El director ejecutivo de la AIE dijo que el problema abordado en la cumbre “fue ignorado por demasiadas personas durante demasiado tiempo”.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | El 14 de mayo se celebró en la sede de la Unesco en París, una inédita cumbre sobre la cocina limpia en África que abordó una problemática social y medioambiental relacionada con el uso de combustibles sucios en las cocinas de millones de personas, de ahí la referencia “cocina limpia”.
Un tema lejano a nosotros, tanto que seguro muchos lectores nunca escucharon hablar de él. Sin embargo, las condiciones en que se concina en África representa la segunda causa de muerte prematura en mujeres y niños, porque cuatro de cinco personas cocinan en condiciones de peligro para la salud, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
La falta de acceso a una cocina limpia afecta a más de 2.000 millones de personas de todo el mundo.
Para que se entienda bien: cocinan sus alimentos en fogatas y estufas tradicionales, utilizando leña, carbón, estiércol animal y otros combustibles contaminantes, afectando negativa la salud y el ambiente, y son las mujeres y los niños los que sufren las peores consecuencias, inclusive la muerte.
Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE dijo que el problema abordado en la cumbre “fue ignorado por demasiadas personas durante demasiado tiempo”, y advirtió que aún “queda un largo camino por recorrer”.
La presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan, comentó que además de atenderse un problema humano, “garantizar el acceso a la cocina limpia para todos en África”, la cumbre es una “contribución a proteger el medio ambiente, el clima, la salud”. La cumbre nos lleva a “la adopción universal de combustibles y tecnologías limpias para cocinar en todo el continente”.
Para eso se necesita una “financiación adecuada, asequible y sostenible para encontrar soluciones e innovaciones adecuadas; una atención mundial adecuada; y políticas y asociaciones inteligentes”.
Jonas Gahr Støre, primer ministro noruego, vinculó el acceso a una mejor forma de cocinar con mejores resultados en salud, reducción las emisiones y la creación de oportunidades para el crecimiento económico”.
OPTIMISMO.
La AIE es positiva y optimista sobre las posibilidades de transformar África en un continente de cocina limpia.
Fueron más de 100 países, instituciones internacionales, empresas y organizaciones de la sociedad civil las que respaldaron la Declaración sobre Cocinas Limpias, comprometiéndose a hacer del tema una prioridad y a intensificar los esfuerzos para lograr el acceso universal para todos.
La Declaración de Cocinas Limpia consta de 14 puntos, entre los se declara que “la cocina limpia es una prioridad crítica” y países firmantes se “comprometen a tomar medidas concretas para avanzar en la agenda” de ese tema.
Las medidas que se tomen tendrán “un impacto positivo en la vida de millones de las personas más pobres del mundo”, afirma en otro pasaje.
Aunque se mencione poco, las cocinas limpias no es un tema nuevo. Aquí cerca, Brasil es un ejemplo de resultados exitosos, como lo son India o Indonesia.
Países que “demuestran que se puede progresar rápidamente si existe una firme voluntad política”, puntualiza la Declaración.
Los países que respaldan la Declaración son (en orden alfabético): Bélgica, Brasil, Canadá, Dinamarca, Egipto, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Ghana, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Japón, Kenya, Madagascar, Malawi, Mozambique, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, República Checa, Senegal, Sierra Leona, Suiza, Tanzania, Togo, Uganda, Zambia.
“La guerra también está elevando los precios de la energía, que tienen efectos indirectos en las cadenas de suministro de alimentos a través del aumento de las facturas de energía y el aumento de los precios de los fertilizantes”.
Hébert Dell’Onte | Pedro Levi y Gergely Molnar son dos analistas energéticos de la Agencia Internacional de Energía. Hace algunas semanas elaboraron un análisis en el explican cómo las dificultades energéticas afectan la agricultura en todo el mundo, mucho más en un contexto tan volátil, de tanto conflicto e incertidumbre.
Aunque la guerra parece ser una especie de muletilla a la que todos acuden para explicar muchas de las cosas que pasan en el mundo, lo cierto es que hasta ahora la humanidad nunca explicitó tan certera y gravemente la importancia estratégica del este europeo en materia energética. Y no es una muletilla, la misma guerra desarrollada en otro punto del planeta, seguramente no habría desencadenado tantas consecuencias simultáneas impactando en todo el mundo.
En análisis de Levi y Molnar nos explica, por ejemplo, que “el amoníaco se fabrica casi exclusivamente a partir de gas natural, consumiendo alrededor de 170.000 millones de metros cúbicos”. Así dicho puede no ser significativo para quienes ignoran que el amoníaco es el “punto de partida para todos los fertilizantes minerales nitrogenados”, además de que “la mitad del amoníaco se convierte en urea, el producto fertilizante nitrogenado más común utilizado en todo el mundo”.
LA GUERRA PUSO EN RELIEVE EL VÍNCULO ENTRE ENERGÍA Y ALIMENTOS.
“La invasión rusa de Ucrania se ha sumado a la creciente tensión en las cadenas de suministro de alimentos. Los dos países son importantes exportadores de alimentos (juntos representan casi el 30% de las exportaciones mundiales de trigo) y desempeñan un papel clave en el suministro mundial de fertilizantes. El bloqueo de Rusia de los puertos del mar Negro ha interrumpido las exportaciones de alimentos y otros productos básicos de Ucrania, mientras que la agresión militar más amplia está poniendo en riesgo la cosecha de este año”, escribieron.
Asimismo, “la guerra también está elevando los precios de la energía, que tienen efectos indirectos en las cadenas de suministro de alimentos a través del aumento de las facturas de energía y el aumento de los precios de los fertilizantes”.
“Las cadenas de suministro y los mercados interconectados a nivel mundial para los alimentos y los insumos asociados (agroquímicos, fertilizantes, combustible, piensos, capital y mano de obra) significan que las interrupciones aparentemente pequeñas del suministro en una región o sector pueden tener consecuencias nefastas en otra”.
La AIE detalló cuánto crecieron los productos alimenticios básico entre 2020 y 2022. Por ejemplo, desde mayo 2020, el trigo tuvo una variación al alza del 210%; el aceite de girasol, 182%; aceite de colza, 177%; maíz, 140%; harina de soja, 56%.
LA CRISIS DE SUMINISTRO DE ALIMENTOS QUE SE ESTÁ DESARROLLANDO PONE DE RELIEVE LA NATURALEZA INTERCONECTADA DE LA ENERGÍA Y LA SEGURIDAD DEL SUMINISTRO DE ALIMENTOS.
El informe agrega que las industrias del agro como de la alimentación “usan la energía para diversos fines”, por ejemplo “electricidad para el riego automatizado de agua, el consumo de combustible para maquinaria agrícola y la energía requerida en varias etapas del procesamiento, envasado, transporte y distribución de alimentos”.
Además, “el uso de pesticidas y fertilizantes minerales resulta en grandes cantidades de consumo indirecto de energía, y estos insumos son altamente intensivos en energía para su fabricación”.
Aunque hay varios factores que pueden “variar considerablemente” por varias razones (dependiendo de factores como las condiciones climáticas y los tipos de cultivos), en países avanzados como Estados Unidos, “los costos directos y no directos de la energía pueden representar del 40% al 50% de los costos variables totales de los cultivos”. O sea que “los precios más altos de la energía y los fertilizantes se traducen inevitablemente en mayores costos de producción y, en última instancia, en precios más altos de los alimentos”.
“La crisis de suministro de alimentos que se está desarrollando pone de relieve la naturaleza interconectada de la energía y la seguridad del suministro de alimentos”.
CON SU GRAN DEPENDENCIA DE LA ENERGÍA, LOS FERTILIZANTES SE HAN VUELTO MUCHO MÁS COSTOSOS.
El análisis destaca la preponderancia de la energía en la fabricación de fertilizantes. Explica la importancia del amoníaco como “punto de partida para todos los fertilizantes minerales nitrogenados”, además de que “la mitad del amoníaco se convierte en urea, el producto fertilizante nitrogenado más común utilizado en todo el mundo”.
El asunto es que “el amoníaco se fabrica casi exclusivamente a partir de gas natural, consumiendo alrededor de 170.000 millones de metros cúbicos (4% del consumo mundial de gas). La excepción es China, donde la producción de amoníaco se basa principalmente en el carbón”.
Las subas de precios que han tenido los fertilizantes se explican en buena parte por los precios de la energía, en particular en el caso de los abonos nitrogenados. “El gas natural a menudo representa del 70% al 80% de los costos operativos de producción de amoníaco y urea, lo que resulta en una estrecha correlación de precios. En los últimos meses, las plantas de fertilizantes nitrogenados han anunciado cierres temporales por la espiral de costos, principalmente del gas natural”.
Es que el precio del gas natural aumentó “fuertemente”, alcanzando “récords históricos en el primer trimestre de este año tras la invasión rusa de Ucrania”.
LA ESCASEZ DE SUMINISTRO DE FERTILIZANTES TENDRÁ UN IMPACTO DESPROPORCIONADO EN LOS MERCADOS DEPENDIENTES DE LAS IMPORTACIONES.
Dos tercios de la producción mundial de amoníaco se concentra en China, la Unión Europea, Estados Unidos, India y Rusia, siendo Rusia el principal productor exportador. La UE, Estados Unidos e India son importantes importadores netos, a pesar de que la UE exporta parte de su producción. China es, de lejos, el mayor productor a nivel mundial y es en gran medida autosuficiente.
En el caso de la urea, los principales consumidores dependen de las importaciones. “India, importa un 30% de la urea que utiliza, y Brasil cerca del 100%; y son muchos los países africanos también importan porcentajes muy altos de su consumo de urea, incluso si las cantidades son pequeñas en términos absolutos”.
Si falta o falla el suministro, o si se disparan los precios, esas regiones van a ser las que sufrirán más los efectos.
El Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial de las Naciones Unidas, advirtió que “la distorsión actual de los mercados de alimentos y fertilizantes está afectando de manera más aguda a los cultivos de trigo y aceite vegetal, y África será la más afectada por los impactos este verano. Si la baja disponibilidad y los altos precios de los fertilizantes persisten en la próxima temporada de siembra, el alimento básico más consumido del mundo, el arroz, será el próximo cultivo importante en enfrentar la presión, afectando a miles de millones de personas más en Asia y las Américas”.
LOS GOBIERNOS Y LAS DISCUSIONES INTERNACIONALES DEBEN TENER EN CUENTA EL NEXO ENTRE ENERGÍA Y ALIMENTOS.
Levi y Molnar finalizan preguntándose qué pueden hacer los gobiernos frente a la situación presentada y plantea “respuestas a corto plazo”, algunas de las cuales se mencionan a continuación: “Eliminación gradual de las restricciones comerciales a los fertilizantes puede ayudar a reducir las tensiones en los mercados de alimentos”.
“Incentivar y permitir que los productores de alimentos aumenten la eficiencia del uso de nutrientes” incorporando las “4R” de la administración de nutrientes: “Aplicar la fuente de fertilizante correcta, al ritmo correcto, en el momento correcto, en el lugar correcto”.
“Aliviar la presión sobre los mercados de gas natural y petróleo mediante la adopción de medidas a corto plazo para reducir la demanda”. En ese sentid, “la AIE proporcionó una serie de recomendaciones para que los responsables políticos reduzcan rápidamente la demanda de gas natural y petróleo. Estas medidas pueden ayudar a aliviar las tensiones en los mercados de la energía y reducir los precios, reduciendo así algunos de los impactos en los mercados de fertilizantes y alimentos”.
A medio plazo, proponen: “Las subvenciones y las transferencias diseñarse de tal manera que puedan sostenerse más allá de los próximos meses, en caso de que sean necesarias”.
“Reemplazar el uso de combustibles fósiles en la cadena de suministro de alimentos con fuentes de energía seguras y sostenibles” incluyendo en eso “la descarbonización de la producción de amoníaco puede tener el doble beneficio de reducir tanto el CO2 las emisiones de la producción de fertilizantes y también la dependencia de la industria del gas natural de Rusia y otros lugares. La reducción del uso de combustibles fósiles en otras partes de la cadena de suministro de alimentos, en particular el equipo agrícola, el flete y el embalaje, presenta oportunidades similares”.
La energía nuclear resurge como una opción ante el aumento de los precios del combustible y la dependencia energética rusa por parte de Europa. De golpe se transformó en una energía positiva.
Al comenzar la guerra Rusia – Ucrania con las repercusiones negativas que ésta tiene sobre la energía en Europa, la autoridad energética mundial cambió su criterio y la producción nuclear que hasta ahora había sido rechazada, pasó a ser positiva.
El cambio de actitud de la Agencia Internacional de la Energía cuestiona por sí mismo el criterio ambiental con el cual se determinan las políticas globales en la materia.
La revista española Cambio 16, en la sección Energía 16 publicó un artículo de Mariela León titulado “La AIE plantea duplicar la capacidad de la energía nuclear para lograr cero emisiones netas en 2050”.
Lo curioso -por definirlo de aluna manera- es que “muchos gobiernos están desistiendo de la construcción de nuevas plantas nucleares e incluso, esperan que las instalaciones de vieja data cumplan su vida útil para cerrarlas definitivamente”. Los retractores argumentan “su alta peligrosidad” y defienden “la diversidad de otras energías limpias”, pero la Agencia “es persistente y emplaza a los líderes a detenerse en las bondades de este tipo de energía”.
Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE dijo que la energía nuclear “es una opción no desechable”, menos ahora en el contexto de “la crisis energética mundial con aumento vertiginoso de los precios de los combustibles fósiles, los desafíos de seguridad energética y los compromisos climáticos. Pero reconoce que dependerá de que los gobiernos implementen políticas sólidas para garantizar la operación segura y sostenible de las plantas nucleares”.
EL COLMO DE LA VOLTERETA.
Muchos de los antes cuestionaban la energía nuclear ahora la ven como una alternativa para bajar las emisiones. Ese cambio de criterio se concreta no por investigaciones independientes o serias, sino, como fue dicho, por la crisis generada con la invasión de Rusia a Ucrania.
Dice la nota de Cambio 16: “Los países que opten por continuar o aumentar su uso de la energía nuclear pueden reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados. Asimismo, disminuir las emisiones de dióxido de carbono y ayudar a descarbonizar el planeta. A la vez permiten que los sistemas eléctricos integren una mayor proporción de energía solar y eólica. La AIE sustenta que sin la energía nuclear será más difícil, arriesgada y costosa la construcción de sistemas de energía limpia y sostenible”.
La energía nuclear es la segunda fuente más grande de energía de bajas emisiones después de la energía hidroeléctrica.
El paso está dado. Una prueba de eso es que Reino Unido aprobó la construcción de la central nuclear Sizewell C que brindará energía continua a 6 millones de hogares.
Estamos en una situación más grave que la crisis del petróleo de los años 70. En ese momento el problema era sólo el petróleo, hoy además se suma el gas natural y la electricidad.
Mientras la inflación bate récord en toda la eurozona, el precio de los combustibles en algunos países europeos marca valores máximos. ¿Hasta dónde se llegará con esta situación?, es difícil saberlo, sobre todo cuando las soluciones no están a la vista y se suman más problemas y desafíos.
Ayer la Agencia Internacional de Energía advirtió que durante el verano europeo faltaría combustible, mientras el crudo supera los 124 dólares.
Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) dijo que la falta de oferta y los precios altos, podrían generar falta de combustible en Europa, durante los meses del verano en ese continente.
“Cuando la temporada principal de verano empiece en Europa y Estados Unidos, la demanda de combustible crecerá. Y entonces podría haber cuellos de botella, por ejemplo con el diésel, la gasolina o el querosén, especialmente en Europa”, dijo Birol al diario alemán Der Spiegel, uno de los más importantes de ese país.
En Europa hay países que dependen de la importación de petróleo, peo también de sus derivados y refinados. A su vez China ha limitado algunas exportaciones con el argumento de que antes debe asegurar el suministro a sus ciudadanos.
La crisis que se avecina es “mucho más grande” que la del crudo en los años 70, generada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que decidió embargar las exportaciones de crudo a determinados países en respuesta a la guerra de Yom Kipur (en octubre de 1973 Egipto y Siria atacaron Israel). El agravante hoy es que hace cincuenta años solamente era una crisis de petróleo, pero ahora es una crisis conjunta de petróleo, gas natural y electricidad, comentó Birol.
La advertencia es grave y relevante para el cuidado ambiental, pero también para poder evaluar correctamente el peso contaminante de cada actividad humana, en especial cuando sectores interesados intentan cargar la responsabilidad en la producción ganadera.
Hébert Dell’Onte | La International Energy Agency (IAE – Agencia Internacional de Energía) aseguró en un comunicado fechado el 23 de febrero que las emisiones globales de metano del sector energético informadas por los gobiernos no se condicen con la realidad: “Son aproximadamente un 70% mayores” a los informes oficiales. El dato se desprende de un nuevo análisis de la AIE publicó y es relevante para el cuidado ambiental, pero también para poder evaluar correctamente el peso contaminante de cada actividad humana, en especial cuando sectores interesados intentan cargar la responsabilidad en la producción ganadera.
En un comunicado la Agencia reafirma datos que ya se conocen y que en Uruguay técnicos del Instituto Nacional de Carnes (INAC) y del Instituto Nacional de Investigación Agropecuario (INIA) entre otras instituciones han difundido en cada oportunidad que se les presenta: “El metano es responsable de alrededor del 30% del aumento de las temperaturas globales desde la Revolución Industrial, y las reducciones rápidas y sostenidas de las emisiones son clave para limitar el calentamiento a corto plazo y mejorar la calidad del aire. El metano se disipa más rápido que el dióxido de carbono (CO2), pero es un gas de efecto invernadero mucho más poderoso durante su corta vida útil, lo que significa que reducir las emisiones de metano tendría un efecto rápido en la limitación del calentamiento global”.
Agrega que el sector energético contribuye con el 40% de las emisiones de metano, y “la edición ampliada de este año del Global Methane Tracker (*) de la AIE incluye por primera vez las emisiones país por país de las minas de carbón y la bioenergía, además de una cobertura detallada continua de las operaciones de petróleo y gas natural”.
En 2021 “las emisiones de metano del sector energético crecieron poco menos del 5%” lo que nos llevó “a niveles de 2019 y retrasó ligeramente el aumento en el uso general de energía, lo que indica que algunos esfuerzos para limitar las emisiones ya pueden estar dando sus frutos”.
Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia dijo que dado los altos precios que ahora tiene el gas natural, “casi todas las emisiones de metano de las operaciones de petróleo y gas en todo el mundo podrían evitarse sin costo neto”.
Para la IAE es “vital la transparencia sobre el tamaño y la ubicación de las emisiones, por lo que el subregistro masivo revelado por nuestro Global Methane Tracker es tan alarmante”, agregó”.
Se pueden lograr reducciones importantes con tecnologías conocidas y con políticas probadas y comprobadas, y si todas las fugas de metano de las operaciones de combustibles fósiles en 2021 se hubieran capturado y vendido, entonces los mercados de gas natural se habrían abastecido con 180.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural. Ese total equivalente a todo el gas utilizado en el sector eléctrico de Europa y más que suficiente para aliviar la tensión del mercado actual, afirma la IAE en el comunicado.
VARIACIONES DE PAÍS A PAÍS.
Hay una variación importante entre el país con mejor desempeño y el de peor desempeño. “La intensidad de las emisiones de metano de las operaciones de combustibles fósiles varía ampliamente de un país a otro: los países y empresas con mejor desempeño son más de 100 veces mejores que los peores. Las emisiones globales de metano de las operaciones de petróleo y gas se reducirían en más del 90% si todos los países productores igualaran la intensidad de emisiones de Noruega, la más baja del mundo”.
En la Conferencia sobre el Cambio Climático COP26 en Glasgow se firmó un Compromiso Global de Metano lanzado por más de 110 países lo que “marcó un importante paso adelante” bajo el liderazgo de la Unión Europea y los Estados Unidos. Los países participantes acordaron reducir las emisiones de metano de las actividades humanas, incluida la agricultura, el sector energético y otras fuentes, en un 30% para 2030.
Hasta ahí todo sería positivo, “sin embargo, es necesario que se unan más emisores importantes. De los cinco países con las mayores emisiones de metano de sus sectores energéticos (China, Rusia, Estados Unidos, Irán e India), solo Estados Unidos forma parte del Compromiso tal como están las cosas”.
“Reducir las emisiones globales de metano de las actividades humanas en un 30% para fines de esta década tendría el mismo efecto sobre el calentamiento global para 2050 que cambiar todo el sector del transporte a cero emisiones netas de CO2”, dijo el Dr. Birol.
El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Frans Timmermans, declaró: “El metano es el segundo mayor contribuyente al calentamiento global. Por lo tanto, reducir rápidamente las emisiones de metano es una parte clave de nuestros esfuerzos para abordar la crisis climática. Como se establece en el Compromiso Global de Metano, necesitamos datos más precisos sobre las emisiones reales de metano. Al medir, informar y verificar, sabremos dónde los recortes de emisiones son más urgentes. El informe de la AIE subraya la necesidad de este esfuerzo”.