¿Cuáles son las claves para un crecimiento sostenido y a largo plazo?

¿Cuáles son las claves para un crecimiento sostenido y a largo plazo?

En un evento de ACDE participaron Ana Balsa, Javier de Haedo, Ignacio Munyo, Gabriel Oddone y Ricardo Pascale.

Montevideo | Todo El Campo | Buscando fomentar la reflexión y el intercambio de ideas acerca de los desafíos de Uruguay para crecer, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) llevó adelante un conversatorio con la consigna “Claves para un mayor crecimiento sostenido en Uruguay”, que reunió a diversas autoridades del ámbito público y privado.

Con la moderación del periodista Emiliano Cotelo, los oradores fueron la profesora e investigadora de la Universidad de Montevideo (UM), Ana Inés Balsa; el director del Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica del Uruguay, Javier de Haedo; el director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), Ignacio Munyo; el socio de CPA Ferrere, Gabriel Oddone; y el profesor de la Universidad de la República e investigador Ricardo Pascale.

Cada uno compartió su postura sobre qué debería hacerse para lograr un mayor crecimiento, en el entendido de que esto permitirá dedicar mayores y mejores recursos para abatir la pobreza, la marginalidad, generar más y mejores trabajos y un mayor bienestar de la sociedad en general.

BALSA: LOS CAMBIOS DISRUPTIVOS EN LOS PROCESOS PRODUCTIVOS.

En su intervención, Balsa hizo referencia a la era actual y a los cambios disruptivos que se han producido en los procesos productivos, que registran una alta automatización y digitalización, además de innovaciones permanentes.

Si bien destacó que el ritmo acelerado de la innovación “tiene la potencialidad de aumentar la productividad y de darnos mayores ingresos y niveles de bienestar”, advirtió que “también marca desafíos asociados a los procesos de automatización”, relacionados con la incertidumbre, los altos niveles de estrés, la desigualdad y la desprotección financiera provocada en quienes son sustituidos por dispositivos tecnológicos.

DE HAEDO: LAS REFORMAS ESTRUCTURALES SON EL CAMINO PARA EL CRECIMIENTO.

A su turno, De Haedo mencionó que según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) la tasa de crecimiento de la economía a largo plazo está en 2,1% y las proyecciones para fin de este siglo la hacen bajar a 1,7%.

Consideró que “es muy bajo ese crecimiento económico a largo plazo para un país en nuestro estadio de desarrollo y más todavía para la demanda de políticas públicas que tiene nuestra sociedad”.

Por lo tanto, opinó que “las reformas estructurales son el camino para el crecimiento a largo plazo, tal como nos enseña la historia”.

MUNYO: EL EJE DE LA AGENDA DEBE SER EL TRABAJO.  

Por su parte, Munyo señaló que la agenda del futuro del Uruguay debe tener como eje el futuro del trabajo, porque implica una transformación central en las personas y alinea una serie amplia de políticas públicas.

A su vez, resaltó la necesidad de “sostener la inversión pública con crecimiento”, pero “repartiendo diferente”.

“Hay que pensar en nuevos instrumentos para la reconversión y reinserción de las personas, que son muchas y van a necesitar una intensa ayuda del Estado, pero siempre pensando en que la decisión final en las políticas sociales de recapacitación, de reinserción, la tiene el individuo y no un Estado que toma las decisiones”, agregó.

ODDONE: REFORMAR PARA ACHICAR LA BRECHA CON AQUELLOS QUE QUEREMOS PARECERNOS.

Para Oddone, Uruguay debe “acelerar el crecimiento para acortar la brecha con los países con los que queremos parecernos, porque nuestro modelo de convivencia depende exclusivamente de generar más riqueza”.

Afirmó que es necesario “hacer un esfuerzo decidido en mejorar la productividad de los factores en Uruguay y eso requiere reformas que tienen que ver con la inserción externa, que está obsoleta”.

“El problema que tenemos es que el 80% de la población uruguaya trabaja en el sector no transable. ¿Dónde va a trabajar la gente de este sector, que tiene que ser reducido en su tamaño? ¿Es el sector transable que lo va a ocupar? ¿Dónde están las habilidades educativas del sector no transable, al que tenemos que mover hacia el transable? El punto central es que hemos hecho las cosas mejor en los últimos 30 años frente a lo que veníamos haciendo antes, pero nuestro crecimiento no es sostenible en el tiempo y hemos vuelto a nuestro crecimiento mediocre. Si no introducimos reformas en la nueva generación, tenemos un problema”, apuntó.

PASCALE: LA ESTABILIDAD Y LA CULTURA ECONÓMICA.

En la misma línea, Pascale indicó que Uruguay ha tenido un lento crecimiento con sinuosidades y “lo que más preocupa es la divergencia que estamos teniendo con otros países que eran nuestros referentes”. En este contexto, su proyección es que “la divergencia será mayor aún”.

De todas formas, destacó la estabilidad y la cultura económica del país, así como su democracia plena y “una distribución del ingreso que es de las mejores de América Latina”.

ROSARIO GONZÁLEZ: FACILITAR EL DIÁLOGO EN UN MOMENTO DE INCERTIDUMBRE REGIONAL Y MUNDIAL.

La presidenta de ACDE, Rosario González Stewart, resaltó que “la misión” de esa institución es la de dar apoyo “a los dirigentes de empresas para transformar sus negocios e incidir en el entorno a través de una gestión basada en la dignidad de las personas y el bien común”. Esos son “valores presentes a la hora de dirigir nuestras organizaciones, con las personas en el centro de nuestra actividad”.

En el cierre, González Stewart expresó que los dirigentes de empresas tienen el deber de redoblar esfuerzos para profesionalizar la gestión centrada en las personas y con un desarrollo empresarial inclusivo.

“También somos conscientes que todo lo que hoy hemos conversado exigirá una capacidad de diálogo abierto y honesto, que se base en la confianza de las partes. Queremos contribuir facilitando ese dialogo en un momento de la historia donde hay mucha incertidumbre regional y mundial”, agregó.

“Para promover ese diálogo, seguiremos desarrollando actividades para intercambiar sobre cómo llevar a cabo estas claves del crecimiento y así poder comprometer a quienes son actores relevantes para lograr los cambios, organizaciones empresariales, políticas, gremiales, educativas y sociales, para combatir la pobreza y la marginalidad”, concluyó.

Foto y texto en base a Quatromanos.

La inflación en Uruguay no ha sido del nivel a los que llegó en el resto del mundo.

La inflación en Uruguay no ha sido del nivel a los que llegó en el resto del mundo.

Monitor de Coyuntura de la Universidad Católica sobre la inflación, su evolución, las metas y las expectativas.

Durante 2021 y 2022, en Uruguay, la inflación no creció como lo hizo en la generalidad del resto del mundo. Mientras algunos países tuvieron registros inflacionarios a “magnitudes anormalmente altas, y tarde o temprano se volverá a la normalidad”, señala el último Monitor de Coyuntura de la Universidad Católica del Uruguay (UCU). En contraste con lo que pasa en el mundo, “en nuestro país la inflación se ha mantenido en magnitudes que le son habituales, por encima del rango objetivo (hoy entre 3% y 6%, antes 7%) y por debajo del límite de tolerancia del 10%”.

El siguiente es el informe sobre inflación, su evolución, las metas y expectativas que publicó el Monitor de Coyuntura, con su respectiva gráfica. El mismo se elabora bajo la responsabilidad del Ec. Javier de Haedo.

En el informe sobre inflación, su evolución, las metas y expectativas publicado por Monitor de Coyuntura que elaboro la UCU bajo la responsabilidad del Ec. Javier de Haedo se señala que “en 2020 los precios que paga el consumidor crecieron 9,4% y en 2021 subieron 8,0%. Al mismo tiempo, en Brasil se pasó del 4,5% al 10,1%, en EE.UU. de 1,4% a 7,0% y en Alemania de -0,3% a 5,3%”.

“En 2022 siguió el impulso en Brasil hasta abril (12,1%) en EE.UU. hasta junio (9,1%) y en Alemania hasta octubre (10,4%). Mientras tanto en Uruguay se tocó un máximo de 9,9% en setiembre. Después de alcanzar sus máximos respectivos, en Brasil bajó a 6,5%, en EE.UU. a 7,7% y en nuestro país al 9,0%, en todos los casos en octubre”.

METAS.

Las metas del Gobierno, establecidas en la Ley de Presupuesto (agosto de 2020), indican una “inflación, de 3,7% para 2024”, pero “en el mes siguiente, el BCU ajustó el rango meta a entre 3% y 6% (antes 7%) desde setiembre de 2022, con 24 meses de antelación, dado que ese es el horizonte de la política monetaria (HPM). En la lógica de aquel 3,7%, el techo de ese rango meta debió volver a ser ajustado (¿a 4,5%?) pero ello no ocurrió”.

Para este año, en la Rendición de Cuentas (junio de 2022) “el Gobierno subió en más de dos puntos su meta de inflación para el año final del período (a 5,8%) y el rango meta del BCU siguió sin moverse”.

EXPECTATIVAS.

“La encuesta de expectativas que releva mensualmente el BCU entre economistas y diversas instituciones mostró en su última edición, de noviembre, que se espera una inflación de 9,0% para 2022, una de 7,45% para 2023 y una de 6,8% para 2024, mientras que en el HPM se la espera en 7,0%”. (Ver Gráfico al pie de esta página).

A su vez, “las expectativas de los empresarios que son relevadas por el INE mostraron en su última edición, de octubre, una expectativa de inflación de 9,5% para el año 2022, una de 9,0% para loa 12 meses a septiembre de 2023 y una de 8,5% para 12 meses más tarde”.

Las expectativas relevadas por esta encuesta son las que suelen mostrar mayores aciertos, precisó el documento de UCU.

“Por su parte, el BCU publicó en su último Informe de Política Monetaria, correspondiente al tercer trimestre, que para el plazo del HPM proyecta una inflación de 6,2%”.

2021, el año en el que el turismo tocó fondo.

2021, el año en el que el turismo tocó fondo.

El siguiente es nuevo Monitor de Coyuntura Económica del la Universidad Católica del Uruguay que escribe el Ec. Javier de Haedo.

Javier de Haedo | Con la difusión de la balanza de pagos del año pasado se conocieron las estimaciones para el turismo receptivo y emisivo que, previsiblemente, resultaron las menores en décadas. Las exportaciones reflejadas en el rubro “viajes” de la cuenta corriente de dicha balanza, alcanzaron a US$ 524 millones, mientras que las importaciones ascendieron a US$ 207 millones.

En el último año calendario “normal” previo a la irrupción de la pandemia, es decir 2019, el turismo receptivo había dado lugar a ingresos por US$ 2.249 millones, mientras que el turismo emisivo había producido egresos por US$ 1.210 millones. El año 2020 quedó a mitad de camino entre la normalidad de 2019 y la excepcionalidad de 2021 dado que casi todo el primer trimestre del año, que es cuando se juega más de la mitad del ingreso anual por turismo, había sido normal.

De todos modos, 2019 no había sido un gran año en materia de turismo en la medida en que entonces se sentía el impacto de una Argentina en crisis y muy barata en términos de dólares, tal como sucede en la actualidad. Aquella coyuntura argentina había dado lugar a un descenso en nuestro turismo receptivo y a un aumento en el emisivo, con el consiguiente deterioro de la balanza de turismo y compras reflejada en el referido rubro “viajes”.

En la gráfica que se presenta al pie de esta página se observa la evolución en términos del PIB, de los números correspondientes a ambos lados del balance y a su saldo, desde el año 1993.

Del mismo modo, este 2022 que se presenta con la pandemia muy menguada en sus efectos, y por lo tanto con el turismo en proceso de reactivación, también tiene a la Argentina (que es nuestra principal contraparte en materia de turismo en los dos sentidos) muy barata relativamente a nuestro país. Y, a diferencia de lo que ocurría en 2019, con una considerable brecha entre el dólar oficial y el blue que, si bien se ha acortado, se ubica en torno a 70%.

Más allá de los datos de turismo, particularmente interesantes en 2021 por la coyuntura vivida, la balanza de pagos nos informa que en el año pasado la cuenta corriente registró un deterioro importante pasando de un déficit de 0,8% del PIB en 2020, a uno de 1,8% del PIB. Este número no es malo per sé y mucho menos lo es si se tiene en cuenta que al mismo tiempo la inversión extranjera directa (IED) alcanzó a 2,3% del PIB, subiendo medio punto versus 2020.

De este modo, el saldo del financiamiento externo, definido como la suma del saldo de la cuenta corriente más la IED se mantuvo en cifras positivas (0,4% del PIB), lo que constituye una indudable fortaleza de nuestra economía.

Pin It on Pinterest