Las energías sostenibles en la región tienen una participación de más del 30% en la matriz de energía primaria y cerca del 70% en la matriz de generación eléctrica.
Montevideo | Todo El Campo | Según KPMG, en su estudio reciente Transición energética en América del Sur. Las energías renovables como vehículo para lograr el cambio, la región se perfila como líder en la transición hacia la energía sostenible, con una participación de más del 30% en la matriz de energía primaria y aproximadamente del 70% en la matriz de generación eléctrica. Además, en países como Paraguay, Brasil, Uruguay y Colombia, las fuentes renovables ya contribuyen en la actualidad con la mayor parte de la capacidad de generación eléctrica instalada.
La investigación, basada principalmente en datos del Instituto de Energía y la Agencia Internacional de Energía para el período de 2010 a 2022, indicó que la generación de energía renovable creció en la región en un 4%, 6% y 9% en los años 2020, 2021 y 2022, respectivamente, totalizando un aumento del 20% acumulado (de 220 millones a 265 millones de kW) en ese mismo período.
La transición energética en América del Sur representa una oportunidad significativa para ampliar el acceso a la energía baja en carbono y desalentar el uso de combustibles fósiles. “Sin embargo, para aprovechar plenamente este potencial, es crucial superar las barreras actuales y mejorar la infraestructura, garantizar la estabilidad financiera y abordar los problemas socioeconómicos para impulsar aún más la transición energética”, dijo Manuel Fernandes, director del sector de Energía y Recursos Naturales de KPMG en América del Sur.
La falta de velocidad en el despliegue de las energías renovables fue identificada como el desafío más urgente para alcanzar las metas climáticas, según el 82% del total de encuestados y el 89% de los sudamericanos. “Este importante consenso refuerza la necesidad de abordar los obstáculos que actualmente dificultan la rápida adopción de fuentes limpias”, comentó Fernandes.
En este sentido, el estudio identifica desafíos persistentes, como la necesidad de mejorar las políticas y regulaciones, facilitar el acceso al capital, acelerar la implementación de proyectos y mitigar los impactos ambientales, entre otros obstáculos. Los líderes del sector sudamericano también enfatizaron la urgencia de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y fortalecer las políticas para fomentar las energías limpias.
Existe una clara tendencia hacia el desarrollo de estas energías en la región, justificada por las inversiones y la aplicación de un conjunto diversificado de iniciativas que han ganado espacio en la matriz energética, generando expectativas positivas para este mercado. La colaboración continua entre los sectores público y privado, la mejora de las políticas de estímulo y el enfoque en la superación de los desafíos identificados son esenciales para fomentar y acelerar este proceso de transformación hacia un futuro más sostenible.
LOS PRINCIPALES DESAFÍOS.
Según otro informe de nombre Turning the tide in scaling renewables, también de KPMG, América Latina tiene una serie de desafíos cruciales que podrían obstaculizar la continuación de esta tendencia ascendente en energías renovables.
Entre los principales desafíos identificados se encuentran:
Riesgos Asociados a las Cadenas de Suministro: Interrupciones y retrasos que afectan la adquisición y gestión de recursos y materiales necesarios para proyectos de energía renovable.
Estructura y Funcionamiento de los Mercados Energéticos: Necesidad de reformas para apoyar las fuentes de energía renovable, incluyendo ajustes en marcos regulatorios y mecanismos de fijación de precios.
Acceso al Capital: Altas tasas de interés y riesgos financieros que limitan la inversión necesaria para expandir la capacidad de generación de energías renovables.
El estudio también señala que, para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, es esencial abordar estos desafíos de manera efectiva. Los líderes en energías renovables de América Latina priorizan la reestructuración de los mercados energéticos y el acceso al capital como las áreas más críticas que necesitan atención.
A pesar de los desafíos, el informe subraya el potencial de América Latina para liderar en el desarrollo de energías limpias. Con un enfoque estratégico y colaborativo, la región puede superar los obstáculos actuales y continuar su trayectoria ascendente en la generación de energía renovable.
Hay riesgos que escapan a la región y al control de los gobiernos latinoamericanos, pero que podrían afectar el avance de sus economías: tensiones geopolíticas, fenómenos meteorológicos y la desaceleración china.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | “Las perspectivas económicas de la región sugieren una recuperación gradual, con un crecimiento proyectado del 2,3% en 2024 y del 2,5% en 2025”, señala el Banco Mundial en el documento “Perspectivas económicas mundiales: Región de América Latina y el Caribe” elaborado en el mes de enero.
Para Uruguay señala que el crecimiento estimado del PIB en 2024 será del 3,2% y en 2025 del 2,6%.
En el caso de Brasil, el crecimiento se desacelerará al 1,5% en 2024, pero en 2025 se recuperará y se ubicará en el 2,2%.
México tendrá un crecimiento que “se atenuará hasta el 2,6% en 2024 y el 2,1% en 2025.
Respecto a Argentina, se prevé que su economía “se recupere y se expanda un 2,7% en 2024 y un 3,2% en 2025, tras la sequía de 2023”.
El crecimiento de Colombia “mejorará del 1,2% en 2023 al 1,8% en 2024 y 3% en 2025”.
En Chile, “el crecimiento será del 1,8% en 2024 y luego se acelerará al 2,3% en 2025”.
“Asimismo, se proyecta que Perú se recuperará de la contracción de 2023, con un crecimiento del 2,5% en 2024 y 2,3% en 2025”, gracias a la minería.
“Con exclusión de Guyana, que experimenta un auge de sus recursos, se espera que las economías del Caribe crezcan un 4,1% en 2024 y un 3,9% en 2025, en parte debido a la actual expansión del sector turístico” y América Central presentará “un crecimiento sostenido, con tasas del 3,7% en 2024 y 3,8% en 2025. Esta perspectiva se apoya en un aumento moderado de las remesas, en especial en 2024”, señala el Banco Central.
Por otro lado, el documento señala que “a largo plazo, la región deberá enfrentar desafíos persistentes”, como “la desaceleración de la productividad total” y “el envejecimiento de la población”, lo que lleva a que “el potencial de crecimiento económico disminuya”.
RIESGOS: TENSIONES GEOPOLÍTICAS, CAMBIO CLIMÁTICO Y DESACELERACIÓN CHINA.
Para el Banco Mundial, “la modesta expansión regional prevista está expuesta a múltiples riesgos”, entre los que menciona “la escalada de las tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Medio” que “podría perturbar los mercados energéticos y provocar un alza de los precios del petróleo”.
También “los fenómenos meteorológicos extremos, intensificados por el cambio climático, representan amenazas adicionales, en particular para los sectores sensibles al clima, como la agricultura, la energía y la pesca”.
Una “más abrupta desaceleración” de la economía china “podría tener importantes efectos secundarios en la demanda externa, lo que afectaría las exportaciones de productos básicos de la región”, advierte.
Argentina tiene un sistema de regulación no muy eficaz. Y eso reduce la competitividad del trigo argentino en América Latina.
Buenos Aires, Argentina | Todo El Campo | La excesiva regulación que argentina hace del comercio exterior repercute en los granos que exporta, lo que llevó a Rusia a manejar esa situación a su favor, según un reporte de EFEAgro del jueves 14. Argentina -el granero del mundo- es un tradicional y natural proveedor de cereales a América Latina, pero su coyuntura le impide cumplir con ese rol de manera eficaz.
Arkadi Zlochevski, presidente de la Unión Rusa del Grano (URG), expresó a EFEAgro: “Hemos logrado organizar un flujo de doble dirección entre la soja latinoamericana y el cereal ruso. Esto abarata en gran medida la logística y convierte en competitivos nuestros recursos cerealísticos en América Latina”.
La URG dice que el principal mercado para el cereal ruso sigue siendo el norte de África y Oriente Medio, pero cree que existe un gran potencial entre los países latinoamericanos.
Rusia cuenta con una fábrica de procesamiento en el enclave báltico de Kaliningrado, que “recibe anualmente tres millones de toneladas de soja”, destacó. “La soja llega en grandes buques de la clase panamax”, con una capacidad para 52.500 toneladas, procedente de Brasil, Uruguay o Paraguay.
La URG mencionó como destino del trigo ruso en agosto pasado a Brasil (253.000 toneladas), México (124.000 toneladas), Venezuela (59.000) y Perú (55.000), además de otros potenciales receptores como Chile, Costa Rica y Nicaragua.
Para Zlochevski, “los envíos se ampliarán” y generarán más potencial. De concretarse esas comercializaciones habrá un “flujo mutuamente rentable”. Asimismo, entiende que “el principal granero de trigo en la región es Argentina y seguramente lo sigue siendo, pero Argentina tiene un sistema de regulación no muy eficaz. Y eso reduce la competitividad del trigo argentino en América Latina”.
Pensar de forma regional, alineando las fortalezas de cada país, permitirá incrementar el potencial y el alcance de las actividades económicas.
Montevideo | Todo El Campo | Con las actuales coyunturas mundiales como la guerra entre Rusia y Ucrania, así como las tensiones entre China y Estados Unidos, se genera una disminución en la capacidad de exportación, convirtiendo a América Latina en un resguardo de crecimiento mundial para la inversión extranjera, lo que abre la posibilidad de ser la tercera potencia económica global.
Así lo aseguran expertos, como Santiago Rojas, cofundador y managing director de la firma de venture capital (o capital de riesgo) Cube Ventures: “Entre las ventajas del continente latinoamericano se encuentran las empresas basadas en commodities (inversiones en activos de bajo riesgo), las cuales generalmente mantienen los mismos precios durante las crisis, lo que puede llevar a que un porcentaje representativo de los sectores económicos de la región tengan mayor liquidez, capacidad de generar empleo, gasto, consumo y producción. Asimismo, el venture capital, es otra de las oportunidades que tiene la región, siendo la manera más organizada y eficiente de apostarle a las grandes compañías del futuro”.
Lo anterior entendiendo que las crisis económicas generalmente desencadenan una caída en los bienes de producción industrial, tecnológicos y de servicios, con una percepción de menor gasto disponible en la sociedad y una disminución del valor potencial de las compañías, lo que se traduce en incremento del valor de los productos.
Según el portal de indicadores económicos y estadísticas oficiales en línea, Statista Research Department, el producto interno bruto de América Latina y el Caribe ascendió a US$ 4,74 billones estadounidenses en 2020, de acuerdo con precios corrientes; y en 2021 la región experimentó una recuperación, situándose cerca de los cinco billones y medio. Asimismo, de acuerdo a datos de La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, la población de esta región representa hoy el 8,2 % de la población mundial, con un total de 662 millones de personas.
Teniendo en cuenta estos datos, si vemos nuestra región como un continente unido, es una máquina de producción de buen talento técnico y pensamiento con un potencial humano y unos recursos impresionantes; generando un verdadero bloque económico que apalanca las mayores fortalezas: agua, comida, oxígeno, selva, talento con capacidad de solucionar problemáticas reales y una apertura al mundo entero.
“Se necesita de una coordinación continental, en la cual los gobiernos y el sector privado piensen en atacar necesidades conjuntas y crear proyectos de coordinación entre países frente a políticas económicas, tributarias y sociales. No tienen que estar de acuerdo en todos los aspectos, pero sí en construir instituciones e infraestructuras de integración continental que nos permitan aprovechar las riquezas naturales con las que contamos”, puntualiza Rojas.
Pensar de forma regional y ponerse de acuerdo en cómo operar desde lo básico, alineando las fortalezas de cada país permitirá incrementar el potencial y el alcance de las actividades económicas en Latam, logrando aprovechar el mercado, que aunque tenga regulaciones diferentes, tiene similitudes fuertes. (América Economía).
Luego del fuerte rebote observado en 2021, el BID aporta una serie de datos positivos que nos dan un poco de alivio.
Hébert Dell’Onte | Al finalizar agosto el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó una nueva edición de “Síntesis e información sobre integración y comercio” en la que presenta las perspectivas globales que en esta oportunidad muestra señales positivas, las que llegan muy bien luego de tantos meses de incertidumbre generada por la irrupción de la pandemia primero, la previsible pero inesperada guerra en Ucrania después, y las dificultades políticas, económicas y comerciales que recorren el mundo, sin que sepamos qué nos deparan los próximos meses.
Sin embargo, aunque los problemas de sanidad, la guerra y las tantas dudas que presenta el mundo y a las que nos exponemos, el BID aporta una serie de datos positivos que nos dan un poco de alivio.
“El comercio internacional continúa creciendo, aunque a tasas más bajas, luego del fuerte rebote observado en 2021. En un escenario global complejo, tras el shock de la guerra en Ucrania y en el marco del debilitamiento de la actividad y de los precios internacionales, las exportaciones de América Latina y el Caribe (ALC) se expandieron en el primer semestre del año”, es el primer apunte del documento.
Hay “una desaceleración en el ritmo de expansión (el aumento promedio de 2021 fue de 25,7%) en especial a partir de marzo, cuando la dinámica del crecimiento se recortó a cerca de 15% interanual en promedio”. A su vez, “el volumen del comercio mundial aumentó 4,3% interanual en los primeros cinco meses de 2022”.
Agrega que “se estima que las exportaciones de ALC se expandieron 21% interanual en el primer semestre de 2022”.
Ese crecimiento, “superior al promedio mundial, se explica por la mayor participación relativa de productos básicos en la canasta exportadora de la región, que fueron más beneficiados por el incremento de precios”.
MEDIDAS DISTORSIVAS IMPACTARON EN LOS PRECIOS.
La guerra generada a partir de la invasión de Rusia a Ucrania generó reacciones de los países: “Diferentes economías (especialmente en desarrollo e importadoras netas de alimentos) establecieron 426 medidas distorsivas, 57% de las cuales afectan directamente el intercambio de alimentos y fertilizantes, en algunos casos restringiéndolo y en otros facilitándolo”.
Según el Banco Mundial, “el impacto de estas medidas sobre los precios es considerable: 6% de aumento en el caso del maíz, 12% en el arroz, 9% para las frutas cítricas y la soja y sus derivados, y 14% para el trigo”.
PAÍSES DE ALC CON “NOTABLE EXPANSIÓN DE EXPORTACIONES”.
Los países de la región tuvieron una “notable expansión de las exportaciones de los productos que Rusia y Ucrania son importantes proveedores globales”.
El BID señala que “Rusia y Ucrania no son socios relevantes para ALC”, pero la guerra afectó a esta parte del mundo de forma indirecta.
Por otra parte, “se debilita el impulso de los precios” pero las cotizaciones de los principales productos mantienen “niveles históricamente altos”.
“El maíz y la soja cerraron el mes de julio con precios 7% y 8% menores a los máximos alcanzados en abril; el trigo y el aceite de girasol bajaron 27% y 34% con respecto a los niveles de mayo y marzo, respectivamente; y el petróleo perdió 10% solo en julio”.
Ese cambio de tendencias en los precios se explica por varios factores: “La apreciación del dólar en el marco de la política monetaria restrictiva de Estados Unidos, el acomodamiento de los mercados tras el shock inicial de la guerra, y las perspectivas de menor crecimiento global, son algunos de los factores que explican la reversión de la tendencia en los precios”.
CRECE LA DEMANDA A MENOR DINAMISMO.
Otra buena noticia es el crecimiento de la demanda de los productos que exporta ALC, pero con una proyección de menor dinamismo.
El BID explica que “A medida que la economía mundial fue dejando atrás las secuelas de la gran crisis de 2020, la tasa de crecimiento interanual de los principales países ha ido convergiendo a valores ‘normales’, luego del fuerte rebote de principios de 2021. Esa situación, sumada a las tendencias hacia la desaceleración del crecimiento de grandes jugadores globales como China, Estados Unidos o Alemania desde inicios de 2022, se ha traducido en una sucesiva disminución en la tasa de crecimiento promedio ponderada de los respectivos socios comerciales de ALC. Si bien los valores del indicador siguen ubicándose por encima de los correspondientes al período pre-Covid, los primeros datos disponibles para el segundo trimestre de 2022 y las proyecciones de crecimiento para el año completo indican que la desaceleración continuaría”.
EN 2031 ALC SERÁ RESPONSABLE DEL 18% DE LAS EXPORTACIONES MUNDIALES DE ALIMENTOS.
Las Perspectivas Agrícolas 2022-2031 de la FAO y la OCDE señalan que la producción agrícola y pesquera en ALC crecerá 14% en los próximos diez años, recuerda el BID.
“La producción de cultivos explica casi dos tercios de esa expansión, mientras que el sector ganadero representa un 28% adicional y la pesca otro 8%”.
En 10 años ALC exportará el 61% de las ventas mundiales de soja, 59% de azúcar, 45% de harina de pescado, 43% de maíz, 40% de carne de vacuno y aceites de pescado, 32% de aves y 25% de etanol.