercado de trabajo vienen siendo bastante buenas”.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informó que en junio la tasa de empleo a nivel nacional es del 58,2%; la tasa de actividad se situó en 63,4%; y la tasa de desempleo está en 8,2%.
Cabe precisar los siguientes conceptos: la tasa de empleo mide el número (o porcentaje) de personas empleadas en relación a la población en edad de trabajar (PET). La tasa de actividad se refiera a la PET ocupada o que busca empleo. Y la tasa de desempleo mide la cantidad de personas que están desocupadas respecto a la población económicamente activa (PEA).
El 58,2% de la tasa de empleo equivale a decir que hay 1.700.000 personas con trabajo.
El desempleo de 8,2% es la menor tasa desde junio de 2022 cuando el dato se ubicó en un 8,4%.
En el interior, el porcentaje de actividad es del 63%, del empleo 57,5% y el desempleo del 8,8%.
En Montevideo, la tasa de actividad se ubicó en el 64,1%, la del empleo del 59,4%; y del desempleo del 7,3%.
2023 CERRARÁ CON 30.000 PUESTOS DE TRABAJO MÁS QUE EN 2022.
Por otra parte, la economista Florencia Carriquiry de Exante, dijo en el programa Punto de Encuentro (radio Universal) que esa consultora prevé que el año finalizará “con 30.000 puestos de trabajo más que el año pasado” y advirtió que “en 2024 habrá un estancamiento en cuanto a puestos de trabajo”.
“Las cifras del mercado de trabajo vienen siendo bastante buenas”, comentó.
Los sectores con mejor desempeño son, en opinión de la economista, la construcción, los sectores de servicios y el comercio.
La mejora en el trabajo se estima tanto para Montevideo como para el interior del país.
DÓLAR, INFLACIÓN Y CRECIMIENTO.
Carriquiry consideró que el año finalizará con una inflación del 6%; sobre el dólar previó que llegará a los $ 40; y el crecimiento del producto será del 1% en 2023 y del 3% en 2024.
Ec. Corcoll: “El punto es que esa generación térmica tiene costos más altos y puede pasar que importar energía desde la región nos resulte más barato”.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | La falta de lluvias ha incidido en varias actividades, humanas de todo el país, especialmente en la producción agropecuaria, y al sur del país se ha visto afectado incluso el consumo humano. Otro de los rubros resentidos fue la generación de energía eléctrica.
La Ec. Alicia Corcoll de la consultora Exante analizó el origen de la generación de energía según datos aportados por UTE y reclamó: “Ya que tenemos la interconexión con Brasil, si se consiguen flujos de importación de electricidad a precios más convenientes que prender las centrales térmicas menos eficientes, hace sentido aprovecharlos”.
DETALLE DE LA PRODUCCIÓN DE ENERGÍA.
En 2019, la generación de energía eléctrica en Uruguay fue de unos 14.000 GWh (gigavatios hora), de los cuales el 56% provino de las represas (hidráulica); el 43% provino de fuentes renovables (34% de fuente eólica, 3% de origen solar y 6% en base a biomasa); y solo el 2% se generó en centrales térmicas de combustible fósil.
Desde entonces a 2023 esos porcentajes han tenido variaciones. Desde el 1° de enero al 9 de julio, se generaron 5.000 GWh de la siguiente forma: 23% tuvo origen hidráulico; el 58% fueron energías renovables (45% eólica, 4% solar y 9% en base a biomasa); y el 18% restante se produjo en centrales térmicas de combustible fósil.
Corcoll observó, en declaraciones al programa En Perspectiva (Radiomundo), que “era totalmente esperable”, dado el contexto de sequía, que se registrara una caída de la generación hidroeléctrica y subiera la generación en centrales térmicas.
IMPORTANTES IMPORTACIONES DE BRASIL.
Además “estamos importando volúmenes relevantes de energía eléctrica desde Brasil”, cosa que había sido anunciada oportunamente por UTE. “Puntualmente en lo que va del año venimos comprando casi 1.400 GWh a ese vecino. Se trata realmente de un volumen importante. No teníamos un registro así de alto de importaciones de electricidad desde el 2009, cuando compramos unos 1.500 GWh”, detalló Corcoll.
Las compras de energía a Brasil contrastan con las exportaciones que hizo Uruguay en 2021 y 2022 a ese país: 2021 fue un “año récord de exportaciones de energía eléctrica y en 2022 también se mantuvieron en niveles elevados. En concreto, se vendió un total de 2.800 y 1.400 GWh en cada año, por aproximadamente US$ 600 millones y US$ 200 millones respectivamente, lo que supuso que la venta de energía eléctrica se convirtiera en uno de nuestros principales rubros de exportación. Con eso, además, UTE se ubicó como una de las principales empresas exportadoras del país”.
Esa alta exportación se explica porque “Uruguay tiene holgura en términos de capacidad instalada de generación dadas las transformaciones que atravesó nuestra matriz energética en la última década”; pero “también tiene que ver con que nuestros vecinos tenían necesidades de importación para poder cubrir su demanda”.
Dicho eso, hay que aclarar que a pesar de la holgura que manifiesta Uruguay en la generación de energía, “no quiere decir que no tengamos que recurrir a importaciones para abastecernos”.
“Lo que está pasando entonces en 2023 es que evidentemente con la falta de lluvias, estamos recurriendo con mayor asiduidad a las centrales térmicas, pero también estamos aprovechando la capacidad de interconexión con Brasil para importar flujos desde allí. A eso ayuda que Brasil está con exceso de lluvias”, explicó.
Si el total de lo producido por Uruguay a través de las diferentes fuentes no es suficiente para cubrir toda la demanda nacional, la opción es recurrir a las centrales térmicas. “El punto es que esa generación térmica tiene costos más altos y puede pasar que importar energía desde la región nos resulte más barato que prender las centrales térmicas menos eficientes. Desde esa perspectiva, no debería verse como negativo el hecho de estar comprando energía a Brasil si es que se consigue a precios más convenientes que prender las centrales térmicas que operan con costos variables más altos”.
Sin embargo, “el costo variable de generación térmica está entre los US$ 140 y los US$ 280 según qué central tomemos” y si bien UTE no ha divulgado el precio de compra a Brasil, “en verano cuando comenzaron las importaciones había trascendido un precio promedio de entre US$ 60 y US$ 100 por MWh. En ese mismo sentido, las estadísticas de comercio exterior muestran precios implícitos de importación de unos US$ 75 por MWh en el primer trimestre del año y apenas por arriba de US$ 100 por MWh en abril y mayo”, por lo que, “ya que tenemos la interconexión con la región, si se da el caso de que se consiguen flujos de importación a precios más convenientes que prender centrales térmicas más caras, hace todo el sentido aprovecharlos”, concluyó.
Exante analiza la situación de los países en la región: “Las perspectivas de crecimiento para 2023 lucen bastante más moderadas” (gráfico).
Montevideo | Todo El Campo | La consultora Exante publicó ayer un largo y claro hilo en su cuenta de Twitter en el que analiza la situación de los países de la región y socios directos en el Mercosur (Argentina, Brasil y Paraguay) con el hashtag #FocoEnLaRegión, y comienza expresando que Uruguay “depende cada vez menos del entorno regional, pero no es ajena a él”.
Partiendo de esa base señala que en 2022 “América Latina mostró un crecimiento mayor a lo esperado a comienzos de ese año”; pero como en otras partes del mundo “nuestra región convive con niveles altos de inflación, que han redundado en políticas monetarias más restrictivas y caídas en el poder adquisitivo de la población”.
“En ese marco y sin el impulso del alza de precios de los commodities de 2022, las perspectivas de crecimiento para 2023 lucen bastante más moderadas”, observa Exante.
BRASIL: LA ECONOMÍA PIERDE FUERZA.
La economía de Brasil “ya perdió fuerza al cierre del año pasado” a pesar de haber tenido un “buen desempeño exportador”; y los pronósticos sobre el PIB dicen que la actividad de ese país “operaría solo 2% mayores a los previos a la recesión que atravesó el país en 2014-2016”.
“La dinámica de las cuentas públicas sigue siendo una fuente de preocupación en Brasil”; y recientemente el gobierno de Luiz I Lula da Silva presentó un proyecto sobre “un nuevo marco fiscal, que sustituirá al actual tope de gasto”, el cual “era esperado con expectativa por los mercados”.
A través de ese proyecto se “combina una meta de resultado primario con una regla de gasto más flexible y mecanismos de ajuste en caso de incumplimiento”. Así se procura “un resultado primario equilibrado en 2024 y superávits en los años siguientes. El marco no topea el ratio deuda/PIB”, aclara.
Por otra parte, “el riesgo país de Brasil retornó al eje de los niveles prepandemia”; y “pese a la incertidumbre fiscal, los flujos de IED (Inversión Extranjera Directa) están próximos a 3% del PIB”.
“Brasil fue de los países que subió de forma más temprana y agresiva la tasa de interés, contribuyendo a una caída fuerte de la inflación en 2022. Sin embargo, en los últimos meses la inflación se tornó más resistente y las expectativas se vienen ajustando al alza”.
En cuanto al dólar, Exante dice que el país vecino “ha operado con mucha volatilidad en los últimos años” y que “pese a cierta corrección reciente de los precios en dólares, la moneda brasileña sigue muy barata en una perspectiva histórica” (tipo de cambio alto).
“ARGENTINA NO ACUMULÓ CRECIMIENTO EN LA ÚLTIMA DÉCADA”.
Sobre Argentina, Exante señala que “creció más de lo previsto en la primera mitad de 2022. Sin embargo, e incluso con un impulso importante en las exportaciones, se contrajo significativamente en el último tramo del año pasado”.
En ese país, “la fuerte afectación del sector agropecuario por la sequía y la caída sostenida que vienen mostrando los salarios reales desde hace años -y que continuará también en 2023- suponen que Argentina no mostraría crecimiento este año”, advierte y subraya: “Argentina prácticamente no acumuló crecimiento en la última década”.
A su vez, el “riesgo país arriba de los 2.000 puntos refleja que Argentina no tiene real acceso a financiamiento externo. Eso hace que el déficit fiscal no sea sostenible incluso cuando no es particularmente alto en una comparación con otros países”.
Otro punto de análisis es el gasto público, que bajó en 2020, pero “permanece muy por encima de los niveles de décadas previas (incluso de los picos cíclicos de los 80s y 90s)”.
El canje de deuda del Gobierno recientemente implementado “no soluciona el problema fiscal pero despejó vencimientos de corto plazo”.
La inflación galopante, de tres dígitos, tiene entre sus causas “la alta emisión” que busca “atender el financiamiento del déficit fiscal y las expectativas devaluatorias” del país.
PARAGUAY: LAS PERSPECTIVAS PARA 2023 SON DE CRECIMIENTO DE 4,5%.
Paraguay, el otro socio del Mercosur, tendrá elecciones en las próximas semanas, con “el oficialismo que se encamina a retener el Gobierno para el próximo período”.
“En contraste con Argentina y Brasil, Paraguay comenzó el 2022 con su economía en recesión por la fuerte sequía”, pero sobre el cierre presentó “un mayor dinamismo”, con “perspectivas para 2023 de un crecimiento en el eje de 4,5%”.
Con la pandemia el país guaraní tuvo un incremento del déficit fiscal, pero superada la situación sanitaria y ya en normalidad, “Paraguay viene ajustando sus cuentas públicas y se aguarda que el año próximo vuelva a cumplir con el tope original de la Ley de Responsabilidad Fiscal”.
Luego del aumento del déficit fiscal en pandemia, se están “ajustando las cuentas públicas y se aguarda que el año próximo Paraguay vuelva a cumplir con el tope original de la Ley de Responsabilidad Fiscal”.
Paralelamente, “la inflación viene cediendo” y los agentes esperan que continúe bajando hacia el rango meta. El Banco Central debería, al igual que en Brasil, lograr encontrar espacios para flexibilizar la política monetaria este año.”
“El dólar en Paraguay ha caído en el inicio de 2023, pero no lo había hecho el año pasado. Por eso, es de los únicos países de la región (dejando de lado los casos particulares de Argentina y Colombia) en donde se observa un dólar más alto que a fines de 2021”.
URUGUAY.
En ese escenario, “Uruguay destaca como el país que acumula la mayor apreciación nominal de su moneda. Nuestro tipo de cambio real bilateral con todos los países de la región se encuentra muy por debajo de los parámetros de las últimas décadas”.
La baja en el precio del dólar, primero durante todo 2022 y ahora en los primeros días de 2023, “acentúa el desequilibrio de competitividad en precios que mantiene Uruguay frente a sus principales referencias”.
Montevideo | Todo El Campo | Al viernes 27 de enero el precio del dólar en Uruguay, durante 2023, cayó 3%, cerrando esa jornada a $ 38,6.
Esa caída de la moneda estadounidense se suma al 10% que retrocedió durante 2022, tal como se detalla en la gráfica elaborada por la consultora Exante, que se publica a continuación.
Si se retrocede en el tiempo, en la gráfica también se puede observar la suba a partir de enero de 2020, y un 2021 sinuoso, comenzando el proceso de caída en enero de 2022.
La baja en el precio del dólar, primero durante todo 2022 y ahora en los primeros días de 2023, “acentúa el desequilibrio de competitividad en precios que mantiene Uruguay frente a sus principales referencias”.
Ante Estados Unidos, la variación del tipo de cambio real es de -23%; Brasil -45%; Argentina -24% respecto al dólar oficial y -56% el dólar blue; Eurozona -37%; Australia -27%; Nueva Zelanda -20%; y China -16%.
Por otra parte, y “en la misma línea” de lo ya comentado, Exante señala que “el Informe de Política Monetaria del BCU presentado esta semana” señala que “la brecha entre el TCR (tipo de cambio real) efectivo y el TCR de fundamentos se amplió considerablemente en los últimos trimestres”.
Si consideramos que más del 90% del valor agregado se genera en el interior del país, el impacto en el interior es prácticamente el doble, cercano al 40% del PBI.
Hébert Dell’Onte | Impactos de los agronegocios en la economía uruguaya, así se denominó la exposición que ofreció la Ec. Florencia Carriquiry (Exante) en la Expo Prado el lunes 12, un evento organizado por la Asociación Rural del Uruguay. La charla se extendió por 40 minutos.
La apertura de la conferencia estuvo a cargo del Ing. Agr. José María Elorza, director de estudios agroeconómicos de la Asociación Rural del Uruguay, quien afirmó que los trabajos internacionales nos ubican como el país más agropecuario de toda América, desde Canadá hasta el extremo sur de Argentina.
Pero lo importante es poder exhibir lo que el agro aporta al país: “El agronegocio califica más que los otros sectores (de la economía)” y eso hace que sea un sector “muy importante” para el país. Los técnicos de Exante trabajaron para actualizar los datos que van a presentar, agregó: “Son datos de 2013 actualizados al 2021”.
La Ec. Carriquiry dijo que “pese a ser un país netamente agroexportador en Uruguay hay un perjuicio instalado en la población, particularmente en Montevideo, de que el agro agrega poco valor y de que es una actividad de poco derrame”, y en honor a la verdad “hay que ir desmitificando esos prejuicios”.
Carriquiry dijo que en 2021 el valor bruto de producción de los agronegocios superó los US$ 11.000 millones, de los cuales US$ 8.300 fueron exportaciones y US$ 2.700 ventas en el mercado interno.
Analizado por cadena, la cárnica es la de mayor tamaño, seguida por la forestal para la producción de celulosa como madera sólida, en un tercer escalón están los lácteos, luego las oleaginosas.
De esos US$ 11.000 millones de valor bruto de producción, US$ 6.600 millones son valor agregado directo, destacó. Tanto el agro como la agroindustria genera valor agregado en un 11% del PBI. A esos US$ 6.600 millones se le agregan unos US$ 2.250 millones por demanda de insumos y servicios en las distintas cadenas de valor, con lo cual, de forma directa e indirecta suman casi US$ 8.900 millones, unos 15% del PBI, expresó.
215.000 EMPLEOS.
Los agronegocios generan unos 215.000 empleos, que son algo más de 170.000 en el agro y la industria de forma directa; más 42.000 empleos de forma indirecta como proveedores de insumos y servicios.
Por esos empleos se pagan unos US$ 2.700 millones en salarios brutos directos e indirectos, que son casi US$ 2.000 millones directos y US$ 680 millones en salarios indirectos.
US$ 3.600 MILLONES EN IMPACTOS INDUCIDOS.
A estos impactos directos e indirectos hay que agregar impactos inducidos que surgen del gasto de los ingresos directos e indirectos generados por la actividad. Esos ingresos se vuelcan al consumo y tienen efectos en la actividad económica.
En 2021 fueron US$ 3.600 millones de valor agregado inducido, más de 55.000 empleos y unos US$ 870 millones de salarios pagados en términos brutos.
En total los impactos directos, indirectos e inducidos del agro en nuestra economía asciende a unos US$ 12.500 millones, algo más de 20% del PBI, aproximadamente.
Por cada dólar que se genera en el agro porteras adentros hay otros 2 dólares que se generan en el resto de la economía, o sea que el multiplicador del agro es algo mayor al 3%.
Si consideramos que más del 90% del valor agregado se genera en el interior del país, el impacto en el interior es prácticamente el doble, cercano al 40% del PBI de la economía de los 18 departamentos.
RECAUDACIÓN TRIBUTARIA: MÁS DE US$ 1.900 MILLONES.
Sobre la recaudación tributaria, el sector aporta más de US$ 1.900 millones (incluyendo los principales impuestos, las tasas más importantes y las contribuciones a la seguridad social). De ese total US$ 840 millones son en forma directa, US$ 280 millones en manera indirecta, y casi US$ 800 millones en términos inducidos.
FIDEICOMISO DEL TRANSPORTE DE PASAJEROS: US$ 9 MILLONES.
Adicionalmente el sector aporta al fideicomiso del transporte colectivo de pasajeros US$ 9 millones adicionales.
En 2021 el transporte consumió unos 117 millones de litros de gasoil a través de ese aporte.
En términos de empleo y masa salarial, el agro da soporte a unos 270.000 empleos un 17% de la población ocupada en total, casi 1 de cada 5 trabajadores tiene su ocupación sustentada en la actividad agropecuaria; y US$ 3.500 millones pagados en salarios en bruto. En términos de empleo el multiplicador es algo mayor a 2.
En definitiva: la contribución del sector agropecuario a la economía uruguaya es muy superior a lo que indican las cifras del impacto directo. En los hechos el agro representa el mayor multiplicador de valor agregado, es decir es de los sectores que tiene más derrame sobre el resto de la economía, concluyó la economista.