Los cambios que se vienen van a llevar que “en los pueblos de Latinoamérica habrá empresas de servicios basadas en Data Science y ese tipo de cosas”, por lo que tenemos que comenzar a prepararnos.
Hébert Dell’Onte | Gustavo Grobocopatel, fundador del Grupo Los Grobo, participó del diálogo “La transformación de los sistemas agroalimentarios y su papel para el desarrollo sostenible y la paz”, un evento organizado por el Instituto Iberoamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) que tuvo lugar el miércoles 22 de junio.
El reconocido empresario mantuvo un riquísimo diálogo con el director general de IICA, Dr. Manuel Otero, la moderación de Guido Nejamkis, asesor en comunicación de IICA, y la participación de periodistas de distintos países del continente.
El Ing. Grobocopatel se ha destacado por su visión ante los desafíos de la agricultura mundial y continental, sobre los que se refirió en la convocatoria, cuyo diálogo con el Dr. Otero se extendió por una hora (video al final del artículo). Nunca es fácil extractar la exposición de un personaje que siempre ocupa un lugar de referencia, ni elegir un pasaje para destacarlo en una nota periodística.
HAY QUE PREPARARSE PARA LO QUE SE VIENE.
Grobocopatel señaló que “en términos ambientales Latinoamérica ha hecho mucho y tiene una cantidad de desafíos enormes”. Entro esos desafíos de la agenda ambiental está “el tema del ordenamiento territorial que es clave para saber qué hacer, cómo y dónde hacerlo”.
Sobre el agua dijo que “tenemos un recurso que escasea en el mundo y va a faltar aún más”, ante eso sugirió la existencia de un “gobierno regional del agua”.
También se refirió a la emisión de carbono, “y en ese sentido hemos hecho trabajos sobre la huella de carbono y nos macan resultados muy positivos o mucho menos negativos de lo que pensábamos con el uso de la siembra directa, el uso eficiente de los combustibles y la incorporación de otros combustibles no fósiles”.
“Se viene una agricultura muy diferente a la que estamos acostumbrados”, enfatizó, porque si pensamos que se va a poder sembrar con robots, no tractores robotizados sino directamente sin tractores, en un proceso de destractorización de la agricultura, con robots que van a ir inyectando semillas, guiados por GPS con baterías de litio que se cargan con sol y aire. O sea que vamos a cosechar sol y aire”.
A su vez “el nitrógeno podría ser tomado del aire”.
Las semillas, “productos biológicos y moléculas químicas” ayudarán para una “crecimiento más rápido que la harán crecer más rápido y nutrición metro a metro”.
“Si uno piensa en todas esas cuestiones cabe preguntar dónde van a estar los productores y dónde van a estar los operarios”, reflexionó. Porque “habrá mucha más demanda de ingenieros en Data Science o en desarrollo de sistemas digitales”.
Todo eso va a llevar que “en los pueblos de Latinoamérica habrá empresas de servicios basadas en Data Science y ese tipo de cosas”.
“Hay que prepararse para eso a través de ciencia, tecnología, educación, a través de llamar la atención porque el Estado no es el que necesitamos. Hay una agenda enorme con temas sobre los que IICA demostró tener sensibilidad, pero tal vez haya que profundizarlo aún más”, señaló.
SIEMBRA DIRECTA.
El empresario dijo que la siembra directa “es una revolución en el sentido estricto de la palabra” porque “se cambió la estructura de cómo hacer agricultura; antes gestionábamos el deterioro, ahora mejoramos los suelos con el uso; antes labrador era sinónimo de productor, ahora el labrador es el enemigo de la agricultura”.
“La siembra directa resolvió el problema de la erosión y la degradación, pero en algunos lugares la erosión y la degradación siguen siendo problemas centrales”, agregó.
LOS JÓVENES Y LA TIERRA.
Otro de los tantos conceptos desarrollados por Grobocopatel fue el de los jóvenes y su vínculo con la tierra, en lo que incluyó la propiedad de la tierra con la producción.
“La digitalización del campo está llamando la atención de los jóvenes para trabajar en el sector del agro”, dijo; y agregó que “hay que dejar que eso ocurra”.
Para eso señaló la importancia de desvincular la propiedad de la tierra de la gestión, de tal forma que “esa gestión sea llevada adelante con nuevas ideas”.
“No hay una estimación actualizada del nivel de inventarios de fertilizantes en el continente, pero sabemos que se avecinan tiempos difíciles debido al comportamiento del comercio en las últimas semanas”.
La crisis de los fertilizantes en el actual contexto de inflación está generando un aumento de los costos de la producción agrícola en América Latina y el Caribe y puede derivar en un mayor incremento de los precios de los alimentos, advirtió el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en una sesión del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
La inseguridad alimentaria en las Américas y las lecciones aprendidas durante la pandemia de Covid-19 fue el tema de una sesión convocada de manera conjunta por el Consejo Permanente y el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI), un ámbito de discusión sobre los desafíos más apremiantes que enfrenta la región, que reúne a autoridades de las Américas de diferentes ramas y niveles de gobierno, junto con actores y aliados de otros sectores.
La reunión se realizó en el Salón de las Américas, en el edificio principal de la OEA en la ciudad de Washington, aunque algunos participantes se hicieron presentes de manera virtual.
LA SEGURIDAD ALIMENTARIA EN LA AGENDA MUNDIAL.
“La seguridad alimentaria es un tema que está hoy al tope de la agenda mundial. La situación desencadenada por la invasión de Rusia a Ucrania y el incremento de los precios de los fertilizantes está reduciendo el margen de rentabilidad de los integrantes del tejido productivo de nuestro continente, afectando especialmente a los pequeños agricultores y acelerando la presión inflacionaria que castiga a los consumidores”, señaló Manuel Otero, director general del IICA.
Otero hizo hincapié en la necesidad de profundizar el trabajo conjunto de organismos de cooperación y financiamiento internacional para afrontar la crisis.
Señaló, en ese sentido, la relevancia del Observatorio de Políticas Públicas para los Sistemas Agroalimentarios (Opsaa), herramienta digital que el IICA presentó en marzo pasado con el objetivo de contribuir para cambiar la forma de diseñar políticas en las Américas y brindar un espacio para el intercambio de perspectivas que contribuyan a desarrollar capacidad de respuesta y resiliencia a riesgos futuros.
El Observatorio documenta, además, las medidas que los distintos países de las Américas están tomando para hacer frente a la situación actual.
“MOMENTO CRÍTICO PARA EL PRECIO DE LOS ALIMENTOS”.
El coordinador general del Opsaa, Joaquín Arias, hizo un análisis del escenario regional y global explicó que hay una confluencia de crisis, debido a que los efectos de la pandemia de Covid-19 se combinan con eventos climáticos extremos y el conflicto bélico en Europa del Este, que alteró los mercados de energías, fertilizantes y de commodities.
“Estamos en un momento crítico de aumento del precio internacional de los alimentos. En la mayoría de los países de la región el índice está en entre un 20 y un 25% anual. Si no hacemos algo con respecto a precios de fertilizantes esta situación se puede agravar”, afirmó Arias.
El especialista del IICA consideró que se debe abordar el problema de la concentración en el mercado mundial tanto del lado de la oferta como de la demanda de fertilizantes, ya que solo cinco países acumulan más del 50% de las exportaciones y otros cinco totalizan el 54% de las compras.
“El mercado es altamente vulnerable a los shocks, aunque no todos los países son afectados de la misma manera, debido a que el consumo por hectárea de fertilizantes es muy variable”, agregó Arias, quien puntualizó que Brasil depende en más de un 85% de importaciones de Rusia y Bielorrusia.
“No hay una estimación actualizada del nivel de inventarios de fertilizantes en el continente, pero sabemos que se avecinan tiempos difíciles debido al comportamiento del comercio en las últimas semanas. En varios países el volumen de importación de fertilizantes a marzo cayó más de un 60%, lo cual está reduciendo su aplicación y, por lo tanto, impactará en los rendimientos”, reveló Arias. Arias señaló que los países de las Américas ya están tomando medidas como reducciones de aranceles y de impuestos, además de ayudas financieras para pequeños productores, y afirmó que, en el mediano y largo plazo, se debe incentivar la adopción de tecnologías y buenas prácticas que transformen los sistemas agroalimentarios para hacerlos más resilientes.
La agricultura de invierno suma otras 120.000 hectáreas este año.
En 750.000 hectáreas se estima, por los proveedores de semillas, la siembre de cultivos de invierno, un área que hace décadas no logra la agricultura de invierno.
Claramente es área de buen potencial agrícola y de excelente potencial ganadero; aunque una proporción significativa era área de cultivo que no estuvo disponible para la ganadería el año pasado y que ahora pasa a doble cultivo, basta que un porcentaje de 30-40% el año pasado haya estado dentro del circuito ganadero para determinar una disminución del área que impacte sobre el mercado de la reposición
Además, en 2021 la agricultura de invierno ya había crecido otro tanto, por lo que en dos años ingresaron al circuito agrícola unas 250.000 hectáreas; una porción de ellas dejó de estar disponible para la ganadería en este período.
Las primeras estimaciones eran de una expansión de la agricultura de invierno este año a unas 720.000 hectáreas. El dato de los vendedores de semilla confirma el fuerte impulso de los agricultores y le agrega 30.000 hectáreas más.
Es notable la expansión de la colza, oleaginosa que será el principal cultivo invernal -siempre en base a los números de las empresas semilleristas- con unas 275.000 hectáreas, superando al tradicional cultivo de invierno en el país, el trigo, que crecería en unas 15.000 hectáreas respecto a 2021 a unas 260.000.
La cebada queda algo rezagada con 217.000 hectáreas. De todas formas, se conforma un escenario de tres cultivos invernales con extensiones parejas, algo positivo desde el punto de vista de la diversidad de especies.
Es difícil estimar cuántos animales menos se demandan por la salida de la producción ganadera de parte de esta superficie. Pero estimando 2-3 vacunos por hectárea, aunque sea una proporción menor del área total en que se expande de la agricultura de invierno, se podría estar hablando de 100-150 animales. No es nada despreciable dentro del universo de animales de categorías nuevas que se comercializan de cara al invierno-primavera. Es un factor que ayuda a explicar que la relación de reposición no despegue. (Tardaguila Agromercados.
Una nueva investigación muestra que el clima seco está llegando más rápidamente que antes, con poca advertencia anticipada, lo que se llama “sequía repentina”.
Diana Kruzman | Las cosas están cambiando. Los meses de setiembre en Oklahoma son, típicamente, una temporada de lluvias, cuando los agricultores aprovechan el tercer mes más lluvioso del estado para plantar trigo de invierno. Pero el año pasado, muchos fueron tomados por sorpresa por un clima anormalmente seco que llegó sin previo aviso. En el lapso de solo tres semanas, casi tres cuartas partes del estado comenzaron a experimentar condiciones de sequía, que van de moderadas a extremas.
Las sequías de rápido movimiento como esta se están desarrollando cada vez más rápidamente a medida que el cambio climático empuja las temperaturas a nuevos extremos, indica una investigación reciente, lo que agrega una nueva amenaza a los peligros de plagas, inundaciones y más sequías a largo plazo que los agricultores en los Estados Unidos ya enfrentan. Conocidos como «sequías repentinas», estos períodos secos pueden materializarse en tan solo cinco días, a menudo devastando áreas agrícolas que no están preparadas para ellos.
Durante la sequía del año pasado en Oklahoma, Jonathan Conder, meteorólogo de una estación de noticias local en Oklahoma City, destacó la velocidad y la gravedad del evento. Tulsa, la segunda ciudad más grande del estado, pasó 80 días con escasez hídrica, mientras que las temperaturas en el suroeste de Oklahoma subieron a los tres dígitos.
«Esto es enorme para Oklahoma», dijo Conder durante su transmisión el 1 de octubre de 2021. «Nuestra comunidad agrícola, los agricultores que siembran trigo, es posible que ni siquiera puedan plantar si no reciben escasas lluvias».
El umbral para las condiciones de sequía difiere según la ubicación, y el Monitor de Sequía de Estados Unidos utiliza datos sobre la humedad del suelo, el flujo de corrientes y las precipitaciones para clasificar las sequías por su gravedad. Mientras que las sequías típicas se desarrollan durante meses a medida que las precipitaciones disminuyen gradualmente, las sequías repentinas se caracterizan por una fuerte caída en las precipitaciones, particularmente durante una temporada que normalmente recibe abundancia, junto con altas temperaturas y vientos rápidos que secan rápidamente el suelo. Pueden marchitar los cultivos o evitar que las semillas broten, retrasando o disminuyendo la cosecha.
Ahora, las sequías repentinas están llegando cada vez más rápido, lo que las hace más difíciles de predecir y más dañinas, según un estudio reciente publicado en Nature Communications. La investigación, de científicos de la Universidad de Texas y la Universidad Politécnica de Hong Kong, encontró que en los últimos 20 años, el porcentaje de sequías repentinas que se desarrollan en menos de una semana aumentó en más del 20% en el centro de los Estados Unidos.
«Debería prestarse más atención a este fenómeno», dijo Zong-Liang Yang, profesor de geociencias en la Universidad de Texas y uno de los coautores del estudio, así como «cómo implementar realmente (estos hallazgos) en la gestión agrícola».
Los científicos han advertido durante mucho tiempo que el calentamiento de las temperaturas y los cambios en los patrones de lluvia debido al cambio climático representan una amenaza para los cultivos comerciales del Medio Oeste y las Grandes Llanuras, principalmente el maíz, el trigo y la soja. Pero las sequías repentinas son un área de investigación relativamente nueva, dijo Yang, y el término ganó uso solo en las últimas dos décadas.
El aumento en su gravedad y frecuencia, sin embargo, ya se está sintiendo en todo Estados Unidos. En 2012, una sequía repentina golpeó el centro del país en medio de la temporada de crecimiento, causando un estimado de US$ 31.200 millones en pérdidas de cultivos. Otra sequía repentina golpeó Montana, Dakota del Norte y Dakota del Sur en la primavera de 2017, lo que provocó más de US$ 2.600 millones en pérdidas agrícolas, junto con «incendios forestales generalizados, mala calidad del aire, ecosistemas dañados y salud mental degradada», según un estudio publicado en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Americana.
EE.UU., BRASIL, INDIA, ÁFRICA, RUSIA.
Las sequías repentinas también son un problema global, con Brasil, India y varios países de África enfrentando los peores impactos. En 2010, una sequía repentina seguida de una ola de calor en Rusia detuvo temporalmente las exportaciones de trigo, una interrupción importante para las comunidades de todo el Medio Oriente que dependen del grano del país.
El daño que pueden causar las sequías repentinas depende del cultivo y la época del año, dijo Dennis Todey, director del Centro Climático del Medio Oeste del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. El maíz es el más vulnerable durante su temporada de polinización a mediados del verano, mientras que la soja se ve afectada en agosto y el trigo durante la temporada de siembra en la primavera.
La sequía es una parte natural del clima en esta región, dijo Todey, particularmente en la parte occidental del Cinturón del Maíz, una región que abarca el Medio Oeste y las Grandes Llanuras. Lo que hace que las sequías repentinas sean tan peligrosas es su rápido inicio, dijo Todey, dejando poco tiempo para que los productores agrícolas se preparen.
«La sequía la mayoría de las veces se considera un evento de inicio lento y luego un evento de parada lenta», dijo Todey. «En un entorno de sequía repentina, en lugar de comenzar a secarse gradualmente, tienes superficies que se secan muy rápidamente, tienes algunos cultivos recién plantados que están empezando a estresarse más rápidamente».
Sin embargo, muchos agricultores no saben si están comenzando a experimentar una sequía, hasta que las lluvias esperadas no aparecen. Las lluvias a mediados de octubre (2021) ayudaron a aliviar la sequía repentina que comenzó en Oklahoma en setiembre, pero después de eso se produjo una sequía mucho más larga, dijo Keeff Felty, un agricultor de trigo y algodón de cuarta generación en la parte suroeste del estado. Como resultado, parte de su cosecha nunca germinó, mientras que su rendimiento general disminuyó cuando llegó el momento de la cosecha.
«Hay mucha información por ahí, y tienes que aprovechar lo que funciona mejor para ti, pero también tienes que estar preparado para que vaya totalmente al sur», dijo Felty. «Nadie vio venir [la sequía], y es solo un hecho del clima que no tenemos ningún control sobre ella. Es solo la vida».
Las sequías típicas pueden durar meses o incluso años, el oeste de Estados Unidos está experimentando actualmente su tercera década de «megasequía», mientras que las sequías repentinas pueden terminar más rápidamente, en semanas o meses, dijo Yang. Y pueden golpear en áreas relativamente húmedas, incluida la parte oriental del país, donde las condiciones de sequía son mucho más raras que en el oeste.
La razón principal por la que están ocurriendo más rápido, dijo Yang, es el cambio climático. A medida que el aire se calienta, puede conducir a una mayor evaporación y secar el suelo. Esto puede ocurrir incluso en áreas que pueden esperar recibir más lluvia en general debido al cambio climático, porque los científicos proyectan que las precipitaciones se distribuirán de manera desigual, cayendo en eventos más extremos y haciendo que otras partes del año sean más secas.
«Cada década [reciente] que hemos visto es la década más cálida de la historia», dijo Yang. Y con el mundo en camino de superar una temperatura global que es 1,5 grados Celsius (2.7 grados Fahrenheit) más alta que el promedio preindustrial, espera ver sequías repentinas y sequías más largas que ocurran con mayor frecuencia.
Los investigadores están trabajando en mejorar sus modelos para predecir mejor las sequías repentinas, dijo Yang, con la ayuda de nuevas tecnologías como el monitoreo satelital más granular y el aprendizaje automático. El marcador principal que buscan son las altas tasas de evapotranspiración, cuando las plantas absorben agua del suelo y luego la liberan al aire a través de sus hojas, un proceso que se acelera con altas temperaturas y vientos y se puede monitorear con cámaras especiales que detectan la fluorescencia o el calor emitido por las plantas.
Si los agricultores pueden saber cuándo anticipar una sequía repentina, dijo Todey, pueden omitir o retrasar la siembra, o reducir su uso de fertilizantes cuando saben que un cultivo no crecerá. También pueden ajustar su horario de siembra y cuidar mejor su suelo minimizando la labranza, lo que lo seca aún más. Pero con cada vez menos tiempo para prepararse para las sequías repentinas, dijo Todey, algunos pueden tener que tomar decisiones difíciles sobre si plantar en absoluto.
«Los productores agrícolas se adaptan naturalmente a las condiciones cambiantes», dijo Todey. «Pero eventualmente llega un punto en el que [las pérdidas] se vuelven más frecuentes. La gente comienza a decir: ‘Está bien, esto no está funcionando'».
Los agricultores siempre habían sido cuidadosos con la cantidad de producto que usan para ahorrar costos, pero debido a los aumentos de precios deberían ser más cuidadosos que antes.
Nueva Zelanda | Los agricultores de todo el mundo se enfrentan a grandes aumentos en los precios de los fertilizantes que pueden afectar su producción. Nueva Zelanda no escapa a eso, la cooperativa de fertilizantes Ballance avisó a los agricultores que algunos productos fertilizantes aumentarían su precio por tonelada entre el 7% y el 25%.
Jason Minkhorst, gerente de ventas de Ballance, dijo que los costos de energía, los controles de exportación en China y la situación continua en Ucrania afectaron los precios de los fertilizantes. La compañía logró mantener los precios bajos durante el otoño, pero necesitaba ajustar los precios para alinearse con el aumento de los costos.
Aproximadamente el 70% de la mezcla de productos en fertilizantes fueron importados, y el 30% restante se fabricó localmente, dijo Minkhorst.
Los agricultores siempre habían sido cuidadosos con la cantidad de producto que usaban para ahorrar costos, pero debido a los aumentos de precios serían aún más cuidadosos que antes, dijo Minkhorst.
El empresario también consideró que la demanda de fertilizantes dependerá del precio de la leche, la carne y los cereales, y es demasiado pronto para prever el impacto que los aumentos de precios tendrán en la demanda de fertilizantes. Esto se debió a que la demanda de fertilizantes se correlacionó fuertemente con la demanda de alimentos.
Ballance había reducido y luego mantuvo los precios para apoyar a los agricultores en otoño para garantizar que hubiera alimento para sus animales. La cooperativa también decidió no aumentar las piezas de nitrógeno hasta finales de setiembre para ayudar a los agricultores a planificar sus necesidades de alimentación animal esta próxima primavera.
El informe anual de 2021 de la compañía mostró que ese año vendió 1.553 millones de toneladas de fertilizantes.
NINGUNO DE LOS FACTORES QUE CONTRIBUYERON A LOS AUMENTOS DE PRECIOS DESAPARECERÁ PRONTO.
El productor lechero de Waikato (zona de la isla norte de Nueva Zelanda), Pete Morgan, dijo que era inevitable que los precios de los fertilizantes aumentaran y que hubiera más aumentos por venir. Ya había utilizado un software de gestión agrícola para modelar cómo los precios tan altos afectarían a su granja, y dijo que la industria necesitaba modelar el impacto de precios aún más altos y ver cómo se adaptaría a él y cómo administrarían los presupuestos de alimentación.
Los agricultores aplicaban fertilizantes a los pastos o a los cultivos que alimentan al ganado o las vacas lecheras. Cuanto mejor alimento tenía el ganado, más leche o carne producían.
Ninguno de los factores que contribuyeron a los aumentos de precios desaparecerá pronto, dijo el productor.
La ventaja del agro es que se producen alimentos que el mundo quiere o necesita consumir, y los precios han sido buenos. Por otra parte, no debe olvidarse que los agricultores también están a merced del tipo de cambio.
Las alertas fueron planteadas por la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos y la Cámara Argentina de Sanidad y Fertilizantes, en la jornada virtual organizada por la Asociación de la Cadena de la Soja.
En 2021 Argentina tuvo un récord en el consumo total de fertilizantes, con más de 5,5 millones de toneladas. El proceso de crecimiento comenzó en 2016 debido a mayor área y producción de trigo y maíz que so los cultivos que más nutrientes demandan.
Este año, ese incremento puede cortarse, advirtió InfoCampo, debido a la falta de dólares que sufre el país y llevó al Banco Central y al Gobierno de Alberto Fernández a establecer numerosas restricciones para acceder a divisas o para autorizar importaciones. El riesgo mayor está en la campaña gruesa 2022/23.
El siguiente gráfico muestra como ha crecido el uso de fertilizantes, principalmente el importado (amarillo) desde 1990 a la fecha, con un altibajo que se revertió desde 2016.
Las alertas fueron planteadas por la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa) y la Cámara Argentina de Sanidad y Fertilizantes (Casafe), Armando Allinghi y Federico Landgraf, respectivamente, en la jornada virtual organizada por la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja).
ARGENTINA IMPORTA EL 80% DE LOS FERTILIZANTES.
Las importaciones de fertilizantes en Argentina son muy altas: El 80% del volumen que se comercializa y se utiliza en los campos argentinos es importado, en 2021 fueron unos 4,4 millones de toneladas que significaron importaciones por más de US$ 2.000 millones.
El problema de este año es que faltan dólares y entre enero y mayo ya hubo una caída del 12% en el volumen importado.
Allinghi dio que para ingresar al país 4,4 millones de toneladas y así empatar con el año pasado, “necesitamos US$ 3.200 millones”. O sea US$ 1.000 millones más, de nuevo, en medio de un contexto de falta de dólares.
InfoCampo destaca que el agro es el sector que necesita los fertilizantes y para eso los dólares para comprarlo, y también es el sector que está haciendo un aporte récord de divisas.
“Por cada kilo que aplicamos, son 10 kilos más de granos”, dijo Allinghi, quien consideró que desde el Poder Ejecutivo se debería flexibilizar las importaciones como ocurrió en 2020, cuando los fertilizantes tuvieron el mismo tratamiento prioritario que los medicamentos a la hora de habilitar el ingreso desde el exterior, en el marco de la pandemia de Covid-19.
“Las empresas señalan que se van a acabar los montos que tienen habilitadas para operar y tienen que ver cómo encaran la campaña gruesa. Y un tema es la financiación: estamos hablando de traer un barco que vale US$ 40 millones, con un plazo de 120 días. Es complejo”, concluyó.
Langraf en tanto dijo que es imposible garantizar que vaya a haber provisión de insumos en tiempo y forma, debido a las restricciones ya mencionadas. Su disertación se centró más en el mercado de los fitosanitarios -herbicidas, insecticidas y fungicidas-, que si bien sufre estos inconvenientes, presenta un panorama mejor que el de los fertilizantes, debido a que las empresas están consiguiendo financiación. (En base a InfoCampo).