Feb 20, 2025 | Información, Noticias
Se argumenta que tienen muchas propiedades y seguramente así es, pero hay factores culturales, tradicionales y hasta de política alimentaria que impiden la aceptación.
Montevideo | Todo El Campo | ¿Qué hay de nuevo en el consumo de insectos y que veracidad tiene la afirmación de que a los europeos se los obliga a comerlos, incluso los que pueden ser peligrosos para la salud?
Euroverify -un servicio de EuroNews brindado por un equipo de periodistas especializados en investigar, y desmentir rumores y noticias falsas que afectan a Europa y la Unión Europea- se preguntó si es cierto que “se obliga a los europeos a comer insectos peligrosos”, como se afirma de forma “engañosa” en varios sitios de internet.
Al comenzar febrero la Unión Europea permitió la comercialización de un producto con gusanos de la harina amarillos tratados con rayos ultravioleta. Esa decisión generó la reacción de Florian Philippot, presidente del partido Les Patriotes quien afirmó que por la “locura ecológica” la autoridad alimentaria europea “corre el riesgo de envenenar a todo un continente para competir con la ganadería”. Las palabras del político fueron publicadas en X.
Euroverify califica las afirmaciones de Philippot de “engañosas” y prevenientes de un sector “euroescépticas” y “conspiracionista”, pero esas son afirmaciones de valor que también deberían ser demostradas.
LOS HECHOS.
Los hechos objetivos son que cada vez que los europeos compren pan, queso o pastas se exponen al consumo de gusanos ya que recientemente “la Comisión Europea aprobó el uso de hasta un 4% de gusano amarillo de la harina tratado con rayos UV en productos como el pan, el queso y la pasta. Este es el quinto tipo de alimento a base de insectos que Bruselas ha autorizado desde 2021” publicó EuroNews.
El error de los detractores está en afirmar que se pone en riesgo la salud del consumidor, eso también debería probado científicamente, es una acusación demasiado seria que no debería expresarse solamente en un video a través de las redes sociales.
Lo que la Comisión Europa busca con la introducción de gusanos en la dieta es reducir el impacto ambiental de la cadena de suministro de alimentos, y se entiende que -volviendo a Euroverify- los insectos son “una fuente de proteínas alternativa a la carne de granja, ya que la población mundial sigue aumentando”.
Para que un producto sea autorizado como alimento, debe contar con la evaluación y aprobación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), un organismo científico independiente que trabaja junto a la Comisión Europea.
El responsable científico de EFSA, Ermolaos Ververis, declaró a EuroNews: Consumir gusanos no genera “ningún problema de seguridad”; pueden “consumirse sin peligro porque hemos realizado una evaluación exhaustiva de su composición y nuestros expertos no han encontrado ningún problema. Cuando evaluamos la seguridad de los nuevos alimentos, incluidos los productos de la vida de los insectos, tenemos en cuenta los diferentes peligros microbiológicos y químicos que podrían estar relacionados con el nuevo alimento”.
RESISTENCIA A LOS INSECTOS.
De todas formas, en Europa hay resistencia a los insectos como alimento. Según la publicación citada, hay motivaciones políticas en esa oposición.
Ververis agregó otro factor, la “neofobia alimentaria”, o sea “el miedo a los alimentos nuevos” por el cual se puede “experimentar asco porque hemos asociado los insectos con algo desagradable”, explicó.
En conclusión, la oposición y la resistencia que generan los gusanos tiene motivaciones culturales, de fobia o incluso políticas, las que son legítimas y entendibles. En la oposición al consumo de gusanos también hay una defensa de las tradiciones, la cultura y la producción agropecuaria como base histórica de alimentación humana. El origen de la sociedad, tal como la conocemos, tuvo su inicio hace varios miles de años y la agricultura como la ganadería tuvieron un rol aglutinador fundamental, ahora hay quienes pretenden cambiar esa realidad, pero será el consumidor final el que decidirá cómo se alimenta.
Ene 28, 2025 | Información, Noticias
La cría de insectos, promovida como una revolución para la sostenibilidad alimentaria, está ahora en el centro de un acalorado debate.
Roma, Italia | Todo El Campo | En Europa se debate sobre la pertinencia de usar insectos en la elaboración de alimentos para la ganadería. Resulta que los insectos -que se suponen llegaron para favorecer la sostenibilidad-, cuando son alimentados con cereales y no de residuos de alimentos, pueden tener mayores impactos ambientales que los ingredientes convencionales como la harina de soja.
Según el Eurogrupo para los Animales, desde 2017, gracias a la mayor permisividad de la normativa europea, nueve especies de insectos, entre ellos la mosca soldado negra y el gusano de la harina, han sido autorizadas para la producción de alimentos, para consumo humano y animal. Sin embargo, a pesar de que sus defensores presentan esta práctica como una solución a algunos problemas relacionados con el sector agrícola y ganadero, cada vez surgen más críticas.
Eurogrupo para los Animales es un grupo activista con sede en Bruselas que a fines de 2024 publicó un documento sobre el cultivo animal, en el que señala que un problema clave refiere al hecho de que la industria de los insectos no se centra principalmente en el consumo humano, sino más bien en el consumo animal, principalmente para su uso en las explotaciones ganaderas.
Ese enfoque no resuelve los problemas ambientales que se asocian a la agricultura convencional. Estudios recientes indican que las proteínas de los insectos, especialmente cuando se alimentan con cereales en lugar de residuos de alimentos, pueden tener mayores impactos ambientales que los ingredientes convencionales como la harina de soja.
Además, a pesar de las afirmaciones de que la cría de insectos contribuye a la economía circular al convertir los residuos de alimentos en proteínas, ese es un concepto difícil de poner en práctica. Debido a los desafíos logísticos y económicos, muchos productores de insectos terminan utilizando materias primas, como granos y subproductos agrícolas, que podrían usarse directamente para el consumo humano o animal.
UNA CUESTIÓN DE BIOSEGURIDAD.
Otra preocupación relevante son los riesgos de bioseguridad.
Los insectos cultivados, a menudo especies no nativas, podrían representar una amenaza para los ecosistemas locales si se liberan accidentalmente, según el informe.
Además, el uso cada vez mayor de técnicas de manipulación genética para aumentar su productividad añade nuevos riesgos, ya que las especies modificadas genéticamente podrían propagarse a la naturaleza, causando posibles daños ecológicos.
La cría de insectos se presenta a menudo como una solución para reducir la dependencia europea de las importaciones de alimento animal. Sin embargo, el documento señala que gran parte de la producción de insectos de Europa se está desplazando a regiones de bajo costo, como el sudeste asiático, lo que socava la autosuficiencia alimentaria de la Unión Europea.
Asimismo, la inocuidad de los subproductos de la cría de insectos, como el excremento utilizado como fertilizante, es objeto de debate. Investigaciones recientes han puesto de manifiesto los posibles riesgos para la salud de las plantas relacionados con el uso de estos subproductos.
En esencia, aunque la cría de insectos tiene beneficios potenciales, al menos para la industria del alimento animal, Eurogrupo para los Animales destaca los numerosos problemas críticos relacionados con la sostenibilidad medioambiental, la seguridad alimentaria y el bienestar animal.
Por lo tanto, antes de fomentar su expansión, se necesita una evaluación más profunda de los impactos reales de esta nueva práctica y un marco regulatorio más estricto.
En base a Carni Sostenibili con adaptaciones para Todo El Campo.
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ACCEDA AL DOCUMENTO DE EUROGRUPO PARA LOS ANIMALES.
En la Introducción, el documento llama la atención que no se preste más atención al informe de la FAO de 2021 titulado “Mirando a los insectos comestibles desde la perspectiva de la inocuidad de los alimentos” el cual destaca que “aún no se ha prestado la debida atención a los aspectos de sostenibilidad y los impactos ambientales del aumento de la producción de insectos” y pide cautela en muchos aspectos, como la inocuidad de los alimentos, la manipulación genética y los riesgos de bioseguridad.
Continúa señalando que “en la última década, se han planteado una serie de preocupaciones con respecto a la cría de insectos, que exigen una evaluación más exhaustiva de sus credenciales de sostenibilidad y seguridad, y de su potencial real, antes de flexibilizar aún más las regulaciones para fomentar su expansión en la Unión Europea”.
El informe (en inglés) que se publica a continuación aborda las diferentes partes del problema y proporciona una revisión del potencial del sector de la cría de insectos como revolución alimentaria, sus credenciales de sostenibilidad y circularidad, y los riesgos inducidos por su desarrollo.
Abr 5, 2024 | Información, Noticias
Será en este mes, después de la segunda quincena o al final del mes. Las estimaciones más precisas dicen que ocurrirá el miércoles 17.
Montevideo | Todo El Campo | Llegó abril y con el cuarto mes del año Estados Unidos recibirá millones de insectos, un fenómeno de la naturaleza que muchos científicos esperan con ansiedad y que ha ocupado los titulares de importantes medios internacionales.
Cada 221 años millones de chicharras emergen simultáneamente con la finalidad de aparearse. Un fenómeno ocurrió por última vez en 1803 cuando Thomas Jefferson era presidente del país.
Amantes de la naturaleza y científicos esperan ser testigos del hecho.
El insecto en cuestión es la chicharra -o cigarra- (Magicicada septendecium), artrópodos alados que pasan como ninfas la mayor parte de sus vidas bajo tierra.
Según National Geographic, en todo el mundo hay entre unas 3.000 y 4.000 especies de estos insectos, pero las cigarras periódicas que son las protagonistas de esta historia, parecen ser únicas.
Se debe aclarar que la salida a la superficie de estos insectos no es tan inusual como para que ocurra cada dos siglos. Pasa que hay diferentes camadas que emergen en ciclos diferentes: “Las camadas XII y XIX” aparecen “en ciclos diferentes de 13 y 17 años respectivamente”.
Muchos entomólogos se preguntan qué hacen estos insectos tanto tiempo bajo tierra, por qué viven en ciclos tan largos, por qué se sincronizan para emerger y aparearse y si afecta esto al cambio climático.
Como fuere, la novedad es que “este año ocurrirá algo fuera de lo común: ambas camadas resurgirán al mismo tiempo en diferentes estados del país, lo que implicará el avistamiento de miles de millones de estos insectos”, dice la radio y televisión alemana.
Además del impresionante número que se podrá observar, hay otra característica que no pasará desapercibida, el sonido.
Las chicharras salen a la superficie con la finalidad de aparearse, evento que suele ocurrir a finales de abril y extenderse hasta unas seis semanas, pero ese objetivo sexual no es silencioso ni discreto, todo lo contrario.
“El macho emite un fuerte zumbido agudo para llamar la atención de las hembras. Sus ruidos ensordecedores pueden superar los 80 decibeles, equivalente a una motocicleta”.
Gene Kritsky, entomólogo y autor del libro “A Tale of Two Broods”, que detalla el fenómeno, dijo a la cadena NBC News que “Thomas Jefferson fue presidente la última vez que salieron estas dos camadas”, por lo tanto “sí es raro” que suceda de esa manera.
La próxima vez que ambas camadas coincidan será el año 2245. “Nadie que esté vivo hoy volverá a verlo”, comentó al New York Times el entomólogo Floyd W. Shockley, que también es director de colecciones del Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural.
Según los especialistas, ambas camadas aparecerán principalmente en los estados de Illinois y Missouri, pero también habrá otras regiones del sudeste del país como Georgia, Ohio o Carolina de Sur, donde se podrán avistar.
NO REPRESENTAN PELIGRO.
Es importante dejar en claro que aunque impresionante, no hay peligro para el ser humano, incluso será positivo.
Shockley advirtió que habrá millones de insectos muertos. Sus exoesqueletos de ninfa y cadáveres podrán ser visibles, y eso podrá ser usado de buena manera: “En las zonas urbanas, habrá un número suficiente como para que sea necesario retirar sus cadáveres. Pero en lugar de tirarlos a la basura, la gente debería considerarlos básicamente como abono gratuito para las plantas de sus jardines y zonas naturales”, sugirió.
ESTRATEGIA DE VIDA.
Que aparezcan tantas chicharras tan repentinamente constituye una estrategia de supervivencia para ellas.
Kritsky dijo a la revista científica American Physical Society (APS) que eso es “bueno” para los insectos porque tienen muchos depredadores: perros, gatos, mapaches, ardillas, tortugas, serpientes.
“Incluso he visto búhos en el suelo durante el día recogiéndolas y comiéndolas”, agregó; y “los humanos también los comen. Para mí, saben a espárragos enlatados fríos. Eso no es sorprendente porque chupan los jugos acuosos de los árboles”.
Por tanto, si emergen en hordas de miles de millones es para su ventaja evolutiva. Su gran número asegura la supervivencia de las crías, ya que “los depredadores se cansan de comérselas”, comentó Kritsky. “He visto a personas recolectarlas en grandes frascos de mayonesa, llenarlos con ninfas, congelarlos y usar algunos de vez en cuando cada año”, concluyó.
Sep 20, 2023 | Información, Noticias
Según la Universidad de Wageningen (Países Bajos), hay 2.111 especies comestibles de insectos y arácnidos, sobre todo escarabajos, orugas, hormigas, abejas, avispas, saltamontes, langostas y grillos, pero también moscas, arañas y cucarachas; otros investigadores reducen la lista a algo más de 1.600.
Montevideo | Todo El Campo | Los insectos como alimento humano es una posibilidad de la que se habla desde hace muchos años. Los de mediana edad -o algo más- recordarán que cuando eran niños su uso como proveedores de proteína se limitaba a culturas africanas y tal vez algún país exótico de Asia, y las referencias llegaban principalmente a través del cine o las novelas. Pero lo veían como una cosa lejana de lo que solemos denominar como nuestra civilización occidental, por lo tanto, lejano de Europa y América.
Pero todo ha cambiado y las generaciones más jóvenes ya no ven el tema culturalmente tan lejano.
Se sabe y entiende que sigue habiendo distancias culturales, pero las resistencias son cada vez menores y pensar en insectos como alimentos no es un imposible.
Aunque la mayoría de los latinoamericanos nunca los probó, la verdad es que cada vez se habla más de los insectos como opción alimenticia posible.
Un artículo de BBVA Open Mind, escrito por el periodista científico Javier Yanez, doctor en Bioquímica y Biología Molecular, especializado en Inmunología, señala que en el mundo hay “más de 2.000 millones de personas en el 80% de los países del mundo” que ya consumen insectos, tratándose de una “fuente de nutrientes que podría ser la solución del futuro de la alimentación; siempre que seamos capaces de dejar de lado nuestra aversión a comer bichos”.
“Hay muchos que piensan que es posible salir de esta difícil encrucijada (de escasez de alimentos para los millones de personas que tiene el mundo) sin renunciar al alimento de origen animal; se trata simplemente de variar el menú de especies que comemos. En occidente ya estamos acostumbrados al consumo de artrópodos, pero sólo acuáticos, como cangrejos o langostas. En cambio, hasta 3.000 grupos étnicos de Latinoamérica, África, Asia y Oceanía incluyen los insectos como parte de su dieta”, escribió.
Según la Universidad de Wageningen (Países Bajos), hay “2.111 especies comestibles de insectos y arácnidos, sobre todo escarabajos, orugas, hormigas, abejas, avispas, saltamontes, langostas y grillos, pero también moscas, arañas y cucarachas; otros investigadores reducen la lista a algo más de 1.600”.
Sean 2.111 o 1.600, nadie discute “las virtudes nutritivas de estos animalitos”.
Los insectos son ricos en proteínas, ácidos grasos insaturados, aminoácidos y vitaminas, con una cantidad de hierro y otros minerales. Según Peter Alexander, experto en seguridad alimentaria global de la Universidad de Edimburgo, los grillos contienen un 65% de proteína en peso, frente a un 23% del vacuno y un 8% del tofu, escribió Yanez.
El informe de BBVA Open Mind señala que “en 2018 la Unión Europea introdujo los insectos en su nueva regulación como novel food o nuevo alimento, que comprende aquellos alimentos que no se consumían de forma habitual”.
“Estos alimentos están sujetos a aprobación individual, y desde entonces la Unión Europea ha autorizado seis alimentos de cuatro especies, la langosta (Locusta migratoria), el grillo (Acheta domesticus), el gusano de la harina (la larva del escarabajo Tenebrio molitor) y la larva de otro escarabajo, Alphitobius diaperinus, esta última aprobada en enero de 2023. Hay ocho solicitudes más en curso”. Por otra parte, “la Comisión Europea aclaró que a nadie se le va a obligar a comer insectos sin su conocimiento, ya que los alimentos que contengan estos productos irán claramente etiquetados”.
Hay otros países sin regulación específica: Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda, pero también de muchas naciones de África, Asia y Sudamérica donde los insectos se han consumido tradicionalmente, finaliza el artículo de BBVA Open Mind.
Foto de portada FAO | Yasuyoshi Chiba.
Jul 20, 2023 | Información, Noticias
Debido a la cantidad y tipos que existen, los insectos son uno de los animales más abundantes en el planeta y uno de los mejor adaptados. Pero además, pueden constituir una rica fuente de proteína animal tanto para humanos como para animales de producción y de compañía.
Dr. Edgar Pulido Chávez | México | Todo El Campo | Los insectos han convivido con la humanidad desde sus primeros pasos en la Tierra. Algunos son especialmente apreciados, como los gusanos de seda en China; otros odiados, como las cucarachas en gran parte del mundo, y algunos venerados, como los escarabajos en Egipto.
Estos pequeños invertebrados han sido representados en las artes, como motivo de esculturas, pinturas, poesías y en la mitología. En España existen pinturas rupestres que documentan la recolección de miel desde hace 7.500 años. Los hemos visto como aliados para resolver crímenes en series televisivas y hemos escuchado hablar de ellos como plagas bíblicas.
Debido a la cantidad y tipos que existen, los insectos son uno de los animales más abundantes en el planeta y uno de los mejor adaptados. Pero además, pueden constituir una rica fuente de proteína animal tanto para humanos como para animales de producción y de compañía.
MICROGANADERÍA O CRIANZA DE INSECTOS.
Para quien nunca los ha probado, comer insectos puede parecer un reto propio de las redes sociales. Sin embargo, millones de personas en el mundo ya lo hacen y es una práctica muy arraigada en algunas culturas. Por ejemplo, en algunos pueblos del centro de México comen tacos de escamoles conocidos también como el caviar mexicano (Nota de redacción, escamoles son huevos y larvas de hormigas).
Esta controvertida costumbre de comer insectos se conoce como entomofagia.
Los insectos se pueden comer solos o como ingrediente de alimentos tradicionales, platos guormet y aperitivos. Además, en el caso de las abejas, se consumen los productos que fabrican: la miel, el propóleo y la jalea real.
En general, los insectos son recolectados en la naturaleza, pero una pequeña parte se cría en granjas. La microganadería o crianza de insectos en buenas condiciones de alojamiento, alimentación e higiene constituye una alternativa para aumentar la producción de alimentos, con una reducción importante de la contaminación.
UNA FUENTE SOSTENIBLE DE ALIMENTO.
Muchas voces expertas aseguran que la producción de insectos es una opción más ambientalmente sostenible que la carne de animales como el pollo, el cerdo y de vacunos.
Entre los insectos que se consumen en el mundo, se encuentran los gusanos del maguey y las hormigas en México, las avispas y pupas del gusano de seda en China, las abejas y chinches gigantes en Tailandia, los saltamontes en Japón y las larvas de tenebrio y los aperitivos fritos de orugas de mariposas en Estados Unidos.
Comer insectos en otro país es un acto de resistencia para las personas migrantes y les acerca a su lugar de origen y a sus seres queridos.
Los ingredientes a base de insectos pueden alcanzar precios más elevados incluso que la carne. Por ejemplo, una botella de mezcal con gusanos de maguey en México (hasta 150 euros) y una lata de sopa con larvas de polilla en Australia son costosos recuerdos.
La crianza de insectos ayudaría a detener la deforestación en zonas como la Amazonía. Y a conservar la diversidad del planeta, a través de la polinización de las plantas.
Los insectos son muy buenos convirtiendo su alimento en proteínas de calidad. Así, la microganadería puede ser un negocio que reduzca la dependencia de alimentos extranjeros y ayude a crear nuevos puestos de trabajo para evitar el abandono del medio rural.
POSIBILIDADES PRESENTES Y FUTURAS DE LOS INSECTOS.
Aún queda mucho por entender y aprender sobre la cría y el consumo de insectos. Por ejemplo, métodos de crianza, recetas para cocinarlos y normas claras para su uso y venta. Entre otras cosas, hay que estudiar su capacidad para causar alergias alimentarias y los riesgos sanitarios cuando su crianza sea intensiva.
Puede que pronto sea común leer sobre temas como la producción de leche de cucaracha. No obstante, la falta de legislación es un obstáculo para la confianza de los consumidores. Apenas existen esfuerzos, como el informe de la FAO para evaluar el consumo inocuo de insectos.
La Unión Europea ha tomado cartas en el asunto con el reglamento sobre nuevos alimentos UE 2018/456. Ya ha autorizado los insectos como alimentos, aunque cada producto debe pasar una evaluación científica por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.
Otro ejemplo es Chile, donde solo existe regulación para su uso en la alimentación animal. Sin embargo, aún son casos aislados.
Como ocurre con la carne, la demanda para que no exista sufrimiento animal también se aplica a la producción de insectos.
Además, se debe estudiar el efecto del cambio climático sobre ellos. Durante la presencia de plagas que pueden arrasar los cultivos, ¿podrían convertirse en un alimento de emergencia?
En el caso de la agricultura industrial, es urgente replantear la incorporación de los insectos en varias funciones. Por un lado, como polinizadores para aumentar la producción de alimentos. Por otro, como aliados en el aprovechamiento de subproductos agrícolas, que actualmente son desperdicios y fuente de contaminación. Y en uno de los temas más urgentes: la reducción y sustitución de los pesticidas por el control biológico de plagas y enfermedades con insectos.
En salud pública, hay otra gran oportunidad: el uso de insectos depredadores naturales de insectos que causan enfermedades en el mundo.
Estos son solo algunos ejemplos. Aún queda mucho por descubrir sobre las posibilidades de estos pequeños invertebrados. (The Conversation).
EL AUTOR. Édgar Pulido Chávez es veterinario y profesor de Veterinaria y Ciencia de los Alimentos, Universidad de Guadalajara, México.
Foto de Pxfuel.