Rosario, Santa Fe, Argentina | Rosgan | Todo El Campo | Diciembre suele ser un mes de balances. Aun dentro de un contexto convulsionado como el que estamos transitando, con cambios y reestructuraciones diarias, es importante poner en valor aquellos avances que se van logrando en terrenos que indefectiblemente nos obligan a llevar la mirada al largo plazo.
En este sentido, no podemos pasar por alto el gran avance que se ha logrado recientemente en materia de lucha contra el cambio climático. En efecto, la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático desarrollada en Dubai, la COP28, concluye por primera vez con un acuerdo global para abandonar gradualmente el uso de combustibles fósiles. Se trata de la primera Conferencia en abordar de manera directa el impacto que generan los combustibles fósiles, en un acuerdo climático de la ONU.
Asimismo, otro de los acuerdos de trascendencia mayúscula para nuestro país por el preponderante rol que juega en la producción de agroalimentos, es la declaración voluntaria firmada por un conjunto de 134 países en la que acuerdan incorporar a la agricultura con un papel más relevante en sus planes climáticos y aumentar la reducción de emisiones relacionadas a la producción y el consumo de alimentos.
¿Pero qué sabemos hasta el momento en cuanto a los impactos que la producción de alimentos y en particular de la ganadería tiene sobre el clima? ¿Cómo nos posicionamos como sector ante estos desafíos?
Un artículo sumamente interesante elaborado recientemente por Ernesto Viglizzo para el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura), titulado “Ganadería Bovina y Cambio climático en las Américas: hacia modelos de desarrollo bajos en carbono” aborda la problemática de una manera muy clara.
Comienza planteando el gran dilema que enfrenta la ganadería en la región, entre el rol que juega como proveedora global de alimentos de origen animal y la creciente preocupación que despierta la ganadería bovina en relación al clima, a la luz de las mediciones difundidas por la comunidad científica en cuanto a su responsabilidad en las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
En este sentido, el primer error de base que remarca Vigglizzo radica en la generalización, es decir en difundir mediciones globales sin tener en cuenta la heterogeneidad que existe entre los diferentes sistemas de producción. La producción ganadera constituye un conjunto de sistemas diversos que oscilan entre sistemas extensivos de pastoreo natural, con baja emisión de carbono por hectárea, a sistemas altamente intensivos de engorde bajo confinamiento que, lógicamente, por su alta carga generan una elevada emisión de carbono por hectárea, con casi nula posibilidad de captura. Es esta misma generalización la que prima a hora de aplicar penalidades o restricciones a la comercialización de los productos, soslayando las diferencias.
En el caso de Argentina, entre el 65% y el 70% de la hacienda que llega a faena proviene de sistemas mayormente pastoriles, con encierres puntuales en la terminación. Este rasgo diferenciador de nuestra ganadería, a priori, nos posiciona con una gran fortaleza intrínseca que, dependiendo de cómo se aborde, podría convertir esta especie de amenaza comercial que sufre hoy el sector en una verdadera oportunidad.
Precisamente es en relación a ese abordaje donde el artículo de Vigglizzo se detiene poniendo especial foco en “la métrica”, es decir en cómo se mide el impacto de la actividad ganadera.
En este sentido, la tan renombrada “Huella de Carbono” en la que muchos países importadores comienzan a basar sus políticas comerciales se apoya en realidad un criterio de emisiones acumulativas a lo largo de todo el ciclo de vida del producto final sobrecargando así a la producción primaria con una cuenta de carbono que se genera, una vez abandonada la tranquera del predio, atravesando varios eslabones de la cadena hasta llegar a la góndola del supermercado.
Tal como remarca Vigglizzo, “si se le imputasen al ganado bovino únicamente sus emisiones biogénicas (o sea el metano y óxido nitroso que son producto de la fermentación entérica), se comprobaría fácilmente que su impacto en el clima global es mucho menor que el estimado a través del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) de un producto”. En la actualidad ese valor no supera el 5% de las emisiones globales y tiende a disminuir porcentualmente al compararlo con la trayectoria que muestran las emisiones de carbono del resto de los sectores a nivel global.
En concreto, a diferencia del criterio de base de la “Huella de Carbono”, el cálculo del “Balance de Carbono” analiza la economía del carbono en el sistema predial y no por tonelada de carne producida. A su vez, su cálculo implica estimar anualmente no solamente las emisiones, sino también la captura y almacenamiento de carbono en el sistema analizado, donde la unidad de referencia pasa a ser la hectárea de tierra y no la tonelada de carne, como propone el ACV.
Al tomar como unidad de referencia la hectárea de tierra producida, el método permite discriminar la performance individual de cada productor, poniendo en valor el “cómo” se produce en cada eslabón de la cadena en lugar del “que” se produce, etiquetado como bien único en la góndola final.
Es así como el productor es quien en última instancia se puede convertir en sujeto de premio o penalización de acuerdo al balance de carbono generado en su propio sistema de producción.
Cambiar el foco de medición, habla por un lado de cierta honestidad intelectual tanto de la comunidad científica como también de la comercial, quienes son en definitiva usuarios primarios de este tipo de mediciones. Pero también, implica hacer foco en la responsabilidad individual de cada actor de la cadena productiva. Así como el productor ganadero no puede cargar con la responsabilidad de las emisiones que se generan fuera de la tranquera, sí debe asumir la plena responsabilidad de todo impacto ambiental que se produzca dentro del predio que trabaja.
A su vez, en la medida que este cambio de enfoque venga acompañado de incentivos comerciales para quienes contribuyan a la reducción de emisiones, dará paso a una serie de desarrollos tecnológicos y prácticas productivas que se valorarán como herramientas indispensables para convertir el problema en una oportunidad.
Como se mencionó, trabajar con mediciones generales inevitablemente sustenta la implementación de políticas comerciales también generales, que por abarcativas terminan siendo excesivamente restrictivas para el comercio mundial de alimentos.
Lejos de necesitar mayores restricciones, la creciente demanda de alimentos que requiere el mundo, necesita de soluciones que impliquen garantizar libertad de comercio, de modo tal que, sobre la base de una estricta responsabilidad cuantificable individualmente, se logre expandir la producción de alimentos en lugar de derivar en soluciones contractivas que a la larga terminan generando mayores carencias. En definitiva, la solución no radica en dejar de consumir carne para mitigar los efectos del cambio climático sino de convertirnos en verdaderos protagonistas de un cambio, que permitirá abastecer al mundo de los alimentos que necesita, de manera responsable y sustentable con el medio.
Para los siguientes días se prevén condiciones de “peligro” para algunas zonas del país, pudiendo llegar hasta “emergencia”.
Montevideo | Todo El Campo | La Unidad Gras del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) advirtió sobre condiciones de estrés calórico para el ganado lechero.
Para los siguientes días se prevén condiciones de “peligro” para algunas zonas del país, pudiendo llegar hasta “emergencia”.
Para el día de hoy, miércoles 13, se espera una situación de “alerta” (amarillo) para casi todo el territorio nacional, salvo las zonas de Montevideo, Canelones, San José, Colonia y parte de Soriano, Río Negro y Salto donde el nivel de riesgo es de “peligro” (naranja).
El jueves 14 el país se tiñe casi en su totalidad de naranja lo que advierte un nivel de riesgo de “peligro”, a excepción de algunas zonas puntuales, especialmente en Artigas con un nivel de “alerta.
Para el viernes 15 se espera una situación de “peligro” en todo el territorio que evoluciona a “emergencia” (rojo) el sábado 16 con la franja costera (pare de Maldonado y Rocha) en “peligro”.
Al día siguiente, domingo 17, el norte conserva el riesgo de “emergencia”, en tanto el sur pasa a “peligro”.
Finalmente, el lunes 18, todo el país presentará una situación “sin riesgo” (verde), con la parte norte de Artigas en “alerta” (amarillo).
El objetivo de Marfrig y JBS es rastrear de manera permanente a todo el ganado y mejorar la trazabilidad. La novedad se conoció en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubai.
Montevideo | Todo El Campo | En unos US$ 30 millones consiste la inversión que dos empresas globales de la industria cárnica de origen brasileño realizarán para desarrollar un sistema de localización geográfica de los animales.
La tecnología realmente sorprende: será mediante una inserción de microchips en los rodeos vacunos en propiedad de Marfrig y JBS.
Según explicaron desde las empresas, dicho seguimiento puede generar garantías para que la cadena no lleve a cabo prácticas “indeseables” como la deforestación y el trabajo esclavo.
LA INVERSIÓN DE MARFRIG.
“Marfrig se compromete a controlar el cien por ciento de su cadena de suministro ganadero directa e indirecta, de aquí a 2025 en todos los biomas, adelantando el objetivo inicial de 2030”, apuntaron.
Hoy la firma es la empresa líder mundial en la producción de hamburguesas, y su inversión en esta materia será de US$ 20 millones.
“Nuestro objetivo es acelerar aún más nuestra plataforma y alcanzar el total de trazabilidad de la cadena de valor hasta 2025, en todos los biomas brasileños, adelantando nuestra meta en cinco años”, indicó Paulo Pianez, director de Sostenibilidad y Comunicación de Marfrig.
LOS PLANES DE JBS.
En otro de los casos, desde JBS señalaron que la inversión estará en el orden de los US$ 9 millones.
Con fuerte base en el estado de Pará, buscará mejorar la trazabilidad y transparencia de sus rodeos. Por eso, la idea es que desde 2026 todos los animales tengan un microchip.
“Lo que hacemos aquí, tanto desde el punto de vista de la salud como de la sostenibilidad, no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. No lo vemos en Estados Unidos, no lo vemos en Europa, no lo veo en Australia”, sostuvo la directora ejecutiva de asuntos corporativos de JBS, Marcela Rocha.
“La intención es que podamos demostrar que la ganadería sustentable puede converger con la preservación ambiental y el respeto a las normas ambientales. Por otro lado, abrir nuevos mercados cuando se tiene una ganadería intacta en una cadena que está dentro del cumplimiento”, dijo el gobernador de Pará, Hélder Barbalho. Fuente Infocampo
El proyecto se implementó en julio pasado e involucra a la Dirección General de Desarrollo Rural, el Instituto Plan Agropecuario, el Instituto Bio Uruguay, UTU y la Fomento Rural de Curticeiras.
Rivera | Todo El Campo | El lunes 4 de diciembre se realizó una nueva instancia de evaluación y puesta a punto del proyecto Escalamiento del uso de hongos patogénicos para el control integrado de garrapata bovina (Riphicephalus microplus) en sede de la Sociedad de Fomento Rural Curticeiras (SFRC).
El proyecto se implementó en julio pasado e involucra a la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR) del Ministerio de Ganadería, del Agricultura y Pesca (MGAP), el Instituto Plan Agropecuario, el Instituto Bio Uruguay, UTU y la SFRC.
El proyecto es liderado por la DGDR en tanto que el Plan Agropecuario aporta asesoramiento técnico, Bio Uruguay promueve la tecnología de biogarrapaticida; la UTU aplica en sus Escuelas Agrarias el conocimiento que se va adquiriendo y la SFRC vincula el proyecto con productores de la zona.
En la instancia del lunes participaron productores, técnicos, integrantes del comité de gestión y seguimiento del proyecto, y personas invitadas con interés en aprender y aplicar esta tecnología.
Entre los temas presentados en la se habló sobre los avances en el uso de biogarrapaticida en la primera generación de garrapata en los siete establecimientos (desde agosto a noviembre de 2023) de Rivera y de Cerro Largo, con las presentaciones del Dr. Rafael Carriquiri, Dra. Ing.Agr. Alda Rodríguez, Dra. Victoria Lamas y Dra. Andrea Gómez.
Rodríguez también presentó resultados de análisis biológico de los suelos.
Se trabajó también sobre el plan sanitario para control de garrapata pensando en las siguientes generaciones. Participaron por MGAP-DGDR, María Noel Echeverría, Yuri Altieri y Karina Gilles. Se realizó una puesta a punto de la Colonia Julio Castro del Instituto Nacional de Colonización, que es la otra institución que apoya el proyecto en el marco del Snider.
TRABAJO DE LOS ALUMNOS DE LA ESCUELA AGRARIA DE MINAS DE CORRALES.
Luego se realizó la presentación de trabajo final “Control con Hongos Entomopatógenos en Módulo PRV en el campo auxiliar de Cuñapirú” de los alumnos Kevin Luna, Manuel Lozano y Felipe de Mederos, de la Escuela Agraria de Minas de Corrales.
El profesor Rodrigo Arseno contó que el vínculo con el proyecto fue “por iniciativa de los gurises, que querían hacer un sistema de Pastoreo Racional Voisin, en la Escuela Agraria de Minas de Corrales, y con el apoyo de Ignacio Ameglio de UTU. Cuando lo comenzamos a implementar los gurises se enteraron del proyecto de biogarrapaticida y lo quisieron incluir para cuidar el ambiente y la biodiversidad”.
Contó que conocía algo de este tema y desde la UTU los vincularon al proyecto que lleva adelante el MGAP a través de la DGDR y se sumaron. “Al poco tiempo nos sumamos al proyecto e hicimos ajustes de lo que veníamos haciendo” en el predio que estaban implementando el módulo PRV. Este sistema nos cuenta “es un sistema de pastoreo rotativo de los animales, en potreritos o franjas en las que se divide el predio, que favorece el crecimiento de las pasturas y regeneración del suelo, y que se traduce en mejor producción”.
Al año siguiente surgió esa iniciativa de incluir el uso de biogarrapaticida y fue que se vincularon con el proyecto de control integrado de garrapatas, porque vieron que era muy apropiado para regenerar el suelo y favorecer la biodiversidad. El profesor resaltó que la iniciativa fue doblemente valiosa porque surgió de los propios gurises que ya estaban interesados en el cuidado del ambiente, además del aumento de la productividad. Para terminar, nos contó que en la actividad de Curticeiras presentaron el proyecto que es parte de la tesis de los alumnos, y comentaron sobre la experiencia de aplicación del biogarrapaticida con dron, que “por ahora es la única experiencia que aplica así”.
TESTIMONIO DE RINA ROMERO.
Rina Romero también participó de la actividad del 4 de diciembre. Es productora familiar de la zona e integra la SFRC.
Contó que con su esposo está “participando del proyecto de control de garrapatas, y en la jornada de ayer tuvimos la evaluación de la mitad de proyecto, los primeros seis meses de tratamiento en los predios”. Agregó que comenzaron en julio, la aplicación en cinco predios y además vincula a dos Escuelas Agrarias del departamento de Rivera, que mencionamos.
Destacó que en las presentaciones que se expusieron se comentó “que ya vimos que ya aparece de nuevo el cascarudo negro del estiércol, las telarañas por la mañana, en el pasto”, todo eso muestra que la reducción de uso de químicos y la incorporación de este biogarrapaticida favorece la regeneración del suelo y la biodiversidad ambiental.
Rina destaca otro tema de la jornada que se incluyó y presentó a la técnica asistente social Lucía Egaña que “también comenzó a trabajar en el mismo proyecto que se da en Aiguá, y ayer nos presentó el trabajo sobre perspectiva de género, para la inclusión de las mujeres en las tareas del proyecto. La parte de género la venimos trabajando hace mucho tiempo, de a poquito, con dificultad y conquistando espacio de a poquito”, haciendo referencia a que los cambios no son de un día para el otro, nos dice como participante del grupo de productoras que aportan al Plan Nacional de Género para el agro que lidera el MGAP.
“Tenemos mucho trabajo todavía, soy partidaria de conquistar tu espacio, que te des tus valores, que te independices económicamente, no es competir, sino caminar juntos, tener los mismos derechos, de tomar decisiones y participar a la par”, finalizó.
En la presentación del documento en la COP28 participó el ministro Fernando Mattos, entre otros.
Dubái, Emiratos Árabes Unidos | IICA | Todo El Campo | La ganadería bovina tiene un impacto mucho menor sobre el calentamiento global al que se alega si se miden las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que efectivamente le corresponden, las del período de cría de animales, y se excluyen las que le adjudican, que provienen de otros sectores de la economía, reveló un estudio presentado en el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la COP28.
El estudio, plasmado en el documento “Ganadería bovina y cambio climático en las Américas: hacia modelos de desarrollo bajos en carbono” de autoría del científico argentino Ernesto Viglizzo, advierte que las publicaciones que atribuyen a la ganadería una parte significativa de la responsabilidad sobre el cambio climático son equivocadas porque le adjudican emisiones que no le corresponden, provenientes de otros sectores de la economía, como el industrial, el transporte, el residencial, la distribución o el consumo doméstico.
El investigador puntualiza en el estudio que solo las emisiones de la actividad ganadera son las que deberían imputarse a las cadenas de la carne de vacuno. “Un productor ganadero -indica- no puede cargar sobre sus espaldas emisiones que no dependen estrictamente de sus actividades sino de otros sectores”.
Algunos países importadores de alimentos utilizan un sistema llamado de Huella de Carbono, a través del que estiman las emisiones de un producto, levantando frecuentemente barreras comerciales a productos que ingresan desde terceros países, que en el caso de la carne incluyen no solo las emisiones generadas por la producción ganadera sino las que ocurren en otros sectores, como los frigoríficos, el transporte y la distribución mayorista o minorista.
Esta metodología, que arroja un resultado muy elevado, difiere de la recomendada por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), máxima autoridad científica mundial en la materia, que imputa las emisiones a los sectores que la generan.
Sectores como el frigorífico, el transporte y la distribución, posteriores a la actividad ganadera, generan gran cantidad de emisiones, ya que consumen combustibles fósiles, responsables principales del cambio climático.
Viglizzo es un referente internacional en temas de ganadería, suelos y cambio climático e Investigador Principal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina y de la principal organización científica estatal de su país, el Conicet. Ingeniero agrónomo, doctorado en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), es también miembro de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria de Argentina.
Entre los servicios que ha prestado figura el de la coordinación del programa nacional de Gestión Ambiental del INTA y del IICA-Procisur.
Además, integró equipos científicos de organizaciones internacionales que estudian el cambio climático y el ambiente global, como el IPCC, GEO 5, Millennium Ecosystem Assesment y Subglobal Assessment, entre otros.
Por su contribución científica al IPCC, fue distinguido con una réplica del Premio Nobel de la Paz 2007, que el IPCC compartió con Al Gore, vicepresidente de los Estados Unidos.
Por invitación, ha disertado acerca de la problemática climática y ambiental de las Américas en las Universidades de Harvard, Oxford, y en eventos realizados en París, Berlín, Ginebra, Lovaina, Stellenbosch (Sudáfrica) y universidades de Latinoamérica. Ha sido también invitado como editor y coeditor de números especiales de prestigiosas editoriales científicas internacionales como Springer-Nature y Elsevier.
En el pabellón del IICA participaron de la presentación del documento el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Fernando Mattos; y la secretaria de Innovación, Desarrollo Sustentable, Irrigación y Cooperativismo del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil, Renata Miranda; el director general del IICA, Manuel Otero; el subdirector general del Instituto, Lloyd Day -quien actuó como moderador- y Ruaraidh Petre, director ejecutivo del Global Roundtable for Sustainable Beef (GRSB).
MATTOS: LA GANADERÍA HA SIDO VÍCTIMA DE EMBATES MUY DAÑINOS.
Mattos elogió el documento elaborado por Viglizzo y aseguró que “hemos sido víctimas en las últimas décadas de embates muy dañinos para la imagen del sector agropecuario, intentando responsabilizarnos como uno de los mayores causantes de las emisiones de GEI”.
Sin embargo, “es el único sector productivo de la economía que es imprescindible para la seguridad alimentaria y debe interpretarse como lo que es: un sector que captura carbono”.
El ministro uruguayo agregó que “somos esenciales para la seguridad alimentaria del mundo y debemos continuar insistiendo en que deben estar disponibles los fondos para ayudar a la adaptación a los países que están sufriendo los mayores efectos de la variabilidad climática”.
Por su lado, la secretaria (viceministra) del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil, Renata Miranda, indicó que “cuando hablamos de ganadería y cambio climático debemos hablar de reducir emisiones y de adaptación, porque si no nos adaptamos no tendremos condiciones de producir alimentos en el futuro”.
La funcionaria brasileña, quien manifestó su satisfacción con el contenido del estudio y felicitó al IICA por impulsar este tipo de publicaciones, aseguró también que “necesitamos recordar quienes son los mayores emisores (de GEI) y el sector del que estas emisiones provienen”.
“NO JUGAR CON UN SECTOR QUE SALVA Y ALIMENTA VIDAS”.
Ruaraidh Petre, en tanto, agradeció al IICA por el documento, defendió una “industria que alimenta personas” y recordó que “sin comida no podemos tener esta discusión, tendríamos hambre”.
Pidió, en ese sentido, “no jugar con un sector que salva y alimenta vidas”, y destacó su capacidad de secuestrar carbono. “Podemos alimentar 9.000 millones de personas sin agregar emisiones de gases de efecto invernadero. Somos el sector que tiene capacidad de secuestrar carbono y alimentar al mundo”, puntualizó.
LA MITAD DEL PIB AGRÍCOLA EN LA REGIÓN.
Otero, por su parte, recordó en tanto que la ganadería explica la mitad del PIB agrícola de América Latina y el Caribe y que genera divisas por 23.000 millones de dólares con la carne de vacuno, además de otros 3.000 millones con productos lácteos.
“La ganadería en la región ha realizado importantes avances hacia la transformación de sistemas ganaderos sostenibles, con estrategias para reducir los impactos en agua, suelo y emisiones, incluyendo desarrollo tecnológico y adopción de buenas prácticas. Tenemos que demostrarlo ante los diferentes foros internacionales y eso estamos haciendo”, señaló.
INFLUENCIA QUE NO SUPERA EL 5%
“Si se le imputasen al ganado bovino únicamente sus emisiones biogénicas (las producidas por las vacas) se comprobaría fácilmente que su impacto en el clima global es mucho menor que el estimado. En la actualidad ese valor no supera el 5% de las emisiones globales y tiende a disminuir porcentualmente cuando se lo compara con las emisiones globales de carbono de todos los sectores de la economía y la sociedad”, señala el trabajo de Viglizzo.
El documento afirma que el impacto global es menor cuando se estiman las emisiones del ganado en las Américas, debido a que predominan los sistemas pastoriles, que tienen la posibilidad de compensar, total o parcialmente, las emisiones del carbono del ganado mediante la fotosíntesis.
Resultados de investigaciones de campo reflejadas en el estudio demuestran que es posible diferenciar, mediante métodos relativamente sencillos, a los productores que generan créditos de carbono de aquellos que no lo hacen. Así, se abre la puerta para valorizar a los primeros, que son parte de la solución del cambio climático.
El científico plantea que las Américas ha iniciado un proceso de transición hacia modelos de desarrollo ganaderos bajos en carbono. En ese contexto, el carbono capturado debería ser acreditado como un commodity comerciable, como son la carne, la leche, los granos. Y respecto a la reducción de emisiones, la región debería ser incluida en proyectos que certifiquen créditos por esos resultados.
También debe tenerse en cuenta que la emisión de metano, el gas de efecto invernadero predominante en la ganadería vacuna, tiene un tiempo promedio de residencia en la atmósfera de unos 11,8 años, mucho menos que el tiempo de residencia del dióxido de carbono, que se estima en unos 1.000 años.
El trabajo agrega: “Otro aspecto importante, generalmente ignorado en las líneas argumentales dominantes, es que la incidencia del ganado bovino de carne en las emisiones globales de carbono ha tendido a disminuir persistentemente en los últimos 60 años. Simplemente, esto significa que las emisiones debidas a la quema de combustibles fósiles han crecido a una tasa significativamente mayor que la tasa de aumento de las emisiones biogénicas del ganado bovino”.
En el estudio también se hace un recorrido por los paquetes de tecnología climáticamente inteligentes que ya están aplicándose en la ganadería y, con los que es posible capturar decenas de billones anuales de carbono y generar balances positivos que beneficiarían a todas las cadenas agroalimentarias.
Algunas de esas prácticas son: diseño de distintas configuraciones silvopastoriles, uso de enmiendas orgánicas, meteorización de rocas (rock weathering) a través de la trituración de silicatos que producen captura inorgánica de carbono atmosférico, elaboración de fertilizantes a través de energías renovables, uso de aditivos reductores de metano en rumiantes, reducción de pérdidas y desechos de alimentos, aplicación de carbono vegetal por combustión de biomasa (biochar), y producción de biofertilizantes y biogás a partir de heces y orina.
VISIONES DISTORSIONADAS.
El documento advierte que durante los últimos 20 años numerosos medios académicos y científicos del mundo han focalizado en el impacto supuestamente negativo de la ganadería bovina sobre el ambiente, el clima y la salud humana.
El trabajo presentado en el pabellón del IICA hace hincapié en que esa visión omite considerar los roles y funciones esenciales que juegan los sistemas de producción bovina en ambientes y ecosistemas.
También -dice el texto- ese punto de vista soslaya el rol esencial que la ganadería vacuna cumple desde el punto de vista de la seguridad alimentaria y el papel que cumple en la realidad social y en las economías de los países en desarrollo.
En el caso de las carnes y los lácteos, además, son sectores claves para mejorar el ingreso de los ganaderos en regiones poco desarrolladas, y son una fuente de divisas que estabiliza las economías de los países productores y exportadores.
“Estos son aspectos de alta relevancia social que a menudo los centros académicos y científicos de países industrializados omiten selectivamente”, concluye el estudio.
El pabellón Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas fue instalado por el IICA junto a sus 34 Estados Miembros y organizaciones aliadas de los ámbitos público y privado en la COP28, la edición 28 de Conferencia de las Partes, órgano político supremo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que cuenta con 197 Estados Partes.
Hasta el 12 de diciembre, el pabellón albergará las discusiones del más alto nivel sobre el rol de la agricultura de las Américas en los esfuerzos de mitigación y adaptación al calentamiento global.
La autoridad brasileña pidió a su par colombiano que permita la comercialización con los estados en que ya no se aplican las vacunas “para evitar la interrupción del comercio” entre ambos países.
Bogotá, Colombia | Todo El Campo | Brasil suspendió la vacunación contra aftosa en varios estados, con lo cual sigue en los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA), ese es un trámite obligatorio previo al reclamo para ser reconocido como libre de fiebre aftosa sin vacunación.
En su propósito de convertir al país en libre de fiebre aftosa sin vacunación para 2026, Brasil ha prohibido la venta y uso de vacuna en seis estados y el Distrito Federal, así lo comunicó la autoridad brasileña.
Desde abril de este año, el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (MAPA) de Brasil, prohibió el almacenamiento, comercialización y uso de vacunas contra la fiebre aftosa en el Distrito Federal y en los estados de Espírito Santo, Goiás, Minas Gerais, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul y Tocantins.
Declarar el país libre de aftosa sin vacunación es un paso en su estrategia de lograr abrir nuevos mercados de alto valor para exportar carne, accediendo a mejores precios.
El ganado vacuno y los búfalos de las regiones mencionadas ya no serán vacunados contra la enfermedad.
La medida de no vacunación fue informada por MAPA al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), lo cual implica que ya no se podrán cumplir con las exigencias sanitarias colombianas, como la exhibición de certificados de vacunación de dos ciclos anteriores y que sea mayor a 12 meses.
Eduardo de Azevedo Pedrosa Cunha, jefe del Servicio Veterinario de Brasil, informó al subgerente de Protección Animal del ICA, Edilberto Brito Sierra: “Para evitar la interrupción del comercio, solicitamos al Servicio Veterinario de Colombia que autorice el mantenimiento de las exportaciones de esos estados, y otros que puedan pasar por el mismo proceso, durante la etapa de transición”.
Agrega: “La medida de suspensión de la vacunación se ajusta a lo recomendado en los lineamientos de la OMSA, consistente en un trámite obligatorio previo al reclamo para reconocer la condición de libre de fiebre aftosa sin vacunación, sin cualquier pérdida de garantía sanitaria”.
PERIODOS DE TRANSICIÓN.
Cabe precisar que Colombia no ha importado, durante 2023, ningún animal de las regiones de Brasil sin vacunación.
Esperanza Polanía, subdirectora de Salud y Bienestar Animal de Fedegán (Federación Colombiana de Ganadería) explicó: “En Brasil tienen que dejar de vacunar un tiempo y luego hacer unos análisis de actividad viral y de inmunidad donde demuestren que el virus no esté circulando, que ya no hay riesgo de contagio”.
Polanía recordó que así se hizo en Colombia cuando solicitó la recertificación como país libre de fiebre aftosa con vacunación entre 2019 y 2020.
“Cuando pedimos la zona de comercio libre de aftosa con vacunación, nos tocó dejar de vacunar un ciclo. Allá suspendimos la vacunación para observar que no se presentara la enfermedad y para que los exámenes de actividad viral se hicieran con todo el rigor, sin la interferencia de la vacuna. Esos se llaman periodos de transición. Cuando cumplimos este requisito, se hace un portafolio que se presenta a la OMSA con la solicitud formal y los requisitos que piden. Eso es lo que está haciendo Brasil: está suspendiendo la vacuna mientras hace las pruebas y cuando las presente, la OMSA tomará una decisión. Pero a diferencia de nosotros, lo que piden es declarar zonas libres de aftosa sin vacunación”, concluyó. (Fuente Contexto Ganadero).