Vicepresidente de INIA en Expo Palermo: “Se habla mucho de sostenibilidad, pero en realidad hay mucha imprecisión”.

Vicepresidente de INIA en Expo Palermo: “Se habla mucho de sostenibilidad, pero en realidad hay mucha imprecisión”.

Al analizar la sostenibilidad y las exigencias europeas, Walter Baethgen reivindicó el nivel de los científicos Argentina, Brasil y Uruguay.

Buenos Aires, Argentina | Todo El Campo | El lunes 22, en la Expo Palermo, se reunieron expertos de distintos organismos argentinos y de Uruguay, los que analizaron la situación de los países de la región respecto a las exigencias internacionales de sostenibilidad y cómo demostrar el trabajo que ya se viene desarrollando en este tema.

La crónica la Sociedad Rural Argentina (SRA), organizadora de la Expo Palermo, señala que el Marcos Pereda, vicepresidente de la institución anfitriona realizó la apertura del evento.

Dijo que la sostenibilidad ambiental es un “nuevo concepto” que “tiene un rol importantísimo que abrazamos todos”, pero también significa “un desafío enorme, porque hay que alinear los intereses para que esto se pueda llevar adelante, y en ese sentido lo principal es saber adónde estamos parados, por eso la pregunta es si somos sostenibles, cuánto nos falta y hasta dónde queremos llegar”.

“HACER LAS COSAS DE LA MEJOR MANERA”

Uruguay estuvo representado por Walter Baethgen, vicepresidente del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA): “Se habla mucho de qué es sostenible y qué no, y en realidad hay mucha imprecisión, y a veces es muy difícil saber si lo que se está haciendo es sostenible. Para mí algo es sostenible si mis hijos y mis nietos van a poder seguir trabajando en la misma tierra que yo”, definió.

Razonó que “si lo que hago en mi tierra es ambientalmente negativo, al punto de generar su degradación, mis hijos no podrán vivir de eso. Si tenes una extracción que es socialmente despareja, muy poco igualitaria, eso genera tensiones. Y si las cosas no son económicamente viables, nadie va a querer vivir de eso”.

Por lo tanto, “en teoría, la cuestión es juntar esas tres dimensiones: la parte social, la económica y la ambiental, y hacer las cosas de la mejor manera posible”.

DEFINIR INDICADORES Y CÓMO SE LOS MIDE.

Para Baethgen falta “definir los indicadores y cómo se los mide, y al mismo tiempo ver cómo hacemos que el productor los pueda incorporar a su rutina, sin que sea algo abstracto, sino que sea útil y lo pueda usar desde un productor a un técnico”.

Puso sobre la mesa el origen de los actuales indicadores, que vienen desde Europa: “Yo tuve la suerte de trabajar en todo el mundo, y Argentina, Uruguay, Brasil, no tienen nada que envidiarle a Europa. La comunidad científica de nuestra región es tan capaz como la de cualquier parte del mundo. Por eso es hora de que empecemos a marcar la cancha nosotros. Hoy por hoy la agenda ambiental la definen los europeos y no sé por qué pasa eso. Creo que llegó la hora de que nuestra región influya más en la agenda, no puede ser que nos sigan dictando la agenda y nosotros tengamos que acatarla”.

ES NECESARIO QUE LOS PRODUCTORES ESTÉN INVOLUCRADOS.

Otro de los expositores fue Marcelo Torres, presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), quien expresó que “la agricultura y ganadería argentina tienen muy buenos parámetros de sustentabilidad, pero tenemos que contar con indicadores consensuados para poder demostrarlo y poder monetizarlo por parte de los productores”.

“Los productores pueden tener condiciones diferenciales de mercado o emitir certificados ambientales por contar con servicios ecosistémicos a alto nivel como son los de la agricultura y ganadería argentina”, agregó.

Paralelamente consideró que más allá de las discusiones que se están dando a nivel mundial, el consumidor es el que quiere tener cada vez más información sobre lo que consume y cómo están hechos esos productos: “Creemos que esta es una oportunidad, pero también una amenaza si no nos ocupamos de esa agenda. Es fundamental que el productor esté involucrado en estos procesos de cambio en forma directa, porque le dará alto nivel de adopción y un anclaje con la realidad muy importante. Eso es un patrimonio de la agricultura y ganadería argentina, porque los productores están muy inmersos en los procesos de innovación, y eso es para destacar”.

Para cerrar Torres planteó que el futuro está “en trabajar con indicadores de triple impacto, ambiental, social y económico, y que los productores estén involucrados en los procesos”.

Desarrollando la visión del triple impacto, puntualizó que “desde el punto de vista ambiental debemos tener baja huella, pero al mismo tiempo las producciones deben generar trabajo, y desde el punto de vista económico ser viables. Es decir, que el productor tenga niveles de producción y rentabilidad que le permitan sostener la actividad”.

Torres enfatizó sobre la necesidad de articular lo público y lo privado “para definir una estrategia de cómo vamos a capturar este valor que tiene nuestra producción”, y aseguró que “Argentina y la región son líderes en este tema, porque hemos dado varios pasos en una dirección que el mundo recién está empezando a recorrer”.

40 AÑOS QUE ARGENTINA REVOLUCIONA LOS SISTEMAS PRODUCTIVOS.

 María Beatriz Giraudo, vicepresidenta del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), dijo que “Argentina tiene un posicionamiento muy interesante, anticipado a las grandes demandas actuales. Hace 40 años que Argentina viene en una revolución de los sistemas productivos que arrancó con detener las labranzas y encontrar en la siembra directa una tecnología que imita a la naturaleza, y en esa revolución empezó una red colaborativa de distintos organismos, públicos y privados, y estamos en un camino de mejora continua”.

“Hoy nos encontramos en una posición de privilegio para poder aprovechar todas estas exigencias. El camino pasa por tener indicadores, sistemas de medición, métricas que sean reconocidas universalmente”, aseveró.

La funcionaria también subrayó el valor de las Agtech en el desarrollo de nuevas tecnologías que “aceleran y facilitan los procesos, y por eso las vamos a estar acompañando”.

La industria alimentaria se introduce en la medición de la sostenibilidad

La industria alimentaria se introduce en la medición de la sostenibilidad

Se ha generado un interés creciente de empresas, industrias, productores y gobiernos que buscan establecer las métricas y clasificaciones de sostenibilidad.

Algunas voces medioambientales reclaman que las casas financieras no respalden proyectos empresariales o cualquier tipo de iniciativa que no sea amigable con el medio ambiente, y los las financieras reclaman parámetros y criterios para medir y determinar qué proyecto es y cuál no es amigable y sustentable. Los bancos no parecen ser el mejor instrumento para ese tipo de decisiones por lo que cada sector debería tomar su responsabilidad y asumirlas.

El sector alimentario mundial parece haberlo entendido, generándose un interés creciente de empresas, industrias, productores y gobiernos que buscan establecer las métricas y clasificaciones de sostenibilidad.

Esa es una tendencia que crece a impulso de la opinión de que los puntos de referencia y las clasificaciones de índices pueden crear conciencia sobre los factores de sostenibilidad, al tiempo que ayudan a guiar a los bancos, inversores y aquellos en la cadena de suministro a comprometerse con los sistemas alimentarios que no dañarán el planeta, afirma un artículo publicado en el Financial Times.

Gerbrand Haverkamp, director ejecutivo de la Alianza Mundial de Benchmarking (WBA, una organización sin fines de lucro que está construyendo métricas para ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU) dijo que esos puntos de referencia ayudarán a avanzar en las prácticas sostenibles.

“No hay magia en el punto de referencia”, explicó, y argumentó que mostrar qué organizaciones se están quedando atrás puede incitar a otros, como socios de la cadena de suministro, inversores y gobiernos, a actuar. También hay un elemento de presión de grupo que ayuda a promover el cambio, agregó en declaraciones publicadas por el citado medio británico.

En Reino Unido, el Sustainable Food Trust (SFT) está buscando elevar los niveles de sostenibilidad en los establecimientos agropecuarios utilizando su Global Farm Metric (Métrica Agrícola Global), basada en el principio de que “no se puede gestionar lo que no se puede medir”. Trabajando con una coalición de 35 organizaciones, incluidos minoristas líderes, bancos y ONG ambientales, la organización benéfica está construyendo una plataforma que mide la sostenibilidad en 11 categorías, como el uso del agua, la cría de animales y el capital humano.

Robert Craig, un productor lechero en Cumbria (norte de Inglaterra), ha estado trabajando estrechamente con el fideicomiso en el desarrollo de la Global Farm Metric, y expresa que en la era del comercio mundial de alimentos, los puntos de referencia también pueden permitir comparaciones transfronterizas informativas. “¿Cómo podemos medir la sostenibilidad y comparar la producción de leche en el Reino Unido y en Nueva Zelanda, Estados Unidos y América del Sur?”, se preguntó.

En otro orden, el artículo advierte que existe una creciente preocupación de que una proliferación de métricas sobre lo sustentable podría conducir a un cansancio que termine por evitar el cambio genuino que se pretende. “Se está volviendo muy desordenado por ahí”, dijo Craig, y agregó que los agricultores quieren un conjunto estandarizado de mediciones.

En base a artículo de Emiko Terazono | Financial Times.

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