La inflación en Uruguay no ha sido del nivel a los que llegó en el resto del mundo.

La inflación en Uruguay no ha sido del nivel a los que llegó en el resto del mundo.

Monitor de Coyuntura de la Universidad Católica sobre la inflación, su evolución, las metas y las expectativas.

Durante 2021 y 2022, en Uruguay, la inflación no creció como lo hizo en la generalidad del resto del mundo. Mientras algunos países tuvieron registros inflacionarios a “magnitudes anormalmente altas, y tarde o temprano se volverá a la normalidad”, señala el último Monitor de Coyuntura de la Universidad Católica del Uruguay (UCU). En contraste con lo que pasa en el mundo, “en nuestro país la inflación se ha mantenido en magnitudes que le son habituales, por encima del rango objetivo (hoy entre 3% y 6%, antes 7%) y por debajo del límite de tolerancia del 10%”.

El siguiente es el informe sobre inflación, su evolución, las metas y expectativas que publicó el Monitor de Coyuntura, con su respectiva gráfica. El mismo se elabora bajo la responsabilidad del Ec. Javier de Haedo.

En el informe sobre inflación, su evolución, las metas y expectativas publicado por Monitor de Coyuntura que elaboro la UCU bajo la responsabilidad del Ec. Javier de Haedo se señala que “en 2020 los precios que paga el consumidor crecieron 9,4% y en 2021 subieron 8,0%. Al mismo tiempo, en Brasil se pasó del 4,5% al 10,1%, en EE.UU. de 1,4% a 7,0% y en Alemania de -0,3% a 5,3%”.

“En 2022 siguió el impulso en Brasil hasta abril (12,1%) en EE.UU. hasta junio (9,1%) y en Alemania hasta octubre (10,4%). Mientras tanto en Uruguay se tocó un máximo de 9,9% en setiembre. Después de alcanzar sus máximos respectivos, en Brasil bajó a 6,5%, en EE.UU. a 7,7% y en nuestro país al 9,0%, en todos los casos en octubre”.

METAS.

Las metas del Gobierno, establecidas en la Ley de Presupuesto (agosto de 2020), indican una “inflación, de 3,7% para 2024”, pero “en el mes siguiente, el BCU ajustó el rango meta a entre 3% y 6% (antes 7%) desde setiembre de 2022, con 24 meses de antelación, dado que ese es el horizonte de la política monetaria (HPM). En la lógica de aquel 3,7%, el techo de ese rango meta debió volver a ser ajustado (¿a 4,5%?) pero ello no ocurrió”.

Para este año, en la Rendición de Cuentas (junio de 2022) “el Gobierno subió en más de dos puntos su meta de inflación para el año final del período (a 5,8%) y el rango meta del BCU siguió sin moverse”.

EXPECTATIVAS.

“La encuesta de expectativas que releva mensualmente el BCU entre economistas y diversas instituciones mostró en su última edición, de noviembre, que se espera una inflación de 9,0% para 2022, una de 7,45% para 2023 y una de 6,8% para 2024, mientras que en el HPM se la espera en 7,0%”. (Ver Gráfico al pie de esta página).

A su vez, “las expectativas de los empresarios que son relevadas por el INE mostraron en su última edición, de octubre, una expectativa de inflación de 9,5% para el año 2022, una de 9,0% para loa 12 meses a septiembre de 2023 y una de 8,5% para 12 meses más tarde”.

Las expectativas relevadas por esta encuesta son las que suelen mostrar mayores aciertos, precisó el documento de UCU.

“Por su parte, el BCU publicó en su último Informe de Política Monetaria, correspondiente al tercer trimestre, que para el plazo del HPM proyecta una inflación de 6,2%”.

2021, el año en el que el turismo tocó fondo.

2021, el año en el que el turismo tocó fondo.

El siguiente es nuevo Monitor de Coyuntura Económica del la Universidad Católica del Uruguay que escribe el Ec. Javier de Haedo.

Javier de Haedo | Con la difusión de la balanza de pagos del año pasado se conocieron las estimaciones para el turismo receptivo y emisivo que, previsiblemente, resultaron las menores en décadas. Las exportaciones reflejadas en el rubro “viajes” de la cuenta corriente de dicha balanza, alcanzaron a US$ 524 millones, mientras que las importaciones ascendieron a US$ 207 millones.

En el último año calendario “normal” previo a la irrupción de la pandemia, es decir 2019, el turismo receptivo había dado lugar a ingresos por US$ 2.249 millones, mientras que el turismo emisivo había producido egresos por US$ 1.210 millones. El año 2020 quedó a mitad de camino entre la normalidad de 2019 y la excepcionalidad de 2021 dado que casi todo el primer trimestre del año, que es cuando se juega más de la mitad del ingreso anual por turismo, había sido normal.

De todos modos, 2019 no había sido un gran año en materia de turismo en la medida en que entonces se sentía el impacto de una Argentina en crisis y muy barata en términos de dólares, tal como sucede en la actualidad. Aquella coyuntura argentina había dado lugar a un descenso en nuestro turismo receptivo y a un aumento en el emisivo, con el consiguiente deterioro de la balanza de turismo y compras reflejada en el referido rubro “viajes”.

En la gráfica que se presenta al pie de esta página se observa la evolución en términos del PIB, de los números correspondientes a ambos lados del balance y a su saldo, desde el año 1993.

Del mismo modo, este 2022 que se presenta con la pandemia muy menguada en sus efectos, y por lo tanto con el turismo en proceso de reactivación, también tiene a la Argentina (que es nuestra principal contraparte en materia de turismo en los dos sentidos) muy barata relativamente a nuestro país. Y, a diferencia de lo que ocurría en 2019, con una considerable brecha entre el dólar oficial y el blue que, si bien se ha acortado, se ubica en torno a 70%.

Más allá de los datos de turismo, particularmente interesantes en 2021 por la coyuntura vivida, la balanza de pagos nos informa que en el año pasado la cuenta corriente registró un deterioro importante pasando de un déficit de 0,8% del PIB en 2020, a uno de 1,8% del PIB. Este número no es malo per sé y mucho menos lo es si se tiene en cuenta que al mismo tiempo la inversión extranjera directa (IED) alcanzó a 2,3% del PIB, subiendo medio punto versus 2020.

De este modo, el saldo del financiamiento externo, definido como la suma del saldo de la cuenta corriente más la IED se mantuvo en cifras positivas (0,4% del PIB), lo que constituye una indudable fortaleza de nuestra economía.

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