De todas formas, no podemos ni debemos limitarnos a la educación y la tecnología; necesitamos una cultura que pondere el esfuerzo emprendedor. No hay que esperar a ver lo que el Gobierno hace por nosotros o nuestras empresas.
México | Todo El Campo | La semana pasada una columna de Gerardo Rodríguez, el director de U.S. Meat Export Federation para México, Centroamérica y República Dominicana, escribió un artículo sobre la educación y la tecnología que fue recogido por portales y medios de comunicación vinculados a la producción y la industria cárnica el país.
Rodríguez comienza contando un reciente viaje Estonia, un país que -recuerda- desde muchos años ha sufrido adversidades: los estonios vivían como campesinos libres, organizados, bajo líderes locales, pero comenzaron a ser invadidos por vikingos, suecos, alemanes y rusos en dos etapas. “Las sucesivas invasiones les trajeron hambrunas que mataron a muchos de sus habitantes”.
Luego de la Segunda Guerra Mundial los rusos (soviéticos) “impusieron un régimen tiránico y colectivizaron la agricultura. Con el paso de los años, los problemas en Estonia se agudizaron. Hasta 1993 era uno de los países en el top 5 de los más inseguros del mundo, la población era mayor de edad y la tasa de nacimientos era muy baja. En pocas palabras, su futuro era incierto”.
EDUCACIÓN, TECNOLOGÍA Y EL ESFUERZO EMPRENDEDOR.
Estonia logró su independencia en 1991 -hace 33 años- y dio inicio a lo mejor de su historia “bajo dos importantes premisas: educación y tecnología”.
Los resultados están a la vista. actualmente “Estonia invierte el 6% de su PIB en la enseñanza y es el país más digitalizado del mundo, considerado el Silicon Valley del Báltico. Además, pasó de tener altos índices de inseguridad a ser el 4° país más seguro del mundo. El 80% de su población habla por lo menos tres idiomas y un gran porcentaje de los startups de la Unión Europea nacieron en este pequeño país, basados en una cultura que pondera la educación y en el esfuerzo por emprender”, describió Rodríguez.
El mexicano director regional de U.S. Meat Export Federation reclama a su país dar a la educación y la tecnología el lugar destacado que tiene en Estonia y que puso a ese país en un crecimiento económico y social importante. “El beneficio para nosotros sería impresionante. Tenemos que ocuparnos y no solo preocuparnos de lo que se hace en otras partes del mundo. No podemos esperar a ver lo que el Gobierno hace por nosotros o nuestras empresas. Como líderes de la industria tenemos que poner el ejemplo a otros sectores productivos”. Nosotros “podemos empezar por preguntarnos cómo optimizar procesos”, planteó.
IMPLEMENTACIÓN TECNOLÓGICA, EL ÁREA DE OPORTUNIDAD.
A partir de aquí, el autor dedica el artículo en fusión de la realidad mexica, pero no pierde validez para la reflexión en los casos que son oportunos para Uruguay. “Sabemos que uno de los incrementos de costos más altos se da entre el productor y el rastro (producto en canal). Podríamos cuestionarnos ¿cómo reducir esos costos? ¿Cómo usar la tecnología para expandir los cortes a utilizar sin tener mermas? En organizaciones como U.S. Meat estamos implementando planes educativos en eventos y seminarios de tendencias macroeconómicas”.
También “buscamos crear productos cárnicos de interés para el cliente final”; además de usar “realidad virtual para cursos de cortes de carne de vacuno y cerdo sin desperdiciar un gramo de proteína, donde se puedan explorar nuevas opciones, así como el desarrollo tecnológico de videos de cocina a través de códigos QR en los paquetes de carne en el supermercado”.
“No podemos ni debemos limitarnos en los alcances de la educación y la tecnología”, opinó. “Necesitamos más cursos, más diplomados, más capacitaciones sin verlos como lucro, al contrario, visualizándolos como una herramienta de crecimiento para la industria”.
Como industria cárnica, “¿por qué no pensamos a lo grande? ¿Podemos ser la Estonia de Latinoamérica?”, planea como interrogante.
Artículo original de Porcicultura |Imagen de portada: campo de Estonia, foto de Erik Karits en Pixabay.
En 2019 las escuelas agrarias de UTU registraban déficit en sus cuentas. Eso cambió a partir de 2020, y en 2023 se logró una ganancia -gracias a la producción que realizan- de US$ 1,1 millón.
Montevideo | Todo El Campo | Gracias a la producción agropecuaria de las escuelas agrarias de UTU, por todo concepto de lo producido, esa institución obtuvo ingreso de US$ 2,9 millones, a lo que se le debe restar los egresos por diversos gastos, lo que resultó en 2023 con una ganancia bruta de US$ 1,1 millón.
En 2019 se había registrado un déficit de US$ 338.900; pero a partir de 2020, con el cambio de administración, comenzaron a registrarse ganancias: en 2020 fueron US$ 165.135; en 2021 de US$ 347.319; y en 2022 de US$ 269.920.
RÉCORD EN 2023: US$ 1.160.036.
La Dirección General de Educación Técnico Profesional – UTU presentó los ingresos recibidos en los últimos tres años por la producción de las distintas escuelas agrarias de todo el país, que suman US$ 1.160.036 en 2023.
El director general, Prof. Ing. Agr. Juan Pereyra valoró “el trabajo de todas las escuelas, de los equipos escolares, de los cargos, de las direcciones y del apoyo permanente por parte del, que son fundamentales para que esto se logre”.
Por otra parte, el director del Programa de Educación para el Agro de UTU, Ing. Agr. Juan Fitipaldo, dijo que en 2023 se logró mejorar “sustancialmente” los resultados que ya venían aumentando desde 2020, a pesar de la gran sequía que enfrentó el país ese año. La clave para llegar a esas cifras, está en la venta de la producción de las distintas escuelas agrarias, publicó UTU en su página web.
El objetivo de las escuelas agrarias no es producir para vender sino educar en las distintas formas de producción, no obstante, la venta de los productos permite autosustentarse y continuar creciendo y así poder llevar la educación agraria a más puntos del país.
PRODUCCIONES.
Las principales producciones agropecuarias de los centros de estudio de UTU son vacunos de carne, productos lácteos con 10 tambos funcionando que remite a varias empresas, entre ellas Conaprole, Claldy.
Además, en Colonia Suiza (Colonia), la escuela posee una fábrica de primer nivel que produce queso, que luego se comercializa en el local de ventas que posee UTU y, en otros casos, se comparte lo producido con otras escuelas.
También hay producción ovina.
En agricultura, las escuelas producen soja, trigo, arroz, y se trabaja en madera aserrando montes, lo que permite abastecerse de palos, piques y tablas que luego son utilizadas para mejorar la infraestructura de las escuelas y los espacios de producción como las mangas para el ganado, así como la reparación o el mejoramiento de los alambrados, entre otras cosas.
El conjunto, todos los proyectos de UTU, sumado al local de ventas que posee la institución, el ingreso total obtenido es de US$ 2,9 millones.
En 2023, considerando únicamente la producción agraria comercializada en el local de ventas, se recaudó US$ 299.865. Un 71,15% fue por productos lácteos, el 15,15% productos viníferos y el 6,6% por producción vegetal.
En tanto, del total de ingresos, el 37% fue por la producción de vacunos para carne, seguido de vacunos para leche (26,8%) y, en tercer lugar, un 21,5% de los ingresos fue por productos vegetales, principalmente por la producción de arroz.
Algunas universidades estadounidenses involucran animales en el proceso educativo. ¿En Uruguay alguien piensa en ese tipo de experiencias?
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | En febrero de este año Todo El Campo publicó un artículo en el que se informaba sobre la incorporación de animales por parte de la Universidad de California para mejorar la salud de los estudiantes.
Eran ovejas que ayudaban a mejorar el estado de ánimo y la respuesta al estrés de los jóvenes, además de mantener el paisaje porque se dedicaban a cortar el pasto (*).
La Universidad de California no es la única que da a los animales un lugar destacado en beneficio de los estudiantes.
La semana pasada la Universidad de Arizona tuvo una jornada similar, que persigue fines diferentes a la California, pero que despierta sentimientos similares en los estudiantes.
En la cuenta de Instagram de la Universidad (**), se informó que se realizó el evento anual “Encuentros con animales” que forma parte de la “clase introductoria sobre ‘Interrelaciones entre humanos y animales’”.
Ese día, los profesores llevan animales al campus universitario, y la clase pasa a ser “una de las favoritas de los estudiantes” por las “interacciones únicas entre los estudiantes y los animales”, además de “fomentar la curiosidad en torno a la conexión entre diferentes especies”, dice el texto que acompaña las fotografías en Instagram.
Para nada es novedosa la influencia positiva de los animales en las personas. No debería llamarnos la atención que en California se los use para mejorar el ánimo de los estudiantes, tampoco que en Arizona la clase con animales sea “una de las favoritas de los estudiantes”.
La pregunta es si en Uruguay es posible ir hacia ese tipo de experiencias que pueden ser positivas sino removedoras para quienes han vivido toda su vida en el cemento, rodeados de edificios, semáforos y un cada vez más numeroso parque automotor.
¿Qué experiencia ofrece Montevideo a los niños y jóvenes que no tienen la posibilidad que conocer el interior, que no tienen la fortuna de tener algún amigo o familiar más allá de la ciudad para por lo menos apreciar la proximidad de animales que no sean perros o gatos? Fuera de la Expo Rural del Prado o Expo Melilla, ninguna. Pero ni siquiera ahí tienen la posibilidad de abrazar y sentir el calor de los animales, sentir los latidos de sus corazones.
Los centros de estudios, desde los escolares hasta los terciarios, no están pensados para bridar esa experiencia educativa. ¿No será esa una de carencias de nuestra educación?
Se transmite el concepto de que comer carne o tomar leche “es totalmente dañino para el planeta”, sin referir a los esfuerzos de la cadena cárnica para reducir los gases de efecto invernadero o mejorar el bienestar animal.
Madrid, España | Todo El Campo | En setiembre comenzaron las clases primarias y secundarias para los jóvenes estudiantes españoles, y con ellas “han vuelto a ser numerosas las denuncias de padres, profesores e incluso centros educativos sobre el adoctrinamiento percibido en multitud de asuntos a través de sus libros de texto”, escribió el periodista Jorge Cocero en una nota publicada por Cárnica, un sitio web de comunicación especializada en sectores profesionales incluyendo la carne.
Entre ese abanico de quejas están las vinculadas al sector alimenticio, particularmente “contra de la carne” y “promoviendo dietas veganas, textos que criminalizan a la industria cárnica en su conjunto y que ponen en el foco a los ganaderos como una de las actividades más contaminantes”.
Asumir esa posición militante anticarne y fuera de todo sustento científico pone a los niños ante posturas de manipulación, sobre todo considerando que “los libros de texto desempeñan un papel fundamental en la educación” e “influyen en su comprensión del mundo y la sociedad”.
Todo eso “me parece de una gravedad inmensa” en cuanto estamos ante “un medio para manipular con perspectivas sesgadas sobre ciertos temas”, escribió Cocero, y agregó que si bien hay “preocupaciones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a algunas explotaciones ganaderas”, ese es un tema que se debe “contextualizar” y “reconocer los beneficios nutricionales, económicos y los esfuerzos que ya hace la industria para abordar estos problemas” ambientales.
“Es necesario que todo eso lo conozcan también los escolares para así tener un punto de vista más completo”, subrayó.
LO QUE DICEN LOS LIBROS.
El artículo menciona, a modo de ejemplo, “los libros de Geografía e Historia para alumnos de 3º de ESO” (Educación Secundaria Obligatoria) que “casi da por hecho que los animales criados en regímenes intensivos están viviendo en malas condiciones y ni siquiera se hace mención alguna a lo que significa el bienestar animal en cualquiera de estas explotaciones ganaderas”.
Otro libro es Biología y Geología para alumnos de 1º de ESO, “en la que se afirma, sin ningún tipo de duda, que para comer una manzana se utilizan 70 litros de agua para su producción y 50 litros en el caso de una naranja. Sin embargo, un vaso de leche necesita destinar 200 litros de agua para su producción y una hamburguesa 2.400 litros. Así sin más, sin añadir ningún otro dato”.
La lectura de esos textos y sin ningún tipo de explicaciones genera la idea de que comer carne o tomar leche “es totalmente dañino para el planeta”, sin referir a los esfuerzos de la cadena cárnica para reducir los gases de efecto invernadero o mejora el bienestar animal.
“No puede ser es que los libros que sirven para educar a nuestros hijos no sean completamente objetivos”, enfatizó, pero Cocero no se quedó ahí, pues agregó que estamos ante un “problema (que) cobra una dimensión aún más preocupante cuando se analiza en el contexto de la creciente ‘dictadura moral’ que parece estar imponiéndose en nuestra sociedad”, entendiendo por ‘dictadura moral’ “la imposición de un conjunto de valores, creencias y normas morales particulares sobre la población, que limitan de forma preocupante la libertad de pensamiento y la diversidad de opiniones”.
En resumen, el discurso anticarne en los libros de texto de nuestros hijos lleva a que cada año cada vez más jóvenes salgan “con el discurso aprendido sobre lo mala que es la carne, lo asesinos que son los ganaderos y lo contaminantes que son las vacas”.
Como escribió el filósofo español Fernando Savater en su libro Política para Amador: “Los irresponsables son enemigos viscerales de la libertad”.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | La opinión pública mira con desazón el conflicto desatado en el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA). ¿Cómo es posible que tan poco pueda generar una crisis de dimensiones en un área tan sensible como la educación y con un proceso de agravamiento evidente?
Todo comenzó cuando las autoridades pidieron al gremio estudiantil del IAVA el lugar que éstos ocupaban como centro de reuniones gremiales para poder hacer mejoras, y a cambio se les otorgaría otro. Increíblemente se negaron a entregarlo, el director del liceo los apoyó desatendiendo disposiciones de las autoridades educativas por lo que se le inició un sumario y la mecha de una bomba que nadie sabe si va a estallar ni con qué fuerza lo hará, se encendió. Hasta ahora todo lo que vemos es un proceso de agravamiento en varios sentidos.
Es difícil de aceptar que toda la educación esté crisis por una razón tan banal, porque cualquiera sea el argumento que se esgrima -y a medida que los hechos se van dando todo parece más confuso y grave- lo cierto es que comenzó por el salón que no se quiso entregar a cambio de otro.
Pero más difícil es encontrar una explicación lógica al por qué, aquellos que tienen la posibilidad de frenarlo, no lo hacen antes de que se les vaya de las manos. Aún están a tiempo. Pero ¿cuánto es ese tiempo que queda sin que todo esto se agrave?
Lo que sí sabemos todos es que si no se pone un freno a la escalada de radicalización esto no termina bien. Lo que vemos es que cada día que pasa la cuerda se tensa más y lo que empezó como una protesta estudiantil puntual se va extendiendo a otros ámbitos.
Primero fueron los algunos (algunos pocos alumnos, a juzgar por las imágenes que nos ofrece la televisión), y en ese interín apareció frente al liceo el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, que no quiso hacer declaraciones pero su presencia era un evidente apoyo a la movilización.
Luego se sumaron los profesores que pararon y ocuparon el centro, además de extender el conflicto a otros liceos en lo que parece ser una estrategia de generalizar el conflicto a todo el sistema educativo. Precisamente los profesores que deberían actuar como orientadores y jugar un rol de sensatez optaron por el camino de la confrontación irracional.
Otro factor distorsionante son algunos cánticos de los estudiantes sobre asuntos totalmente ajenos al tema en cuestión como Videla y Gavazzo en relación al dictador argentino entre 1976 y 1981 Jorge Rafael Videla, y al teniente coronel José Nino Gavazzo, referente de la dictadura y la represión uruguaya.
A todo eso se suma un círculo de violencia generado a través de amenazas denunciadas por estudiantes y periodistas que cubren los hechos.
La mecha está encendida, mientras dure algunos sacarán ventaja, aunque hacerlo de esa manera no es responsable ni democrático. Como escribió el filósofo español Fernando Savater en su libro Política para Amador: “Los irresponsables son enemigos viscerales de la libertad”.
En la foto bandera del Gremio Estudiantil del IAVA (GEI).