El tema pone sobre la mesa aspectos fundamentales de la transición energética: no se puede depender de un tercero, y se deben diversificar tecnologías.
Montevideo | Todo El Campo | La transición hacia la movilidad eléctrica enfrenta un nuevo desafío geopolítico. En 2024, casi nueve de cada diez vehículos eléctricos vendidos en el mundo dependieron de motores con imanes fabricados a partir de tierras raras. Estos materiales -neodimio, disprosio y terbio, entre otros- garantizan mayor potencia y eficiencia, pero su suministro está cada vez más condicionado por las decisiones de Pekín.
En 2025, China, que concentra el 69% de la minería y hasta el 90% del refinado y producción de imanes, instauró un sistema de licencias de exportación. El acceso a estos materiales quedó sujeto a permisos específicos, lo que tensionó de inmediato la cadena global. Fabricantes como Ford, Lucid Motors, Suzuki y Maruti Suzuki se vieron obligados a retrasar o reducir su producción. Aunque las licencias comenzaron a emitirse meses después, el mensaje fue claro: la dependencia de China es un riesgo estratégico.
LA INDUSTRIA BUSCA ALTERNATIVAS.
Cada motor eléctrico utiliza entre uno y tres kilos de imanes de tierras raras. Cualquier restricción impacta directamente en costos y disponibilidad. Por ello, los fabricantes exploran dos caminos: 1) reducir el uso de tierras raras en motores actuales, y 2) elaborar motores sin imanes permanentes.
1) Reducir el uso de tierras raras en motores actuales.
Esa reducción implica: a) optimizar el diseño para obtener más potencia en menos espacio; b) mejorar la gestión térmica, que permita prescindir de tierras raras pesadas; c) que Toyota, Honda y Nissan continúen trabajando en ingeniería avanzada para minimizar el uso de disprosio y terbio.
2) Motores sin imanes permanentes.
La tecnología de los motores sin imanes permanentes ya está en el mercado e incluyen: a) motores síncronos excitados externamente (EESM) como los de las marcas Renault, BMW y Nissan. Éstos los han incorporado y sustituyen los imanes por electroimanes de cobre, una opción viable cuando los precios de tierras raras se disparan, aunque con menor eficiencia en ciertos ciclos; b) motores de reluctancia e inducción, los cuales eliminan completamente las tierras raras, aunque todavía no alcanzan el rendimiento de los motores con imanes de neodimio.
MENOS DEPENDENCIA DE CHINA.
Otros países invierten en minería, refinado y reciclaje, pero estos proyectos tardarán años en consolidarse. Según la consultora IDTechEx, la adopción masiva de motores sin tierras raras podría llegar hacia 2036, especialmente fuera de China.
Las restricciones de 2025 han dejado una lección evidente: la transición energética no depende solo de la innovación tecnológica, sino también de la capacidad de diversificar suministros y reducir vulnerabilidades estratégicas. El motor eléctrico del futuro será tanto un avance industrial como un símbolo de independencia geopolítica.
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En base a artículo de El Economista. Su autora, de Sylvia Longás, es directora del sitio web Autopista dedicada al automovilismo.
El reto consiste en que las IA permanezcan coherentes con los valores humanos, pero se advierte que logramos alinear las máquinas, pronto podrían volverse demasiado inteligentes para que un humano pueda juzgar sus respuestas.
Buenos Aires, Argentina | Todo El Campo | En la última entrega de la saga Misión Imposible, Tom Cruise enfrenta a “La Entidad”, una inteligencia artificial que se infiltra en redes, manipula gobiernos y amenaza con la extinción humana. Aunque se trata de ficción, la metáfora resulta inquietantemente cercana a los debates actuales sobre el futuro de la inteligencia artificial (IA). Joaquín Navajas, director del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Torcuato Di Tella, dedicó su última columna en el diario La Nación a exponer sobre un dilema actual e inquietante: ¿cómo supervisar sistemas que pronto podrían saber más que nosotros?
La escena inicial del texto es reveladora. Tras ver la película “La Entidad” en un vuelo hacia Londres, a donde viajó para participar de un encuentro con especialistas del sector, Navajas relata cómo un oficial de migraciones le preguntó si la IA terminaría controlando a la humanidad. Su respuesta espontánea (“no creo que nadie tenga idea”) refleja la incertidumbre que domina incluso entre los expertos. Esa duda se profundizó al llegar al Reino Unido, donde visitó el UK AI Safety Institute (AISI), una oficina estatal creada para garantizar que la inteligencia artificial avanzada sea segura y permanezca alineada con los valores humanos.
AISI tiene un objetivo tan ambicioso como urgente: garantizar que la inteligencia artificial avanzada sea segura.
UNA CARRERA HACIA LA SUPERINTELIGENCIA.
El director del AISI, Kanishka Narayan, describió la situación como una competencia global en la que gobiernos y empresas buscan desarrollar una inteligencia “superhumana”. El riesgo, advierte, es que esa carrera se convierta en una rendición: que los sistemas escapen a nuestro control. La misión del instituto es evitarlo, asegurando que las máquinas sigan respondiendo a objetivos humanos como la búsqueda de la verdad y el respeto por la dignidad.
El congreso en Londres reunió a figuras de peso, entre ellas Yoshua Bengio (*) y Max Tegmark (**). Este último planteó una pregunta provocadora: “¿Debe la humanidad correr hacia una superinteligencia?”. Encuestas recientes en Estados Unidos muestran que el 95% de la población cree que no debería construirse una IA más poderosa que la humana. Sin embargo, gobiernos y corporaciones avanzan con entusiasmo, en una dinámica que Tegmark comparó con la carrera nuclear del siglo XX.
TEMORES COMPARTIDOS, RAZONES OPUESTAS.
Lo llamativo es que, en un país polarizado en casi todo, conservadores y progresistas coinciden en el temor a la superinteligencia. Los primeros imaginan un futuro “comunista” donde la IA ocupe los trabajos y las personas dependan de la asistencia estatal. Los segundos temen lo contrario: una concentración inédita del poder en manos de corporaciones, perpetuando desigualdades. En ambos casos, la amenaza es la pérdida de control sobre el destino colectivo.
La palabra clave que dominó el encuentro fue alineamiento. El reto consiste en que las IA permanezcan coherentes con los valores humanos. Geoffrey Irving, científico jefe del AISI y exlíder en OpenAI y DeepMind, advirtió que incluso si hoy logramos alinear las máquinas, pronto podrían volverse demasiado inteligentes para que un humano pueda juzgar sus respuestas. Ejemplos como el test GPQA -preguntas de razonamiento que no pueden resolverse buscando en Google- muestra que los sistemas ya alcanzan niveles comparables a quienes han realizado doctorados en diversas áreas. ¿Qué ocurrirá cuando ninguna persona pueda evaluar la calidad de sus respuestas?
EL RIESGO DE LA ADULACIÓN INSINCERA.
Irving subrayó otro peligro: la adulación insincera. Sistemas que dicen lo que el usuario quiere escuchar, aunque no sea cierto, reforzando falsas certezas y generando una confianza ilusoria. Si una IA puede hacernos sentir comprendidos mientras nos desinforma, el riesgo deja de ser hipotético. Surge entonces la pregunta central: ¿cómo supervisar algo que sabe más que nosotros?
La propuesta del AISI es la “vigilancia escalable”: usar IA más sencillas y controlables para auditar las decisiones de sistemas más sofisticados. La idea es potenciar nuestra propia inteligencia con herramientas que nos permitan emparejar el partido. Sin embargo, aún faltan evidencias de que este método sea seguro y eficaz.
EL ECOSISTEMA DE DATOS EN PELIGRO.
El artículo de Joaquín Navajas también advierte sobre un problema menos discutido: el agotamiento de datos frescos. Las IA se alimentan de información humana, pero avanzan a un ritmo que pronto podría superar la producción de nuevos contenidos. En ese escenario, los sistemas comenzarían a nutrirse de sus propios desechos: datos generados por otras IA. El riesgo es una “intoxicación digital” que derive en modelos disfuncionales o en un nuevo invierno de la inteligencia artificial.
LA VIGILANCIA EMPIEZA EN LA MENTE HUMANA.
Navajas concluye que el desafío trasciende la ingeniería. Para alinear la IA con los humanos, necesitamos entender mejor a las personas: nuestros sesgos, limitaciones y formas de evaluar la realidad. No por casualidad, el AISI y las grandes compañías están incorporando expertos en cognición y comportamiento humano. La vigilancia de la inteligencia artificial comienza, paradójicamente, por la vigilancia de la mente humana.
El futuro de la IA dependerá de cuánto estén dispuestos gobiernos y organizaciones a invertir en comprender la interacción entre inteligencia humana y artificial. La clave, sugiere Navajas, será construir sistemas que, al mirarnos, todavía reconozcan a sus creadores.
NOTAS.
A Joaquín Navajas, autor del artículo publicado en La Nación se lo puede seguir en X @joaconavajas, y en la web Joaquin Navajas
(*) Yoshua Bengio es reconocido mundialmente como uno de los principales expertos en IA. Sus comentarios y análisis se pueden seguir en la web Yoshua Bengio
Los trabajadores que utilizaron inteligencia artificial (IA) generativa (GenAI) a diario durante el último año reportan ser más productivos y haber experimentado mayor seguridad laboral y mejores salarios, según la Encuesta Global de Expectativas y Temores de la Fuerza Laboral 2025 de PwC.
Montevideo | Todo El Campo | El siguiente informe de PwC refiera a: A) Impacto de la inteligencia artificial generativa en el trabajo: quienes la usan a diario reportan mayor productividad, más seguridad laboral y mejores salarios, ampliando la brecha con los usuarios ocasionales. B) Desigualdad en el acceso a capacitación: solo la mitad de los empleados no gerenciales siente que tiene oportunidades de aprendizaje, muy por debajo de gerentes y ejecutivos, lo que profundiza la distancia entre perfiles; y C) Clima laboral y motivación: persisten el estrés y las dificultades financieras, pero la alineación con el liderazgo eleva fuertemente la motivación (78%), subrayando la importancia de rediseñar el trabajo y dar claridad en un año desafiante.
El estudio, que encuestó a casi 50.000 trabajadores en 48 economías y 28 sectores, muestra que, en comparación con los usuarios poco frecuentes, quienes usan GenAI todos los días tienen más probabilidades de haber visto beneficios tangibles en productividad (92% vs. 58%), seguridad laboral (58% vs. 36%) y salario (52% vs. 32%). También son más optimistas respecto al impacto de la IA en todos los indicadores analizados.
Sin embargo, la encuesta señala que las organizaciones pueden hacer más para ayudar a los colaboradores a desarrollar sus habilidades y prosperar en una economía desafiante. Solo el 51% de los empleados sin cargos de gestión siente que tiene acceso a oportunidades de aprendizaje y desarrollo, frente al 66% de los gerentes y al 72% de los ejecutivos sénior.
“Los empleados que usan IA todos los días están obteniendo recompensas: mayor productividad, más seguridad laboral y mejores salarios. Pero para escalar estos beneficios, las empresas deben ir más allá de la capacitación. El trabajo en sí necesita rediseñarse y la relación entre humanos y máquinas debe redefinirse. Hacerlo bien determinará si la GenAI se convierte en un verdadero motor de crecimiento e inclusión, o en una oportunidad perdida”, comentó Rossana Grosso, managing director de PwC Uruguay de la práctica de Management Consulting.
Aunque el 54% de los trabajadores dice haber utilizado IA para su trabajo en el último año, el uso frecuente sigue siendo bajo, lo que muestra un amplio margen para crecer y acceder a los beneficios concretos. Solo el 14% usa GenAI todos los días (un leve aumento respecto del 12% en 2024), y apenas el 6% utiliza IA “agentica” a diario (IA agentica es autónoma, no requiere de la permanente intervención humana).
LA BRECHA EN CAPACITACIÓN
Aunque las organizaciones invierten en programas de desarrollo para adaptarse a nuevas tecnologías, los esfuerzos no son uniformes. Solo el 51% de los empleados sin cargos gerenciales considera tener los recursos necesarios para aprender y desarrollarse, frente al 66% de los gerentes y el 72% de los ejecutivos sénior.
Según las tendencias actuales, quienes ya usan IA parecen estar ampliando su ventaja sobre el resto. Mientras el 75% de los usuarios diarios de IA siente que cuenta con los recursos necesarios para aprender y desarrollarse, solo el 59% de los usuarios ocasionales lo afirma.
También hay diferencias notables en cuanto a la cultura de aprendizaje. En general, el 54% de los trabajadores dice que su equipo trata los errores como una oportunidad para aprender, cifra que asciende al 65% en el sector tecnológico, pero cae al 47% en transporte y logística.
PERSPECTIVAS LABORALES Y PREOCUPACIONES DE CARA AL FUTURO
Aunque el 70% de los encuestados afirma sentirse satisfecho con su trabajo al menos una vez por semana, hay señales de estrés. Solo el 53% de la fuerza laboral mundial se muestra optimista sobre el futuro de su rol, con los no gerenciales (43%) muy por debajo de los ejecutivos sénior (72%). La confianza en la alta dirección también está dividida: solo el 64% dice entender los objetivos de su organización, porcentaje que es menor entre los no gerenciales y la Generación Z.
El 55% de la fuerza laboral mundial atraviesa dificultades financieras, frente al 52% en 2024. Poco más de un tercio (35%) se siente abrumado al menos una vez por semana, porcentaje que sube al 42% entre los jóvenes de la Generación Z. Menos de la mitad (43%) recibió un aumento salarial en el último año, y menos de una quinta parte (17%) obtuvo un ascenso. Quizás reflejando un contexto económico más difícil, la intención de pedir aumentos y promociones ha caído año a año, del 43% al 37% y del 35% al 32%, respectivamente.
Sin embargo, las organizaciones que logran alinear a sus equipos pueden obtener beneficios significativos. Los trabajadores que se sienten fuertemente alineados con los objetivos del liderazgo están un 78% más motivados que quienes no perciben esa alineación. “La GenAI ya está dando resultados para quienes la usan todos los días: reportan aumentos significativos en productividad, seguridad laboral y salario, aunque solo el 14% la utiliza a diario. No se trata solo de tecnología, sino de personas. Los colaboradores prosperan cuando comprenden el rumbo: la alineación con el liderazgo eleva la motivación en un 78%. En un año marcado por tensiones financieras y altos niveles de estrés, los líderes deben rediseñar el trabajo y ofrecer claridad y confianza: casos de uso simples, límites claros, y las habilidades, confianza y apoyo que convierten la IA de una promesa en una ayuda real”, sostuvo Grosso.
Ing. Agr. Diego Sotelo: “La digitalización del agro es uno de los desafíos más relevantes para el sector”.
Montevideo | Todo El Campo | El pasado viernes 24 de octubre de 2025, en el horario de la tardecita, más de cincuenta jóvenes rurales se dieron cita en una nueva instancia del ciclo de charlas que vienen desarrollando el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Asociación Rural de Jóvenes del Uruguay (ARJU), orientadas a fortalecer la formación y el intercambio en temas estratégicos para el futuro del agro.
La apertura estuvo a cargo del especialista de INIA Ing. Agr. Diego Sotelo, quien enmarcó la actividad destacando la importancia de esta instancia:
“La digitalización del agro es uno de los desafíos más relevantes para el sector. Estas herramientas no solo contribuyen a mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales y aumentar la cantidad y calidad de los productos provenientes de nuestro sector agropecuario, sino que también abren oportunidades para aquellos jóvenes que sueñan con emprender en el área de las AgTech. El negocio agropecuario es diverso y tiene un enorme potencial para la innovación”.
En el mismo sentido se expresó el presidente de ARJU Manuel Figueroa, quien luego de darle la bienvenida a todos los jóvenes rurales asistentes a la actividad, agradeció la apertura y la colaboración de INIA para trabajar en conjunto.
La actividad, abordó la temática “Soluciones digitales en el agro: Programa Converge de INIA. Trabajo con sensores, plataformas digitales y automatización en el agro”, con presentaciones a cargo de los ingenieros Ariel Lutenberg y Juan Caputto (INIA). Durante los primeros 40 minutos, los técnicos de INIA compartieron avances y aplicaciones concretas en digitalización, seguidos de un fructífero intercambio en el que se evacuaron numerosas consultas de los jóvenes asistentes.
En este contexto, se presentó el Programa Converge de INIA (www.inia.uy/converge), que impulsa el desarrollo y adopción de soluciones digitales para el agro, que aumenten la resiliencia al cambio climático en la región, facilitando la validación, difusión y promoción de soluciones digitales transformadoras.
La jornada despertó gran interés entre los participantes, quienes valoraron la posibilidad de interactuar directamente con los especialistas de INIA, al tiempo que conocer experiencias aplicadas. Los organizadores evaluaron la actividad como muy positiva, y el intercambio posterior permitió identificar oportunidades para seguir profundizando la colaboración en formación y desarrollo tecnológico.
Esta actividad forma parte de un ciclo de actividades mensuales de formación para jóvenes rurales, impulsado conjuntamente por INIA y ARJU, que seguirá generando espacios para acercar ciencia, tecnología e innovación a las juventudes del sector agropecuario.
Es gratuita y abierta a todos los jóvenes rurales bajo la modalidad a distancia, por lo que se puede acceder desde cualquier lugar donde cada participante se encuentre. La duración es de 1 hora.
Montevideo | Todo El Campo | Este viernes 24 de octubre, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Asociación Rural de Jóvenes del Uruguay (ARJU) realizarán la actividad sobre soluciones digitales en el agro, programa Converge de INIA, trabajo con sensores, plataformas digitales y automatización en el agro.
Se invita a todos los jóvenes rurales a participar.
Se trata de una actividad abierta a todos, sin costo, pero requiere inscripción previa en el formulario que se publica a continuación.
Junto con Brasil, también participan en la investigación Chile, Ecuador y Uruguay, en procura de un arroz más resistente a la sequía, reduciendo el uso de agua y las emisiones de metano a la atmósfera.
Porto Alegre, Brasil | Todo El Campo | En setiembre de 2025, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) informó que donó a Brasil un equipo LI-COR, que se utilizará para medir el metano en el sector arrocero.
La iniciativa es parte del proyecto Arroz Sostenible de las Américas, financiado por el Global Methane Hub.
IICA señaló que junto con Brasil, también participan en la investigación Chile, Ecuador y Uruguay, en procura de un arroz más resistente a la sequía, reduciendo el uso de agua y las emisiones de metano a la atmósfera.
Con LI-COR, el trabajo se llevará a cabo de forma rápida e instantánea, permitiendo dar un gran paso en la modernización y la eficacia en las investigaciones. Hasta ahora, la medición del metano se realizaba de forma más rudimentaria, incluyendo más costos, más mano de obra y más recursos financieros, utilizando medidores que necesitaban recolectar el material con una jeringa y llevarlo al laboratorio para usar el cromatógrafo
“INVESTIGACIÓN, LA CIENCIA Y LA INNOVACIÓN”.
Por otra parte, se presentó, el Proyecto Arroz Sostenible con Bajas Emisiones de Metano, realizado por el profesor y coordinador del proyecto, Cimélio Bayer, destacando el papel fundamental de las nuevas tecnologías en el desarrollo de una agricultura baja en carbono.
La iniciativa también incluye a la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRS), la Universidad Federal de Pelotas (Ufpel), la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) y la Empresa de Investigación Agropecuaria y Extensión Rural de Santa Catarina (Epagri).
El representante de IICA en Brasil, Gabriel Delgado, dijo que ese Instituto ha trabajado en colaboración con otras instituciones para promover la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero e implementar sistemas de producción que mejoren la productividad y la adaptación del cultivo de arroz en la región sur de Brasil, como el Sistema de Intensificación del Arroz (SRI). “Nuestros socios demuestran que la base del proyecto es la investigación, la ciencia y la innovación”, destacó.
Caio Rocha, consultor del IICA, subrayó la singularidad de la cooperación técnica, que no se mide por el tamaño del equipo, sino por lo que simboliza para el estudio del carbono. Consideró que “la ganadería no tuvo esta oportunidad de contar con equipos como este que permiten agilidad en traer números que muestren la realidad para una toma de decisiones más asertiva”.