Del 1% que compone la élite de EE.UU., el 77% está a favor del racionamiento de energía, gas y carne para combatir el cambio climático; sin embargo, entre todos los estadounidenses, el 63% se opone a esta política.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Un informe del liberal Comité para la libertad y prosperidad -fundado por los republicanos Stephen Moore, Arthur Laffer y Steve Forbes, y presidido por Phil Kerpen, también republicano- advierte que las élites de su país están a favor del racionamiento del consumo de carne para combatir el cambio climático, una posición que además de ser equivocada si lo que se busca es cuidar el medio ambiente, que además va en contra de lo que piensa y cree la mayoría de los ciudadanos de ese país.
El texto de 10 páginas comienza señalando que quienes gobiernan Estados Unidos -o creen que lo hacen- “viven en una burbuja de su propia construcción”, aislándose de las realidades cotidianas “hasta tal punto que sus puntos de vista sobre lo que está sucediendo y lo que debería estar sucediendo en este país difieren ampliamente de los del estadounidense promedio”.
El citado Comité realizó una encuesta sobre una variedad de temas económicos, sociales y políticos, encontrando que “existe una gran brecha entre cómo el 1% superior -las élites- piensa que deberían ser las cosas y cómo las ve el resto de Estados Unidos”.
¿QUÉ SE ENTIENDE POR UNA ÉLITE?
Según la Real Academia Española élite es una “minoría selecta o rectora”. El documento entiende por tal a aquellas “personas que tienen al menos un título de posgrado, ganan al menos US$ 150.000 al año y viven en áreas de alta densidad de población, y las compara con lo que piensa el estadounidense promedio”.
Esas élites son una porción muy menor, aunque tienen un poder mayúsculo: “Representan el 1% de la población de los Estados Unidos, pero tienen una voz descomunal en las políticas públicas de los Estados Unidos, y sus puntos de vista parecen dominar de alguna manera la conversación nacional. Esto puede deberse a que son las propias élites las que determinan de qué se tratará esa conversación en las universidades, en los medios de comunicación tradicionales y en las salas de juntas corporativas. No es sorprendente que estas personas hablen de política mucho más que la mayoría de los estadounidenses”.
EL CAMBIO CLIMÁTICO: UNA OBSESIÓN.
Lo primero que advierten los realizadores de la encuesta es que “hay dos Américas”.
Para los “muy ricos y altamente educados”, el tema del cambio climático “es una obsesión” con un “asombroso 77% de las élites, incluido casi el 90% de las élites que se graduaron de las mejores universidades, a favor del racionamiento de energía, gas y carne para combatirlo”, sin embargo, “entre todos los estadounidenses, el 63% se opone a esta política”.
Además, “entre la mitad y dos tercios de las élites están a favor de una prohibición en una lista de comodidades modernas: estufas de gas, automóviles a gas, aire acondicionado, (vehículos) SUV y ‘viajes aéreos no esenciales’, lo que significa que no habría vuelos de vacaciones relajantes a Hawái, Bermudas o Miami Beach”. No obstante, para “el estadounidense promedio, menos de uno de cada cuatro de estos votantes está a favor de alguna de esas prohibiciones”.
El desfasaje entre las minoritarias élites y el ciudadano común y mayoritario se da en muchos más aspectos de los que aquí se mencionan.
En el capítulo destinado a las conclusiones, se señala que “para luchar contra el cambio climático, los miembros de las élites apoyan firmemente” diversas “prohibiciones de cosas que forman parte del tejido de la vida en Estados Unidos” en contraste con quienes están “fuera de la burbuja de la élite” para quienes “tales prohibiciones no son parte de una conversación seria”.
Estados Unidos lidera la producción mundial, pero no las reservas. Venezuela tiene las mayores reservas con 303.221 millones de barriles; le sigue Arabia Saudita con 267.192 millones.
Montevideo | Todo El Campo | La década pasada Estados Unidos se colocó como el principal productor mundial de crudo, superando a Arabia Saudita y Rusia.
Esta infografía ilustra el ascenso de EE.UU. como el mayor productor de petróleo, según datos de la Administración de Información de Energía de ese país (EIA).
ALTERNANCIA: EE.UU., ARABIA SAUDITA Y RUSIA.
En las últimas tres décadas, Estados Unidos, Arabia Saudita y Rusia se han alternado como los principales productores de crudo, pero siempre por pequeños márgenes.
Durante la década de 1990, Arabia Saudita dominó la producción de crudo, aprovechando sus grandes reservas de petróleo. El sector petrolero representa aproximadamente el 42% del PIB del país, el 87% de sus ingresos presupuestarios y el 90% de los ingresos de exportación.
Sin embargo, durante la década de 2000, Rusia superó a Arabia Saudita en producción durante algunos años, luego de inversiones estratégicas en la expansión de su infraestructura petrolera. La mayor parte del petróleo ruso se destina a la OCDE Europa (60%), y alrededor del 20% a China.
Durante la década de 2010, Estados Unidos fue testigo de un aumento en la producción nacional, en gran parte atribuible al sistema de fractura hidráulica, en las formaciones de esquisto que van desde Texas hasta Dakota del Norte. Se convirtió en el mayor productor de petróleo del mundo en 2018, superando a Rusia y Arabia Saudita.
En 2022 Estados Unidos representó el 14,7% de la producción mundial de crudo, frente al 13,1% de Arabia Saudita y el 12,7% de Rusia.
OCTAVO EN RESERVAS.
A pesar de liderar la producción de petróleo, Estados Unidos todavía está por detrás de siete países en reservas probadas subterráneas restantes, con 55.251 millones de barriles.
Venezuela tiene las mayores reservas con 303.221 millones de barriles. Arabia Saudita, con 267.192 millones de barriles, ocupa el segundo lugar, mientras que Rusia es séptima con 80.000 millones de barriles.
Artículo e infografía de Elements. Foto de portada de Rumbo Minero.
¿Cuál es el vínculo de las alas de pollo con el fútbol americano?
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Es la segunda vez en 3 días que en Todo El Campo se publica una noticia titulando con el Super Bowl. Lo hicimos el lunes 12 de febrero y también hoy. No es -como alguna mente pícara podrá estar pensando- porque nos falte información, sino porque el agro genera tanto en todos los sentidos (también en información) que el mayor espectáculo deportivo de Estados Unidos y uno de los más visto en el mundo no sería lo que es si detrás de él no estuviera la producción agropecuaria. De eso trataba el artículo del día 12 titulado Sin agropecuaria, no habría Super Bowl.
Hoy vamos por una producción específica, muchas veces ninguneada por los gobernantes uruguayos, pero que desde hace unos pocos años fue puesta como una bandera a conquistar en los objetivos exportadores de Uruguay: la carne de ave.
Ayer, la cuenta de X Pollos del Uruguay (@PollosdelU) que responde a la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas (Cupra) publicó: “¡El pollo gana en todas las canchas!Este domingo se consumieron más de 1.200 millones de alitas en EE.UU. durante el Super Bowl”. Luego pregunta al lecto si alguna vez probó las alitas de pollo, y recomienda visitar la página web donde se muestran formas de preparar alitas y otros cortes.
¿Pero en realidad en la noche del domingo pasado, mientras millones de personas disfrutaban del espectáculo deportivo y cultural, se consumieron 1.200 millones de alitas? Estamos hablando sólo en Estados Unidos, en lo que duró el espectáculo, y de un total que es la población de Uruguay multiplicada por 400.
El sitio web del National Chicken Concil (NCC, en español Consejo Nacional del Pollo), institución que representa y defiende la industria de pollos de engorde en ese país, con sede en Washington DC, esperaba un mayor consumo. En un artículo publicado a fines de enero se afirmó que durante el Super Bowl se consumirán 1.450 millones de alitas (cantidad suficiente como para dar tres vueltas alrededor de la Tierra).
Ese total se redujo en 250 millones y resultó en 1.200 millones, un total que si no da las tres vueltas, se le aproxima mucho.
Americans are teaming up for the BigGame by collectively eating an anticipated, whopping 1.45 BILLION chicken wings! Say, if we could line up allllll those wings, what would that look like? 🤔🍗 Check out the full 2024 Chicken Wing Report in our bio.
NCC explica la relación exitosa del ala de pollo con el fútbol americano. En su web cuanta que en los años 60 y 70 “cocinar el ave entera estaba de moda”, pero “pero en la década de 1980, los consumidores estadounidenses comenzaron a preferir la carne de pechuga deshuesada y sin piel, y las alitas se convirtieron en un subproducto económico para los productores de pollo”.
Las casas de comidas y bares entendieron que “podían cobrar precios bajos por una proteína relativamente barata y, debido a la naturaleza picante y salada de la salsa” que utilizaban, “descubrieron que las ventas de cerveza se disparaban cuando los clientes comían alitas”.
Paralelamente, “los bares deportivos con múltiples televisores y antenas parabólicas se estaban volviendo cada vez más comunes en Estados Unidos gracias al rápido desarrollo de la tecnología; y el evento deportivo más popular para ver con amigos en los bares es el fútbol. Las alitas eran fáciles de compartir y asequibles, una gran comida para compartir en grupo y poder consumir con otras personas, que además es el maridaje perfecto con una jarra de cerveza. Y así nació el vínculo”.
Imagen de portada de AvisNews.
La mitad del pollo que consumimos lo compramos como pollo entero. Según el INE, su precio promedio en 2023: $ 160 el kilo. A 23,7 kg/habitante por año, en nuestra población, significa un gasto mensual en pollo por habitante, de $ 128. El pollo conviene más! pic.twitter.com/w8Rvki7SNI
Científicos de la Universidad de Florida (EE.UU.) y otras instituciones estudian los impactos del aumento de la agricultura en pastizales y humedales. Buscan desarrollar estrategias que promuevan la productividad agrícola sostenible en grandes paisajes.
Florida, Estados Unidos | Universidad de Florida | Todo El Campo | En Florida (Estados Unidos), los pastizales y humedales son amplias extensiones de tierra que cubren aproximadamente el 25% de la superficie terrestre y el 70% de la producción agrícola. Individualmente, ofrecen beneficios, también conocidos como servicios ecosistémicos, a las personas y al medio ambiente.
Juntos, proporcionan servicios de aprovisionamiento, como la producción de carne de vacuno y leche, que respaldan la seguridad alimentaria mundial. También realizan servicios ecosistémicos esenciales como el almacenamiento de carbono, la salud del suelo, la reducción de inundaciones, el aumento de la biodiversidad y la preservación del hábitat.
Sin embargo, en algunos paisajes de Florida, los pastizales y los humedales están conectados debido a su topografía e hidrología únicas. No está claro si el aumento de la producción agrícola, también conocido como intensificación de las tierras agrícolas, afecta a los humedales y pastizales simultáneamente y de manera similar. ¿El aumento de la productividad agrícola afecta la biodiversidad, la calidad del agua, la estabilidad de la costa, los caudales de los arroyos y otras funciones que desempeñan estos humedales y pastizales conectados?
Estas son algunas de las preguntas abordadas por un equipo de 18 científicos de siete universidades, agencias federales y organizaciones sin fines de lucro que colaboraron con el Instituto de Ciencias Alimentarias y Agrícolas de la Universidad de Florida (UF/IFAS) en un estudio publicado recientemente en la revista Nature Communications.
El estudio sintetizó 17 años de datos de la Estación Biológica Archbold Buck Island Ranch en Florida Central y arroja luz sobre los efectos directos y de contagio de la intensificación de la tierra agrícola en múltiples funciones ecosistémicas proporcionadas por pastizales y humedales.
“El resultado es un análisis destinado a comprender las consecuencias de las prácticas de manejo aplicadas a los pastizales mientras se dejan intactos los humedales”, dijo Jiangxiao Qiu, profesor asociado de ecología del paisaje en el Centro de Investigación y Educación de Fort Lauderdale (FLREC) de UF/IFAS y autor correspondiente principal del estudio.
“Al centrarse en los pastizales y humedales en conjunto, los hallazgos del estudio tienen implicaciones de gran alcance para la gestión de los ecosistemas, la gestión del paisaje y los esfuerzos de conservación”, agregó.
El equipo espera que los hallazgos proporcionen información valiosa para los responsables políticos, los administradores de tierras y los conservacionistas a la hora de tomar decisiones informadas sobre las prácticas de uso de la tierra.
“Nuestro estudio proporciona una evaluación integral de la intensificación típica de las tierras agrícolas en Florida, ofreciendo alternativas prácticas para lograr un agroecosistema multifuncional en un enfoque equilibrado”, dijo Yuxi Guo, investigador postdoctoral en el laboratorio de Qiu y autor principal del estudio. “Los hallazgos llenan un vacío crítico de conocimiento sobre cómo los humedales naturales circundantes responden a la intensificación planificada de las tierras agrícolas. El estudio también representa una evaluación holística de la agricultura, tanto de los pastizales del lugar como de los humedales circundantes”.
Un equipo multidisciplinario de colaboradores profundizó en la compleja relación entre las prácticas de uso de la tierra y los servicios ecosistémicos que brindan los pastizales y humedales. Sintetizaron conjuntos de datos a largo plazo desde 2003 hasta 2020 que comprenden más de 11.000 mediciones de campo y 53 indicadores físicos, químicos y biológicos de 29 pastizales y 24 humedales.
Algunos puntos clave incluyen:
La intensificación agrícola sostenible puede mejorar la calidad del forraje y la producción ganadera tanto en pastizales como en humedales. Sin embargo, esta intensificación se produce a costa de la regulación de la calidad del agua, la mitigación del metano, la resistencia a la invasión de especies no autóctonas y la biodiversidad.
La intensificación agrícola sostenible podría mejorar la multifuncionalidad de los servicios ecosistémicos.
Los impactos sobre los pastizales se extienden para alterar o modificar la multifuncionalidad de los humedales interconectados.
Al estudiar los efectos de la intensificación del uso de la tierra en los diversos conjuntos de ecosistemas dentro de los pastizales y humedales, se deben considerar los flujos espaciales, o el movimiento y las interacciones, de los recursos y organismos al diseñar las prácticas de manejo.
Los investigadores también destacan las consideraciones para la planificación de la agricultura sostenible y la gestión de la tierra. Entre ellas se encuentran:
Los investigadores enfatizan la importancia de adoptar perspectivas de multifuncionalidad y paisaje cuando se planifica la intensificación de la agricultura sostenible.
El desarrollo de un marco que proporcione un enfoque integral para evaluar los efectos indirectos de la intensificación del uso de la tierra permite su evaluación y los efectos en cascada espacial. Este marco puede proporcionar una comprensión integral de cómo los cambios en el uso de la tierra pueden afectar a los ecosistemas a diferentes escalas, lo que permite a los responsables de la formulación de políticas y a los administradores de la tierra tomar decisiones informadas.
Por último, comprender las variaciones en las compensaciones y sinergias entre escalas es crucial para que las estrategias de intensificación sean eficaces.
«Hemos destacado el equilibrio crucial entre la producción de alimentos, la economía rural y la sostenibilidad ecológica, y creemos que nuestros hallazgos conducirán a decisiones y políticas bien informadas, asegurando la protección de nuestros invaluables pastizales y humedales, al tiempo que fomentamos un sector agrícola productivo», dijo Guo. «Al considerar el contexto ecológico más amplio y las interconexiones entre los diferentes usos de la tierra, podemos lograr una intensificación sostenible al tiempo que minimizamos los impactos ambientales negativos”.
El país asiático ya no es el de antes y los ciudadanos comunes comenzamos a recibir información que nos dice que ese dragón gigante ha dejado de ser capaz de devorar todo lo que se le cruza.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | En un reciente artículo planteábamos la pregunta de si China tendría la influencia geopolítica suficiente y necesaria para hacer que Irán detenga los ataques que los hutíes rebeldes realizan sobre buques comerciales en el mar Rojo, hecho que está afectando todo el comercio mundial.
Quienes sin ser expertos en economía, pero sí lo suficientemente curiosos como para estar mínimamente informados, hemos escuchado y leído durante años muchos comentarios sobre el desarrollo constante y de pasos largos de China, lo que la llevaría a superar a Estados Unidos convirtiéndose en la mayor economía global. Estábamos convencidos de eso, y de que sólo era cuestión de tiempo.
Pero el mundo está cambiando y parece que China no podrá arrebatarle a Estados Unidos el primer lugar en el crecimiento mundial. No por ahora.
Recientemente se conoció que el banco estadounidense City, presente en China desde hace más de 100 años (comenzó a operar en 1902 como Internacional Banking Corporation, luego adquirido por National CityBank of New York) ha perdido la confianza que tenía sobre que China superaría a Estados Unidos.
El país asiático ya no es el de antes y los ciudadanos comunes comenzamos a recibir información que nos dice que ese dragón gigante ha dejado de ser capaz de devorar todo lo que se le cruza.
City ha sido una de las entidades financieras que ha cambiado de opinión abandonando la postura que mantuvo durante mucho tiempo, y de asegurar que China superará a Estados Unidos pasó a un sobrio “probable” y retrasa una década el momento en el que cree que ocurrirá, informó El Economista de España.
“Nuestro análisis, más cauto, refleja que China ha perdido terreno frente a Estados Unidos en los últimos dos años, pasando de suponer el 75% del PIB estadounidense en 2021, a ser el 65% en 2023”, dice el banco en un informe, y agrega: “Cada vez vemos más incertidumbre en torno a la trayectoria de crecimiento de largo plazo de China”.
Al parecer, China no cumple con dos condiciones indispensables para lograr el crecimiento necesario: el empuje del PIB y la valorización de su moneda ante el dólar estadounidense.
El siguiente gráfico publicado por El Economista es elocuente sobre cómo se han comportado las economías de ambos países: en 2021 el crecimiento chino se estancó mientras que el estadounidense continuó a buen ritmo y ensanchando distancias.
SEÑALES NO ECONÓMICAS.
Pero hay otras señales, no ya económicas, que también insinúan el estancamiento chino que, hay que decirlo, sigue siendo una potencia de muchísimo peso e importancia mundial.
Una de esas señales es que en abril de 2023 India superó en población a China, una noticia que recorrió el mundo, al alcanzar 1.428 millones de habitantes, siendo la primera vez desde 1950 que China pasa a ocupar el segundo lugar en la población mundial.
Ese dato es sociológico, pero tiene mucha incidencia económica y política, en especial porque la mayoría de la población india es joven: el 43% son menores de 25 años y la edad promedio de 28 años; la de China es de 39 años y experimenta una reducción de la población económicamente activa. En India, solo el 7% es mayor de 65 años, en China el 14%.
En conclusión, China sigue siendo un país económicamente atractivo, pero se ha frenado, lo que afirma a Estados Unidos en su lugar de líder. En cambio India superó a Reino Unido y desde 2022 ocupa el quinto lugar como potencia económica, y con las condiciones para seguir mejorando, aunque no libre de dificultades. Un dato al margen. Actualmente las diez principales economías del mundo son Estados Unidos, China, Alemania, Japón, India, Reino Unido, Francia, Italia, Brasil y Canadá.