Ene 26, 2024 | Agricultura, Noticias
Ya hace 25 años que el mundo consume soja transgénica y sus derivados, en todo ese tiempo no ha habido consecuencias negativas, de todas formas, nunca faltan los que con mensajes conspiranoicos se oponen a todo avance.
Rosario, Argentina | Todo El Campo | En todo el mundo hay fuertes grupos de presión que sin argumentos científicos imponen la idea -y hasta el temor- por el desarrollo de la ciencia y la tecnología en todos los campos de la actividad humana.
Con mensajes conspiranoicos se oponen a todo avance.
Parecería que prefieren volver al mundo de las carretas, o quizá antes, todo bajo falsas banderas y discursos naturalistas o ecológicos que no resisten el menor análisis científico y que de prosperar serían un gran retroceso para toda la humanidad, en todos los sentidos.
La ciencia fundada y los científicos que la respaldan con estudios profundos saben de la vacuidad de esas posiciones extreman que se reducen a eslóganes huecos, sin embargo y lamentablemente, buena parte de la población está dispuesta a escucharlas y asumirlas como propias. Así hay quienes critican la tecnología 5G, los cultivos transgénicos, la generación de energía eólica, y un largo etcétera que tuvo su punto de ceguera mayor durante la pandemia desestimando la gravedad de la situación y descreyendo del uso de las vacunas. Hasta ese extremo absurdo se llegó.
Por supuesto que los cultivos transgénicos están como uno de los ítems principales en la agenda de esos lobistas inescrupulosos, y si es soja transgénica multiplican la apuesta difundiendo falsedades sin sustento alguno, pero que llegan a ser creídas por lectores bienintencionados pero desprevenidos o desinformados.
El Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArenBio) difundió un material en el que responde a 5 falsedades o sofismas que se dicen de la soja transgénica.
En el artículo esas falsedades la denominan mitos y son las siguientes: 1) la soja transgénica no es segura para el consumo humano; 2) los cultivos de soja transgénica son perjudiciales para el medio ambiente; 3) la soja resistente a glifosato se vende en un paquete con el herbicida y el productor la tiene que aplicar así; 4) es necesario aplicar glifosato sobre la soja transgénica tolerante al glifosato para que crezca; y 5) la soja transgénica afecta negativamente a la biodiversidad.
En Argentina se siembra soja transgénica desde hace más de 25 años, y en todo ese tiempo nunca ocurrió lo que sus críticos dicen. No es posible que haya pasado tanto tiempo y sigan difundiendo discursos equivocados, negando la realidad.
A continuación, los mitos y la respuesta o explicación de ArgenBio, para tener las cosas en claro.
MITO 1: “LA SOJA TRANSGÉNICA NO ES SEGURA PARA EL CONSUMO HUMANO”.
Luego de 25 años de estudios, investigaciones exhaustivas en todo el mudo han demostrado que la soja transgénica es tan segura como su contraparte convencional para el consumo humano.
No se han encontrado evidencias significativas que indiquen riesgos para la salud humana. Incluso, los análisis nutricionales muestran que la soja transgénica y la no transgénica son esencialmente equivalentes en términos de contenido nutricional
Ver: Biotecnología | Argentina.gob.ar
Ya hace más de 25 años que el mundo viene consumiendo soja transgénica y sus derivados.
MITO 2: “LOS CULTIVOS DE SOJA TRANSGÉNICA SON PERJUDICIALES PARA EL MEDIO AMBIENTE”.
La soja transgénica contribuyó a que se adoptaran tecnologías que contribuyen a proteger el suelo y al ambiente.
Esto fue posible ya que la soja transgénica en Argentina se complementó muy bien con el sistema de siembra directa que empezaba a desarrollarse a principios de los 90. La combinación de estas tecnologías llevó a que se protegiera el suelo de la erosión y aumentara la cantidad de carbono retenida en los suelos. Los cultivos de soja transgénica tolerante a herbicidas, principalmente a glifosato, permitieron ampliar el abanico de opciones de control de malezas.
Además, la soja Bt, diseñada para defenderse de plagas específicas, redujo la necesidad de aplicar insecticidas en comparación con los cultivos no-Bt.
MITO 3: “LA SOJA RESISTENTE A GLIFOSATO SE VENDE EN UN PAQUETE CON EL HERBICIDA Y EL PRODUCTOR LA TIENE QUE APLICAR ASÍ”.
Si bien es común que se escuche hablar del “paquete tecnológico” cuando hablamos de cultivos transgénicos, la soja tolerante a glifosato no se vende en un paquete indivisible con el herbicida. Cada productor es libre de comprar el herbicida que considere más adecuado para aplicar previo y/o sobre su cultivo de soja.
Hay muchas empresas de semillas que venden distintas variedades de soja transgénica y también varias compañías que venden glifosato y otros herbicidas aprobados para ser aplicados en el cultivo de soja. La elección de qué semilla y qué herbicidas usar recae en el productor y asesores.
MITO 4: “ES NECESARIO APLICAR GLIFOSATO SOBRE LA SOJA TRANSGÉNICA TOLERANTE A GLIFOSATO PARA QUE CREZCA”.
El glifosato es un herbicida que controla un gran número de malezas y es uno de los tantos herbicidas que se pueden usar en el cultivo de soja. Como herbicida, lo que hace es controlar las malezas que compiten con el cultivo, protegiendo así los rendimientos y la calidad del grano producido.
No es necesario aplicar el glifosato sobre la soja para que crezca, pero lo que sí es cierto es que las variedades de soja tolerantes a glifosato permiten que se pueda usar ese herbicida sobre el cultivo sin dañarlo, contribuyendo así al control eficiente de malezas.
MITO 5: “LA SOJA TRANSGÉNICA AFECTA NEGATIVAMENTE A LA BIODIVERSIDAD”.
Desde el momento que el ser humano empezó a establecerse en poblados y a hacer agricultura se está afectando la biodiversidad. Siempre que sembremos un cultivo en particular para cosecha, vamos a querer favorecer ese cultivo y controlar a las especies plaga que amenazan la cantidad y la calidad de lo producido. Este efecto no es mayor con los cultivos transgénicos.
Incluso podríamos argumentar que los cultivos transgénicos, al permitir lograr mayores rendimientos por unidad de superficie, nos permiten ser más eficientes y necesitar menos superficie para producir lo mismo, protegiendo las áreas naturales.
Además, la tecnología Bt (que confiere resistencia a insectos) reduce la necesidad de insecticidas, beneficiando a los organismos benéficos y la biodiversidad.
TRANSGÉNICOS EN LATINOAMÉRICA.
Para conocer sobre la regulación y adopción de cultivos transgénicos en países de Latinoamérica, visitar Inicio (biotec-latam.com) donde se brinda información de los países de la región, incluso Uruguay.
Foto de portada: ArgenBio.
Oct 23, 2023 | Agricultura, Noticias
Las gramíneas transfieren genes de sus vecinas de la misma manera que se fabrican los cultivos modificados genéticamente, según ha revelado un nuevo estudio. En un futuro cercano, la controvertida modificación genética podría percibirse más como un proceso natural.
Sheffield, South Yorkshire, Inglaterra | Universidad de Sheffield | Todo El Campo | Un nuevo estudio muestra que las gramíneas están tomando un atajo evolutivo al tomar prestados continuamente genes de sus vecinos para crecer más grandes, más fuertes y más altas. La investigación, dirigida por la Universidad de Sheffield, es la primera en mostrar la frecuencia con la que las gramíneas intercambian genes en la naturaleza. El proceso natural que se observa en las gramíneas, incluso en algunos de los cultivos que comemos, puede reflejar los métodos utilizados para hacer cultivos genéticamente modificados. Comprender la tasa es importante para conocer el impacto potencial que puede tener en la evolución de una planta y cómo puede impulsar la adaptación al medio ambiente
La hierba puede transferir genes de sus vecinos de la misma manera que se fabrican los cultivos modificados genéticamente, según ha revelado un nuevo estudio.
La investigación, dirigida por la Universidad de Sheffield, es la primera en mostrar la frecuencia con la que las gramíneas incorporan ADN de otras especies en sus genomas a través de un proceso conocido como transferencia lateral de genes.
Los secretos genéticos robados les dan una ventaja evolutiva al permitirles crecer más rápido, más grandes o más fuertes y adaptarse a nuevos entornos más rápido.
Comprender la tasa es importante para conocer el impacto potencial que puede tener en la evolución de una planta y cómo se adapta al medio ambiente.
Las gramíneas son el grupo de plantas más importante desde el punto de vista ecológico y económico, ya que cubren el 30% de la superficie terrestre de la Tierra y producen la mayor parte de nuestros alimentos.
El equipo de Sheffield secuenció múltiples genomas de una especie de hierba tropical y determinó en diferentes momentos de su evolución cuántos genes se adquirieron, lo que dio una tasa de acumulación.
Ahora se cree que es probable que estas transferencias ocurran de la misma manera que se hacen algunos cultivos genéticamente modificados.
Estos hallazgos, publicados en la revista New Phytologist (*), podrían servir de base para futuros trabajos que aprovechen el proceso para mejorar la productividad de los cultivos y hacer que los cultivos sean más resistentes, y tienen implicaciones en la forma en que vemos y usamos los cultivos transgénicos controvertidos.
El Dr. Luke Dunning, investigador de la Escuela de Biociencias de la Universidad de Sheffield y autor principal de la investigación, dijo: “Hay muchos métodos para hacer cultivos transgénicos, algunos que requieren una intervención humana sustancial y otros que no. Algunos de estos métodos, que requieren una mínima intervención humana, podrían ocurrir de forma natural y facilitar las transferencias que hemos observado en las gramíneas silvestres”.
“Estos métodos funcionan contaminando el proceso reproductivo con ADN de un tercer individuo. Nuestra hipótesis de trabajo actual, y algo que planeamos probar en un futuro cercano, es que estos mismos métodos son responsables de las transferencias de genes que documentamos en los pastos silvestres”, agregó el investigador, que subrayó: “Esto significa que, en un futuro cercano, la controvertida modificación genética podría percibirse más como un proceso natural”.
Asimismo, comentó: “Actualmente, estos métodos de contaminación reproductiva ‘natural’ no son tan eficientes en la producción de plantas transgénicas como los que se utilizan de forma rutinaria, pero al comprender mejor cómo se produce la transferencia lateral de genes en la naturaleza, podemos aumentar el éxito de este proceso”.
Desde Darwin, gran parte de nuestra comprensión de la evolución se ha basado en la suposición de que la información genética se transmite de padres a hijos, la regla de descendencia común para la evolución de plantas y animales.
Los próximos pasos del equipo serán verificar su hipótesis mediante la recreación de ejemplos conocidos de transferencia lateral de genes, para investigar si este proceso en curso contribuye a las diferencias que observamos entre las variedades de cultivos.
Por más información: Alice Fletcher, asistente de Medios y Relaciones Públicas alice.fletcher@sheffield.ac.uk
(*) La transferencia lateral de genes genera genes accesorios que se acumulan a diferentes velocidades dentro de un linaje de gramíneas – Raimondeau – New Phytologist – Wiley Online Library
Oct 21, 2023 | Opinión
Se trata de maíces sobre los que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria dijo que realizó una evaluación científica favorable, concluyendo que los maíces modificados genéticamente son tan seguros como sus homólogos convencionales.
Hébert Dell’Onte Larrosa| Montevideo | Todo El Campo | Este viernes, la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la Unión Europa, autorizó el uso de tres variedades de maíz modificado genéticamente y renovó la autorización de una cuarta. El alcance de la autorización permite el uso de esos maíces para consumo como alimento humano o animal, no así su cultivo.
El viernes 20, Europa Press informó que las variedades en cuestión fueron sometidas a procedimientos de autorización que garantizan un alto nivel de protección de la salud humana y animal, así como del medio ambiente.
Si se garantiza “alto nivel de protección de la salud humana y animal, como del medio ambiente”, es contradictorio no permitir el cultivo.
El artículo agrega que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) dijo que se realizó una evaluación científica favorable, concluyendo que los maíces modificados genéticamente son tan seguros como sus homólogos convencionales.
Las autorizaciones tienen un plazo de validez de 10 años.
Además, se asegura por parte de las autoridades que cualquier producto producido a partir del maíz modificado genéticamente autorizado estará sujeto a las estrictas normas de etiquetado y trazabilidad de la Unión Europea.
LOS TRANSGÉNICOS COMIENZA A GANAR LA BATALLA.
Al parecer, en Europa comienza a primar el sentido y el criterio científico para permitir o no determinados cultivos y alimentos, y los detractores de los transgénicos, que tanto se han esforzado en demostrar esos productos como dañinos -que no lo son- comienzan a perder la batalla.
La evidencia científica siempre estuvo del lado de los transgénicos, lo que pasó fue que quienes se oponen siempre fueron muy hábiles para comunicar sus posturas, incluso en contra de la ciencia y convenciendo a una buena parte de la opinión pública. Esa misma opinión pública ejerció presión sobre los gobernantes que por no contradecirla hicieron primar decisiones políticas prohibiendo los materiales modificados por sobre la investigación científica.
Lástima que aún no se avanza más rápido y solo se permite el consumo humano y animal, pero no el cultivo. Parece una contradicción sostener que algo que se puede comer no se pueda sembrar y cosechar, pero comienzo tienen las cosas y esta carrera entre transgénicos si y transgénicos no parece que tiene un final claramente a favor de los primeros.
Los opositores, como es el caso de Greenpeace y otras organizaciones similares, continuarán sus campañas publicitarias plagadas de errores cuando no falsedades, siempre en contra de los posicionamientos de la ciencia que abrumadoramente sostiene que no por ser transgénicos son malos, por el contrario, esos productos aseguran más alimento para más gente y sin dañar el ambiente ni a las personas que trabajan con ellos o que finalmente los consume.
Sep 26, 2023 | Agricultura, Noticias
En ausencia de cultivos genéticamente modificados, el mundo habría necesitado un 3,4% más de tierras de cultivo para alcanzar la producción agrícola mundial en 2019. Los cultivos transgénicos también han reducido las emisiones de carbono en 39.100 millones de kilogramos
Montevideo | Todo El Campo | Expertos de la Universidad de Copenhague han realizado un estudio para estimar el impacto de los cultivos modificados genéticamente en los rendimientos por país, área cosechada y comercio. Utilizaron un método estadístico llamado diseño de implementación de diferencias triples, que compara los rendimientos, el área cosechada y el comercio de países que adoptaron cultivos transgénicos en diferentes momentos con aquellos de países que no adoptaron cultivos transgénicos.
Los hallazgos indican aumentos significativos en los rendimientos, particularmente en los países en desarrollo. Sin los cultivos transgénicos, se habría necesitado un 3,4% adicional de tierra de cultivo para alcanzar los rendimientos globales de 2019. El estudio también encontró que las prohibiciones de siembra de semillas transgénicas tuvieron un impacto negativo en los beneficios globales de los agricultores por la no adopción de esta tecnología, logrando sólo un tercio del potencial estimado de beneficios económicos que podrían aportar los cultivos transgénicos.
El estudio afirma que si se levantaran las prohibiciones de los cultivos transgénicos se podrían generar importantes beneficios, especialmente en los países en desarrollo. Sin estas restricciones, podría haber habido un 13% más de algodón, un 28% más de maíz, un 26% más de colza y un 4% más de soja en todo el mundo en 2019.
Más información en el artículo completo (de pago) Impactos nacionales y globales de los cultivos genéticamente modificados – American Economic Association (aeaweb.org), o en el resumen del Proyecto de Alfabetización Genética. Costo de las prohibiciones de OGM: la evaluación mundial de cultivos encuentra que las restricciones de OGM limitan la producción de alimentos a 1/3 del potencial, y los países más pobres son los más afectados
CULTIVOS MÁS SOSTENIBLES.
Estos datos avalan los reflejados en estudios anteriores sobre la sostenibilidad de los cultivos transgénicos. El último informe de PG Economics, elaborado por el economista agrario Graham Brookes, concluía que los cultivos transgénicos habían aumentado la producción mundial de alimentos, alimento animal y fibras en casi mil millones de toneladas entre 1996 y 2020, reduciendo la huella ambiental asociada con la agricultura en más del 17%.
El informe destaca que los cultivos transgénicos también han reducido las emisiones de carbono en 39.100 millones de kilogramos, derivadas de la reducción del uso de 14.700 millones de litros de combustibles. Es el equivalente a retirar 25,9 millones de automóviles de las carreteras.
Los cultivos transgénicos también han ofrecido a los agricultores un excelente retorno de la inversión por apostar por esta tecnología. Durante el período 1996-2020, los agricultores de los países en desarrollo recibieron 5,33 euros como ingresos adicionales por cada dólar adicional invertido en semillas transgénicas, mientras que los agricultores de los países desarrollados recibieron 3,07 como ingresos adicionales por cada dólar adicional invertido.
Fundación Antama.
Sep 25, 2023 | Opinión
La oposición de larga data, injustificada y viciosa de Greenpeace al arroz fortificado con vitamina A ha provocado decenas de miles de muertes.
Henry I. Miller y Rob Wager * | American Council on Science and Health ** | Todo El Campo | Desde los primeros días de Greenpeace, cuando sus miembros esquivaban arpones y balleneros japoneses en botes a motor fuera de borda (recuerden «¡Salvemos a las ballenas!»), ha aprovechado la inteligencia de los medios y la aptitud para el teatro político para convertirse en un gigante de más de $ 400 millones por año con 26 oficinas regionales que operan en 55 países. Greenpeace afirma que sus objetivos son «garantizar la capacidad de la Tierra para nutrir la vida en toda su diversidad». Sin embargo, parece que los humanos están excluidos de esas buenas intenciones. El Dr. Patrick Moore, cofundador de Greenpeace, dijo que «ya no se preocupa por la gente y que se había interesado más en la política que en la ciencia». La organización ha renunciado a nutrir las vidas de los seres humanos, así como la ciencia: durante años, la prodigiosa máquina de relaciones públicas de Greenpeace ha estado encabezando un esfuerzo para negar a millones de niños en las naciones más pobres un nutriente esencial que necesitan para evitar la ceguera y la muerte. Un precursor de ese nutriente, la vitamina A, se ha introducido ingeniosamente en el arroz genéticamente modificado («arroz dorado»). (Se convierte fácilmente en vitamina A en el cuerpo). Sin embargo, nos estamos adelantando.
Los agricultores y consumidores de los países menos desarrollados serán los que más se beneficiarán de las innumerables mejoras de las plantas genéticamente modificadas (GE). Muchas variedades de plantas transgénicas mejoran la seguridad alimentaria, que es más crítica en los países menos desarrollados, donde el éxito de un cultivo puede significar literalmente la diferencia entre el hambre y la supervivencia. En sus declaraciones de impuestos federales canadienses de 1999, Greenpeace admitió que no buscan el uso prudente y seguro de los alimentos transgénicos o incluso su etiquetado; en cambio, exigen nada menos que la «eliminación completa (de) estos productos (de) el suministro de alimentos y el medio ambiente».
Cuando se le preguntó si la investigación científica futura podría cambiar su posición, Lord Melchett, el jefe de Greenpeace, dijo: «Estoy feliz de responder por Greenpeace … Es una oposición permanente, definida y completa…» Como dijo Patrick Moore, la ciencia ya no era importante para Greenpeace.
Un objetivo prominente de Greenpeace ha sido durante mucho tiempo las nuevas variedades de plantas transgénicas llamadas colectivamente «arroz dorado». El arroz es un alimento básico y una fuente primaria de calorías para cientos de millones, especialmente en Asia. Aunque es una excelente fuente de calorías, carece de ciertos micronutrientes necesarios para una dieta completa. En las décadas de 1980 y 90, los científicos alemanes Ingo Potrykus y Peter Beyer desarrollaron las variedades de «arroz dorado» que están biofortificadas, o enriquecidas, por genes que producen betacaroteno, el precursor de la vitamina A.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 250 millones de personas sufren de deficiencia de vitamina A (DAV), incluido el 40% de los niños menores de cinco años en el mundo en desarrollo. La DVA es epidémica entre las personas pobres cuya dieta se compone principalmente de arroz, que no contiene betacaroteno ni vitamina A. En los países en desarrollo, entre 200 y 300 millones de niños en edad preescolar corren el riesgo de sufrir deficiencia de vitamina A, lo que aumenta su susceptibilidad a enfermedades, como el sarampión y las enfermedades diarreicas. Cada año, alrededor de medio millón de niños quedan ciegos como resultado de la deficiencia de vitamina A, y el 70% de ellos mueren dentro de un año.
La campaña de Greenpeace contra el arroz dorado ha tenido consecuencias devastadoras en el mundo en desarrollo. Completamente divorciados de la ciencia y la razón, continúan presionando contra la aprobación regulatoria y la distribución de cultivos transgénicos en los países en desarrollo. El arroz dorado todavía está prohibido en la India. Un análisis realizado por los académicos Justus Wesseler y David Zilberman hace casi una década encontró que se habían perdido 1,4 millones de años infantiles debido a los retrasos en el lanzamiento del arroz dorado solo en la India.
Por lo tanto, el arroz dorado podría hacer contribuciones a la salud humana comparables a la vacuna contra la poliomielitis de Jonas Salk. En cambio, grupos antitecnología como Greenpeace han dado a los reguladores ya reacios al riesgo la cobertura política para retrasar las aprobaciones.
Los alimentos genéticamente modificados han sido una bête noire (pesadidlla) de los grupos de izquierda durante años, aunque aumentan los rendimientos, disminuyen la necesidad de rociar pesticidas, hacen posible la agricultura sin labranza y reducen el CO2. Tal vez se oponen porque combina los males de ser de alguna manera «antinatural» y a menudo proviene de laboratorios de investigación corporativos. O tal vez es simplemente que son estafadores, recaudando dinero de partidarios desprevenidos.
Greenpeace y otros que están más interesados en los eslóganes que en la evidencia y los resultados positivos no se han dejado influir por el consenso científico sobre la seguridad de los cultivos transgénicos, un consenso que es el resultado no solo de innumerables informes de grupos académicos, sino también de miles de experimentos de evaluación de riesgos y una vasta experiencia en el mundo real. Solo en los Estados Unidos, más del 90% de todo el maíz, algodón, canola, soja y remolacha azucarera cultivados han sido modificados con técnicas de ingeniería genética molecular (con números similares en Canadá), y en varias décadas de consumo en todo el mundo, no se ha documentado ni un solo problema de salud o ambiental. (No se puede decir lo mismo de las técnicas de modificación genética más antiguas menos precisas y menos predecibles).
Greenpeace ha alegado de diversas maneras que los niveles de betacaroteno, el precursor de la vitamina A, en el arroz dorado son demasiado bajos para ser efectivos o tan altos que serían tóxicos. Sin embargo, los ensayos de alimentación han demostrado que el arroz es altamente efectivo para prevenir la deficiencia de vitamina A, y la toxicidad es prácticamente imposible. Por lo tanto, sin ciencia que respalde sus afirmaciones, la organización se ha visto obligada a adoptar una nueva estrategia: usar la desinformación para ahuyentar a las naciones en desarrollo que consideran adoptar los productos que salvan vidas.
Por ejemplo, Greenpeace emitió un comunicado de prensa afirmando que 24 niños habían sido «utilizados como conejillos de indias en (un) ensayo de ‘arroz dorado’ genéticamente modificado». La referencia fue a los resultados de un estudio de 2008 realizado por investigadores chinos y la Universidad de Tufts y financiado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Salud.
El estudio de 2008 demostró que las nuevas variedades de arroz dorado efectivamente entregaban suficiente vitamina A y eran superiores a las espinacas para ese propósito. En cuanto a la ética del estudio, el artículo de la revista establece claramente: «Tanto los padres como los alumnos (sujetos) consintieron en participar en el estudio».
Sin embargo, el comunicado de prensa de Greenpeace produjo furor en China. Las agencias de noticias chinas informaron incorrectamente que los investigadores habían realizado experimentos peligrosos y no autorizados en niños pobres. En cuestión de días, la policía china había interrogado a los investigadores y coaccionado declaraciones que rechazaban la investigación.
Greenpeace había logrado su objetivo de retrasar significativamente, si no eliminar, el desarrollo del arroz dorado en China.
Greenpeace ha llevado su campaña de miedo en el camino a otras naciones. En 2013, la alianza de Greenpeace Maispig transportó a activistas para destruir los campos de investigación del arroz dorado. No satisfechos con la destrucción de parcelas de investigación y desarrollo, Greenpeace y Maispig solicitaron a los tribunales de Filipinas que bloquearan la investigación sobre dos cultivos transgénicos: berenjena Bt y arroz dorado. Además, mientras se realizaban pruebas de campo del arroz dorado, Greenpeace advirtió que «los próximos conejillos de indias de ‘arroz dorado’ pueden ser niños filipinos», y persuadió a la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, la máxima autoridad católica en ese país, para que interviniera en contra del arroz dorado. Como se discute a continuación, el Departamento de Agricultura finalmente otorgó un permiso de bioseguridad para propagar el arroz dorado en 2021.
Greenpeace ha recaudado dinero durante mucho tiempo y su perfil alardeando de sabotear los esfuerzos para probar cultivos transgénicos resistentes a insectos respetuosos con el medio ambiente que necesitan menos pesticidas, pero es probable que ninguna de sus campañas sea más dañina para los niños del mundo que su asalto al arroz dorado.
En 2016, 160 premios Nobel escribieron una carta implorando a Greenpeace que detuviera su activismo infundado, cínico y dañino: “Instamos a Greenpeace y sus partidarios a reexaminar la experiencia de los agricultores y consumidores de todo el mundo con cultivos y alimentos mejorados a través de la biotecnología, reconocer los hallazgos de organismos científicos autorizados y agencias reguladoras, y abandonar su campaña contra los OGM en general y el arroz dorado en particular”.
Greenpeace ignoró la súplica, por supuesto, y continuó su campaña contra el arroz dorado.
En 2018, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos aprobaron el arroz dorado para su importación y consumo. Esta aprobación internacional probablemente estimuló al gobierno filipino a reiniciar su programa de investigación y desarrollo de arroz dorado. Los resultados fueron impresionantes, y en 2021, el gobierno filipino autorizó el lanzamiento comercial de arroz dorado para el cultivo. A finales de 2022, setenta toneladas de semillas de arroz dorado estaban listas para su distribución a los agricultores filipinos.
Pero entonces Greenpeace hizo lo impensable y solicitó a la Corte Suprema de Filipinas que bloqueara el cultivo y la distribución en el país. Su hábil campaña generadora de miedo convenció a la corte de detener la distribución y el cultivo en Filipinas. Es difícil imaginar un acto más despreciable que negar a los niños pobres alimentos que prevengan la ceguera y la muerte.
En la carta de los premios Nobel, plantearon la cuestión de si la campaña de Greenpeace contra el arroz dorado era un «crimen contra la humanidad». No hay duda de que lo es: Greenpeace está fomentando una masacre de pobres e indefensos. Cada gobierno y ciudadano responsable debe exponer y oponerse a Greenpeace en cada oportunidad y de todas las maneras posibles.
(*) Los autores: Henry I. Miller es médico y biólogo molecular, es miembro distinguido de Glenn Swogger en el Consejo Americano de Ciencia y Salud. Fue el director fundador de la Oficina de Biotecnología de la FDA. Rob Wager está retirado del Departamento de Biología de la Universidad de la Isla de Vancouver.
(**) American Council on Science and Health (ACSH). La revista Consejo Americano de Ciencia y Salud, desde 1978 trabaja y difunde información en defensa de la ciencia y el consumidor, poniendo por separado los mitos de los hechos, además de poner luz donde la ciencia basura busca engañar o confundir.
Foto de portada de Markus Spiske | Unsplash.
Artículo original: La vil guerra de Greenpeace contra los pobres y vulnerables | Consejo Americano de Ciencia y Salud (acsh.org)