Los exportadores rusos enfrentan varias incertidumbres. Una de ellas, es sobre la posibilidad técnica de enviar mercancías, es decir, si habrá obstáculos a la navegación en el Mar Negro y al paso de vagones a través de las fronteras de los estados bálticos.
Por la invasión militar a Ucrania, el ritmo de exportación de grano ruso se ha enlentecido enormemente. A fines de febrero, la Agencia Federal para el Transporte Marítimo y Aguas Interiores de Rusia (Rosmorrechflot) se refirió a una orden del Ministerio de Defensa que suspendió la navegación en el Mar de Azov. Eduard Zernin, presidente de la junta de la Unión de Exportadores de Granos de Rusia, dijo que los exportadores de ese país “tomaron una actitud de esperar y ver” para evaluar los pasos a seguir, publicó el diario ruso Kommersant, de línea informativa político-económica.
Las empresas agroexportadoras rusas no están preparadas para asumir mayores riesgos, sobre todo porque ahora es imposible predecir el nivel de precios en el futuro inmediato de un mes o un mes y medio, se señaló por diversas fuentes al citado medio.
El director del Centro Analítico SovEcon, Andrei Sizov, dijo a Kommersant que las principales dificultades hoy, aparentemente, están relacionadas con la incapacidad de acordar el flete debido a los riesgos militares.
La suspensión del transporte marítimo en el Mar de Azov conlleva un riesgo significativo para la ejecución de contratos o pérdidas adicionales, y se estima que el cumplimiento de las obligaciones se pospondrá hasta una fecha no determinada.
Ahora los exportadores se enfrentan a varias preguntas, continúa. La primera es la posibilidad técnica de enviar mercancías, es decir, si habrá obstáculos a la navegación en el Mar Negro y al paso de vagones a través de las fronteras de los estados bálticos.
El segundo problema es la recepción de ganancias en divisas ya que las sanciones contra los bancos rusos generan muchas dudas y los exportadores aún no tienen una comprensión de a qué bancos se enviará el dinero a cuáles no.
La información cambia permanentemente y no hay nada claro sobre ninguno de los temas mencionados.
La empresa estatal egipcia GASC, uno de los principales compradores de trigo ruso, canceló licitaciones de febrero (concretamente la del 24/02) cuya entrega estaba programada para los días 11 y 12 de abril. GASC recibió solo una solicitud de la empresa de granos Viterra, que ofrecía 60.000 toneladas de trigo francés a 399 la tonelada FOB o 448,55 la tonelada, incluyendo flete. El dato muestra cuánto puede crecer el precio según la visión y las expectativas del exportador.
En el peor de los casos, los precios mundiales del trigo alimentario podrían superar los 400 dólares por tonelada, estimó SovEcon.
Por otra parte, Egipto y Turquía han firmado muchos contratos para el suministro de grano ruso y ucraniano desde los puertos del Mar Negro, pero a la luz de los acontecimientos recientes hay dudas de que los envíos se realicen a tiempo.
Andrei Sizov también cree que los agricultores rusos pueden aferrarse al trigo, ya que es probable que aumenten los precios de los granos en rublos.
El vicepresidente de la Unión Rusa de Cereales, Alexander Korbut, le dijo a Kommersant que ahora para los productores agrícolas el grano puede parecer un activo más confiable. “De hecho, los agricultores prefieren quedarse con los productos que con los rublos, que se están depreciando enormemente”.
Sin embargo, en cualquier escenario, será difícil eliminar a Rusia del mercado mundial, comentó Zernin.
La temporada pasada, en el suministro mundial de trigo, Rusia ocupó alrededor del 20%, en la temporada actual el 17%. Por tanto se ve como poco la posibilidad de reemplazar tales volúmenes con suministros de Australia y América del Sur, especialmente dado el costo del flete y la disponibilidad de barcos.
Sizov cree que en el corto plazo los compradores tradicionales de trigo ruso pueden cambiar a compras de granos de la Unión Europea, Argentina, Australia y Estados Unidos. Pero la prolongada falta de suministros de trigo de Rusia amenaza la situación alimentaria en los países del norte de África y también crea riesgos para los molineros turcos, que a su vez suministran productos a los países de Oriente Medio.
En base a Agroinvestor, publicación rusa especializada en agronegocios. Foto de Agroinvestor.
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