Carcasas más pesadas, vacas menos camperas

Carcasas más pesadas, vacas menos camperas

Si los criadores continúan con esta tendencia de aumentar el tamaño de la hacienda, sus costos productivos se continuarán incrementando y sus márgenes económicos reduciendo. Estarán, en la práctica, subsidiando a los corrales y a las plantas frigoríficas a costo de su propio resultado económico.

Dr. Guillermo de Nava | Montevideo | Todo El Campo | Días pasados salió un titular de prensa en que el Dr. Álvaro Ferrés afirma: “Hay que empezar a producir carcasas más pesadas”. Para ser precisos, lo que afirma el Dr. Ferrés es que hay que acentuar una tendencia y aumentar aún más esos pesos de las carcasas, desde que los datos oficiales indican que los pesos de faena en Uruguay ya se vienen incrementando sostenidamente desde hace, al menos, 25 años.

No sorprende que el colega, en su calidad de directivo de una asociación nacional que nuclea a los encierros de engorde en Uruguay, haga esta afirmación. Álvaro, -un profesional respetado y talentoso al que le tengo, por cierto, simpatía-, solo está defendiendo los intereses de la asociación que representa. Lo que en realidad llama sí mucho la atención es la total ausencia de actores principales en nuestro país que hagan lo que hace el Dr. Ferrés para los encierros y defiendan lo que verdaderamente les sirve a los criadores; me refiero a voceros que expliquen el biotipo animal que habría que buscar en los sistemas criadores uruguayos para mejorar sus indicadores productivos y económicos. Casi un 80% de todas las declaraciones juradas de Dicose tienen vacas de cría que ocupan 11,6 millones de hectáreas, el 82% del área dedicada a la ganadería en nuestro país. Estos datos muestran la relevancia para nuestro país que haya más referentes e instituciones analizando y defendiendo conceptos fundamentales que hacen a la transformación eficiente del pasto natural en terneros.

Como aquellos no aparecen, pido permiso para explicar lo que está pasando cuando las carcasas son cada vez más pesadas.

El peso de las carcasas está altamente correlacionado con el peso adulto de las vacas. Las vacas más pesadas tienen mayores requerimientos nutricionales. Se deben manejar a una menor carga animal en los campos. Mantener las vacas más pesadas es más costoso.  Las vacas más pesadas son menos eficientes porque tienen que comer más kilos de pasto para producir un kg de ternero al destete. Para los que están preocupados con los gases de efecto invernadero, se debe apuntar que las emisiones son mayores con una menor proporción de alimento usada para producción en relación al mantenimiento. El impacto ambiental de la cría se reduce cuando mejoran los indicadores reproductivos. Las vacas más grandes suelen tener menores tasas de preñez y tienen menor longevidad y habilidad de permanencia en los rodeos, todo lo cual hace que terminen destetando un menor peso total de terneros en su vida productiva.

Si los criadores continúan con esta tendencia de aumentar el tamaño de la hacienda, sus costos productivos se continuarán incrementando y sus márgenes económicos reduciendo. Estarán, en la práctica, subsidiando a los corrales y a las plantas frigoríficas a costo de su propio resultado económico.

En términos generales, la única forma viable de producir carcasas más pesadas es con apareamientos terminales en donde, tanto los machos como las hembras, se destinan para la invernada. Estos cruzamientos terminales, para ser económicamente sustentables, necesitan madres moderadas de tamaño, muy fértiles, funcionales y adaptadas al sistema criador; vacas que, una vez terminada una larga vida productiva, tendrán que sacrificarse yendo a faena sin que las carcasas registren pesos tan altos.

Así que, con mucho respeto, voy a parafrasear al Dr. Álvaro Ferrés, pero parándome dentro del cerno mismo de un sistema criador, o sea desde los intereses de la mayoría de los establecimientos ganaderos de nuestro país, para afirmar sin ambages “hay que empezar a producir vacas más fértiles, más rústicas, más camperas”.

Foto de Thomas Oldenburger | Unsplash.

Dr. Guillermo de Nava: Preocupa la resistencia a la garrapata.

Dr. Guillermo de Nava: Preocupa la resistencia a la garrapata.

La garrapata es un “problema preocupante que no se ha cortado, es un problema sanitario que llegó en casos puntuales de resistencia múltiple”.

Montevideo | Todo El Campo | El invierno ha sido benigno en cuanto a la temperatura, dijo el Dr. Guillermo de Nava al ser entrevistado en el programa Diario Rural (radio Rural), aunque el invierno siempre dificulta el forraje, pero todo está muy verde el estado del ganado es aceptable. Además, en los lugares donde se destetó temprano y se ajustó carga, se llegará al parto con las vacas en un estado relativamente bueno, agregó.

Sobre cómo cree el veterinario que serán las pariciones, el profesional hizo una diferencia entre predios de manejo reproductivos controlado y predios sin manejo reproductivo controlado.  Agregó que “en general es un año desafiante y con muchas variaciones” porque “cada establecimiento tiene sus propias realidades, por eso habrá que analizar cada situación”.

“Desde el punto de vista sanitario en el norte del país, el problema preocupante es la garrapata que no se ha cortado y es un problema sanitario que llegó en casos puntuales de resistencia múltiple. Imaginen qué significa no poder sanear una tropa para poder venderla para el campo”, agregó. Es un problema en el que hay quehacer foco, incluso quienes no lo sufren, para evitar tenerlo en el futuro “a través de los animales que uno recibe o por la situación sanitaria de los vecinos”.

De Nava propuso realizar un test de resistencia a los garrapaticidas cualquiera sea la situación de los predios, para poder saber qué herramientas se posee para combatirlas; y por otra parte “hay de todo” con “gente que hace un excelente manejo y otra que lamentablemente y por distintas razones no controla de la manera que corresponde y eso genera consecuencias serias”.

El problema de la garrapata es que tenemos situaciones concretas, con predios que se han controlado, pero “han aparecido los problemas como consecuencia de los vecinos” que tienen garrapata o “traen una tropa con cepas resistentes a los garrapaticidas y la situación se complica a nivel predial, por eso hay que consultar a los veterinarios, establecer un plan sanitario”.

Por otra parte “hay consecuencias con relación a los residuos de los garrapaticidas en las carnes cuando se va a embarcar, consecuencias por lo que la garrapata significa al transmitir la tristeza parasitaria con pérdidas de animales.

Foto: Ganadera Barracas SA.

ENTREVISTA COMPLETA.

Diario Rural | Radio Rural.

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