El Ing. Montossi se refirió a las metas y desafíos nuevos que comienzan a partir de esta segunda edición, con la perspectiva de superar todo lo logrado hasta ahora.
El martes 19 se realizó el lanzamiento de la segunda edición del Consorcio Regional de Innovación de Lana Ultrafina (Crilu) en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) Las Brujas, en Canelones.
Participaron del acto Juan Pérez Jones, presiente de Crilu; el presidente de la Sociedad de Criadore de Merino Australiano, Álvaro Fros; el presidente de INIA, José Bonica; y cerró el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos.
Sobre el final y ante una pregunta concreta, Pérez Jones dijo que la posibilidad de incorporarse a Crilu es para todos los productores, sin importar en qué punto del país está; además no es necesario ser criador Merino, la raza no condiciona. Las inscripciones se abrieron el 18 de julio y van hasta el 19 de agosto.
FABIO MONTOSSI: “APARECEN NUEVAS METAS Y DESAFÍOS”
Pasado el evento, el Ing. Agr. Fabio Montossi dijo que se está en un proceso “dinámico” con el cual “aparecen nuevas metas y desafíos”.
Sobre esas metas y desafíos que van surgiendo expresó que “el proceso de afinamiento de la majada nacional no terminó” y que esas lanas “se deben mover a las ventanas de mayor precio”.
A su vez resaltó que las preguntas siempre surgen y por eso “la investigación va a tener que estar presente” y mencionó un “nuevo escalón de valorización de la lana” para “mejorar el proceso productivo en el cual se generan, y ahí van a estar todas las prácticas de bienestar animal, donde hay cuestiones que se deben mejorar”.
Otro tema es lo que tiene que ver con la huella de carbono, algo en lo que “se está avanzando, pero hay que seguir trabajando” aunque ya se poseen datos al respecto.
Una arista que también tiene avances es la “valorización del ambiente donde se produce, incluyendo la biodiversidad, la fauna y micro fauna”.
“Los procesos productivos ligados a la mejora del producto” presentan también sus propios desafíos, agregó.
“La capacitación a todo nivel y la trasferencia de tecnología es otra de las partes” que se deben atender. “Crilú se ha trasformado en un espacio de articulación y coordinación entre los distintos organismos que se dedican a la investigación y transferencia, con los propios actores que están haciendo el negocio”.
También incorporar la carne ovina porque “está cantado que si certificamos el predio y la lana podemos certificar la carne, en este caso de Merino que es una forma de valorizar su producción”.
El marketing y la promoción de las lanas es otra área donde trabajar, con crecimiento hacia nuevos espacios con estrategia para avanzar sobre el resto del país.
LA SUMA DE NUEVOS PRODUCTORES.
Finalmente mencionó el sumar más productores, para la cual quedó abierta esa posibilidad luego del evento del martes. Los interesados pueden ingresar a la web www.crilu.org.uy
Montossi destacó como premisa que “no importa de donde venís, sino a dónde vas”. Eso significa que “si hay productores que se quieren sumar a esta orientación y no lo habían hecho antes”, tal vez son productores Merino con otra orientación o con otra raza, “pero quieren ir a la producción de lana y ahora también de carne de alto valor, están invitados a ser parte del proceso”, enfatizó.
La información fue publicada en el Anuario 2021 de la Sociedad de Criadores de Merino Australiano de Argentina.
La producción mundial de lana Merino en el mundo tuvo un descenso en el período 1992 – 2021. En 1992 el producto alcanzó valores estimados en 740 millones de kgs base limpia, y en 2021 fue de 300 millones de kgs base limpia (-60%).
La información fue publicada en el Anuario 2021 de la Sociedad de Criadores de Merino Australiano de Argentina.
La disminución más marcada se produjo en el período entre 1992 y 2009, y las causas son diversas y variables entre países. No obstante ello, dada la importancia de Australia en la producción global, lo que suceda en ese país tiene consecuencia de gran magnitud a nivel global.
Uno de los sucesos más importantes que ocurrieron en dicho país está relacionado con la caída de sistema de precio piso australiano en el año 1991. Dicho sistema operado y respaldado por la Australian Wool Corporation (AWC) fijaba un precio piso para cada lote de lana rematado públicamente. Si el mercado no ofertaba valores por encima de dicho precio piso, el sistema operaba y el lote era comprado por la AWC.
Durante un largo período de años los precios piso fijados por AWC fueron muy altos y no fueron convalidados por el mercado, lo cual llevo a la creación de un stock en poder de AWC, el cual, en el momento de su colapso, llegó a 5 millones de fardos (equivalente a unos 900 millones de kgs).
Los precios reales del mercado fueron muy inferiores a los precios piso que fijaba AWC. Esto, sumado a la extraordinaria sobreoferta del stock, llevó a una pérdida muy marcada de interés en los productores australianos y de otros países, lo que llevó a una disminución importante del stock ovino y en consecuencia de la producción de lana, que nunca se llegó a recuperar.
El stock lanero fue manejado por otra organización australiana, denominada Wool International, encargada de la venta paulatina de dicho stock.
La venta del último fardo en stock se produjo en agosto del 2001, y a partir de ese momento el mercado comenzó a funcionar sobre otras bases más reales, pero con volúmenes claramente menores.
Lo siguen en importancia a Australia: Sudáfrica, Argentina, Nueva Zelanda y Uruguay con menores volúmenes, pero importantes desde el punto de vista de la oferta comercial.
China y Rusia, más los “otros” países significan un volumen medianamente importante, aunque poco significativo desde el punto del comercio mundial de lanas Merino (adicionalmente hay mucho menor disponibilidad de información al respecto).
URUGUAY
El análisis refiere a la producción de lana Merino en Uruguay, donde “ha seguido una evolución muy diferente al resto de la producción ovina en general, caracterizada fundamentalmente por un descenso del stock”.
A partir del año 2000 se produjo el comienzo de un proyecto a nivel nacional, con el apoyo técnico y operativo de varias instituciones técnicas, las industrias laneras nacionales, los productores ovinos y el gobierno nacional, cuyo objetivo era la producción de lana merino superfina (<18,5 micras), de calidad. Los resultados fueron sumamente positivos destacándose no solamente un aumento muy marcado del volumen de lana merino producida (2,5 veces en 20 años), sino además una marcada reducción en el diámetro.
A su vez, existió un marcado mejoramiento del color, largo y resistencia de dichas lanas, claramente reconocido por el comercio.
El trabajo fue realizado por Roberto Cardellino y José Luis Trifoglio de Delta Consultores y Raúl J. Richero de Richero y Asociados, sobre la producción mundial de lanas Merino,
Fuente: diario Cambio y Anuario 2021 de la Asociación Argentina de Criadores de Merino.
El jueves Zambrano condujo la liquidación de cabaña Tres Árboles, en un remate donde se lucieron los Merino Dohne. Las ventas se llevaron a cabo en la Agropecuaria de Salto.
Se colocaron 152 machos y 478 vientres. Los machos hicieron un máximo de US$ 850, y promediaron en US$ 352. Los vientres 478, máximo US$ 305, promedio US$ 173.
El rematador fue Zambrano & Cía. que colocó 20 carneros a US$ 1.343 de promedio; 14 vientres US$ 487; y 674 vientres virtuales a US$ 114.
Ayer, en la Asociación Agropecuaria de Salto se realizó el Día del Merino con el 21° remate y jornada técnica. Una gran oportunidad para adquirir vientres superiores y bien comerciales de las mejores cabañas del país, que los interesados no dejaron espacar.
La organización fue de la Sociedad de Criadores de Merino con el apoyo de SUL, INIA y Crilú.
El rematador fue Zambrano & Cía. que colocó 20 carneros a US$ 1.343 de promedio; 14 vientres US$ 487; y 674 vientres virtuales a US$ 114.
“Debemos apostar a un aumento del peso de vellón por animal, lo que venimos realizando a través del Crilu, accediendo a genética de buenos animales, y después a la selección que hacemos en el establecimiento”.
La familia Zabala con campos en el departamento de Paysandú sobre la ruta 26, concretó la venta esta semana de 27.000 kilos de lana Merino Australiano de 16,8 micras, considerado uno de los lotes más finos del país por volumen y finura homogénea, en negocio realizado a US$ 14,33 más US$ 1 los subproductos.
Pablo Zabala comentó que “se trata de lana con 79% de rendimiento al lavado, con grifa certificada RWS, ecológico y nativa”, explicando que “estamos en una muy buena finura, por lo que desde hace unos años nos enfocamos en mejorar los kilos de lana por animal”.
El trabajo de la familia viene del esfuerzo de varias generaciones de productores, empezando por Teófilo María Zabala, y siguiendo por Elgari, “ya que gracias a ellos se logra éste tipo de producción”, subrayó Pablo. Y sostiene que además, pasa “por no descuidar la posibilidad de seguir afinando, orientado a producir más lana por animal”.
Señaló que “debemos apostar a un aumento del peso de vellón por animal, lo que venimos realizando a través del Consorcio Regional de Innovación de Lana Ultrafina (Crilu), accediendo a genética de buenos animales, y después a la selección que venimos realizando en el establecimiento”.
Se mostró muy conforme con el desarrollo del Crilu, “porque le ha aportado volumen a éste tipo de lana que antes prácticamente no había en el mercado y se hacía más difícil establecer una corriente comercial”.
El productor sanducero indicó que el negocio se realizó con la industria Lanas Trinidad, a través de Escritorio Andrés Castro y Hermanos. Fuente: El Telégrafo.