Argentina. Indicadores que reflejan un momento virtuoso para la reposición genuina de vientres.

Argentina. Indicadores que reflejan un momento virtuoso para la reposición genuina de vientres.

Informe Rosgan: Un indicador que habitualmente se observa es justamente la relación de precios entre una vaca de descarte y un vientre joven preñado.

Rosario, Santa Fe, Argentina | Todo El Campo | Como todos los años, avanzada la zafra de terneros y en plena salida de vacas, una tarea obligada para el criador es analizar las diferentes relaciones de reposición que ofrece el mercado.

Un indicador que habitualmente se observa es justamente la relación de precios entre una vaca de descarte y un vientre joven preñado. Esto se consigue al contrastar el valor equivalente a una vaca tipo conserva de aproximadamente 400 kg contra el valor medio al que se puede conseguir una vaquillona con garantía de preñez.

Si analizamos la evolución de esta relación en los últimos años (enero-mayo), vemos que históricamente se ha movido entre niveles de 2 y 3 puntos, marcando un promedio para el período analizado de 2,36. Esto implica que, dependiendo del año, con la venta de algo menos de 2,5 vacas de descarte el criador suele reincorporar un vientre nuevo preñado a su rodeo de madres.

Sin embargo, como todo cociente, su interpretación no es tan directa. Por ejemplo, cuando la relación es baja y favorece la compra, es importante observar si ese ‘abaratamiento’ de la reposición se debe a que el vientre no está siendo lo suficientemente valorizado por el mercado o bien, que la oportunidad de compra se esté generando por un muy buen valor de la pieza de refugo.

En efecto, en los últimos años, los momentos en lo que el valor de reposición marcó los niveles más bajos, 2019, 2020 y 2021, coindicen con períodos en el que la vaca comenzó a ser muy demandada para exportación y su valor de mercado se incrementó. Si bien esto trajo importantes mejoras en el valor de venta de esta categoría, derivó también en una fuerte erosión del stock de hembras que, al día de hoy no se ha logrado recuperar.

Actualmente, la relación de valores entre una vaquillona preñada ($A 1.200.000) y una vaca vacía de descarte ($A 1.100 a $A 1.200 el kilo) se ubica en torno a 2,6, entre un 10% y un 15% superior a lo registrado en los últimos años.

Sin duda esta firmeza en la relación, responde fundamentalmente a los muy buenos valores que comienzan a marcar los vientres, sumado -en menor medida- al estancamiento relativo que presentan los valores pagados por la vaca de descarte. En lo que va del año, el valor promedio medido en pesos constantes muestra en el caso de las vaquillonas una mejora real en torno al 18% respecto de un año atrás. En tanto que, en el mismo período, la vaca de conserva apenas logró una mejora en sus valores del 5% contra cerca de un 20% a 25% de suba que muestran otras categorías como novillo o novillito terminado con destino faena.

Lo interesante para el criador es focalizarse en otra relación de reposición que actualmente favorece la compra de vientres debido a la revalorización de su producto estrella, el ternero.

Bajo el mismo cálculo, si analizamos la relación entre el valor de un ternero macho de 180 kg y una vaquillona preñada, vemos que aun siendo mucho más estable que la anterior, dicha relación se ubica este año en uno de los niveles más bajos de la serie (1,9) producto de los muy buenos valores que ofrece la invernada. En este caso, con un ternero Rosgan mayo en torno a los $A 3.500 el kilo, la suba promedio que registran los valores en lo que va del año asciende al 24% interanual, superando así la suba que -hasta el momento- registran los vientres.

Este sentido, si plasmamos ambos indicadores en una misma gráfica y lo contrastamos con el valor de un vientre nuevo preñado medido a valores de hoy, vemos que al tiempo que los vientres comienzan a afirmarse muy lentamente, se consolida también una relación de reposición mucho más atractiva con la venta del ternero que planteada a partir del refugo de vacas.

En suma, esto configura un círculo virtuoso en el cual el incentivo a la reposición viene dado en esta ocasión por los buenos valores que ofrece el ternero, generando así una reposición genuina que no compromete en exceso la extracción de hembras del stock.

En efecto, la historia reciente nos muestra que cada vez que la relación de reposición contra el refugo de vacas ha sido más baja o al menos cercana a la relación contra el valor del ternero -tal es el caso de los años 2018, 2019 y 2020 retomando luego por cuestiones climáticas en varias ocasiones en 2022 y 2023- la extracción de vacas para faena ha sido muy elevada.

Hoy, frente a la inminente necesidad de recomponer el stock de hembras luego de 5 a 6 años en franco retroceso, el mercado ofrece una muy buena oportunidad para iniciar este proceso de reconstrucción.

Sin embargo, el valor de los vientres aun no parece estar expresando plenamente la firmeza que debería adquirir frente a un contexto en cual el crecimiento proyectado para la demanda de carnes supera ampliamente el nivel de oferta alcanzable en los próximos años.

Rosgan.

Faena en Argentina: aún con claros vientos a favor, aún no se ven signos de retención en la ganadería vacuna.

Faena en Argentina: aún con claros vientos a favor, aún no se ven signos de retención en la ganadería vacuna.

Análisis de Rosgan.

Rosario, Santa Fe, Argentina | Todo El Campo | El mes de abril sorprende con un nivel de faena superior al esperado.

Tras un inicio de año con una tendencia a moderar el nivel de actividad, abril volvió a marcar un incremento en la cantidad de animales faenados de más del 4% respecto a lo registrado un año atrás, alcanzando un total de 1.121.173 vacunos sacrificados en el mes.

Así, en el transcurso del primer cuatrimestre, el total faenado alcanzó los 4.327.486 de cabezas, prácticamente sin cambios respecto a igual período de 2024 cuando, hasta el mes pasado se lograba acumular una reducción de más de 2 puntos porcentuales.

Este quiebre de tendencia no es menor si consideramos que el año pasado, con una faena anual de casi 14 millones de animales, perdimos más de 1 millón de cabezas de nuestro stock y un año antes, en 2023, con 14,5 millones de animales faenados, la caída del stock fue de casi 1,5 millón de cabezas.

Sin embargo, la sorpresa no se genera tanto por la magnitud del cambio -el cuál aun es incipiente para extrapolarlo a lo que podría ser el recorrido de todo un año- sino por las condiciones bajo las cuales se produce este aumento.

En este sentido, tanto desde lo climático -con condiciones y perspectivas hasta el momento muy favorables a la producción- como desde el plano económico, frente a un escenario mucho más estabilizado y valores sumamente atractivos para la actividad, podríamos esperar un comportamiento mucho más proclive a la retención de hacienda o, al menos, a una estabilización de los niveles de extracción.

En números generales, el nivel de faena de “equilibrio” se encuentra íntimamente asociado a la tasa de procreo y destete logrado cada año, por supuesto, asumiendo condiciones normales en cuanto a la mortandad natural de animales.

Por lo tanto, sabiendo que este año -según los cifras de stock reportadas al 31 de diciembre pasado- la cantidad de terneros y terneras logrados fue de 14,6 millones de cabezas, descontando un porcentaje de mortandad en torno al 1,5% del rodeo -es decir, aproximadamente unos 750.000 animales entre todas las categorías-, la faena o extracción que admitiría el rodeo nacional no debería exceder los 13,8 a 14,0 millones de cabezas, a menos que se logre crecer significativamente en producción de terneros.

A este ritmo, ya estaríamos excediendo en 4 puntos porcentuales dicho nivel.

Desde el punto de vista climático, si bien aún no hemos comenzado a transitar el invierno, por las condiciones vigentes, así como por las perspectivas a mediano plazo, no debería generarse una fuerte necesidad de descarga de los campos durante los próximos meses, más allá de lo que naturalmente sucede todos los años. En el caso de las vacas, recién a partir de este mes de mayo veríamos una mayor salida de este tipo de hacienda, para intensificarse durante los meses de junio, julio y agosto.

Hasta el momento, en este primer cuarto del año, la cantidad de vacas que se están enviando a faena cae un 13% respecto del año pasado. Sin embargo, la cantidad de vientres jóvenes que se están faenando es lo que precisamente sorprende frente al contexto mencionado.

De enero a abril, se enviaron a faena cerca de 1,3 millones de vaquillonas, un 7% más que lo registrado en igual período de 2024, cuando todo el año se alcanzó un récord de 4 millones de cabezas faenadas y, consecuentemente, perdimos del stock unas 185.000 cabezas.

En hembras, esa tasa de extracción de equilibrio, es decir, el nivel de faena que mantiene sin cambios el stock general, es algo más complejo de medir dado que depende no solo de la cantidad de terneras que nacen en un año sino también del porcentaje de reposición con el que se trabaje, esto es, la cantidad de hembras que se reservan para reemplazar futuros vientres.

Pero, en definitiva, si en los últimos dos años la cantidad de terneras logradas no ha variado, ese primer eslabón de reposición -a priori- ya nos indica que la extracción de vaquillonas para carne no debería seguir creciendo, por el contrario, debería bajar respecto de lo registrado en los dos últimos años para evitar nuevas pérdidas del stock.

Lo mismo sucede con los machos, con la simplicidad de que prácticamente todo el stock termina en un ciclo de engorde y faena, excepto una muy pequeña proporción de machos enteros que se reservan con destino a reproducción.

En este caso, el dato a observar es la edad de faena y el peso promedio de esos animales, dado que cuantos más kilos se logren por animal sacrificado, mayor es la eficiencia productiva del stock.

Al igual que las hembras, en números generales la cantidad de machos faenamos en los primeros cuatro meses prácticamente no presenta cambios en relación al año anterior. No obstante, la faena de novillos, 357.000 cabezas, crece un 10% interanual, pero, contrariamente a lo deseable, el mayor crecimiento se da en novillos más jóvenes y livianos (6 dientes), algo que no termina de alinearse con los patrones que demandaría un ciclo expansivo de producción; máxime en un año donde la estabilidad económica y la oferta forrajera lo permitirían.

RETENCIÓN.

Por otra parte, en términos económicos, los valores actuales de la hacienda también favorecen a un proceso de retención. Hoy, el criador, vendiendo la misma cantidad de terneros obtiene en dólares, entre un 25% y 30% más que el año pasado y vendiendo la misma cantidad de vacas vacías, obtendría ingresos por un 20% más. Del mismo modo, el invernador o engordador, vendiendo la misma cantidad de animales terminados para faena, obtiene este año un 12% más en dólares por sus novillitos, un 17% más si vende novillos y 18% por sobre lo ingresado el año pasado si lo que vende es vaquillonas.

La pregunta entonces es qué está sucediendo dentro de la estructura de la empresa ganadera que, con buen clima, un contexto macroeconómico mucho más ordenado y previsible sumado a los muy buenos valores que ofrece la hacienda, no se está pudiendo visualizar el inicio definitivo de la tan esperada fase de retención. (Rosgan).

Argentina. Los daños de una seca sobre un sector con años de desatención.

Argentina. Los daños de una seca sobre un sector con años de desatención.

Informe Rosgan. Una nueva caída del stock ganadero surge de los datos oficiales. El factor climático ha sido determinante, pero no es el único factor de análisis.

Rosario, Santa Fe, Argentina | Rosgan | Todo El Campo | Finalmente se confirmó el dato que gran parte del sector ya descontaba, es decir, una nueva caída en el stock ganadero nacional. De acuerdo a los datos oficiales publicados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, en base a los datos que los ganaderos ingresan al Sistema Integrado de Gestión de Sanidad Animal (Sigsa), la cantidad de vacunos existentes al 31 de diciembre de 2024, era de 51.626.909 cabezas. La cifra representa una baja del 2,2% del rodeo nacional respecto del mismo indicador del año anterior, equivalente a 1,16 millones de animales menos en el stock.

Sin dudas, el factor climático ha sido el mayor determinante de la caída que se observa en los últimos dos años. Sin embargo, al analizar la evolución que ha tenido el stock ganadero en los ciclos, se observa una tendencia decreciente prácticamente desde el año 2018, cuando Argentina apenas lograba recuperar los 55 millones de cabezas, luego de la gran primera caída finalizada en el año 2010.

Por lo tanto, más allá de esta última seca, también deben considerarse otros factores intervinientes dentro de este proceso de estancamiento y pérdida de hacienda que Argentina viene sufriendo en los últimos años.

En este sentido, desde aquella gran caída del stock ganadero causada tras la sequía de los años 2008/09, donde se perdieron cerca de 10 millones de cabezas, no hubo a nivel nacional un programa concreto de apoyo al sector para la recuperación de ese stock. Por el contrario, lo sucedieron años de intervenciones y restricciones comerciales que limitaron y desincentivaron fuertemente el crecimiento de la producción, sumados, en los últimos años, a un fuerte desajuste macroeconómico que terminó de configurar un escenario muy poco propicio a una fase de reconstrucción.

En este contexto, sobre un sector ya castigado, la sequía que sufrió gran parte del territorio nacional en los últimos dos años, terminó haciendo estragos, golpeando el corazón productivo de la ganadería nacional.

Entre las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Santa Fe, el año pasado se perdieron más 850.000 cabezas de vacunos, lo que explica el 75% de la caída a nivel nacional. Se trata de provincias que reúnen cerca del 65% del stock nacional pero que, por su elevada productividad, aportan el 70% del total de terneros logrados anualmente.

En efecto, este año el número de terneros y terneras registrados por stock asciende a 14,6 millones, prácticamente sin cambios respecto de los logrados durante el ciclo previo, pero lejos de los 15,1 millones registrados en 2022. El dato a destacar positivamente en este sentido es la ligera mejora lograda en la relación ternero/vaca -medido siempre sobre el stock de vientres del año previo-. Este indicador que en 2024 arrojó un 65,2%, mejora levemente respecto del 63,8% registrado en 2023 y se ubica como el segundo mejor dato de la serie, luego del 66,7% conseguido precisamente en el año 2022.

No obstante, más allá del número de terneros logrados, aún existen categorías que siguen sin recuperar terreno. El caso más emblemático es el novillo, donde la caída del stock ya es estructural, desde los 4,7 millones de novillos registrados en 2007 a los 2,23 millones contados en este último stock. En efecto, el año pasado se perdieron casi 100.000 novillos del stock, por lo que, lejos de moderar su caída, registra la baja más pronunciada en los últimos siete años.

Este dato pone de manifiesto el gran desafío que enfrenta el sector frente a la necesidad de aumentar la producción de carne con un stock ganadero cada vez más restringido.  En definitiva, frente a una ecuación que indefectiblemente obliga a recomponer estas categorías de animales más pesados pero que tanto cuesta incentivar en contextos tan cambiantes e inestables como los que ha tenido que atravesar la ganadera argentina en las últimas décadas.

Pero además de los novillos, existe otra categoría en alerta cuya caída no debe soslayarse. Se trata de las vaquillonas, una categoría esencial para sostener la reposición de vientres en producción, que viene resignando existencias desde el año 2017 y cuya caída se ha acelerado en los últimos dos ciclos.

En 2024, la faena anual de vaquillonas superó los 4 millones de cabezas sobre un total de existencias al inicio del ciclo de 7,36 millones, lo que refleja una extracción del 54% del stock inicial. Como consecuencia de ello, sumado a una aparente menor reposición de terneras, el stock de vaquillonas al cierre del año pasado cayó en 475.000 cabezas arribando a una existencia final de 6,88 millones, quedando así cada vez más distante de los 8,25 millones de vaquillonas en stock contabilizadas en 2016.

Algo similar sucede con las vacas. Si bien comparativamente contra el 2023, año en se registró el pico de liquidación como producto de esta última seca con casi 3 millones de vacas faenadas, el ritmo de faena tendió a moderarse al bajar durante 2024 a 2,62 millones, lo cierto es que la categoría sigue sin revertir la caída. El stock al cierre del año pasado registra 22,08 millones de vacas, es decir, unas 324.000 menos que en 2023 y 924.000 menos si se lo compara contra los 23 millones alcanzados al cierre de 2022.

En suma, durante los últimos dos años atravesados por este severo escenario de sequía, la ganadería argentina resignó más de 1,7 millones de vientres -entre vacas y aquillonas- cifra que, expresada en términos de producción potencial resignada, resuena en casi 1,5 millones de terneros y terneras menos en los últimos dos años.

Por último, centrados ya en el presente ciclo comercial y en un contexto climático mucho más benigno del que estuvimos transitando en los dos últimos años, el dato que también emerge como una luz de alarma es la elevada faena que se sigue registrando, especialmente en la categoría de hembras jóvenes.

Si bien los números generales de faena del primer trimestre del año, con 3,2 millones de cabezas faenadas, muestran una desaceleración del 2,4% respecto del año previo, el número de vaquillonas que componen esta faena sigue siendo elevado.

En los primeros tres meses, la faena de vaquillonas creció un 7% respecto de igual período del año pasado, totalizando unas 980.000 cabezas, casi una cuarta parte de lo faenado en todo el año.

En un cálculo muy general podríamos decir que, partiendo de un stock de terneras (7,29 millones) prácticamente sin cambios respecto del año previo y asumiendo similares tasas de mortandad y reposición, la faena de vaquillonas debería caer este año como mínimo unas 475.000 a 500.000 cabezas (12%) respecto de los 4 millones registrados el año pasado para así evitar nuevas caídas en las existencias finales. En concreto, este será un dato muy importante a testear en los próximos meses. Si como hipótesis de stock neutral tenemos que la faena anual debería mantenerse en torno a los 3,5 millones de cabezas anuales de las cuales ya se han contabilizado 980.000 en los primeros tres meses, entonces, para lo que resta del año (período abril a diciembre) el promedio mensual de faena debería rondar las 285.000 cabezas, un 17% por debajo del promedio registrado para esos mismos meses, un año atrás.

Argentina. En un clima de mucha cautela, los toros recuperan terreno con miras a próximo ciclo.

Argentina. En un clima de mucha cautela, los toros recuperan terreno con miras a próximo ciclo.

Análisis Rosgan. Las ventas de reproductores realizadas en los principales remates y exposiciones del país, reflejan una recuperación de los valores en torno al 20%.

Rosario, Santa Fe, Argentina | Rosgan | Todo El Campo | Analizar el comportamiento del mercado de reproductores al cierre de cada campaña aporta datos interesantes en relación a las expectativas del sector. Si bien no deja de ser un ejercicio complejo dada la diversidad de variables involucradas en la compra, realizar el seguimiento de los valores promedio negociados, así como también de los volúmenes de venta permite tener una referencia de cómo se posiciona el sector en relación a años anteriores y frente a las expectativas futuras del negocio.

Claramente, en los últimos dos años el clima ha sido un factor clave en la decisión de compra de un reproductor. La extrema sequía que se registró el año pasado y que volvió a recrudecer durante este otoño-invierno prolongándose hasta la llegada de las primeras lluvias de fines de octubre, afectó severamente la dinámica de este mercado. La reducción de los campos llevó a muchos productores a achicar el número de vientres, obligando a su vez a destinar mayor cantidad de recursos a la suplementación. Esto último ha sido un factor no menor en la asignación del presupuesto de compra y reposición de toros.

Si bien, desde lo económico, la baja de la inflación y la reducción de tasas que se dio este año contribuyó a mejorar las condiciones de venta ofrecidas facilitando la concreción de negocios, la realidad es que hasta tanto el clima no marcó un cambio significativo en el patrón que venía mostrando, el mercado no logró encontrar un mayor dinamismo.

Estadísticas privadas que surgen de las ventas de reproductores realizadas en los principales remates y exposiciones del país, reflejan una recuperación de los valores en torno al 20% respecto de los promedios registrados el año pasado, medido en kilos de novillo. Históricamente, el valor medio de un reproductor ha fluctuado entre los 2.000 y 2.500 kilos de novillo. El año pasado, estos promedios terminaron ajustando a pisos de 1.760 kilos lo que significó una retracción del 30% en relación a los 2.500 kilos alcanzados en 2022. En lo que va de la presente campaña, con datos actualizados hasta el mes de noviembre inclusive, el valor promedio de los reproductores logra recuperar terreno posicionándose en un valor medio equivalente a los 2.110 kilos de novillo.

En lo que respecta a volúmenes, datos provenientes del movimiento de toros con destino cría/reproducción informados por el Senasa (Servicio de Sanidad) dan cuenta de un nivel de actividad significativamente superior al registrado el año pasado. De enero a noviembre, según los DTE (documento de tránsito electrónico), fueron trasladados con este destino unos 90.600 reproductores machos, dato que lo sitúa un 25% por encima de lo registrado en igual período de 2023, marcando el mayor volumen de traslados de los últimos 6 años en lo que se dispone de estos registros.

Por lo tanto, la recuperación en valor de los reproductores sumado a la mayor cantidad de traslados registrados, conforman un balance positivo que refleja el tono de expectativas con las que trabaja actualmente el sector.

No obstante, más allá de la referencia que nos puedan aportar los promedios anuales como una mirada general del posicionamiento actual del mercado, es importante también analizar el comportamiento que han tenido durante el año los valores que se utilizan como referencia, en este caso el precio del novillo.

En este sentido, sin soslayar esta recuperación parcial de valores que estamos observando, lo cierto es que el precio del novillo que utilizamos como medida de referencia, ha estado registrando en los últimos meses un importante retraso en términos reales, llegando a octubre/noviembre con retrasos de entre 18 y 20% en relación a los valores registrados un año atrás. Luego de las subas registradas en las últimas semanas, que posicionan al Inmag* en torno a los $2.250 el kilo, el valor actual de los reproductores, a precio de hoy, termina ajustando a 1.700 kilos de novillo, considerando un rango de valores de 3,8 a 4,2 millones de pesos por reproductor.

Del mismo modo, si analizamos la relación de reposición entre el valor de un reproductor para ingreso a servicio contra el valor de mercado de un toro de descarte con destino faena -relación que históricamente fluctuó entre los 4 y 5 toros por reproductor-, al anualizar los promedios, este año nos posicionaríamos en un punto medio de 4,6. Sin embargo, a valores de hoy, un reproductor se puede reponer con el producto de la venta de entre 2 y 3 toros de descarte que, para faena se llega a pagar más de $2.000 el kilo.

Finalmente, medido en términos de terneros que es en definitiva la moneda de cambio para el productor, vemos que lo que históricamente se pagaba con la venta de entre 8 y 10 terneros, este año la relación promedio se estaría situando en un término medio. Sin embargo, al analizar los últimos tres meses, donde precisamente se concentra el momento de mayor movimiento de toros, los valores de intercambio se muestran aún más favorables. En concreto, la reposición de un toro se llegó a pagar con el resultado de la venta de 7 a 8 terneros de 200 kilos, sin contemplar las recientes subas de la invernada que posicionan al ternero por arriba de los $2.800 el kilo.

Este es otro dato que abona la firmeza que se proyecta en adelante para la cría, con un producto que en términos de intercambio favorece la inversión en genética al tiempo que mejora significativamente la rentabilidad del negocio.

(*) Inmag es el Índice Mercado Agroganadero, que reemplazó al Índice Novillo Mercado de Linieres (INML), y se calcula cuando la cantidad de novillos es superior a 300.

Argentina. Indicadores que reflejan un momento virtuoso para la reposición genuina de vientres.

Argentina. Perspectivas alentadoras para el negocio ganadero; buen momento tanto para la compra como para la retención.

Informe Rosgan.

Rosario, Argentina | Todo El Campo | A pesar de la incipiente mejora que llegó a observarse en las últimas jornadas, el precio de la hacienda sigue retrasado. No obstante, las perspectivas son alentadoras para el negocio lo que configura un buen momento tanto para la compra como para la retención.

El precio del ternero de invernada, a moneda constante, continúa situándose por debajo de los valores promedio de los últimos 10 años. Si bien, al tomar como indicador el valor Índice Rosgan que para el mes de noviembre marcaba una referencia de $ 2.769 el kilo se aprecia una mejora real en los últimos meses, este comportamiento no deja de responder en gran medida a la propia estacionalidad de oferta de la categoría sin llegar a reflejar aun la menor disponibilidad estructural de cabezas registrada este año como consecuencia de la seca pasada.

Notemos que, tras una caída en el stock de más de 800.000 terneros este año, el valor de la invernada permanece unos 18 puntos porcentuales por debajo de los niveles marcados un año atrás y más de un 30% debajo de los máximos registrados en marzo de 2022, con un ternero que, a valores de hoy, se acercaba a los $ 4.000 el kilo.

En cuanto al valor del novillito gordo, a pesar del ligero repunte que se llegó a marcar la semana pasada, en lo que va del mes, el promedio de la categoría (en torno a los $2.100) -medido a moneda constante, se ubica un 18% por debajo del promedio marcado a igual fecha de un año atrás y 13% por debajo del promedio de los últimos 10 años.

Si bien la relación de precios entre la invernada y el gordo en torno a 1,35 resulta un 10% más cara en comparación al año pasado, la oferta forrajera que hoy disponen los campos sumados a la escasez de terneros, es lo que alienta la demanda de reposición.

En lo que respecta a cría, el valor de una vaquillona preñada, se ubica en torno al millón de pesos. Tomando los precios registrados a esta misma fecha un año atrás, medidos a moneda de hoy, los valores actuales se sitúan unos 19 puntos por debajo. Algo similar sucede con la vaca flaca, si bien nominalmente las cotizaciones son buenas, al ajustarlas por inflación los valores caen en términos reales más de 25 puntos por debajo de lo que pagado un año atras.

Aun así, desde el punto de vista del criador, hoy reponer un vientre joven mediante el refugo de vacas, implicaría destinar 2 vacas flacas por cada vaquillona preñada, relación que en los últimos 10 años ha marcado un promedio de 2,3.

Asimismo, la cuenta también cierra si se analiza el repago de esa inversión en vientres. Si lo medimos tomando la foto actual, el valor de una vaquillona preñada se paga hoy con menos de dos terneros, algo que un año atrás costaba un 12% más.

Claro que esa relación instantánea no siempre termina reflejando la realidad al momento de la venta de los terneros, es por ello que, más allá de los números fríos deben ponderarse también las expectativas del negocio, en términos de valores futuros. Es precisamente allí donde el incentivo tanto a la compra como a la retención de hacienda resulta mayor.

El año pasado por la seca se perdieron más de 800.000 terneros. Si bien este año las pariciones vienen bien y de continuar con el buen clima se proyecta un buen porcentaje de destetes, sin dudas la caída de más de 700.000 vacas en el stock influirá y mucho en la recuperación del número de terneros logrados. A su vez, este año la faena de hembras continuó siendo elevada por lo cual, más allá de la mejora que pueda lograrse en la preñez, la cantidad de vientres en servicios seguirá limitando la extracción de terneros del próximo año, siendo este un factor alcista para los precios de esta categoría al menos por los próximos dos ciclos.

Bajo este escenario, una suba del precio del ternero, más tarde o más temprano, termina derramando hacia la cría en una apreciación tanto de los vientres como de los reproductores.

Por tanto, con un clima que hasta ahora parece favorecer la producción a cielo abierto, es momento de reponer vientres y retener los terneros por más tiempo en los campos.

Por otra parte, si bien el precio del gordo aun no favorece demasiado el engorde intensivo, la demanda de novillos pesados y consecuente achicamiento de la brecha contra el macho más liviano, constituye otro factor de incentivo para la invernada pastoril. Todo ello de cara a una oferta futura de ganado que se proyecta escasa para una demanda muy sólida, especialmente del lado de la exportación.

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