La prevención es la medida más efectiva para frenar las enfermedades animales
Montevideo | Todo El Campo | La influenza aviar es uno de los males más temidos en los países de las Américas, pues genera el cierre de los mercados para los productos aviares y el desabastecimiento de carne y huevos para las poblaciones locales; además, es una enfermedad de alta letalidad.
Expertos de los servicios de sanidad animal nacionales y regionales de los países de las Américas coincidieron en que las acciones preventivas son fundamentales para detener el avance de los males que afectan a los animales y, de paso, salvaguardar la seguridad alimentaria.
Especialistas en sanidad de los países de la Américas se reunieron en el marco de la sesión anual del Comité Ejecutivo del Instituto Interamericano para la Agricultura (IICA), escenario donde discutieron las estrategias y políticas necesarias para fortalecer los servicios de sanidad animal en la región.
Luis Barcos, representante regional de la Organización Mundial de la Salud Animal para las Américas (OMSA) disertó sobre la Peste Porcina Africana que actualmente afecta a países del continente como Haití y República Dominicana.
Puntualizó que en este momento los esfuerzos se deben concentrar en evitar la propagación de la enfermedad, por lo que los países de la región están en la obligación de generar una interacción entre los sectores privado y público para tener claro el rol de cada uno.
Agregó que ante la amenaza de esta enfermedad las autoridades competentes deben permanecer en constante diálogo y crear planes previendo una posible propagación.
UN VALIOSO ALIADO.
“IICA ha sido un valioso aliado en el trabajo y actividades para prevenir el avance de esta enfermedad. Cumple un papel central para organizar las reuniones entre países del Caribe y los ministros de agricultura para cerrar brechas con respecto a las necesidades de los servicios veterinarios”, afirmó Eric Coleman, director de Programas de Emergencia del Servicio de Inspección Sanitaria Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Junto con Manuel Otero, director general del IICA, los especialistas hicieron hincapié en la participación del sector oficial para frenar el avance de las enfermedades animales que ponen en riesgo la seguridad alimentaria y la salud humana en las Américas.
Destacó que el uso de las tecnologías de la información es vital para que los países tengan información actualizada sobre estos temas y pueda crearse una estrategia regional para evitar la propagación de dichas enfermedades transfronterizas, pues la afectación genera pérdidas económicas y un retroceso sanitario.
«La principal amenaza que enfrenta la región cuando se habla de prevención de estas enfermedades recae en los presupuestos que manejan las autoridades de sanidad animal, que se ven limitadas en su actuar. Se debe fomentar una articulación público-privada potente”, indicó Carlos Orellana, jefe de Protección Pecuaria del Servicio Agrícola y Ganadero de Chile (SAG).
Otero insistió la afectación sanitaria es de carácter transnacional y por lo tanto la respuesta debe ser mancomunada, con esfuerzos de todos los países de las Américas.
“Existe la necesidad de una acción concertada de todos los organismos internacionales, trabajando en función de un abordaje claramente regional. Es necesario darles la fuerza e impulso a soluciones a corto plazo, para afrontar el tema con la seriedad que merece” finalizó.
En la sesión académica participaron, además de los mencionados, Abelardo de Gracia, director regional de Salud Ambiental del Organismo Internacional Regional de Salud Animal (Oirsa) y Eric Coleman, director de Programas de Emergencia del Servicio de Inspección Sanitaria Animal y Vegetal (Aphis) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Los comentarios estuvieron a cargo de Laura Suazo, secretaria de Agricultura y Ganadería de Honduras, y de Fernando Mattos, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay y presidente de la Junta Interamericana de Agricultura (JIA), el máximo órgano de gobierno del IICA.
En América Latina y el Caribe la agricultura y los sistemas agroalimentarios generan más del 30% del producto interno bruto y cerca del 14% del empleo.
San José, Costa Rica | Todo El Campo | El director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, fue el orador principal de la ceremonia de graduación de unos 130 alumnos de 60 países que celebraron la culminación de sus maestrías cursadas en la Universidad para la Paz (UPAZ), oportunidad en que exhortó a los estudiantes a valorizar y fortalecer el papel crucial del agro y los sistemas agroalimentarios para la paz, dados sus aportes a la seguridad alimentaria, el desarrollo económico y la cohesión social.
En medio del verde bosque del campus de la UPAZ situado a 25 kilómetros de San José e invitado a la ceremonia por el rector Francisco Rojas Aravena, Otero explicó que en 2023 al menos 300 millones de personas en el planeta sufrieron hambre, la mayoría debido a conflictos armados.
En las zonas rurales, estos conflictos debilitan la gobernanza y destruyen la agricultura, lo que crea un ambiente de inseguridad y violencia que fuerza a las migraciones y provoca una competencia desenfrenada por los recursos naturales.
Otero pidió a los graduados incorporar a sus agendas de trabajo la dimensión de la relevancia del sector agrícola de América Latina y el Caribe por sus contribuciones económicas, sociales y políticas, y también para las relaciones exteriores y el peso global de los países de la región, dado su papel como exportadores de alimentos y energías y su dotación de recursos naturales.
La participación de Otero fue en un auditorio colmado por las 300 personas que participaron en la ceremonia de clausura del año académico 2023-2024 de la UPAZ, instalada en Costa Rica desde su creación, en 1980, por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En este país, la UPAZ está establecida como un organismo internacional, al igual que el IICA, cuya sede central también se encuentra en San José desde su origen, en 1942.
Los cerca de 130 estudiantes de la UPAZ que se graduaron presencial y virtualmente obtuvieron sus maestrías y doctorados en las áreas de Medio Ambiente y Desarrollo, Derecho Internacional, Estudios de Paz y Conflictos y Estudios Regionales.
Entre la población graduada este año de la UPAZ, proveniente de todas las regiones del mundo, al menos dos terceras partes son mujeres.
“Elegir una carrera, una maestría, una universidad, generalmente es una de las decisiones más importantes de nuestras vidas. Pero elegir la paz como principio rector de este esfuerzo muestra la intensidad y profundidad de su compromiso social y su responsabilidad de alcanzar uno de los más altos ideales del desarrollo humano”, dijo Otero a los graduados.
Francisco Rojas Aravena, rector de la Universidad, coincidió con Otero y exhortó a proteger el legado de “democracia, libertad, cooperación, solidaridad y paz”, nacido de las ruinas que dejó la Segunda Guerra Mundial.
“El sistema democrático solo es posible en la paz”, afirmó Rojas.
Manuel Otero pidió a los graduados incorporar a sus agendas de trabajo la dimensión de la relevancia del sector agrícola de América Latina y el Caribe por sus contribuciones económicas, sociales y políticas.
CRUCIAL PARA EL DESARROLLO
“La paz, y su ausencia, nos afectan a todos, así como a innumerables aspectos de nuestro planeta, nuestra casa común, incluyendo los recursos naturales. En este contexto, los invito a reflexionar sobre el papel fundamental de la agricultura en la construcción de la paz a través de sus aportes sociales, económicos y ambientales. La agricultura, las y los agricultores y los territorios rurales son el ecosistema clave para la seguridad alimentaria y nutricional de nuestras sociedades. Por lo tanto, son clave para la paz”, aseguró el director general de IICA.
En esa línea, comentó que la integración del mundo, el comercio y los avances científicos y tecnológicos de los últimos dos siglos han cambiado la naturaleza de las relaciones entre los países, pero no su intensidad. “La agricultura y los sistemas agroalimentarios continúan siendo un componente sustancial, si no el más importante, de las actividades humanas”.
Como ejemplo de esta importancia para el planeta, explicó que en América Latina y el Caribe la agricultura y los sistemas agroalimentarios generan más del 30% del producto interno bruto y cerca del 14% del empleo, por lo que son de absoluta relevancia cuando de atención a la pobreza, nutrición, salud y cohesión social se trata.
El agro de esta región, enfatizó, también enfrenta vulnerabilidades relacionadas con el cambio climático, con eventos climáticos extremos como sequías, inundaciones y huracanes.
UNA REGIÓN DE PAZ
Ante el desafío de avanzar hacia una agricultura más resiliente al cambio climático y los eventos extremos, más sostenible y eficiente al utilizar los recursos naturales y capaz de alimentar a la población mundial creciente, Otero llamó a ser optimista y considerar a la ciencia como una aliada para impulsar una nueva “Revolución Verde”, como la que en la década de 1960 lideró el agrónomo y genetista estadounidense Norman Borlaug y que permitió el rápido incremento en la producción de trigo, arroz y maíz para combatir la inseguridad alimentaria.
“Creo que una nueva revolución verde es posible porque, en general, América es una región de paz y cooperación. Esto nos proporciona un inmenso capital social para enfrentar nuestros desafíos y los del mundo”, aseveró Otero.
“A ustedes, graduados de 2024, la gama de programas innovadores que han seguido en la UPAZ los pone en una posición fuerte para contribuir significativamente y marcar la diferencia al abordar esos y otros complejos desafíos del mundo actual, que comprometen la paz mundial”, concluyó.
Fue durante el seminario sobre la contribución de la bioeconomía al desarrollo sostenible, realizado en la embajada de Argentina ante la Unión Europea, en Bruselas, Bélgica.
Montevideo | Todo El Campo | La bioeconomía tiene capacidad para generar empleos de calidad, aumentar la productividad y constituirse en parte integrante del desarrollo territorial de Argentina y otros países de la región, todo ello en un entorno de sustentabilidad, afirmó el nuevo secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Fernando Vilella, al exponer en un seminario acerca de la contribución de la bioeconomía al desarrollo sostenible.
El evento tuvo lugar en la embajada de Argentina ante la Unión Europea (UE), en Bruselas, Bélgica, y de él también participó el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero.
La oportunidad fue propicia para exponer ante funcionarios de la UE los proyectos que se están desarrollando en materia de bioeconomía y agricultura sostenible en Argentina y otros países latinoamericanos.
IICA destacó que las exposiciones de Vilella y Otero pusieron de manifiesto el potencial que tiene la bioeconomía para promover la competitividad, sostenibilidad e inclusión de los sistemas agroalimentarios de las Américas y diversificar su matriz de exportaciones, en armonía con el cuidado del ambiente.
En ese sentido, Vilella definió a la bioeconomía como el aprovechamiento de la biomasa para la generación de productos e insumos, en un contexto de economía circular y de reducción de los impactos ambientales y sociales de la producción.
También hizo pública su decisión de que la cartera que encabeza cambie de nombre y en ese sentido explicó: “Hemos pensado que es oportuno transformar lo que tradicionalmente fue la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca en una Secretaría de Bioeconomía. Esto tiene que ver con un proceso largo que empezó hacia la década de 1990, con la incorporación de tecnologías y procesos que nos fueron llevando a este momento”.
En ese sentido, dijo que la esencia de la bioeconomía es suministrar soluciones al sistema productivo, al mismo tiempo que se cuida a la población que produce y el ambiente en el que esta producción se genera.
“Tenemos -continuó- abundantes recursos naturales y diversos climas que nos permiten producciones de biomasa de múltiples características que puedan ser base de sistemas virtuosos con agregados de valor. Tenemos, además, una comunidad científica y tecnológica capacitada que ha demostrado a lo largo del tiempo su capacidad de inserción en la transformación productiva”.
Vilella consideró que la transformación de biomasas en distintos productos, como bioenergías, combinada con una ganadería pastoril de bajo impacto ambiental es parte de la solución a la crisis climática y ofrece a la Argentina una gran oportunidad para el desarrollo sostenible y la inserción en mercados exigentes desde el punto de vista ambiental.
El funcionario dio datos científicos concretos que revelan la baja huella de carbono que tienen en la Argentina cultivos como el maíz -con el que se produce etanol-, la soja -utilizada para biodiesel- y el trigo, en comparación con la producción en Europa. Esos datos fueron medidos de acuerdo con los estándares del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).
“Queremos ir a una intensificación sustentable. Pretendemos demostrarla con certificaciones y contar con trazabilidad de todos los productos, de forma tal de ir construyendo una marca país. Requerimos, eso sí, de la eliminación de barreras comerciales. Nosotros estamos siempre proponiendo la libertad de mercado que nos permita acceder con productos amigables ambientalmente a la mayor parte posible del mundo.”
“SOMOS PARTE DE LA SOLUCIÓN Y SOMOS GARANTES DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA COMO DE LA ESTABILIDAD AMBIENTAL”
Por su lado, Manuel Otero aseguró que los países latinoamericanos ya cuentan con un gran número de desarrollos en bioeconomía, especialmente en los campos de la biotecnología, biorrefinerías, biocombustibles y bioinsumos.
“La bioeconomía –afirmó- es un proceso en curso en nuestra región. Y la política pública debe generar las condiciones para que esto se multiplique, escale y acelere. El objetivo es transformar la agricultura, dar una nueva cara a nuestro sector y mostrarlo al resto del mundo. Como decía Fernando Vilella, somos parte de la solución y somos garantes no sólo de la seguridad alimentaria sino también de la estabilidad ambiental”.
Otero consideró que las nuevas industrias de productos y servicios biológicos que ofrece la bioeconomía promueven no solo el incremento en la producción y la eficiencia de uso de los recursos biológicos, sino que también fomentan el desarrollo de los territorios rurales, donde se encuentra la biomasa, y contribuyen con los objetivos globales de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Explicó que los desarrollos tecnológicos y negocios de la bioeconomía sucedieron en la región sin que necesariamente los países contaran con estrategias o institucionalidad para su promoción. Solo muy recientemente Argentina y otros países -como Costa Rica, Colombia, y Brasil- arrancan con la formulación e implementación de políticas política.
“Desde el IICA -señaló- estamos convencidos que debemos incrementar los esfuerzos direccionados a construir institucionalidad que acelere las inversiones”.
Además, llamó a unidad para poder salir adelante, y dijo que para enfrentar la crisis climática, la agricultura debe ser intensiva en conocimiento y con rostro humano.
Montevideo | Todo El Campo | El director general del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola, Manuel Otero, dijo que “la agricultura está cambiando de manera muy acelerada y nosotros tratamos de defender una actividad intensiva en conocimientos y con rostro humano que tiene que hacer frente a esta crisis climática”.
“Sé que solo si estamos todos juntos vamos a salir adelante. Nadie se salva solo. Por eso la importancia de la alianza continental para la seguridad alimentario y el desarrollo sostenible”, agregó Otero, quien explicó que el IICA cree en una cooperación técnica “no burocrática, digital y en tiempo real”.
Las expresiones del titular de IICA fueron el marco del encuentro realizado en Costa Rica y del que participaron representantes del sector agropecuario de 25 países de las Américas.
LA CIENCIA COMO SUSTENTO.
En la oportunidad, Otero también invitó a todos los ministros y funcionarios del sector agropecuario de las Américas a estar presentes en octubre en Costa Rica, donde se realizará la Conferencia Ministerial de Agricultura de las Américas, máximo órgano de gobierno del IICA, y en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 28), que se realizará a fin de año en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Con el apoyo de países y del sector privado, el IICA ya instaló el año pasado, en la COP 27 de Egipto, la Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, desde la cual defendió el rol que la agricultura cumple en la mitigación y la adaptación al cambio climático, en la mayor negociación ambiental del mundo.
“Debemos dejar claro que las acciones climáticas para lograr una agricultura más sostenible deben ser basadas en ciencia, de manera que resguarden e incrementen la productividad y no profundicen la crisis alimentaria”, afirmó.
Finalizó: “Seguiremos trabajando en este proceso junto a los países y otros actores del ámbito privado, sociedad civil y la academia para que la agricultura resuene con fuerza y sea protagonista en las negociaciones climáticas. Nunca más debemos estar afuera de esa mesa de negociación”.
Otero: “Existan muchos ‘Paolinellis’, para contagiar su entusiasmo, su capacidad de realizar, para promover el desarrollo a través de iniciativas que jerarquicen y prioricen la agricultura, haciendo del medio rural un lugar atractivo para la juventud”.
San José, Costa Rica | Todo El Campo | El director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, declaró el jueves duelo institucional por el fallecimiento del exministro de Agricultura de Brasil, Alysson Paolinelli, Premio Mundial de la Alimentación 2006 y Embajador de Buena Voluntad del organismo hemisférico especializado en desarrollo agropecuario y rural.
En la sede central de IICA, en San José, y en la Representación del Instituto en Brasilia, las banderas del propio organismo y las de Brasil fueron izadas a media asta, en homenaje a la memoria y como forma de destacar el legado de un visionario considerado con justicia el padre del modelo de agricultura tropical más eficiente del mundo.
“MÁS ALLÁ DE SUS LOGROS, SU LEGADO ENORME”.
“En este día triste, va nuestro reconocimiento a ese gran brasileño que fue Alysson Paolinelli, a quien en vida otorgamos un humilde reconocimiento, el de Embajador de Buena Voluntad del IICA, como una forma de destacar a alguien que hizo mucho para promover el desarrollo agropecuario de nuestra América y combatir la inseguridad alimentaria”, dijo Manuel Otero, quien evocó sus lazos de amistad con Paolinelli.
“Más allá de sus logros, su legado enorme, quiero enfatizar el lado humano de Alysson, un amigo de sus amigos, un hombre que nos honró con su amistad y siempre supo dar consejos atinados, optimista en cuanto al potencial de la agricultura brasileña, siempre con proyección continental”, agregó.
Exministro de Agricultura de Brasil, Alysson Paolinelli, fue el gran impulsor del modelo de agricultura tropical sustentable que convirtió a este gran país en una potencia agroalimentaria global.
Ingeniero agrónomo por la Escuela Superior de Agronomía de Lavras (Esal), Paolinelli fue secretario de Agricultura de Minas Gerais, cargo desde el que creó incentivos que hicieron de ese estado brasileño el mayor productor de café de Brasil.
En 2006 fue galardonado con el Premio Mundial de Alimentación.
Como ministro de Agricultura, Paolinelli fue el gran modernizador de la reconocida Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Emprapa) y quien imaginó y concretó la ocupación económica del bioma conocido como el “Cerrado” brasileño.
Como se ve en la foto que ilustra este artículo, en febrero de 2019 Otero otorgó a Paolinelli el título de Embajador de Buena Voluntad del IICA, en el marco de una misión en Brasilia.
Al recibir ese reconocimiento, Paolinelli tuvo palabras generosas con el organismo hemisférico. “No soy yo quien debería estar recibiendo este homenaje, sino nosotros quienes deberíamos estar entregando un premio al IICA. El Instituto me ayudó mucho, posibilitando el envío de jóvenes investigadores brasileños al exterior para especializarse. A partir de las universidades, con el apoyo del IICA, fue posible la integración del proyecto que permitió que Brasil se lanzara en busca de los primeros pasos de la agricultura tropical que tenemos hoy, que es el modelo más eficiente del mundo”, dijo Paolinelli entonces.
Otero destacó como otro gran legado del exministro, la apertura de caminos para que actualmente, dentro de una actividad clave, impulsora del desarrollo y columna vertebral de los países del continente americano, “existan muchos ‘Paolinellis’, para contagiar su entusiasmo, su capacidad de realizar, para promover el desarrollo a través de iniciativas que jerarquicen y prioricen la agricultura, haciendo del medio rural un lugar atractivo para la juventud”. (IICA).
La foto: Otero otorgando a Paolinelli el título de Embajador de Buena Voluntad del IICA, en el marco de una misión en Brasilia. Febrero 2019.