El agro y el fútbol.

El agro y el fútbol.

Horacio Jaume: El Mundial comienza a ocupar mayores espacios de nuestro interés, con las reformas de la Educación y jubilatoria se lleva toda la atención, y quedan relegadas las cosechas de la caña de azúcar, miel y trigo.

Horacio Jaume | Las radios marcan las cuentas regresivas de los días que faltan para el Mundial de fútbol. Uruguay, país futbolero por excelencia, lentamente se va envolviendo en ese clima. Qué está pasado, qué puede pasar y en qué momento vivimos, es un buen punto para analizar ya que el estado de ánimo juega un papel preponderante en todo esto.

¿En qué momento vivimos? En primer lugar, es totalmente diferente año pasado. En el sector cárnico por ejemplo, China “enloqueció el mercado”, los precios no tenían freno y todo servía. Con el argumento de que el mundo tiene hambre y nosotros comida, las ventas eran a “dos rebenques” y había que pellizcarse para ver si no estábamos soñando; pese a eso todos nos repetíamos aquello de que cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía.

Además de este panorama, los cultivos de invierno rindieron bien y los precios de la soja se recalentaron. La faena fue fuerte y la extracción, por lo tanto, alta, el rodeo quedo compuesto con animales jóvenes.

En La propia Argentina, con todos los problemas que tiene, la categoría de vaca de descarte fue la que más exportó.

En general, todos los rubros se fortificaron y el panorama era realmente bueno.

¿Qué pasa hoy? Los mercados son otros, los precios no son malos, pero otros. El invierno se extendió, hubo falta de agua para las praderas y verdeos, y la primavera esta perezosa de entrar. En definitiva, la oferta de forraje es poca, los campos no vinieron y los ganados se sintieron, y la mayoría ganado nuevo, y por lo tanto esos ganados a campo es difícil engordar.

China sigue siendo nuestro principal mercado, no es un país cristalino, y las suposiciones están a la orden del día. Es muy común escuchar que compro mucha carne y que la tiene que consumir para que se aclare el panorama. También sabemos que está comprando a Brasil sin fijar precio. En definitiva, va a necesitar proteína animal, pero cuándo no lo sabemos.

Los granos tienen otros números y los rendimientos están siendo afectados por la falta de agua en el momento apropiado.

Actualmente estamos levantando canola, cebada y trigo.

Muchas chacras fueron picadas para forraje aunque hay rendimientos mejores a los que se esperaban, pero siguen siendo señales ya que la cosecha está empezando.

El panorama de la agricultura, es que atrás de las cosechadoras están esperando las sembradoras de soja. Qué porcentaje de esa soja se vendió a futuro no lo sabemos, pero sí sabemos que el área a sembrar está por encima del millón de hectáreas.

En conclusión, el año es diferente y los números que estamos viendo hoy pertenecen a la zafra pasada.

A nivel político las leyes de reforma de Educación y la Seguridad Social se llevan todos los titulares, mientras la cosecha de la caña de azúcar o de la miel o el trigo pasan a segundo plano. Mientras tanto el Mundial se acerca, falta poco, quien más quien menos lo mira de reojo. Si Uruguay anda bien quedaremos pegados a los televisores y que no nos hablen de otra cosa; si patinamos, Dios dirá.

Fútbol y carne. Acuerdo de la AUF con INAC permitirá promocionar carnes de Uruguay en Qatar.

Fútbol y carne. Acuerdo de la AUF con INAC permitirá promocionar carnes de Uruguay en Qatar.

Acuerdo de promoción de la carne de Uruguay en el Mundial de la FIFA Qatar 2022.

La Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y el Instituto Nacional de Carnes (INAC) firmaron un acuerdo para realizar acciones de promoción de la carne uruguaya asociada con el fútbol uruguayo en la Copa Mundial.

Ambas organizaciones se comprometen a desarrollar conjuntamente acciones de comunicación a través de sus redes sociales y, además, INAC aportará la carne necesaria para la delegación de Uruguay.

El proyecto se enmarca en el esfuerzo sostenido para la promoción de las carnes nacionales y derivados, tanto a nivel internacional como en Uruguay, con el fin de incrementar la percepción positiva del consumidor final. En este marco, ha desarrollo una política promocional en la que se destaca la calidad de productos, el grado de avance tecnológico en sus procesos de producción, la sostenibilidad, la integridad y los beneficios sobre la salud humana.

CULTURA NACIONAL Y REPRESENTATIVIDAD DE NUESTRO PAÍS.

Por otra parte, las selecciones uruguayas de fútbol que organiza AUF representan un punto central en la vida cultural y deportiva del país y constituyen uno de los puntos más importantes en la imagen que proyecta Uruguay hacia el exterior haciendo conocer al país y destacándolo por sus virtudes en el plano deportivo y cultural.

Además, AUF e INAC tienen una larga experiencia de colaboración en la promoción del fútbol y la carne como hecho cultural e identificatorio del país.

Firmaron el acuerdo el presidente de AUF, Ignacio Alonso, y el presidente de INAC Conrado Ferber. (INAC).

“UNA BUENA NOTICIA”.

Alonso dijo que este acuerdo se firma en la previa de su salida para Qatar y que es una buena noticia; una gran alianza. Un gran compañero y embajador es la carne uruguaya, que destacó como el mejor alimento del mundo.

FÚTBOL Y CARNE: “UNA HISTORIA DE ÉXITOS” EN COMÚN.

El titular de INAC manifestó que “tenemos una historia de éxitos en el fútbol y con la carne, reconocidos ambos mundialmente”. El sistema productivo uruguayo es diferente, natural y sustentable, que todos sepan de la bondad del producto, sostuvo Ferber, quien comentó que este acuerdo es el momento óptimo para hacerlo.

VIDEOS.

Con el futbol como pasión, y ventana abierta al mundo, para que nos miren.

Con el futbol como pasión, y ventana abierta al mundo, para que nos miren.

Ayer se informó que la en el próximo Mundial la selección utilizará prendas confeccionadas con lana Merino de Crilu.

Hébert Dell’Onte | El fútbol puede y debe ser mucho más que patear una pelota. De hecho lo es, y para decirlo de forma resumida en cuatro palabra, el futbol es pasión. Pero flaco favor le haríamos a ese deporte si nos quedáramos con esa definición imprecisa.

Para Uruguay es mucho más que las pasiones sumadas de tres millones y medio de habitantes, es una ventana por la cual el mundo se entera, masivamente, que en este continente hay un país de pequeñas dimensiones llamado Uruguay.

Y como en todo, quienes tengan un poco de curiosidad buscarán en sus celulares o computadoras dónde está ese país, y se encontrarán con las maravillas que nosotros conocemos porque de aquí somos, pero que no siempre valoramos por la misma razón, porque de aquí somos.

En definitiva, el fútbol bien entendido no es sólo ganar, eso es parte, pero también es una expresión cultural, y un medio para expresar lo que somos, y -esto es muy importante- mostrar lo que somos, compartirlo con el mundo y celebrar cuando el mundo asume como propio algo que es nuestro. ¿O no celebramos cuando un simpático Antoine Griezmann adoptó el mate gracias a la influencia de los jugadores uruguayos en España?

A los argentinos le pasó lo mismo con Paul Pogba, estrella Manchester United y campeón del mundo en Rusia, cuando se lo vio y fotografío con termo y mate de una marca argentina. En ambos casos fue el fútbol imponiendo allá lejos algo tan nuestro, y eso nos cae muy bien.

Esos ejemplos son solo anécdotas agradables. Hay otros que tienen un valor mayor.

El Instituto Nacional de la Carne (INAC) ha sabido aprovechar el prestigio de la selección uruguaya en el exterior para difundir y dar a conocer nuestras carnes llegar a consumidores nuevos. En eso INAC ha sido muy inteligente usando el tango, el ballet y hasta el candombe como aliado.

Ayer, en el mismo sentido de lo anterior, se informó que la en el próximo Mundial la selección utilizará prendas confeccionadas con lana Merino de Crilu.

Primero la carne, ahora la lana, es el camino, hacer de un deporte que es pasión en el mundo, un canal de conocimiento de todo lo bueno que tenemos para ofrecer.

Cuando el fútbol deja de ser un deporte, para ser política.

Cuando el fútbol deja de ser un deporte, para ser política.

La selección de fútbol es para los uruguayos un elemento de unidad. Cada vez que Uruguay juega dejamos de ser tres millones para ser un solo sentimiento como dice algún acertado eslogan. No perdamos eso.

Hébert Dell’Onte | No hay nada más democrático que el deporte. El filósofo español Fernando Savater escribió que es obvio que el deporte y el teatro nacieran en Grecia, pues ahí también nació la democracia. Es que el deporte empareja para poder competir y los resultados muchas veces sorprenden gratamente, especialmente cuando son adversos a quienes por el color de piel, poderío económico, o fanfarronadas extradeportivas se creen superiores. Hay muchos ejemplos en ese sentido.

¿Por qué creen que en Uruguay el fútbol es una pasión? Las razones son simples, primero que cualquiera puede convertirse en una estrella sin importar la humildad de sus orígenes.

Y segundo, es que somos un país pequeño y vulnerable en muchos sentidos, rodeado de dos grandes que si pudieran nos ahogarían. En lo comercial, político o bélico no incidimos, el mundo no nos toma en cuenta.

Pero en el deporte sí, y muy especialmente en el fútbol. En ese terreno hemos sabido vencer a grandes potencias económicas y políticas, a prepotentes autoritarios. Ahí tenemos un lugar seguro, hemos hecho historia con las copas levantadas, vueltas olímpicas creadas y dadas muchas veces, con nombres de futbolistas que a donde van se graban en la memora de los aficionados, e incluso imponen el termo y el mate y por eso nos conocen sin problema cuando estamos de viaje en países lejanos.

El deporte, además, impulsa valores humanos como la camaradería, el respeto por el otro, la superación personal o grupal, temas que el escritor argentino Eduardo Sacheri aborda en su recomendable novela “El funcionamiento general del mundo”.

Por todo eso y durante muchos años la selección de fútbol es para los uruguayos un elemento de unidad. Cada vez que Uruguay juega dejamos de ser tres millones para ser un solo sentimiento como dice algún acertado eslogan.

Lo vimos y sentimos infinidad de veces. Tres ejemplos me vienen ahora a la memora: En 1997 en la Copa del Mundo Sub 20 jugada en Malasia, donde Uruguay trepó hasta el segundo puesto en un campañon dirigido por Víctor Pua; el Mundial de 2010 en Sudáfrica con Washington Tabárez; y la conquista de la Copa América 2011, también con Tabárez. Afortunadamente los ejemplos son muchos más, y cada uno recordará aquel partido o final que más lo emocionó. En todos los casos la gente se volcó a la calle a festejar, incluso a abrazarse con desconocidos que coincidieron en una esquina o el mostrador de un bar. Por eso lo del comienzo, el deporte -en fútbol en Uruguay, más que cualquier otra disciplina- empareja, nos hace iguales sin que dejemos de ser diferentes y únicos.

Es importante que así continuemos siendo, y eso depende sólo de nosotros, los uruguayos.

Lamentablemente desde hace algunos meses hay señales de que eso ya no ocurre. Una señal nos la dio la salida de Tabárez de la selección. Su sustitución fue una decisión tomada a base de malos resultados y expresiones hasta inesperadas del director técnico -“no sé quién me va a sacar a mí” de la selección, dijo con inusitada soberbia-, pero no pocos quisieron hacer una lectura política ajena al mundo del fútbol.

En las redes sociales hasta se llegó a leer que algunos querían que Uruguay no ganara los partidos -léase que no clasificara al Mundial 2022- porque el maestro Tabárez ya no era técnico.

Este fin de semana recibimos otra señal muy negativa. En un partido amistoso Uruguay se despidió de sus hinchas y el presidente Luis Lacalle hizo entrega de nuestro Pabellón Nacional, algo que suele ocurrir con los deportistas que van a representar a Uruguay fuera de fronteras. El tema es que Federico Valverde en ese momento se agachó lo que fue interpretado por algunos como que no quiso estar en la misma fotografía con el presidente de la República.

Rápidamente de un lado y otro se alzaron voces felicitándolo por la supuesta “valentía” que ese acto implicaría; otros lo condenaron por su también supuesta “falta de respeto”, y el propio jugador debió salir explicar lo sucedido: “¿En serio pueden creer que me voy a exponer de esa manera? Estaba moviendo las piernas y me acomodé las medias. Yo juego al fútbol. No interpreten cosas que son ajenas a mí”, escribió en su cuenta de Twitter.

Paralelamente comenzaron a aparecer comentarios críticos a Diego Godin por su actitud con el presidente Lacalle que no fue más que la normal y natural del saludo y conversación que se da en esas instancias. No cabe esperar otra cosa, porque la grandeza no sabe de pequeñeces.

La selección es todos y por ser de todos no debería tener ningún atisbo de política y menos partidaria, y si ese principio fundamental no se respeta el punto de unión que el deporte debe ser y es, se pierde.

No sé ni es el caso saber cuál es la simpatía política de Valverde -tampoco debería interesarnos-, pero sí sabemos cuál es la Oscar Tabárez. No obstante cabe recordar para los que buscan lecturas políticas en todas partes, que “el maestro” dirigió la selección por primera vez en 1990 cuando el presidente era el Dr. Lacalle Herrera.

Hacer del deporte un tema de debate ideológico, político o partidario es desnaturalizar su esencia y perder lo que nos une.

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