La alta sensación térmica provocada por la humedad, generó el miércoles de esta semana la muerte de varios novillos en un feedlot ubicado en el departamento de Paysandú, lo que además del impacto natural de la pérdida de los animales, también provoca pérdidas económicas para el emprendimiento.
La considerada tercera ola de calor está pegando más fuerte que la segunda, que fue la semana anterior y que tuvo mayores temperaturas que las registradas entre el 18 y 22 de enero, llegando a los 43 grados en Paysandú.
Sucede que el miércoles la temperatura máxima llegó a los 36 grados, pero la sensación térmica a causa de la humedad superó los 45 grados, factor determinante para la muerte de 10 novillos del citado encierre a corral.
Rápidamente quienes tienen a su cargo la supervisión del emprendimiento ganadero con más de 1.200 ejemplares, decidieron soltar los animales a un campo con sombra, cambiar la dieta de los animales y redistribuir al ganado. A esto se suma la mayor utilización de aspersores para mojar a los novillos, “lo que aún así no es fácil porque para cualquier organismo tolerar esas temperaturas es difícil”, manifestaron al diario local EL TELEGRAFO.
Actualmente en el país, los feedlots son utilizados para el engorde de los últimos tres meses de los animales, que serán faenados y destinados al mercado exterior, a pesar de que ya hay solicitud del mercado chino por engorde a corral de 200 días, lo que seguramente cambiará el sistema de trabajo de los encierres a corral que pretendan aplicarlo.
En estas horas los servicios meteorologías de la región reafirmaron la ola de calor para esta semana que comienza mañana con extremos de temperatura que pueden llegar a los 47 grados.
Por este motivo el Plan Agropecuario emitió una serie de recomendaciones para el manejo animal que trata de minimizar las perdidas y sobre todo tratar de evitar males mayores.
Ante las altas temperaturas registradas durante los últimos días en la mayor parte de las regiones ganaderas, Juan Elizalde y Sebastián Riffel actualizaron las recomendaciones sobre sombra y asperjado, que se suman al manejo nutricional para abordar la problemática bajo una visión sistémica. Costos y beneficios.
Estamos en verano y con él están apareciendo las complicaciones relacionadas al estrés térmico que afectan la producción animal, con eventos que seguramente serán frecuentes durante los próximos meses. Así anticipaba esta problemática el estudio Elizalde & Riffel, en una nota publicada en Valor Carne tiempo atrás, que ahora acercamos a nuestros lectores, con datos actualizados, para complementar La Nutrición bajo el calor del verano, temática desarrollada por el Ing. Ag. Juan Elizalde en un webinar realizado por Phibro Animal Health
Estrés térmico
El Dr. Terry Mader, exprofesor de la Universidad de Nebraska y consultor privado en temas ambientales, sostiene desde hace años que el estrés por calor causa pérdidas productivas y puede llegar a afectar la supervivencia de los animales. Estos problemas son cada vez más frecuentes debido al aumento de las temperaturas estivales y a la mayor actividad metabólica del ganado generada por el calor de fermentación, derivado del agregado de grano con alto nivel de procesamiento a las raciones.
¿Qué es el estrés térmico? Se trata de una sumatoria de factores ante los cuales el animal no se puede adaptar para mantener su homeostasis o estabilidad del organismo frente a una agresión. En concreto, puede tolerar un factor de estrés (por ejemplo, alta temperatura) pero cuando aparece más de una condición negativa (altas temperatura, humedad y radiación, mala calidad de agua) no puede responder a través de su homeostasis y sufre daños que afectan la producción o supervivencia.
En estos casos, el consumo de materia seca se reduce habitualmente entre 5% y 50%. La ganancia de peso disminuye y la eficiencia de conversión de alimento en carne empeora más aún (posiblemente el doble) por la combinación de un menor consumo y un mayor gasto energético para sostener sus gastos de mantenimiento. En situaciones extremas el golpe de calor produce temblores, falta de coordinación, colapso neurológico y muerte del animal, tal como ocurrió en varias regiones del noroeste de la provincia de Buenos Aires en febrero de 2017.
Una cuestión a tener en cuenta es que el estrés calórico tiene mayor incidencia en animales con problemas sanitarios previos (por ejemplo, neumonías crónicas) y en aquéllos con pelaje de color negro (Angus), en terneros jóvenes (destete precoz) y en los novillos que llevan muchos días de confinamiento y están muy pesados y engrasados.
Estrategias de mitigación
Cualquier estrategia de mitigación aplicada en forma aislada permite disminuir la incidencia del problema, pero no lo anula ni lo disminuye en forma marcada. Incluyendo herramientas como sombra, asperjado y manejo nutricional y alimenticio se podría lograr un buen resultado o sea reducir entre un 30 y 50% el efecto generado por la ola de calor.
Hay experimentos que demuestran que la sombra reduce entre un 20 a 40% el impacto en la eficiencia de conversión generado por una ola de calor versus situaciones que no cuentan con esa protección. Pero existe todavía un margen del 60% para avanzar en la mitigación de este evento con manejo del agua y de la ración, entre otros.
La sombra es un método efectivo porque reduce la radiación directa e indirecta sobre los animales, pero pierde el beneficio si no hay viento. El espacio de media sombra debe ser de 1,8 m2/cab para novillos pesados y de 1,5 m2/cab para terneros o novillitos livianos; la altura mínima debe ser de 3 a 4 m para que circule aire por debajo y la mejor orientación es N-S. Con todos estos consejos es posible reducir entre 1-3 ºC la temperatura ambiental.
En las fotos siguientes se presentan diferentes tipos de estructura con media sombra al 80% o techo de chapa.
Como se dijo más arriba, hay categorías de animales que son más susceptibles al estrés térmico respecto de otras. En este sentido, los terneros de destete precoz, los animales de raza Holando (terneros, novillitos y novillos) y todos aquéllos terminados para venta requieren acceso a algún tipo de sombra (natural o artificial).
El asperjado o rociado es un método efectivo para mitigar el estrés por calor. Es de rápida adaptación, pero resulta extremadamente adictivo por lo que tiene que funcionar siempre ya que, si se discontinúa durante unos días, puede causar mortandad.
Se requiere asperjar el ganado cada hora durante 3 a 5 minutos. Las gotas tienen que ser grandes para que penetren en el pelo del animal. Si los animales perdieron el pelo de invierno el tamaño de las gotas puede ser menor. Este manejo se hace con un timer que se programa y funciona automáticamente.
El sistema más recomendable es rociar además la superficie del suelo para evitar voladuras de tierra. Esto último se puede hacer con un camión regador que tire agua dentro de los corrales o colocando aspersores en los corrales. De esta forma se reduce el calor que viene del suelo (que refleja la radiación), debiéndose regar una superficie de 1,8 m2 por animal. El suelo tiene que estar húmedo, pero no hacer barro. Además, hay que considerar que con este sistema se duplica o triplica la cantidad de agua que se utiliza en un feedlot respecto a un día normal, generando una gran demanda del recurso.
Sombra & asperjado
La escasa evidencia experimental comparando sombra versus asperjado indiciaría que bajo iguales condiciones la sombra sería más eficiente que el asperjado a los efectos de la mitigación. Sin embargo, lo ideal sería utilizar ambas herramientas para llegar a reducir en un 80% el impacto de la ola de calor frente al carecer de las mismas.
En las fotos siguientes se presenta una estructura combinada de asperjado y media sombra al 80% con un timer que activa el rociado a partir de una temperatura definida.
Costos y beneficios
El punto crítico para definir las herramientas de mitigación del estrés calórico es la frecuencia en que se presentan los episodios en cada región, según la combinación de temperatura, humedad, velocidad del viento y radiación.
No cabe duda de que, cuando aparecen esas condiciones, el uso de la sombra o el rociado son altamente efectivos, pero cuando no se dan con cierta periodicidad la mitigación tiene un impacto sobre el costo, pero no necesariamente un beneficio económico.
Por ejemplo, en la Argentina, a precios de diciembre de 2021, y considerando deterioros en la eficiencia de conversión del 20% durante los 100 días de engorde, la pérdida por estrés puede ser de 3.600 $/cab en promedio. Los menores perjuicios se dan zonas donde la evapotranspiración de los meses críticos supera las precipitaciones y en las que hay alta velocidad del viento. Los mayores, corresponden a zonas de alta humedad y/o de baja velocidad del viento.
En tanto, las instalaciones de mitigación son muy costosas en términos de inversión inicial y pueden variar desde $2.500 (estructura de caño con media sombra) a $6.000-8.000 por animal, en el caso de estructura metálica con techo de chapa.
Para hacer un análisis más preciso sería conveniente considerar el efecto de la mortandad de animales (al menos un porcentaje) a pesar de que no se produzcan todos los años.
Como conclusión, el repago de la inversión depende de la frecuencia con que ocurren los eventos de estrés por calor, un tema que es necesario seguir con atención.
Nutrición y alimentación
Con relación a la temática abordada en el webinar del laboratorio Phibro, “Nutrición y alimentación en condiciones de estrés térmico”, los especialistas reforzaron los siguientes conceptos.
En período estival los animales consumen la mayor parte del alimento al atardecer, lo cual les permite disipar el calor asociado a la digestión y al metabolismo durante la noche cuando la temperatura es menor. Por lo tanto, a partir de diciembre y hasta principio de marzo, es conveniente suministrar una mayor proporción de la ración a la tarde para que dispongan de comida fresca al momento del pico de consumo.
Trabajos desarrollados por el Dr. Zinn de la Universidad de Davis demuestran la conveniencia de ofrecer el 30% de la ración diaria a la mañana (lo más temprano posible) y el 70% restante a la tarde (lo más tarde posible) en los feedlots que no tienen sombra artificial. De esta forma se logra una mejora en la eficiencia de conversión respecto de suministrar la ración en los horarios de mayor calor.
Otro problema clave es que el animal disminuye el consumo ante condiciones de calor excesivo y luego hace grandes picos de ingesta que pueden conducir a la acidosis subclínica o aguda. Es por ello que se recomienda reducir el consumo de energía metabolizable a fin de disminuir el calor de fermentación ruminal, que es la principal fuente de calor a disipar en animales en engorde con dietas de alto grano. Ajustes moderados en la concentración energética de la ración bajan la producción de calor sin deteriorar la eficiencia de conversión debido a que se evitan esos casos de acidosis.
En síntesis, un abordaje sistémico de la problemática del calor en el feedlot permite limitar las pérdidas productivas y económicas, preservando la salud y el bienestar animal.
Por: Ing. Agr., M, Sci, Sebastián Riffel Ing. Agr., M. Sci., Ph. D, Juan Elizalde
Cómo mejorar las condiciones de los vacunos para reducir los efectos negativos del estrés calórico.
El verano es la estación más calurosa del año, debido a las condiciones de altas temperaturas sumadas a los altos índices de humedad, los animales pueden sufrir de estrés calórico o térmico. Esta situación afecta a los animales negativamente, disminuyendo la productividad de los vacunos y en peores situaciones, poniendo en riesgo su supervivencia.
La Dra. Valentina Herrera se refiere al estrés calórico y como se pueden disminuir sus efectos en la productividad.
4 claves para mitigar el estrés por calor
Sombra En caso de no contar con sombra natural, se sugiere las artificiales (techos, cobertizos, media sombra). Su dimensión debe ser de 4 m de altura, 3- 4 m²/animal y una inclinación de 15º para que no se acumule agua, preferentemente con dirección norte-sur. Estas dimensiones evitan que los animales se estresen y desarrollen enfermedades.
Agua Los animales deben tener acceso ad libitum a agua de bebida, la cual debe ser fresca y de buena calidad. El consumo de agua puede llegar a duplicarse (vacas en lactancia y novillos en terminación consumen 80 litros por día). El frente de bebedero debería ser de 6 cm aproximadamente por animal.
Manejo animal Evitar arreos, castraciones, vacunaciones y transportes durante las horas de mayor calor. Organizar los trabajos para terminar antes de que comience el calor, no esperar al pico de temperatura para finalizar. Los animales deben tener buen estado sanitario ya que un episodio de estrés por calor podría agudizar cualquier enfermedad.
Alimentación Se recomienda suministrar al ganado dietas con alto contenido energético (dietas frías). Recuerde que el animal frente al aumento de temperatura disminuye el consumo y aumenta requerimiento de energía, por lo cual hay que darle mucha calidad nutricional en poca cantidad.
Es importante para el productor conocer los síntomas de un cuadro de estrés calórico: aumenta frecuencia respiratoria, jadeo, disminución del consumo de alimentos y aumento del consumo de agua. En caso de ver un animal con aspecto muy grave se siguiere bajarle la temperatura de inmediato con baño de aspersión (manguera).
INIA Gras advierte sobre el riesgo de estrés calórico para el ganado lechero y recomienda medidas de manejo como forma de paliar o reducir los efectos de esa situación que puede resultar muy adversa.
Para hoy el nivel de riesgo es de “peligro” dice la Unidad Gras del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) con buena parte del país bajo color naranja: Artigas, Salto, Paysandú, Río Negro y Tacuarembó. También más del 50% de Durazno, Treinta y Tres y Rivera, y parte de Soriano, Flores, Florida, Cerro Largo y Rocha.
El color amarillo que predomina en Colonia, San José, Florida, Cerro Largo, Canelones, Maldonado, Rocha y Montevideo implica “alerta”.
Cabe precisar que en la web de INIA se detalla la previsión en horas que es mucho más detallada y en algunos departamentos muestra una advertencia de emergencia. Tal es el caso de Paysandú, Río Negro, Rivera, Salto, Soriano, Tacuarembó, Treinta y Tres, Cerro Largo, Colonia, Flores, Durazno y Artigas como se muestra en el siguiente gráfico a modo de ejemplo.
Para acceder al detalle por departamento se recomienda ingresar a la web para que cada interesado pueda adoptar las medidas del caso.
El día martes 23 de noviembre la alerta de “peligro” (naranja) desaparece quedando el país totalmente en verde “sin riesgo” a excepción de Artigas y Salto que figuran en amarillo (alerta).
El miércoles 24 el amarillo se extiende por el litoral agregándose a los departamentos ya mencionados (Artigas y Salto) Paysandú, parte de Río Negro y parte de Soriano.
Finalmente, el jueves 25 de noviembre, último día del informe, vuelve el color naranja para todo el litoral, desde Artigas a Colonia, teniendo Soriano y Colonia una afectación parcial.
MEDIDAS DE MANEJO RECOMENDADAS.
La Unidad Gras de INIA recomienda:
Proveer a los animales de sombra (idealmente 4,5 m²/animal). En caso de no tener sombra permanente en el corral de espera, colocar una sombra provisoria.
Asegurar el acceso a agua limpia, fresca y en cantidad adecuada según el número de animales. Es importante que los bebederos sean de rápida recarga, para asegurar que el agua esté fresca.
Si se cuenta con aspersores y ventiladores, utilizarlos. En caso de no contar con ellos, se puede mojar a los animales con una manguera de baja presión en el corral de espera; Es importante evitar que el agua alcance la ubre (en la medida de lo posible).
Es importante no amontonar animales. Se recomienda dividir el lote para evitar que estén mucho tiempo apretados en el corral de espera.
Evitar prácticas que impliquen movimiento y encierro de animales, como pesadas o dosificaciones, en las horas de mayor temperatura.
Observar a los animales para detectar precozmente signos de estrés calórico (disminución del tiempo de rumia y descanso, menor consumo de materia seca, disminuciones de la leche, aumento de la frecuencia respiratoria, jadeo y babeo, disnea, decúbito por tiempo prolongado).
Prestar especial atención a las categorías más susceptibles (vacas en lactancia temprana, animales con patologías preexistentes, vacas con alta producción, vacas con baja condición corporal), ya que podrían ocurrir muertes en casos de olas de calor.
Ante la ocurrencia de casos clínicos, evaluar los niveles de ergoalcaloides (micotoxinas) en la dieta ofrecida, que pueden exacerbar los cuadros de estrés por calor. Las dietas de mayor riesgo son aquellas con granos de cereales (trigo, cebada, centeno) y pasturas de festuca o raigrás infectadas con hongos endófitos.