Petróleo. Exceso de oferta atenuaría efectos de un conflicto más amplio en Medio Oriente.

Petróleo. Exceso de oferta atenuaría efectos de un conflicto más amplio en Medio Oriente.

Informe del Banco Mundial. Los precios mundiales de los productos básicos caerán de aquí a 2026 en el contexto de un excedente histórico de petróleo.

Washington, Estados Unidos | Todo El Campo | Según la última edición del informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos) del Banco Mundial, los precios internacionales de los productos básicos caerán en 2025 a su nivel más bajo en cinco años en el contexto de un exceso de petróleo tan grande que probablemente incluso limite los efectos que provocaría un conflicto más generalizado en Medio Oriente. Aun así, estos precios seguirán siendo aproximadamente un 30% más altos que en los cinco años anteriores a la pandemia de Covid-19.

Se prevé que el próximo año la oferta mundial de petróleo supere la demanda en un promedio de 1,2 millones de barriles diarios, un excedente que solo se ha superado dos veces antes: durante los cierres derivados de la pandemia en 2020 y durante el colapso de los precios del petróleo, en 1998. Este nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en China, donde la demanda de petróleo se ha estancado prácticamente desde 2023 como consecuencia de la desaceleración de la producción industrial y el aumento de las ventas de vehículos eléctricos y de camiones propulsados a gas natural licuado. Además, se espera que varios países que no forman parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo o de sus aliados (OPEP+) aumenten su producción de petróleo. La propia OPEP+ mantiene una importante capacidad de reserva, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble que en vísperas de la pandemia, en 2019.

Se prevé que, entre 2024 y 2026, los precios mundiales de los productos básicos se desplomarán casi un 10%. En el caso de los alimentos, caerán un 9% este año y un 4% adicional en 2025 antes de estabilizarse. De todos modos, sus valores seguirían casi un 25% por encima del nivel promedio registrado entre 2015 y 2019. Por su parte, los precios de la energía caerán según las previsiones un 6% en 2025 y otro 2% en 2026. La baja de los precios de los alimentos y la energía debería facilitar a los bancos centrales el control de la inflación. Sin embargo, una escalada de los conflictos armados podría complicar esos esfuerzos al interrumpir el suministro de energía y hacer subir los precios de los alimentos y la energía.

“La caída de los precios de los productos básicos y la mejora de las condiciones de la oferta pueden servir como factor de amortiguación frente a las crisis geopolíticas”, afirmó Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial. “Pero no lograrán aliviar las penurias que generarán los altos precios de los alimentos en los países en desarrollo, donde la inflación de esos precios duplica la de las economías avanzadas. Los precios altos, los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y otras perturbaciones han provocado que más de 725 millones de personas sufrieran inseguridad alimentaria en 2024”.

Durante el último año, el conflicto en Medio Oriente ha provocado una considerable volatilidad en los precios del petróleo, en particular debido a la preocupación por los daños que podría sufrir la infraestructura de petróleo y gas de los principales productores de productos básicos si el conflicto se intensificara. Si esto no sucede, se espera que el precio promedio anual del crudo Brent caiga de los US$ 80 por barril registrados este año a los US$ 73 en 2025, su valor mínimo en los últimos cuatro años.

Pero en el informe también se evalúa lo que podría suceder si el conflicto se intensificara, y específicamente, si resultara en una reducción del suministro mundial de petróleo del 2%, o 2 millones de barriles por día para fines de este año. Esto supondría una interrupción de una escala similar a la que se generó con la guerra civil de Libia en 2011 y con la guerra de Irak en 2003. Si se produjera una perturbación similar, los precios del Brent aumentarían bruscamente en un principio hasta alcanzar un máximo de US$ 92 el barril. Sin embargo, los productores de petróleo que no se vean afectados por el conflicto podrían responder rápidamente incrementando la producción. En consecuencia, el alza de los precios podría durar relativamente poco, con un promedio de USS 84 el barril en 2025. Ese valor, de todos modos, se ubicaría un 15% por encima del pronóstico de referencia para 2025, pero sería solo un 5% más alto que el promedio de 2024.

“La buena noticia es que la economía mundial parece estar mucho mejor preparada que antes para hacer frente a una crisis petrolera importante”, dijo Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial. “Esto abre oportunidades poco frecuentes para quienes se encargan de formular políticas en las economías en desarrollo. En primer lugar, la caída de los precios de los productos básicos puede ser un complemento útil de la política monetaria para lograr que la inflación vuelva a los valores establecidos como meta. En segundo lugar, los responsables de formular políticas tienen una oportunidad para reducir los costosos subsidios a los combustibles fósiles”.

Se espera que el precio promedio del oro, una opción popular entre los inversionistas que buscan un “refugio seguro”, alcance un valor récord este año, elevándose un 21% por sobre el promedio de 2023. El oro ocupa una categoría especial entre los activos, ya que a menudo sube de precio durante períodos de incertidumbre geopolítica y normativa, como los conflictos. Se prevé que, en los próximos dos años, sus precios se mantendrán un 80% por encima del promedio de los cinco años anteriores a la pandemia de Covid-19, y solo disminuirán ligeramente. Por su parte, el precio de los metales industriales se mantendrá estable en 2025‑26, ya que la debilidad del sector inmobiliario de China se verá compensada con las limitaciones de la oferta y el aumento de la demanda de algunos metales derivada de la transición energética. Sin embargo, si el crecimiento de China mostrara resultados inesperados, podría generarse volatilidad en los mercados de metales.

En una sección especial del informe se examinan las razones por las cuales las fluctuaciones de los precios de los productos básicos a nivel mundial estuvieron tan sincronizadas durante la pandemia y en el período posterior. Allí se concluye que dichos precios se movieron a la par durante el período 2020‑23 debido a las repercusiones económicas mundiales de la pandemia y de las crisis de gran escala relacionadas con productos básicos específicos, como la invasión de Rusia a Ucrania. Los aumentos sincronizados de precios tienden a conducir a una mayor inflación y a un menor crecimiento económico a nivel mundial. Durante el último año, aproximadamente, los movimientos de precios se han vuelto menos sincronizados.

Artículo de Banco Mundial | Foto de World Energy Trade.

Informe completo (en inglés): Commodity Markets Outlook — October 2024

Banco Mundial estimó que en 2024 Uruguay crecerá 3,2% y en 2025 lo hará 2,6%.

Banco Mundial estimó que en 2024 Uruguay crecerá 3,2% y en 2025 lo hará 2,6%.

Hay riesgos que escapan a la región y al control de los gobiernos latinoamericanos, pero que podrían afectar el avance de sus economías: tensiones geopolíticas, fenómenos meteorológicos y la desaceleración china.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | “Las perspectivas económicas de la región sugieren una recuperación gradual, con un crecimiento proyectado del 2,3% en 2024 y del 2,5% en 2025”, señala el Banco Mundial en el documento “Perspectivas económicas mundiales: Región de América Latina y el Caribe” elaborado en el mes de enero.

Para Uruguay señala que el crecimiento estimado del PIB en 2024 será del 3,2% y en 2025 del 2,6%.

En el caso de Brasil, el crecimiento se desacelerará al 1,5% en 2024, pero en 2025 se recuperará y se ubicará en el 2,2%.

México tendrá un crecimiento que “se atenuará hasta el 2,6% en 2024 y el 2,1% en 2025.

Respecto a Argentina, se prevé que su economía “se recupere y se expanda un 2,7% en 2024 y un 3,2% en 2025, tras la sequía de 2023”.

El crecimiento de Colombia “mejorará del 1,2% en 2023 al 1,8% en 2024 y 3% en 2025”.

En Chile, “el crecimiento será del 1,8% en 2024 y luego se acelerará al 2,3% en 2025”.

“Asimismo, se proyecta que Perú se recuperará de la contracción de 2023, con un crecimiento del 2,5% en 2024 y 2,3% en 2025”, gracias a la minería.

“Con exclusión de Guyana, que experimenta un auge de sus recursos, se espera que las economías del Caribe crezcan un 4,1% en 2024 y un 3,9% en 2025, en parte debido a la actual expansión del sector turístico” y América Central presentará “un crecimiento sostenido, con tasas del 3,7% en 2024 y 3,8% en 2025. Esta perspectiva se apoya en un aumento moderado de las remesas, en especial en 2024”, señala el Banco Central.

Por otro lado, el documento señala que “a largo plazo, la región deberá enfrentar desafíos persistentes”, como “la desaceleración de la productividad total” y “el envejecimiento de la población”, lo que lleva a que “el potencial de crecimiento económico disminuya”.

RIESGOS: TENSIONES GEOPOLÍTICAS, CAMBIO CLIMÁTICO Y DESACELERACIÓN CHINA.

Para el Banco Mundial, “la modesta expansión regional prevista está expuesta a múltiples riesgos”, entre los que menciona “la escalada de las tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Medio” que “podría perturbar los mercados energéticos y provocar un alza de los precios del petróleo”.

También “los fenómenos meteorológicos extremos, intensificados por el cambio climático, representan amenazas adicionales, en particular para los sectores sensibles al clima, como la agricultura, la energía y la pesca”.

Una “más abrupta desaceleración” de la economía china “podría tener importantes efectos secundarios en la demanda externa, lo que afectaría las exportaciones de productos básicos de la región”, advierte.

Uruguay acordó préstamo multilateral que premia cumplimientos climáticos en una ganadería sostenible.

Uruguay acordó préstamo multilateral que premia cumplimientos climáticos en una ganadería sostenible.

Se premiará con reducción de la tasa de interés el cumplimiento de objetivos climáticos, apuntalado por un programa ambicioso de producción ganadera sostenible.

Montevideo | Todo El Campo | El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) informó que Uruguay y el Banco Mundial acordaron, el lunes 9 de octubre, los términos de un contrato de préstamo multilateral que, por primera vez, premiará con una significativa reducción en la tasa de interés el cumplimiento de objetivos climáticos asociados a los compromisos asumidos en el Acuerdo de París. Dicho contrato se presentará en noviembre para aprobación del Directorio del organismo multilateral.

MENOS INTERÉS SI SE REDUCE LA EMISIÓN DE METANO.

Este préstamo incluye un mecanismo financiero que habilita un descuento en la tasa de interés si se sobrecumplen, en un punto porcentual, los objetivos de reducción de la intensidad de las emisiones de metano en la producción de carne vacuna, respecto a los compromisos de Uruguay ante el Acuerdo de París.

El monto de ahorro potencial en intereses será de US$ 12,5 millones durante el período del préstamo. Existe la posibilidad de que este monto aumente con aporte de recursos de países desarrollados, en caso que Uruguay alcance la meta de 2030 en forma anticipada.

Para alcanzar los objetivos planteados, se escalará la experiencia exitosa a nivel nacional del programa Ganadería y Clima, ampliándolo a diversos sistemas ganaderos, con el objetivo primordial de mejorar la eficiencia productiva, la sostenibilidad ambiental y el retorno económico de los productores.

Para financiar este programa en su etapa inicial, se logró el compromiso del Banco Mundial de otorgar recursos no reembolsables, una vez aprobado el préstamo. Asimismo, las reducciones potenciales de intereses derivados de este préstamo también se utilizarían para este programa, así como en otros proyectos ambientales.

En el diseño del instrumento de préstamo trabajaron juntos los ministerios de Economía y Finanzas, de Ganadería, Agricultura y Pesca, y de Ambiente. También fue fundamental en el diseño del instrumento la estrecha colaboración con los equipos técnicos del Banco Mundial. Asimismo, la verificación externa de los indicadores será por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

DECLARACIÓN CONJUNTA DE LA DIRECTORA DEL BANCO MUNDIAL Y LA MINISTRA ARBELECHE.

Ayer en Marrakech (Marruecos), el Banco Mundial divulgó la declaración de la directora gerente del Banco Mundial, Anna Bjerde, y la ministra de Economía y Finanzas de Uruguay, Azucena Arbeleche (Bjerde y Arbeleche juntas en la fotografía de portada).

El siguiente es el texto de la declaración:

“Estamos entusiasmadas de concluir la negociación de un préstamo innovador para Uruguay que incorpora, por primera vez, la posibilidad de una reducción en el pago de los intereses basada en un desempeño verificable frente a objetivos climáticos. Esto podría resultar en una reducción de intereses de hasta US$12,5 millones si Uruguay alcanza sus objetivos para reducir la intensidad de las emisiones de metano de su sector ganadero, más allá de sus compromisos bajo el Acuerdo de París. Uruguay será el primer país en beneficiarse de esta característica financiera y el Banco Mundial buscará replicar y escalar este enfoque para incentivar a los países a generar bienes públicos globales.

Esta innovación financiera está alineada con la Hoja de Ruta para la Evolución del Banco Mundial que busca crear incentivos para los países que se esfuerzan por integrar desafíos globales como la mitigación del cambio climático en sus estrategias de desarrollo, mientras trabajamos para poner fin a la pobreza en un planeta habitable.

Esta colaboración entre Uruguay y el Banco Mundial se basa en una asociación de larga data que ha producido programas replicables que no sólo benefician al país, sino que también han generado soluciones innovadoras de desarrollo que se han replicado en otros países miembros a través de actividades analíticas o proyectos de préstamos”.

LO QUE ARBELECHE, MATTOS Y BOUVIER DIJERON.

Azucena Arbeleche, ministra de Economía y Finanzas, expresó: “La aprobación de este instrumento de préstamo es otro paso innovador del país en la búsqueda de mejores condiciones de acceso al financiamiento internacional. Tan importante como ello, busca potenciar el posicionamiento de Uruguay en los mercados de exportación agropecuaria, que valoran crecientemente la producción sostenible. En ese sentido, los indicadores incluidos en este préstamo, y en el Bono Ambiental emitido en 2022, demuestran la determinación y ambición de Uruguay en seguir una senda de desarrollo que combine mayor crecimiento y productividad en el sector ganadero, parte integral de la estructura económica del país, con un compromiso de no deforestación del bosque nativo”.

El titular del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, comentó:  “Avanzar en herramientas económicas y financieras que premien y promuevan la adopción de tecnologías en la ganadería es una señal muy importante, por y para los productores de todo el país. La evidencia empírica fortalece la consigna que la mejora en la eficiencia en el uso de los recursos naturales trae consigo mayor sostenibilidad económica, social y ambiental. Nuevamente Uruguay reafirma su compromiso histórico con la sostenibilidad y la política de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, innovando a través de un instrumento de financiación con respaldo del Banco Mundial. Esto nos desafía, y al mismo tiempo consolida el compromiso con las políticas ambientales y su aporte para combatir los efectos del cambio climático para el beneficio global y también de los productores del país”.

Robert Bouvier, ministro de Ambiente, señaló: “El avance en las negociaciones entre Uruguay y el Banco Mundial para un préstamo vinculado a compromisos ambientales es una gran noticia. Cumpliendo con nuestros objetivos en cuanto a producción sostenible, Uruguay se beneficiará con tasas de interés más favorables. Es una herramienta que reconoce y recompensa lo que hacemos bien. Avanzamos hacia otro hito que vincula política ambiental, económica y productiva porque integra las visiones de las tres carteras a las políticas públicas en clave de sinergia. Estamos comprometidos con un enfoque que promueva la producción sostenible y reconozca a quienes lideran este esfuerzo. Este préstamo representará un paso importante en esa dirección y esperamos con entusiasmo los beneficios que traerá para Uruguay y su futuro sostenible”.

Es posible tener un plantea habitable si resignar producción y seguridad alimentaria.

Es posible tener un plantea habitable si resignar producción y seguridad alimentaria.

¿Es posible conjugar, en un mismo modelo de país y sin conflictos, conceptos y acciones como “cambio climático”, “productividad económica”, “seguridad alimentaria e hídrica”, y “salud”?

Montevideo | Todo El Campo | Los desafíos mundiales, como el cambio climático, la productividad económica, la seguridad alimentaria e hídrica, y la salud, podrían superarse si los países utilizan sus recursos naturales con mayor eficiencia y, según un nuevo informe, esto puede lograrse sin sacrificar el ambiente ni la prosperidad humana.  Los países tienen la capacidad necesaria para casi duplicar su desempeño, ya sea en términos de rentabilidad económica o de resultados ambientales al mejorar en una dimensión sin sacrificar la otra.

Mediante una combinación de ciencia innovadora, fuentes de datos, y modelos biofísicos y económicos, en el informe Las fronteras de la naturaleza: Lograr sostenibilidad, eficiencia y prosperidad con el capital natural, se ofrece una forma novedosa de abordar el desafío fundamental de la sostenibilidad.

En dicho informe se señala cómo y dónde los países pueden utilizar los recursos naturales de manera más eficiente para prosperar sin dañar el planeta ni traspasar sus límites en el uso de los recursos naturales.

“Esta labor nos ayuda a entender lo que está sucediendo a nivel de los países y la manera en la que estos pueden alcanzar sus objetivos de desarrollo sin sacrificar las metas en materia de biodiversidad o cambio climático”, dijo Richard Damania, economista en jefe de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial.

“Los países pueden tomar determinadas medidas ahora para brindar a sus habitantes una vida mejor y, al mismo tiempo, mantener un planeta habitable”, aseguró Damania.

En el informe, preparado por el Banco Mundial, el Natural Capital Project (Proyecto de Capital Natural) y el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), se concluye que casi todos los países presentan importantes brechas de eficiencia en el uso de sus recursos naturales. Superar estas diferencias puede servir de ayuda para enfrentar muchos de los problemas económicos y ambientales más apremiantes del mundo: el cambio climático, la productividad económica, la seguridad alimentaria e hídrica, y la salud. En general, los países tienen la capacidad necesaria para casi duplicar su desempeño, ya sea en términos de rentabilidad económica o de resultados ambientales al mejorar en una dimensión sin sacrificar la otra.

Dado que los países enfrentan necesidades contrapuestas y tienen presupuestos limitados, abordar las ineficiencias sigue siendo una de las formas más eficaces en función de los costos y más atractivas desde el punto de vista económico para alcanzar los objetivos mundiales de sostenibilidad. Asignar y gestionar la tierra, el agua y otros recursos naturales de una mejor manera podría aumentar el total de los ingresos anuales de alrededor de US$ 329.000 millones en todo el mundo, que se derivan de la agricultura, el pastoreo y la silvicultura, y producir una cantidad de alimentos suficiente para la población mundial hasta 2050, sin una pérdida neta de bosques y hábitats naturales.

“Este trabajo novedoso ayudará a integrar el valor que la naturaleza proporciona a la sociedad en las decisiones importantes”, señaló Steve Polasky, profesor de Economía Ecológica/Ambiental de la Universidad de Minnesota e integrante del Natural Capital Project.

“En las herramientas innovadoras que se desarrollaron para este informe, se aprovechan los datos ambientales y económicos a nivel mundial, con el fin de proporcionar información práctica para la toma de decisiones políticas, financieras y de gestión por parte de los responsables de esta tarea”, señaló.

Según el informe, evitar la deforestación podría ayudar a secuestrar 85.600 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono adicionales (o hasta 1,7 años de emisiones mundiales), sin afectar el crecimiento económico. Además, gastar los montos actuales en la prevención de la contaminación atmosférica de una manera más eficiente podría ayudar a salvar 366.000 vidas más cada año. Muchas de estas oportunidades se encuentran en países de ingreso bajo y mediano, es decir, los que más se beneficiarían con estas medidas.

No hay una solución única para todos, dadas las enormes diferencias que existen entre los países y los desafíos que enfrentan. En el informe, por tanto, se identifican los cambios necesarios y en qué parte de un país es preciso implementarlos. Asimismo, se proporcionan indicadores para evaluar las ventajas relativas y se identifica la combinación de políticas más adecuada para el país. El resultado es una hoja de ruta detallada que puede ayudar a los países a seleccionar el enfoque más viable y asequible para satisfacer sus necesidades ambientales y de desarrollo. (BM)

El informe Nature’s Frontiers se puede descargar aquí (en inglés): Aquí.

Director de Desarrollo del Banco Mundial propone que subsidios agropecuarios se destinen a políticas de lucha contra el cambio climático.

Director de Desarrollo del Banco Mundial propone que subsidios agropecuarios se destinen a políticas de lucha contra el cambio climático.

En el mundo, el total de los subsidios agrícolas y de otros rubros, implícitos y explícitos, suman más de US$ 7 billones anuales, el 8% de la economía mundial.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Axel van Trotsenburg (foto), el director gerente sénior de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial (BM), propuso que los subsidios que ahora se destinan a la agropecuaria, entre otros, sean destinados a la lucha contra el cambio climático.

La lucha contra el cambio climático obliga a los países a desembolsar millones de dólares, al punto que es una preocupación de muchos la forma en que se financiarán las acciones que esa campaña exige.

Trotsenburg escribió en Voces, uno de los blogs que posee el Banco Mundial, que los países más ricos se comprometieron en invertir por mes “al menos US$ 100.000 millones para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático, invertir en energías renovables y lograr un desarrollo con bajas emisiones de carbono”, sin embargo, es un monto que aún no está claro de donde saldrá: “Conseguirlo es una tarea en curso”, agregó.

Pero el autor del artículo entiende que el mundo tiene “una manera de movilizar grandes sumas de dinero para el clima: los subsidios”, porque anualmente “el mundo destina enormes montos de dinero para subsidios a la agricultura, la pesca y los combustibles fósiles, a menudo ineficientes y perjudiciales para el medio ambiente. ¿De qué cantidad estamos hablando? Se trata de una cantidad gigantesca”, afirmó.

Pero esa no es una idea de un jerarca aislado, sino que el propio BM elaboró el informe Detox Development: Repurposing Environmentally Harmful Subsidies, en español: Desarrollo depurativo: Reorientación de los subsidios perjudiciales para el ambiente, en el cual “se plantea la oportunidad de reorientar” esas sumas que los países usan con otros fines. “Reorientar estas subvenciones podría liberar, como mínimo, medio billón de dólares anuales, una cantidad que se puede destinar a propósitos más productivos y sostenibles”, escribió Trotsenburg.

La reorientación de los subsidios a los combustibles fósiles y el gasto público directo en agricultura y pesca daría la posibilidad de obtener “una cifra de US$ 1,25 billones al año, aproximadamente el tamaño de una economía grande, como la de México”.

“También se deben incluir los subsidios implícitos” que “representan los efectos en las personas y en el planeta, como la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, la congestión vial y la destrucción de la naturaleza, que no son pagados por quienes los causan”, agregó, y resume: “Los subsidios implícitos y explícitos, en conjunto, suman más de US$ 7 billones anuales”, un total gigantesco que representa “el 8% de la economía mundial”. Una suma que según el citado funcionario del BM se malgasta porque termina causando “daños no deseados y socavan nuestros esfuerzos para combatir el cambio climático”.

EN AGRICULTURA EL SUBSIDIO GLOBAL SUPERA LOS US$ 635.000 MILLONES ANUALES.

Refiriéndose a la agricultura, Trotsenburg agregó que sus subsidios “superan los US$ 635.000 millones al año, conducen al uso excesivo de fertilizantes que deterioran el suelo y el agua, y perjudican la salud de los seres humanos. Las subvenciones destinadas a productos como la soja, el aceite de palma y la carne de vacuno provocan que los agricultores avancen sobre los límites de las zonas forestales, y son responsables del 14% de la pérdida de bosques cada año”.

La teoría dice que los subsidios deberían ayudar a una mayor productividad y respaldar los medios de subsistencia rurales, pero “en la práctica suelen producir el efecto contrario.  Al distorsionar las decisiones sobre los cultivos y los insumos, los subsidios reducen la eficiencia, en otras palabras, conducen a que más insumos produzcan menos alimentos. Y dado que las subvenciones agrícolas suelen estar vinculadas a la producción, benefician en su mayoría a los agricultores más ricos”, razonó.

Cualquier paso que se en el sentido expresado por Trotsenburg, “no puede hacerse a expensas de los pobres”, y “la reforma debe implementarse en etapas” de modo tal que evite “grandes perturbaciones de los precios como consecuencia de la eliminación excepcional de los subsidios”. Eso “permitiría a los hogares y las empresas adaptarse gradualmente”.

El mensaje para los gobiernos es que “deben promover la aceptación pública a través de una comunicación transparente”, y es “especialmente necesario” hacerlo así porque hay un riesgo importante de que “grupos de interés poderosos intenten desbaratar las reformas, que es casi siempre el caso”.

NO ES EL CASO DE URUGUAY.

Trotsenburg no dice qué países subsidian la agropecuaria, pero ciertamente Uruguay no está en esa lista, por lo que su planteamiento podría ser beneficioso para nuestro país ya que eliminaría los beneficios que un productor europeo o estadounidense tiene frente a un uruguayo, y nos dejaría en inmejorables condiciones de competencia.

Pero la propuesta tiene una falla grave: aunque lo menciona no se detiene en que los subsidios de los países desarrollados son para evitar que quienes producen alimentos y por eso garantizan la seguridad alimentaria de los países, dejen el medio rural para mudarse a las ciudades.

¿Están los gobiernos y la ciudadanía en general dispuesta a correr el riesgo de perder la seguridad alimentaria y por tanto depender de otros países a cambio de destinar más dinero para el cuidado del medio ambiente en un programa que muchos ni siquiera sienten como propio sino una imposición de las Naciones Unidas?

Por otra parte, en su análisis, Trotsenburg da por hecho que el apoyo al agro es malgastar dinero en una actividad que “deteriora el suelo y el agua, y perjudica la salud de los seres humanos”, además de generar deforestación, una serie de señalamientos que no se deben generalizar para la agricultura mundial, poque aquí tampoco entra Uruguay. En lo que sí tiene razón e incluye a Uruguay es cuando afirma que la “destrucción de la naturaleza” y otros problemas “no son pagados por quienes los causan”. En este punto, ni siquiera debería incluirse a la agropecuaria en general, ya que son otras las ramas de actividad más contaminantes.

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