A pesar de no contar con el acuerdo de exportación con Rusia, el Ministerio de Política Agraria informó que las exportaciones ucranianas suman 25,5 millones de toneladas de granos.
Montevideo | Todo El Campo | El bloqueo a los buques de carga impuesto por Rusia luego de no renovarla Iniciativa de Granos del Mar Negro, no ha frenado de forma considerable las exportaciones ucranianas, y mientras el presidente de Turquía trata de generar un nuevo mecanismo de exportación de cereales ucranianos, Ucrania exportó 25,5 millones de toneladas de granos.
Desde Ankara, la capital turca, se trata de convencer a Moscú de que vuelva a la Iniciativa de Granos del Mar Negro, que garantizaba las exportaciones de alimentos desde los puertos ucranianos y la cual abandonó en julio de 2023, un año después de su implementación.
Al parecer, la realidad sería que Rusia perdió el interés en renovar el acuerdo para que salga la producción desde la zona del mar Negro, dado que prefiere promocionar sus propios productos agrícolas.
De todas formas y a pesar de esa situación, Ucrania aseguró que el bloqueo del mar Negro no frena las colocaciones ucranianas.
EXPORTACIÓN DE 25,5 MILLONES DE TONELADAS DE GRANOS Y LEGUMBRES.
Por otra parte, el Ministerio de Política Agraria y Alimentación de Ucrania informó que en lo que va del año fiscal 2023/2024, hasta febrero, Ucrania ha exportado 25.523.000 toneladas de granos y legumbres, lo que representa 3.636.000 toneladas menos que el año pasado.
Las exportaciones de trigo ucraniano totalizan 9.969.000 toneladas, 419.000 toneladas menos que el año pasado.
En cebada, las colocaciones fueron de 1.466.000 toneladas.
De maíz, Ucrania exportó 13.822.000 toneladas, o sea, 2.896.000 toneladas menos que el año pasado.
MÁS ÁREA PARA SOJA Y MENOR PARA EL MAÍZ.
La encuesta agrícola que realiza el Ministerio de Política Agraria y Alimentación, indicó que para 2024 se espera que aumente la superficie dedicada a la soja y que disminuya la superficie cultivada con maíz. El dato surgió en la encuesta sobre los planes y preparativos de los productores agrícolas para la campaña de siembra de primavera para la cosecha de 2024.
Científicos de la Universidad de Florida (EE.UU.) y otras instituciones estudian los impactos del aumento de la agricultura en pastizales y humedales. Buscan desarrollar estrategias que promuevan la productividad agrícola sostenible en grandes paisajes.
Florida, Estados Unidos | Universidad de Florida | Todo El Campo | En Florida (Estados Unidos), los pastizales y humedales son amplias extensiones de tierra que cubren aproximadamente el 25% de la superficie terrestre y el 70% de la producción agrícola. Individualmente, ofrecen beneficios, también conocidos como servicios ecosistémicos, a las personas y al medio ambiente.
Juntos, proporcionan servicios de aprovisionamiento, como la producción de carne de vacuno y leche, que respaldan la seguridad alimentaria mundial. También realizan servicios ecosistémicos esenciales como el almacenamiento de carbono, la salud del suelo, la reducción de inundaciones, el aumento de la biodiversidad y la preservación del hábitat.
Sin embargo, en algunos paisajes de Florida, los pastizales y los humedales están conectados debido a su topografía e hidrología únicas. No está claro si el aumento de la producción agrícola, también conocido como intensificación de las tierras agrícolas, afecta a los humedales y pastizales simultáneamente y de manera similar. ¿El aumento de la productividad agrícola afecta la biodiversidad, la calidad del agua, la estabilidad de la costa, los caudales de los arroyos y otras funciones que desempeñan estos humedales y pastizales conectados?
Estas son algunas de las preguntas abordadas por un equipo de 18 científicos de siete universidades, agencias federales y organizaciones sin fines de lucro que colaboraron con el Instituto de Ciencias Alimentarias y Agrícolas de la Universidad de Florida (UF/IFAS) en un estudio publicado recientemente en la revista Nature Communications.
El estudio sintetizó 17 años de datos de la Estación Biológica Archbold Buck Island Ranch en Florida Central y arroja luz sobre los efectos directos y de contagio de la intensificación de la tierra agrícola en múltiples funciones ecosistémicas proporcionadas por pastizales y humedales.
“El resultado es un análisis destinado a comprender las consecuencias de las prácticas de manejo aplicadas a los pastizales mientras se dejan intactos los humedales”, dijo Jiangxiao Qiu, profesor asociado de ecología del paisaje en el Centro de Investigación y Educación de Fort Lauderdale (FLREC) de UF/IFAS y autor correspondiente principal del estudio.
“Al centrarse en los pastizales y humedales en conjunto, los hallazgos del estudio tienen implicaciones de gran alcance para la gestión de los ecosistemas, la gestión del paisaje y los esfuerzos de conservación”, agregó.
El equipo espera que los hallazgos proporcionen información valiosa para los responsables políticos, los administradores de tierras y los conservacionistas a la hora de tomar decisiones informadas sobre las prácticas de uso de la tierra.
“Nuestro estudio proporciona una evaluación integral de la intensificación típica de las tierras agrícolas en Florida, ofreciendo alternativas prácticas para lograr un agroecosistema multifuncional en un enfoque equilibrado”, dijo Yuxi Guo, investigador postdoctoral en el laboratorio de Qiu y autor principal del estudio. “Los hallazgos llenan un vacío crítico de conocimiento sobre cómo los humedales naturales circundantes responden a la intensificación planificada de las tierras agrícolas. El estudio también representa una evaluación holística de la agricultura, tanto de los pastizales del lugar como de los humedales circundantes”.
Un equipo multidisciplinario de colaboradores profundizó en la compleja relación entre las prácticas de uso de la tierra y los servicios ecosistémicos que brindan los pastizales y humedales. Sintetizaron conjuntos de datos a largo plazo desde 2003 hasta 2020 que comprenden más de 11.000 mediciones de campo y 53 indicadores físicos, químicos y biológicos de 29 pastizales y 24 humedales.
Algunos puntos clave incluyen:
La intensificación agrícola sostenible puede mejorar la calidad del forraje y la producción ganadera tanto en pastizales como en humedales. Sin embargo, esta intensificación se produce a costa de la regulación de la calidad del agua, la mitigación del metano, la resistencia a la invasión de especies no autóctonas y la biodiversidad.
La intensificación agrícola sostenible podría mejorar la multifuncionalidad de los servicios ecosistémicos.
Los impactos sobre los pastizales se extienden para alterar o modificar la multifuncionalidad de los humedales interconectados.
Al estudiar los efectos de la intensificación del uso de la tierra en los diversos conjuntos de ecosistemas dentro de los pastizales y humedales, se deben considerar los flujos espaciales, o el movimiento y las interacciones, de los recursos y organismos al diseñar las prácticas de manejo.
Los investigadores también destacan las consideraciones para la planificación de la agricultura sostenible y la gestión de la tierra. Entre ellas se encuentran:
Los investigadores enfatizan la importancia de adoptar perspectivas de multifuncionalidad y paisaje cuando se planifica la intensificación de la agricultura sostenible.
El desarrollo de un marco que proporcione un enfoque integral para evaluar los efectos indirectos de la intensificación del uso de la tierra permite su evaluación y los efectos en cascada espacial. Este marco puede proporcionar una comprensión integral de cómo los cambios en el uso de la tierra pueden afectar a los ecosistemas a diferentes escalas, lo que permite a los responsables de la formulación de políticas y a los administradores de la tierra tomar decisiones informadas.
Por último, comprender las variaciones en las compensaciones y sinergias entre escalas es crucial para que las estrategias de intensificación sean eficaces.
«Hemos destacado el equilibrio crucial entre la producción de alimentos, la economía rural y la sostenibilidad ecológica, y creemos que nuestros hallazgos conducirán a decisiones y políticas bien informadas, asegurando la protección de nuestros invaluables pastizales y humedales, al tiempo que fomentamos un sector agrícola productivo», dijo Guo. «Al considerar el contexto ecológico más amplio y las interconexiones entre los diferentes usos de la tierra, podemos lograr una intensificación sostenible al tiempo que minimizamos los impactos ambientales negativos”.
ALUR sigue apostando a la producción de la canola dentro del país. Se comprará bajo contratos de producción.
Montevideo | Todo El Campo | El cultivo de canola forma parte del mix de materias primas que utiliza Alcoholes del Uruguay S.A. (ALUR) para la producción de biocombustibles, consolidándose a nivel agrícola como una interesante alternativa a los cultivos de invierno tradicionales. Con su lanzamiento a comienzos de febrero y la presentación de condiciones comerciales de manera temprana, ALUR sigue apostando a la producción de la canola dentro del país.
Como en años anteriores, esta materia prima se comprará bajo contratos de producción, con una fórmula de precios transparente que toma en cuenta precios internacionales: Precio de la Canola 2024 se determinará en función de la cotización de la pizarra MATIF febrero 25 (en euros) menos una prima de 60 U$S (dólares estadounidenses) para todo el volumen de canola recibido.
También se continúa trabajando en determinaciones de sustentabilidad y calidad para acceder a una materia prima en óptimas condiciones a nivel productivo y ambiental.
Por consultas, comunicarse con algunos de los siguientes contactos:
Juan Pablo Silveira – 099 571 688 – jsilveira@alur.com.uy
Las condiciones climáticas crearon distintos escenarios durante la siembra y desarrollo de los cultivos, lo que ocasionó rendimientos disparejos a nivel país y en las propias chacras.
Asunción, Paraguay | Todo El Campo | La cosecha de soja se encuentra en tramos finales, sin embargo, mucha área se vio afectada por el intenso calor y la falta de lluvias, ocasionando rendimientos dispares.
Las condiciones climáticas crearon distintos escenarios durante la siembra y desarrollo de los cultivos, lo que ocasionó rendimientos disparejos a nivel país y en las propias chacras.
Aurio Frigheto, productor de Alto Paraná, contó que en la zona norte la cosecha se encuentra en el tramo final y los resultados son buenos. Explicó que los días de mucho sol durante el inicio de enero afectaron el llenado de granos en la parte superior de algunos cultivos y esto generó menor rendimiento en las últimas parcelas.
Sin embargo, se mantiene el rango de los 3.200 a 3.500 kilos por hectárea. “Estamos bastante bien”, señaló.
En otras zonas de Alto Paraná se iniciaron con rindes desde 2.000 kilos por hectáreas y ahora están cerrando con un rendimiento promedio de 3.500 a 4.000 kilos por hectárea gracias a un mejor comportamiento climático.
En los departamentos de San Pedro, Canindeyú y Amambay y zonas de Caaguazú la producción está siendo afectada por el calor intenso y la falta de lluvias importantes que den un alivio a los cultivos.
PÉRDIDAS Y ALTA INCERTIDUMBRE.
“Estamos con calor extremo y falta de lluvias, salvo algunos lugares donde llegó algún aguacero, que tampoco llegó con un volumen que solucione el problema”, comentó Ricardo Rian Sosa, productor de San Pedro.
Asimismo, la zona norte se encuentra en una situación más crítica. “En mi caso empezamos a cosechar bien, pero ahora bajó drásticamente los rendimientos y ya tenemos parcelas que están muriendo”, agregó.
Se estiman daños en importantes áreas de entre el 30% al 60% de los cultivos, se necesita lluvia en los próximos días para recuperar un porcentaje de estos cultivos.
La incertidumbre es alta, ya que se depende totalmente del clima tanto para que las plantas culminen su ciclo de desarrollo con buen llenado de granos, como para empezar la siembra de otros cultivos de zafriña. Los labriegos siguen poniendo todo su esfuerzo en rescatar la producción y esperan por la llegada de una buena lluvia en los próximos días.
Recordamos que San Pedro viene con altos niveles de sequía en los últimos dos años, por lo que muchos productores arrastran importantes deudas que saldar, que sumado al aumento de los costos de producción y reducciones significativas de los precios presenta un panorama desafiante.
BUEN MANEJO Y A LA ESPERA DE LLUVIA.
En el departamento de Caaguazú se estima que cerca del 15% de los cultivos tardíos están siendo afectados por el estrés hídrico, según comentó el Ing. Manuel Ocampo. Los productores están tomando todas las medidas necesarias para mantener un buen desarrollo.
Julia Leguizamón, productores de Caaguazú mencionó que fueron afectados por enfermedades pero con los tratamientos adecuados están logrando superar. Actualmente, falta más agua para mantener el buen desarrollo de los cultivos. “Siempre tenemos alguna que otra enfermedad, pero la superamos día a día con los tratamientos, pero en el factor clima, solo nos queda esperar”, agregó.
También manifestó la preocupación por la reducción en los precios, que afecta a todos los productores de la zona.
Informe de UGP, Unión de Gremios de la Producción.
El profesional dijo que “las lluvias de esta semana son claves y si no llegan nos empezamos a comprometer”.
Dolores, Soriano | Todo El Campo | El Ing. Agr. Emiliano Álvarez de Dufour Commodities dijo que para este año no se debe esperar grandes resultados en los cultivos, y que es fundamental la llegada de las lluvias.
En declaraciones al programa Diario Rural (radio Rural), el profesional dijo que el comentario general en el sector agrícola, es que “en los últimos quince días” los cultivos “se han deteriorados progresivamente. El agua comenzó a faltar y estas temperaturas extremas se tradujeron en golpes de calor, cosa que los cultivos han sentido”.
“El maíz de primera ya finalizó su llenado, pero ésta última semana los arrebató”; y por otro lado “la soja es el cultivo más sentido. El maíz de segunda no tanto sobre todo porque tenemos fechas muy tardías”, aclaró.
Las lluvias que se den incidirán “mucho porque el panorama de hoy es que los cultivos están sentidos y las chacras de soja de primera ya están marcadas y los campos más overos comenzaron a marcarse. Además, apareció arañuela. Por todo eso las lluvias de esta semana son claves y si no llegan nos empezamos a comprometer. Es vital el agua”, enfatizó.
Consultado sobre el concepto de “campo overo”, Álvarez dijo eso se ve “sobre todo en la soja” y se explica porque “fue un año en que la siembra duró mucho” en soja de primera, extendiéndose “desde noviembre hasta los primeros días de enero”, más las “resiembras por excesos de lluvias”. Todo eso hace que “sea difícil hacer un comentario generalizado sobre el estado de los cultivos”.
Asimismo, agregó que no se puede esperar una gran cosecha, aunque falta y es muy temprano para hablar de kilos.
MAÍZ: NECESITAMOS DEL AGUA PARA SEGUIR EN CARRERA.
Al hablar del maíz reiteró que las lluvias de esta semana “son importantísimas”, particularmente para el de segunda. El agua “es sumamente necesaria para seguir en carrera, y estamos a tiempo”, pero esas lluvias deben darse el fin de semana.
Para el maíz de primera “el partido está jugado” con “pérdidas de entre 1.500 y 2.000 kilos a lo pronosticado en diciembre”. Aún no hay datos de promedios, pero la estimación es de entre 7.500 y 8.500 kilos
Álvarez también se refirió a la presencia de plagas y el comienzo de definiciones para loscultivos de invierno.
ENTREVISTA COMPLETA.
Ing. Agr. Emiliano Álvarez de Dufour Commodities | Diario Rural.
Asociar forestación con cultivos agrícolas y ganadería permite diversificar los sistemas productivos. Hace 15 años un equipo de especialistas del INTA Alto Valle investiga su implementación como alternativa productiva para pequeños y medianos productores.
Río Negro, Argentina | Todo El Campo | Un estudio del Instituto Nacional del Tecnología Agropecuaria (INTA) combina la producción forestal con la producción agrícola, en lo que se denomina sistemas agrosilvícolas; o con producción ganadera, que se llaman silvopastoriles.
Esa integración sirve para diversificar los ingresos a nivel predial y mejora la estabilidad del sistema productivo”.
El siguiente es el artículo del INTA completo.
SISTEMAS AGROFORESTALES COMO ALTERNATIVA PRODUCTIVA.
Durante las últimas dos décadas ha disminuido la superficie ocupada por montes frutales destinados principalmente a la producción de frutas de pepita -manzanas y peras- en los valles del norte de la Patagonia. Por ello, un equipo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Alto Valle, investiga hace 15 años cómo implementar sistemas agroforestales con álamos y sauces en la región.
El objetivo de estos sistemas es consociar las forestaciones de estas especies con diversos cultivos agrícolas durante los primeros años -sistemas agrosilvícolas- y con ganadería durante el resto del ciclo forestal -sistemas silvopastoriles-.
Esteban Thomas -especialista en producción forestal del INTA Alto Valle- explicó que “a partir de los ensayos y experiencias con productores se obtuvo información relevante para recomendar los modelos de sistemas agroforestales a quienes buscan reconvertir y diversificar los sistemas productivos en chacras”.
Como consecuencia de la disminución de los montes frutales en la región, una proporción de esas hectáreas se reemplazó por diversos cultivos como alfalfa, hortalizas, maíz, nogales, almendros, cerezos, etc., mientras que otras fueron desmontadas y no se utilizaron para la implantación de nuevos cultivos.
La implementación de los sistemas agroforestales permite diversificar los cultivos, esto se produce con la asociación de la producción forestal -madera para aserrado o debobinado, postes y leña- con la producción forrajera -fardos y rollos de alfalfa, sorgo, avena, cebada u otras pasturas-, de cereales -granos de maíz, sorgo u otros cereales-, hortícola y ganadera.
En aquellos sitios que no están ocupados por montes frutales, el equipo del INTA Alto Valle propone como alternativa productiva la implementación de los sistemas agroforestales. “Estos combinan la producción forestal con la producción agrícola en sistemas denominados agrosilvícolas o con producción ganadera en sistemas denominados silvopastoriles”, detalló Thomas.
Y agregó: “La integración de las actividades agrícolas con la producción forestal permite diversificar los ingresos a nivel predial y mejora la estabilidad del sistema productivo”.
ENSAYOS DE CLONES: ÁLAMOS Y SAUCES.
Los ensayos realizados por el equipo del INTA Alto Valle evalúan la adaptabilidad y crecimiento de nuevos clones de álamos y sauces, lo que permite recomendar aquellos que mejor se adaptan a las características de cada sitio en los que se implementarán los sistemas agroforestales.
En los valles del norte de la Patagonia utilizan álamos y sauces como cortinas rompevientos para proteger diferentes cultivos -frutícolas, vitícolas, hortícolas, forrajeros- y forestaciones en macizo destinadas a la producción de madera y postes de calidad.
Thomas explicó: “La madera de estas especies es utilizada por las industrias del aserrado y debobinado, principalmente en la producción de envases y embalajes para el transporte y comercialización de productos frutihortícolas, como también para la obtención de vigas, tablas, tirantes y machimbres utilizados por el sector de la construcción. Un porcentaje menor se destina a la industria celulósica, que puede aprovechar los rollizos de menor diámetro”.
En función de los resultados obtenidos, se incorporaron nuevos álamos híbridos euroamericanos –Triplo y Ragonese 22 INTA–, nuevos álamos deltoides –Ñacurutú INTA, Carabelas INTA y Paycarabí INTA– y nuevos sauces híbridos –Los Arroyos INTA-CIEF, Agronales INTA-CIEF y Tehuelche INTA–.
“También se evaluó el crecimiento diferencial de los árboles y la productividad de diferentes cultivos en sistemas agroforestales con distintas densidades -marcos de plantación- y manejo silvícola -podas y raleos- para maximizar la producción de los cultivos consociados a los macizos forestales”, describió Thomas.
Entre los antecedentes de las investigaciones regionales, en 2009 se instaló una parcela demostrativa con un modelo de plantación tradicional de álamos euroamericanos Guardi y dos alternativas agroforestales con cultivos consociados -álamos con alfalfa y álamos con cultivos hortícolas- a una densidad de 555 árboles por hectárea -6 metros por 3 metros-.
En las subparcelas del cultivo de álamos consociado con alfalfa se produjeron fardos durante los primeros tres años, mientras que en las subparcelas de álamos consociados con cultivos hortícolas se produjo zapallo anco durante el primer año y maíz dulce durante el segundo y tercer año.
“En aquellas subparcelas que no tuvieron cultivos intercalares se controló la vegetación espontánea mediante desbrozado. Durante los primeros 5 años, se observó un mayor crecimiento en el diámetro de los álamos en los sistemas agroforestales respecto del modelo forestal tradicional”, destacó el investigador.
Por otro lado, en 2012 se evaluó la producción de verdeos invernales en un macizo de álamos híbridos, raleado a los 14 años para disminuir la densidad de 280 árboles por hectárea -6 metros por 6 metros- a 140 árboles por hectárea -12 metros por 6 metros.
Los verdeos fueron sembrados de manera consociada -la primera: triticale y vicia, y la segunda: avena, cebada y vicia- en los callejones de 12 metros de ancho. Allí se obtuvieron 1.968 kilos de materia seca por hectárea de la consociación de triticale y vicia, y 2.445 kilos de materia seca por hectárea de la consociación de avena, cebada y vicia.
“Esto permite inferir que el raleo en los sistemas silvopastoriles con álamos y sauces, a partir del cual se logra disminuir la restricción lumínica, permite producir mayor cantidad de forraje a partir de pasturas puras o consociadas”, indicó Thomas.
MODELOS PARA IMPLEMENTAR SISTEMAS AGROFORESTALES.
En este sentido, con base en las investigaciones del INTA Alto Valle junto a experiencias de productores, se pueden sugerir modelos de sistemas agroforestales con álamos y sauces bajo riego que respondan a diversos objetivos productivos en diferentes momentos del ciclo forestal.
Thomas señaló que “los modelos agroforestales que se proponen para la región se basan en la implantación de forestaciones con distanciamientos amplios -8 a 12 metros entre filas y 4 a 6 metros entre plantas dentro de las filas-, con densidades bajas de 150 a 350 árboles por hectárea, o distanciamientos menos amplios -6 a 8 metros entre filas y 3 a 4 metros entre plantas dentro de las filas- con densidades intermedias de 350 a 650 árboles por hectárea-”.
La disponibilidad de agua de riego produce durante los primeros años, en los interfilares de esos macizos, fardos o rollos de alfalfa, granos o ensilado de planta entera de maíz, rollos de sorgo u otras forrajeras anuales -moha, mijo, centeno, cebada, avena, triticale, vicia, etc.- y diferentes productos hortícolas.
“Según los cultivos asociados elegidos es posible realizar dos cultivos por año en forma secuencial, por ejemplo, verdeos de invierno y verdeos de verano, o verdeos de invierno y cultivos hortícolas de primavera-verano”, aclaró Thomas.
Luego de esta etapa inicial y antes de que los niveles de luz sean limitantes para su implantación, se puede realizar la siembra de pasturas perennes –puras o consociadas– con festuca, pasto ovillo y tréboles, o verdeos invernales con avena, cebada, triticale y vicia para el pastoreo directo de los animales.
En los macizos con densidades iniciales intermedias -350 a 650 árboles por hectárea- deberá realizarse un raleo con el fin de favorecer el ingreso de luz y permitir la implantación de las pasturas tolerantes a la sombra -umbrófilas-.
“La factibilidad técnica de cada cultivo consociado y del planteo ganadero en los diferentes momentos del ciclo forestal estará en función de la densidad de plantación inicial, de la planificación de las podas y eventuales raleos, y de la tolerancia a la sombra de cada cultivo en particular”, concluyó el especialista.