Apuntes y reflexiones de la gira Merilín

Apuntes y reflexiones de la gira Merilín

La mejora de la competitividad del rubro ovino ha sido siempre abordada desde una mirada integral, atendiendo la producción de lana, pero sin desatender la producción de carne ovina u otros aspectos importantes como la adaptación al ambiente.

Ing. Agr. José Francisco Ramos* | Todo El Campo | Los días 13 y 14 de mayo se realizó una nueva edición de la gira anual de la Sociedad de Criadores de Merilín en la que se visitaron dos establecimientos: por un lado, Los Paraísos de Daniel Luzardo, en el este del departamento de Salto, y, por otro lado, La Bicoca de Suc. Néstor Da Silveira, en el este del departamento de Paysandú.

Los Paraísos es un establecimiento ganadero típico de la zona de Sopas (Salto), con predominancia de suelos superficiales de Basalto y 100% campo natural. En ovinos, se utiliza la raza Merilín desde la década del 80, anualmente se encarneran aproximadamente 0,5 oveja por ha y se venden corderos pesados precoces (7 meses de edad) que se engordan al pie de sus madres sobre campo natural y ovejas de descarte. La señalada en los últimos años se ubica en el eje del 100% y el diámetro promedio del lote de lana se ubicó en 25,3 micras en la zafra 2023. El establecimiento encarnera corderas con 7 – 8 meses de edad, compañeras de los corderos que se embarcan, con resultados dispares dependiendo del peso que alcancen al momento del servicio. Los corderos, que se venden en febrero – marzo, se esquilan sin acondicionamiento y la majada de cría se esquila con acondicionamiento grifa verde. Como es habitual en sistemas de cría con producción de lanas medias, con los precios obtenidos en los últimos años por carne ovina y lana, la mayor proporción de los ingresos proviene de la carne ovina. Con los valores obtenidos en el ejercicio 2023/2024, de US$ 3,46 para los corderos vendidos en marzo de 2024 y US$ 2,50 (90/10) para la lana, el aporte relativo en los ingresos del rubro ovino fue 72:28 para carne ovina y lana, respectivamente.

La Bicoca es un establecimiento con una larga historia en la cría de la raza Merilín, también ubicado en una región de ganadería extensiva, típica del norte del país, en el límite entre Paysandú y Tacuarembó, en la zona de Tambores. El campo natural ocupa la totalidad del área del predio. En los últimos años la majada de cría alcanza 1.600 animales entre ovejas y borregas encarneradas, mientras que la carga ovina apenas supera el registro de 1 ovino total por ha. Actualmente en los ovinos se explota un sistema de cría con venta de corderos mamones, pesados precoces y/o pesados y producción de lanas medias – finas con acondicionamiento grifa verde. La señalada promedio se ubica en el eje del 80% y el diámetro promedio del lote de lana registró 23,6 micras en la zafra 2023. En los últimos años, el establecimiento ha explorado distintos esquemas de venta de corderos, desde la venta al destete como cordero mamón, pasando por la venta de corderos pesados precoces utilizando el confinamiento como estrategia para el engorde, hasta la venta del cordero pesado tradicional. Respecto a las diferentes estructuras de majada y momento de venta de los corderos, del análisis de los resultados presentados y de algunas simulaciones presentadas surge que:

–          Si la diferencia de peso entre producir corderos precoces o pesados es mayor a 6 kg, el mejor negocio es producir corderos pesados.

–          Si el proceso de engorde del cordero pesado precoz es bueno y se obtienen corderos en torno a 40 kg, la producción de corderos pesados precoces es el mejor negocio por unidad ganadera ovina. Esta alternativa implicaría que se pueden encarnerar más ovejas y mantener una carga similar, con mejor resultado económico.

Por otra parte, La Bicoca produce aproximadamente 7 kg de lana total por ha de pastoreo ovino, por lo que la valorización del lote de lana a través del afinamiento, aparece como una alternativa muy sensata y atractiva.

Además de la visita a los establecimientos e inspección de animales, hubo charlas de parte de técnicos del SUL. Sergio Fierro abordó los desafíos sanitarios en un año lluvioso y Ana Guillenea disertó respecto a la importancia de elegir carneros genéticamente superiores.

Como es habitual la gira contó con la presencia de cabañeros de la raza, productores comerciales de la zona y estudiantes de escuelas agrarias. Estamos en un año complejo para el rubro ovino y generar convocatorias numerosas es un gran desafío.

La mejora de la competitividad del rubro ovino ha sido siempre abordada desde una mirada integral, atendiendo la producción de lana, pero sin desatender la producción de carne ovina u otros aspectos importantes como la adaptación al ambiente. Sin embargo, desde una perspectiva cultural y económica la contribución de la lana es aún importante y es de interés para los productores valorizar esa fuente de ingreso

En el escenario actual y desde hace ya algunos años, la mayor proporción del ingreso del rubro ovino en sistemas que producen lanas medias – finas y venden corderos pesados, proviene de la carne ovina. Explorar el camino de la carne ovina implica ir por mayores niveles de señalada y pesos de venta. Esto requiere, en general, mayores niveles de intervención y mejoras en el ambiente en que se crían los animales. Las respuestas pueden darse en el corto plazo, pero los esfuerzos deben recrearse todos los años. Por otra parte, la producción de lana más fina constituye una urgencia para sistemas donde hay expectativas de mejores ingresos por concepto lana y no hay voluntad de apostar decididamente por el camino de la carne ovina. Para aquellos sistemas de producción, que han sido conocidos históricamente como “doble propósito”, hoy el mercado, como se anunció desde hace ya muchos años, les pide lana más fina. Las mejoras por selección dentro de una raza, aunque lentas, pueden ser espectaculares cuando se acumulan en el tiempo y se analizan a nivel de población, pero dependen de la variabilidad genética existente. En este caso, Merilín, siendo una raza creada en Uruguay, tiene la dificultad de encontrar fuentes de variación para mejorar y potenciar el proceso de selección genética. A través de las evaluaciones genéticas poblacionales pueden identificarse animales destacados en cuanto a mérito genético para reducción del diámetro, pero si éstos no son usados de forma masiva tal que generen un impacto y lo que es más importante si esa mejora no llega al productor comercial, habrá productores que utilizarán otras opciones genéticas que resulten más eficaces para lograr los objetivos que se plantean. Las razas son herramientas para los sistemas de producción y los productores. Una vez que los productores definen cuál es su esquema productivo y cómo lo estructuran, además de los gustos y preferencias, luego eligen qué recurso genético (sea en forma pura o en cruzamientos) se adapta a las demandas de su sistema de producción. Una correcta elección de la raza o variedad a usar, es decir que se corresponda con las demandas del sistema de producción, puede equivaler a varias generaciones de selección. La oferta de razas a nivel nacional e internacional es muy variada y es natural que haya competencia entre ellas.

Hace casi 100 años, en 1925, en la conferencia pronunciada en el IX Congreso Rural celebrado en Melo sobre el tema “Especies Ovinas” analizando la problemática ovina, las diferentes razas existentes, su adaptabilidad al medio e interpretando las necesidades del país, el Dr. José María Elorza afirmaba: “Creo que se debe ir a la fijación, aunque no resultase más que relativa, de un tipo medio de selección practicada entre mestizos; debemos tratar de crear el ovino uruguayo, dentro de un tipo medio entre las razas para carne y las de lanas finas”.

En 2024, cabe preguntarse, ¿el tipo medio entre las razas para carne y las de lanas medias requiere ajustes?, ¿cuáles son esos ajustes?, ¿qué posibilidades hay de adecuar el Merilín a las urgencias de los tiempos que corren? En términos generales, hoy los sistemas de producción en Uruguay con enfoque “doble propósito” precisan una raza que produzca lana más fina y de mayor calidad (considerando, además del diámetro, por ejemplo, rendimiento al lavado y color), que sea de fácil cuidado, que tenga destacado desempeño reproductivo y adecuados pesos de venta de los animales.

Algunos cabañeros de Merilín perciben la urgencia de los productores comerciales que demandan sus reproductores por contar con genética productora de lana más fina y de mayor calidad, otros consideran que la raza ha hecho suficientes progresos genéticos como para mantenerse vigente como una alternativa atractiva para los sistemas de producción ovina del país, mientras que algunos otros han buscado a través de cruzamientos generar nuevas alternativas genéticas de base Merilín, como el Merilín Plus (50% Merilín, 25% Finnish y 25% Poll Merino).

Conforme pasan los años los productores definen postura y toman decisiones. Cada zafra de reproductores es un reflejo de ello. La solución a los problemas siempre comienza con el reconocimiento de los hechos. Más allá de lo que puedan plantear técnicos e instituciones, al final del día el tomador de decisiones es el productor agropecuario que actúa sopesando múltiples factores, con un enfoque integrado e intuitivo.

(*) El Ing. Agr. José Francisco Ramos, autor del artículo, es técnico del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL).

¿Ganadería sin ovinos?

¿Ganadería sin ovinos?

El pastoreo conjunto de ovinos y vacunos, además de ser una herramienta de manejo parasitario, conduce a una utilización más eficiente de los recursos forrajeros y así elevar la rentabilidad de la producción ganadera

José Francisco Ramos | Montevideo | SUL | Todo El Campo | En Uruguay, al igual que en los principales países productores de ovinos como Australia y Nueva Zelanda, ha habido una marcada reducción en el stock. Los datos oficiales más recientes reportan que el stock ovino ha alcanzado mínimos históricos con 6,1 millones de animales (Dicose, 2022).

Entre los múltiples factores que contribuyeron a la caída en la población ovina uruguaya pueden citarse: 1) La existencia de otros rubros de producción que se perciben como más rentables y de menor riesgo para los productores, que desplazaron al ovino hacia los suelos más superficiales del país. 2) Desinterés por parte de los productores agropecuarios en general hacia el rubro, aduciendo falta de mano de obra especializada y altos costos, problemas de abigeato y predadores, dificultades sanitarias con parásitos internos y externos, problemas de manejo e infraestructura en esquemas de pastoreo “racional”, volatilidad en el precio de la lana y más recientemente valores muy bajos o imposibilidad de concretar negocios en lanas medias y gruesas e incertidumbre y/o dificultades en la colocación de la carne ovina, entre otros.

Más allá de todos estos problemas y restricciones, hay productores muy entusiasmados, que han obtenido excelentes resultados productivos y económicos en 2022, fundamentalmente a partir de la venta de lana fina de alto valor y/o capitalizando los excelentes precios para la carne ovina que se registraron entre julio, agosto y septiembre (con máximos de US$ 5,059 y US$ 4,395 para corderos y ovejas, respectivamente). Sin embargo, no son pocos los sistemas ganaderos que actualmente no tienen a los ovinos entre sus alternativas productivas. Resulta llamativo, en muchos casos, la ausencia de ovinos en esquemas de ganadería extensiva o semiextensiva, con importante participación del campo natural. En la mayoría de estos esquemas, el consecuente aumento en la carga vacuna, no paga el costo de oportunidad de prescindir de los ovinos.

El campo natural es el principal patrimonio nutricional y fuente de estabilidad para la ganadería de cría y la producción de lana en Uruguay. La oferta de alimento y la capacidad para recuperarse de periodos climáticos adversos convierten al campo natural en un recurso forrajero estratégico. Las principales variables que afectan tanto el desempeño de los animales, así como la producción de forraje sobre el campo natural en orden de importancia son: el número de animales por unidad de superficie (carga animal), la relación lanar/vacuno y los sistemas de pastoreo.

El pastoreo conjunto de ovinos y vacunos, además de ser una herramienta de manejo parasitario, conduce a una utilización más eficiente de los recursos forrajeros y así elevar la rentabilidad de la producción ganadera. Una ventaja adicional de los sistemas mixtos es que al incrementarse la diversidad se reduce la magnitud del riesgo. En tiempos en que la sequía golpea, con mayor o menor severidad, distintas zonas del país, este es un elemento central. En situaciones de déficit hídrico es indudable que los ovinos tienen, frente a los vacunos, una mayor capacidad de sobrevivir y de sostener su productividad ante condiciones limitantes de disponibilidad y valor nutritivo de forraje y de disponibilidad de agua.

Por otra parte, el ovino en pastoreo simple no puede controlar ciertas especies de la comunidad del campo natural, por lo que se produce un endurecimiento progresivo de la pastura. Por su parte, el vacuno en pastoreo simple no puede controlar arbustos, subarbustos y malezas de campo sucio (carqueja, senecios, etc.), por lo que la pastura se ensucia en forma progresiva y presionan a las especies mejores del tapiz por espacio, luz, agua y nutrientes. Las modificaciones ocurridas en la vegetación según la relación lanar/vacuno tienen una incidencia en el desempeño animal tanto desde el punto de vista productivo como sanitario, donde una especie se ve favorecida a expensas de otra en determinada situación, o ambas se complementan en estratos de pastoreo que permiten amortiguar los efectos del clima.

Si alcanzar un registro de 1 ovino por hectárea de campo natural fuera un objetivo para un plan de aumento del stock ovino, en el entendido que mejora el aprovechamiento del recurso y contribuye a aumentar la rentabilidad de las empresas ganaderas, pueden identificarse diferentes zonas del país con distintos potenciales para el crecimiento del rubro ovino.

En el siguiente cuadro, se presenta la superficie total, superficie de campo natural, población ovina y vacuna, carga ovina por hectárea de campo natural, y relación ovinos/vacunos para cada uno de los departamentos del país.

Salto, sin considerar Montevideo, es el único departamento que alcanza el registro de 1 ovino por hectárea de campo natural. Los departamentos que están más próximos son Artigas y Paysandú, que constituyen junto a Salto, la zona más ovejera del país.

De la investigación nacional, sobre campo natural, en distintas regiones del país, surge que relaciones lanar-vacuno de 2-3 a 1, conducen a tapices con un mejor balance de gramíneas estivales y gramíneas invernales perennes. Un adecuado balance entre ovinos y vacunos resultará en una coexistencia productiva y no en una exclusión competitiva. Las ventajas del pastoreo mixto para controlar las especies duras y obtener un tapiz saludable han sido extensamente documentadas. En general, hay acuerdo en señalar que cargas ovinas moderadas conducen a un mejor aprovechamiento del recurso campo natural y constituyen un excelente complemento productivo y económico para la ganadería vacuna.

Por su versatilidad, capacidad de diversificar ingresos, complementariedad con el vacuno y otros rubros, competitividad en diversas zonas agroecológicas y desempeño en épocas de déficit hídrico, hay espacio para que crezcan en número y cantidad los sistemas ovinos dentro de las áreas ganaderas del país. Más ovinos, mejor aprovechamiento de los recursos, más ingresos para los sistemas ganaderos.

EL AUTOR. José Francisco Ramos es ingeniero agrónomo, técnico del SUL.

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