Con la medida se ayudará el desarrollo de nuevas variedades de cultivos que requieren menos fitosanitarios, que tienen menos impacto en el medio ambiente y que brindan una mejor nutrición.
La investigación en edición genética en plantas en el Reino Unido será mucho más fácil con las nuevas reglas presentadas por el Gobierno y que impulsarán la investigación y los ensayos de campo con variedades editadas genéticamente. Los ministros británicos explicaron que reducir los trámites burocráticos innecesarios en la investigación de edición de genes ayudaría a desarrollar nuevas variedades de cultivos que requieren menos fitosanitarios, que tienen menos impacto en el medio ambiente y que brindan una mejor nutrición.
Las nuevas reglas, adoptadas el pasado 20 de enero, se aplicarán solo a la investigación.
Este cambio es la primera parte de un enfoque gradual hacia el impulso de la edición genética por parte del Gobierno británico, que llega después de que se realizara el pasado año una consulta pública sobre esta materia. Los ministros han expresado repetidamente su apoyo a la edición genética, así como a la modificación genética (que no son lo mismo), como vías irrenunciables y seguras para modernizar la agricultura, la alimentación y luchar contra el cambio climático y los retos que plantea la seguridad alimentaria.
Jo Churchill, ministra de Innovación Agrícola y Adaptación climática, afirmó que “las nuevas tecnologías genéticas podrían ayudarnos a abordar algunos de los mayores desafíos de nuestra era, en torno a la seguridad alimentaria, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Ahora tenemos la libertad y la oportunidad de fomentar la innovación, mejorar el medio ambiente y ayudarnos a cultivar plantas más fuertes y resistentes al cambio climático”.
Los ensayos de campo aún requerirán notificación al Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, y cualquier cultivo o alimento futuro estaría sujeto a requisitos de autorización específicos, como en la actualidad. Las nuevas reglas se aplican solo a la edición genética y busca acelerar los procesos de desarrollo de variedades que podrían obtenerse igualmente (aunque de forma más lenta e imprecisa) a través de la selección natural.
El Gobierno ha puesto de ejemplo varios desarrollos británicos en materia de edición genética vegetal, como son la remolacha azucarera resistente a virus comunes, el trigo que está adaptado a condiciones climáticas extremas o los tomates resistentes al moho. Los científicos han aplaudido este cambio. El profesor Nick Talbot, director ejecutivo del Laboratorio Sainsbury, en Norwich, ha afirmado que con la edición genética se pueden “lograr los resultados del fitomejoramiento tradicional, de una manera mucho más precisa, para producir alimentos nutritivos, así como cultivos más resilientes y que requieran menos fertilizantes”.
(Fundación Antama).
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