Es la figura que Uruguay discute para profesionalizar la gestión sanitaria en los predios.
Salto | Todo El Campo | A pocos días de la presentación del Plan Nacional de Lucha contra la Garrapata en Salto, el médico veterinario Adolfo Bortagaray la imagina así: un productor que abre su plan sanitario; un veterinario que planifica, registra y responde; un MGAP que acredita y audita; y gremiales y academia que sostienen estándares comunes.
UNA IDEA CON HISTORIA.
Adolfo Bortagaray ubica la semilla en una clase de Clínica Bovina de 1965: “asistencia planificada permanente”, predicaba el profesor Podestá. Décadas después, la idea tomó forma. La gran inflexión personal fue en 1987, cuando asesoró compras de carne para alimentos infantiles Plasmon: los italianos exigían el doble del tiempo de espera que indicaba la etiqueta y, cada vez que auditaban un establecimiento, pedían hablar con el veterinario responsable del predio. En Uruguay, esa persona casi nunca existía.
Llegaron la trazabilidad, la certificación para embarques, las recetas para hormonales y, con los años, la restricción de antibióticos. La burocracia creció, la presión de los mercados también. “Como en una empresa el contador responde por las formalidades, en el campo debería haber un veterinario que responda por las sanitarias”, sintetiza Bortagaray.
DEL BORRADOR A LA CONVERSACIÓN NACIONAL.
En 2017 armó el primer proyecto (entonces “veterinario responsable integral”), lo presentó en la Academia Nacional de Veterinaria y lo llevó a Conasa. Hubo resistencias legales y de mercado (“hay que ajustar reglamentos”), pero también apoyos: de la Academia, la Sociedad de Medicina Veterinaria, la Facultad (Decanato, cátedras), el VET-5 y gremiales. Tras intercambios con colegas de Argentina (Santa Fe), la figura evolucionó a “Veterinario Corresponsable Sanitario de la Empresa Agropecuaria”.
La propuesta no plantea obligatoriedad. Bortagaray impulsa un plan piloto voluntario, auditado y acreditado por MGAP, con alcance gradual: primero certificaciones y planilla sanitaria; luego despachos de tropas y campañas (garrapata, brucelosis, etc.). “Es más sólido que la certificación ‘del día’, que a veces ni sucede”, afirma. La verificación sería planificada, con registros y controles trazables.
¿QUÉ HARÍA Y QUÉ CAMBIA, EL CORRESPONSABLE?
FUNCIONES NÚCLEO.
Plan sanitario anual del establecimiento y su ejecución supervisada.
Gestión de planilla sanitaria y resguardo de tiempos de espera.
Certificaciones (embarques/faena) con verificación previa y ordenada.
Recetas para hormonales y antibióticos conforme normativa.
Auditorías internas de procesos y bioseguridad; interfaz con auditorías externas.
FORMA DE TRABAJO.
Vinculación estable con el predio (visitas programadas, no “a la corrida”).
Trazabilidad documental: registros, evidencia fotográfica cuando aplique, control de lotes.
Acreditación y auditoría por MGAP; métricas de desempeño; correctivos.
QUÉ GANA EL SISTEMA.
Solidez frente a mercados: menos riesgos de residuos; trazabilidad sanitaria con responsable identificable.
Eficiencia productiva: manejo preventivo, menos pérdidas invisibles.
Profesionalización: del “papel” a la gestión sanitaria integral.
OBJECIONES PREVISIBLES Y CÓMO ABORDARLAS.
Bortagaray no esquiva el punto crítico: en parte del sector productor, las certificaciones se perciben como “curro”. Su respuesta combina diseño institucional y resultados:
Voluntariedad + piloto: adopción por incentivos, no por imposición.
No agregar costos inútiles: reemplazar burocracia dispersa por gestión planificada (el productor “ya paga” certificaciones puntuales; se reorganiza el servicio).
Auditoría y métricas: acreditación MGAP, controles cruzados, indicadores públicos (cumplimiento de tiempos de espera, no conformidades corregidas, etc.).
Comunicación de valor: evidenciar ganancias en kilos, menor descarte, cumplimiento sin sobresaltos, mejor acceso a clientes exigentes.
POR QUÉ AHORA.
La figura no es exótica: “En España existe; en Italia hay experiencias; en Argentina (Santa Fe) también”, enumera. En Uruguay, el contexto acelera: multirresistencia en garrapata, presión por Una Salud, exigencias de inocuidad y bienestar, y un comercio exterior que mira con lupa. “La profesión tiene una puerta para abrir —dice—. Depende de nuestro rendimiento que el productor vea valor”.
La apuesta es pragmática: entrar por lo que duele hoy (garrapata, residuos, certificaciones), demostrar eficacia y recién entonces escalar. Si funciona, el “corresponsable” puede convertirse en piedra angular de una ganadería con menos sobresaltos regulatorios y más previsibilidad comercial.
EL PACTO DE CONFIANZA.
Nada prospera sin confianza. Bortagaray la imagina así: un productor que abre su plan sanitario; un veterinario que planifica, registra y responde; un MGAP que acredita y audita; y gremiales y academia que sostienen estándares comunes. “No quiero que se vea como ventaja para la profesión y nada más —advierte—. Tiene que aportar al productor. Y eso se prueba con resultados”.
En tiempos de mercados sensibles y márgenes apretados, ordenar la casa sanitaria ya no es opcional. Con un “corresponsable” -voluntario, auditable y orientado a metas- Uruguay puede dar un paso que profesionalice puertas adentro lo que el mundo ya da por sentado puertas afuera.
La batalla cultural y mediática contra la carne real ha calado: millones de europeos asumen que el futuro será ingerir productos de laboratorio.
Europa | Todo El Campo | El último informe del EIT Food Consumer Observatory titulado Reimagining Protein: Consumer Perceptions of Cultivated Meat, confirma lo que muchos temían: uno de cada tres europeos estaría dispuesto a comer carne de laboratorio: un producto generado a a partir de células animales en laboratorios, sin cría ni faena, bajo la promesa de “salvar el planeta”. Lo que hace apenas una década habría parecido una distopía hoy se presenta como una conquista moral del progreso.
Desde la primera página, el documento repite que el consumo tradicional de carne “es insostenible debido a sus emisiones de gases de efecto invernadero y al uso intensivo de tierra, agua y pesticidas”, lo que justificaría sustituir la ganadería por tecnologías que “produzcan alimentos con menos recursos”. En ese marco, la llamada carne cultivada se describe como “real”, “sostenible” y “libre de sufrimiento animal”.
El mismo estudio reconoce que los consumidores la perciben como artificial, carente de sabor y potencialmente peligrosa para la salud, pero eso no impide que Bruselas (capital de la Unión Europea) y las grandes corporaciones alimentarias continúen promocionándola como la solución definitiva.
El informe de EIT Food detalla que sólo un 29% de los europeos afirma que la probaría con certeza, aunque los jóvenes y los más formados -los mismos sectores más expuestos a la propaganda climática y digital- son los más predispuestos.
El reto no es tanto mejorar el producto como “educar al consumidor” y “eliminar los miedos culturales” asociados a la comida natural.
El estudio sostiene que la industria debe “contrarrestar los mensajes negativos”» que relacionan la carne cultivada con términos como “cáncer” o “falta de transparencia”.
En la estrategia se propone que los científicos -considerados “los más confiables”- sean quienes expliquen al público las supuestas bondades del nuevo producto, porque “las autoridades carecen de competencia y los fabricantes no inspiran confianza”. Es decir, una estrategia de manipulación emocional diseñada para sustituir el debate científico por marketing institucional.
Además, el documento es, en sí mismo, una confesión del fracaso moral de esta cruzada. En varios pasajes reconoce que el “momentum de interés por la carne cultivada está decayendo” y que “la falta de progreso visible genera escepticismo”.
Y, pese a todo, la agenda sigue adelante. El informe insiste en que la “carne híbrida” (mezcla de proteínas vegetales y grasa cultivada) podría ser una “estrategia pragmática”, aunque reconoce que los consumidores la ven como “la peor combinación de ambas opciones”. Tampoco funciona la idea de presentar el producto como un lujo gastronómico: según el propio estudio, “posicionar la carne cultivada como Wagyu o foie gras artificial se percibe como innecesario, elitista y contrario a la idea de sostenibilidad”.
Es decir, ni gusta al que come carne, ni convence al que no la come, ni resulta creíble para nadie. Pero la maquinaria política y mediática continúa.
Un proyecto que ayuda a fortalecer los sistemas nacionales de control de alimentos de siete países beneficiarios, con el apoyo de 3 países mentores: Brasil, Chile y Uruguay,
Río de Janeiro, Brasil | Todo El Campo | La Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través de su Centro Panamericano de Fiebre Aftosa y Salud Pública Veterinaria (Panaftosa/SPV), junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Universidad de Minnesota (UofM), cooperan en la implementación del proyecto regional “Mejorar la capacidad de Análisis de Riesgo en inocuidad alimentaria en América Latina mediante un enfoque de cooperación Sur-Sur para facilitar el comercio regional” financiado por el Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF).
El objetivo es fortalecer las capacidades de los países latinoamericanos en el análisis de riesgos en inocuidad alimentaria para promover una mayor articulación regional y fomentar el comercio seguro, mediante herramientas técnicas y conocimientos actualizados para prevenir riesgos en los alimentos y proteger la salud de las personas.
El proyecto, que inició sus actividades en 2024 y se extenderá hasta 2026, ayudará a fortalecer los sistemas nacionales de control de alimentos de siete países beneficiarios: Argentina, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, Paraguay y Perú, con el apoyo de 3 países mentores: Brasil, Chile y Uruguay, que comparten su experiencia y buenas prácticas para acompañar a sus pares en este proceso.
ANÁLISIS DE RIESGOS EN INOCUIDAD ALIMENTARIA
¿Cómo saber si los alimentos que consumimos son seguros? ¿Qué hacen los países para prevenir enfermedades transmitidas por alimentos y proteger la salud de la población? Una de las respuestas clave está en el análisis de riesgos, un enfoque técnico y científico que permite tomar mejores decisiones para cuidar lo que llega a nuestra mesa.
Los alimentos que consumimos pueden representar riesgos si no se manejan adecuadamente en alguna etapa de la cadena de producción, desde el campo hasta la mesa. El análisis de riesgos es una herramienta clave que permite a las autoridades nacionales identificar y gestionar peligros que pueden comprometer la inocuidad de los alimentos, como contaminantes químicos o microbiológicos, o prácticas inadecuadas durante la producción, procesamiento o distribución.
Gracias a esta herramienta, es posible tomar decisiones basadas en evidencia científica, anticipar posibles amenazas y aplicar medidas efectivas para prevenir enfermedades transmitidas por alimentos.
Este enfoque no solo protege la salud, sino que también facilita el comercio seguro de alimentos entre países, al garantizar estándares de calidad y seguridad reconocidos internacionalmente.
COOPERACIÓN ENTRE PAÍSES: UNA ESTRATEGIA QUE DA RESULTADOS.
Mediante la estrategia de cooperación sur-sur, los países comparten entre sí sus conocimientos, desafíos y soluciones, creando una red de apoyo mutuo y aprendizaje colectivo. Este intercambio se da a través de talleres, seminarios, espacios de trabajo técnico y el desarrollo de herramientas prácticas.
A través del proyecto, se espera que los países participantes fortalezcan sus normativas y programas de control de alimentos; mejoren la coordinación intersectorial (salud-agricultura-ambiente) a través del enfoque de Una Sola Salud; armonicen prácticas con estándares internacionales, como los del Codex Alimentarius que sirven de guía para todos los países del mundo en temas de inocuidad alimentaria; y tomen decisiones basadas en ciencia.
SEMINARIOS VIRTUALES.
Fueron lanzados una serie de seminarios virtuales, compuesto por 14 sesiones, con el objetivo de capacitar a técnicos y profesionales de la región en los tres pilares del análisis de riesgos: evaluación, gestión y comunicación. Estos espacios permitirán reforzar los conocimientos técnicos, compartir experiencias entre países y promover una cultura de prevención en los sistemas de control de alimentos.
Garantizar alimentos seguros no solo protege la salud pública, también favorece el desarrollo económico, ya que abre las puertas al comercio internacional. Cuando los países cuentan con sistemas sólidos de control de alimentos y aplican criterios basados en evidencia, generan confianza en sus productos, atraen nuevos mercados y fortalecen su integración regional.
El proyecto forma parte de los compromisos globales de la región para mejorar la inocuidad de los alimentos, en línea con la Estrategia Mundial de la OMS para la Inocuidad Alimentaria 2022–2030 y el Marco Estratégico de la FAO 2022–2031.
Anuncio del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Montevideo | Todo El Campo | El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) informó este lunes en conferencia de prensa una serie de medidas “integrales y de carácter inmediato” luego de que autoridades sanitarias de China reportaran la detección de residuos de un garrapaticida por encima de los niveles autorizados en carne vacuna exportada por Uruguay.
Las autoridades confirmaron que China no suspendió a las plantas frigoríficas involucradas, pero exigió un informe técnico en un plazo de 45 días.
La conferencia se realizó en el MGAP y estuvo encabezada por el ministro interino Matías Carámbula, junto al director de la División Industria Animal de la Dirección General de Servicios Ganaderos (DGSG), Diego Domínguez; el coordinador del Programa Nacional de Residuos Biológicos, Diego Moreira; y el asesor de la DGSG y coordinador del Plan Nacional de Lucha contra la Garrapata, Carlos Fuellis.
Carámbula subrayó que el gobierno decidió comunicar públicamente “por respeto y seriedad hacia el mercado chino”, debido a tres antecedentes recientes: uno a fines de 2024 y dos episodios en 2025 en los que se detectaron residuos de productos garrapaticidas en carne vacuna con destino a ese país.
“El mercado chino es central para la carne uruguaya y tenemos la responsabilidad de cuidarlo”, afirmó el jerarca. En 2024 Uruguay exportó a China unas 240.000 toneladas de carne y subproductos vacunos, lo que representa entre 50% y 60% de las exportaciones del rubro, equivalentes a unos 10.000 contenedores al año. Uruguay cuenta actualmente con 25 plantas habilitadas para exportar a ese destino. “Estamos hablando de empleo, de industria, de ingreso de divisas y de un proceso económico que impacta en todo el país”, señaló.
Agregó que nuestro país mantiene con China “un vínculo de confianza basado en trazabilidad, habilitaciones sanitarias exigentes y transparencia”. Mencionó también que en los últimos años se habilitaron subproductos como el estómago, un mercado al que acceden muy pocos países, lo que “habla de la credibilidad técnica del sistema sanitario uruguayo ante China”.
LAS CINCO LÍNEAS DE ACCIÓN.
En ese marco, el ministro interino anunció cinco líneas de acción:
1) RESPUESTA FORMAL Y TÉCNICA A CHINA. El MGAP está enviando a las autoridades chinas un informe técnico a la Administración General de Aduanas de China y, en paralelo, comunicará oficialmente las medidas al embajador de China en Uruguay. “Es una cuestión de respeto y seriedad con el mercado chino”, consideró Carámbula.
2) CAMPAÑA NACIONAL DE COMUNICACIÓN Y CAPACITACIÓN. Se reforzará, junto al Instituto Nacional de Carnes (INAC), una campaña de información dirigida a toda la cadena cárnica -productores, técnicos y plantas- sobre el uso responsable de medicamentos veterinarios contra la garrapata y el cumplimiento obligatorio de los tiempos de espera antes de enviar animales a faena. “Es comunicación, es formación y es capacitación”, señaló.
3) AUMENTO DE MUESTREOS EN PLANTA FRIGORÍFICA. Se incrementará el muestreo oficial de carne para detectar residuos de garrapaticidas, con foco particular en fluazurón, el principio activo involucrado en las detecciones. Esta intensificación será del orden del 20%, y priorizará zonas del país con mayor prevalencia de garrapata, informó el director de Industria Animal, Diego Domínguez.
4) FORTALECIMIENTO DEL RÉGIMEN DE SANCIONES. Se actualizaron las sanciones administrativas para los casos en que se detecten residuos por encima de los límites máximos permitidos. La DGSG emitió la Resolución Nº 311/2025, que tipifica como “falta grave” la presencia de residuos de medicamentos veterinarios por encima de los niveles autorizados y habilita la suspensión preventiva de hasta 90 días para el envío de ganado a faena desde los establecimientos involucrados. Además, el uso de productos no autorizados por la División Laboratorios Veterinarios pasa a ser considerado “falta muy grave”, con sanciones más severas.
5) IMPLEMENTACIÓN DEL PLAN NACIONAL DE LUCHA CONTRA LA GARRAPATA. El MGAP reafirmó que la instrumentación del Plan Nacional de Lucha contra la Garrapata es “una política de Estado” y entra ahora en una fase de implementación intensiva a partir de noviembre. El plan apunta a bajar la prevalencia del parásito en las zonas con mayor presencia, sostener el estatus sanitario en las zonas libres y promover buenas prácticas de manejo sanitario bajo un enfoque de “Una Salud”, integrando salud animal, salud humana y ambiente.
PROBLEMA PRODUCTIVO, SANITARIO Y AMBIENTAL.
“El problema de la garrapata no es sólo productivo. Es sanitario, ambiental y reputacional”, afirmó Carlos Fuellis.
Señaló que Uruguay está trabajando con un grupo interinstitucional integrado por la DGSG, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), la Facultad de Veterinaria, el Plan Agropecuario, el Instituto Pasteur, las gremiales de productores (Federación Rural, Asociación Rural del Uruguay, Comisión Nacional de Fomento Rural, ANPL, entre otras), así como las cámaras de la industria frigorífica y la Sociedad de Medicina Veterinaria.
“Esto es un compromiso de toda la cadena”, definió.
FLUAZURÓN Y TIEMPOS DE ESPERA.
Domínguez detalló que China reportó en dos oportunidades durante 2025 la detección de residuos del medicamento veterinario fluazurón por encima de los límites fijados por su normativa.
Ese producto está autorizado en Uruguay por la Dirección General de Servicios Ganaderos para el control de la garrapata vacuna.
Explicó que todo medicamento veterinario aprobado viene acompañado por condiciones obligatorias de uso y un tiempo de espera: el período mínimo que debe transcurrir entre la administración del producto y el envío del animal a faena.
“Si el animal se envía antes del tiempo de espera, pueden aparecer residuos en la carne”, advirtió.
Ante cada hallazgo comunicado por China, Uruguay solicitó la información trazable del embarque (identificación de la caja y del lote) para rastrear el origen de los animales y llegar al o los establecimientos remitentes. A partir de esa trazabilidad, la División Sanidad Animal inspecciona esos predios, verifica in situ el manejo sanitario y evalúa cómo se están utilizando los productos. Los establecimientos involucrados pasan además a un régimen de “muestreo dirigido”: cada vez que vuelven a enviar ganado a cualquier frigorífico del país, esas remisiones son muestreadas específicamente para detectar garrapaticidas y, en particular, fluazurón.
Domínguez señaló que Uruguay cuenta con “un programa de control de residuos muy sólido”, el Programa Nacional de Residuos Biológicos, que toma alrededor de 8.000 muestras al año para el análisis de múltiples sustancias en carne de vacuno. Sólo para garrapaticidas como el fluazurón se procesan unas 650 muestras anuales. Ese plan es auditado por todos los mercados a los que Uruguay exporta carne y permite al país colocar producto vacuno en el 87% de los mercados compradores del mundo. “Un sistema sanitario serio es el que, ante un desvío, investiga, corrige y refuerza controles”, afirmó.
ESCALA DEL IMPACTO Y SEÑAL POLÍTICA.
Las autoridades insistieron en que la situación se está gestionando de manera coordinada con China y sin interrupción del acceso al mercado. “La autoridad china no ha suspendido la habilitación de los establecimientos frigoríficos involucrados”, confirmó Domínguez, “sí solicitó una investigación exhaustiva y un informe en 45 días, y eso es lo que estamos haciendo”.
Carámbula dijo que el episodio “refuerza la necesidad de ajustar procedimientos, actualizar sanciones y mejorar prácticas a nivel predial”, con el objetivo de proteger un destino que representa más de la mitad de las exportaciones cárnicas uruguayas. “Tenemos trazabilidad, controles en el campo, controles en la faena y un plan nacional específico para la garrapata. Esas son fortalezas del sistema sanitario uruguayo, y las vamos a profundizar”, afirmó.
Fuellis, por su parte, cerró con un mensaje hacia el sector productivo: “Uruguay es un país serio y va a cumplir con todos los compromisos que asumió frente al mundo. Eso requiere buenas prácticas en el uso de los productos veterinarios, respeto estricto de la normativa y responsabilidad compartida en toda la cadena”.
La temática del este año es diversidad y sostenibilidad desarrollado en 4 módulos, dijo la Ing. Agr. Villalba de la Facultad de Agronomía.
Paysandú | Todo El Campo | El jueves 30 y viernes 31 de octubre se realizará en el salón Egeo de Paysandú el 7° encuentro del Simposio Nacional de Agricultura, espacio de referencia para la difusión de los avances en investigación del Grupo de Trabajo Interdisciplinario (GTI) en Agricultura.
Cada edición se centra en una temática específica y cuenta con la participación de expositores nacionales y extranjeros de destacada trayectoria, lo que contribuye a enriquecer la mirada regional entre los ingenieros agrónomos que asesoran cultivos y sistemas de producción y a fortalecer el intercambio científico.
El evento es organizado por la Facultad de Agronomía y en esta oportunidad coorganizado por el Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte.
CUATRO BLOQUES TEMÁTICOS.
Se estructura en cuatro bloques temáticos, dos el día 30 y dos el día 31 de octubre.
El jueves 30 se abordará la planificación de la diversidad como estrategia de sostenibilidad, y a continuación la protección de cultivos y compromiso ambiental.
El viernes 31 el foco estará puesto en primer término en la estabilidad, resiliencia y sostenibilidad de la producción, y finalmente en entre la sequía y el exceso: ¿hacia dónde vamos con el riego en Uruguay?
El simposio va dirigido a ingenieros agrónomos, técnicos de campo y consultores interesados en innovar sus prácticas.
El simposio ofrece un espacio de debate crítico donde académicos y actores del sector confluyen para analizar desafíos actuales y futuros.
Esta edición enfatiza “Agricultura en evolución: integrando conocimiento para un futuro sostenible”, y da cuenta de la necesidad de articular investigación y campo para enfrentar retos como el cambio climático, la eficiencia en el uso de recursos y la adopción de tecnologías emergentes.
Concluida la primera jornada se realizará una cena de camaradería en el salón La Castellana, sin costo extra.
Este simposio no solo refuerza el rol de la Facultad de Agronomía como núcleo difusor de conocimiento, sino que, junto al Cenur, ratifica el compromiso de la Universidad de la República con el desarrollo del sistema agropecuario nacional, promoviendo espacios de formación continua y colaboración interinstitucional. Por todo ello, el equipo organizador invita a la comunidad agrícola a ser parte de este evento clave para el futuro de la agricultura en Uruguay.
Ing. Agr. Diego Sotelo: “La digitalización del agro es uno de los desafíos más relevantes para el sector”.
Montevideo | Todo El Campo | El pasado viernes 24 de octubre de 2025, en el horario de la tardecita, más de cincuenta jóvenes rurales se dieron cita en una nueva instancia del ciclo de charlas que vienen desarrollando el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Asociación Rural de Jóvenes del Uruguay (ARJU), orientadas a fortalecer la formación y el intercambio en temas estratégicos para el futuro del agro.
La apertura estuvo a cargo del especialista de INIA Ing. Agr. Diego Sotelo, quien enmarcó la actividad destacando la importancia de esta instancia:
“La digitalización del agro es uno de los desafíos más relevantes para el sector. Estas herramientas no solo contribuyen a mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales y aumentar la cantidad y calidad de los productos provenientes de nuestro sector agropecuario, sino que también abren oportunidades para aquellos jóvenes que sueñan con emprender en el área de las AgTech. El negocio agropecuario es diverso y tiene un enorme potencial para la innovación”.
En el mismo sentido se expresó el presidente de ARJU Manuel Figueroa, quien luego de darle la bienvenida a todos los jóvenes rurales asistentes a la actividad, agradeció la apertura y la colaboración de INIA para trabajar en conjunto.
La actividad, abordó la temática “Soluciones digitales en el agro: Programa Converge de INIA. Trabajo con sensores, plataformas digitales y automatización en el agro”, con presentaciones a cargo de los ingenieros Ariel Lutenberg y Juan Caputto (INIA). Durante los primeros 40 minutos, los técnicos de INIA compartieron avances y aplicaciones concretas en digitalización, seguidos de un fructífero intercambio en el que se evacuaron numerosas consultas de los jóvenes asistentes.
En este contexto, se presentó el Programa Converge de INIA (www.inia.uy/converge), que impulsa el desarrollo y adopción de soluciones digitales para el agro, que aumenten la resiliencia al cambio climático en la región, facilitando la validación, difusión y promoción de soluciones digitales transformadoras.
La jornada despertó gran interés entre los participantes, quienes valoraron la posibilidad de interactuar directamente con los especialistas de INIA, al tiempo que conocer experiencias aplicadas. Los organizadores evaluaron la actividad como muy positiva, y el intercambio posterior permitió identificar oportunidades para seguir profundizando la colaboración en formación y desarrollo tecnológico.
Esta actividad forma parte de un ciclo de actividades mensuales de formación para jóvenes rurales, impulsado conjuntamente por INIA y ARJU, que seguirá generando espacios para acercar ciencia, tecnología e innovación a las juventudes del sector agropecuario.