Abr 8, 2023 | Información, Noticias
En marzo el índice de alimentos descendió 2,8% respecto a febrero; es la 12ª baja consecutiva.
Montevideo | Todo El Campo | El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) publicado el viernes 7 mostró una nueva baja, esta vez de 2,8 puntos (2,1%) en marzo respecto a febrero, cerrando a 126,9 puntos en promedio.
Disminuye así por 12º mes consecutivo tras alcanzar su nivel máximo hace un año, dijo la FAO, y agrega que en los últimos 12 meses, desde marzo de 2022, el índice ha caído hasta 32,8 puntos (un 20,5%). La disminución del índice en marzo obedeció a un descenso de los índices de precios de los cereales, los lácteos y los aceites vegetales; aumentaron los de la carne y el azúcar.
LOS CEREALES CAYERON.
El índice de precios de los cereales de la FAO registró en marzo un promedio de 138,6 puntos, o sea 8,2 puntos (un 5,6%) menos que en febrero y 31,6 puntos (un 18,6%) por debajo del nivel de hace un año.
El descenso de este mes refleja una caída de los precios internacionales de todos los cereales principales.
TRIGO. Los precios internacionales del trigo fueron los que más cayeron, un 7,1%, como consecuencia de la abundante oferta mundial y la fuerte competencia entre exportadores. La prórroga de la Iniciativa sobre la Exportación de Cereales por el Mar Negro, que permite que Ucrania siga exportando desde sus puertos también contribuyó a la disminución.
El incremento de las estimaciones acerca de la producción de Australia, junto con la mejora de este mes de la situación de los cultivos en la Unión Europea, impulsaron aún más las perspectivas sobre la oferta mundial.
La fuerte competencia de la Federación de Rusia, donde la abundante oferta sigue favoreciendo unos precios competitivos, también sostuvo la presión a la baja sobre los mercados.
MAÍZ. Los precios mundiales del maíz también registraron una caída en marzo, del 4,6%, ante la presión ejercida por la disponibilidad estacional debida a las cosechas en América del Sur, las expectativas de una producción sin precedentes en el Brasil y la prórroga de la Iniciativa sobre la Exportación de Cereales por el Mar Negro.
OTROS CEREALES. En lo que respecta a otros cereales secundarios, los precios mundiales de la cebada y el sorgo disminuyeron un 6,7% y un 5,7%, respectivamente, influenciados por el efecto indirecto de la debilidad de los mercados del trigo y del maíz. Los precios internacionales del arroz bajaron un 3,2% en marzo, depreciados por las cosechas en curso o inminentes en los principales países exportadores, como la India, Tailandia y Vietnam.
DESCENSO DE LOS LÁCTEOS.
El índice de precios de los lácteos de la FAO registró en marzo un promedio de 130,3 puntos, 1,1 puntos (un 0,8%) menos que en febrero, situándose 15,6 puntos (un 10,7%) por debajo del nivel registrado en el mismo mes de hace un año.
El descenso de marzo obedeció a la bajada de las cotizaciones del queso y la leche en polvo, mientras que subieron los precios de la manteca.
QUESOS. La disminución de las cotizaciones internacionales del queso se debió a la ralentización de las compras por parte de la mayoría de los principales países importadores de Asia en un contexto de aumento de las disponibilidades exportables, también de las existencias, en los principales países exportadores.
LECHE EN POLVO. Los precios de la leche en polvo cayeron por noveno mes consecutivo, sobre todo a causa de la apatía de la demanda de importaciones, especialmente en el caso de las entregas a corto plazo, y del aumento estacional de la producción lechera en Europa occidental.
MANTECA. Por el contrario, los precios de la manteca aumentaron debido a la sólida demanda de importaciones, especialmente en los países de Asia septentrional y sudoriental, de suministros de Oceanía, donde el descenso estacional de la producción lechera fue algo inferior a lo previsto de acuerdo con las tendencias.
ACEITES VEGETALES.
El índice de aceites vegetales en marzo tuvo un promedio de 131,8 puntos, esto es, 4,1 puntos (un 3,0%) menos que en febrero, ubicándose un 47,7% por debajo del nivel de hace un año. El descenso se debió a la bajada de las cotizaciones de los aceites de soja, de colza y de girasol, que contrarrestó con creces la subida de los precios mundiales del aceite de palma.
AUMENTO DE LA CARNE.
El índice de precios de la carne d en marzo tuvo un promedio de 113,0 puntos, cifra que, si bien supone un ligero incremento (de 0,9 puntos y un 0,8%) desde febrero, equivale a 6,3 puntos (un 5,3%) menos que hace un año.
VACUNOS. En marzo aumentaron las cotizaciones de la carne de vacuno bajo la influencia del alza de los precios internos en los Estados Unidos de América, donde se prevé que la oferta de ganado sea más baja en los próximos meses.
CERDO. Los precios de la carne de cerdo aumentaron ligeramente, sobre todo debido a la subida de los precios en Europa por las persistentes limitaciones de la oferta y el aumento de la demanda antes de Semana Santa.
CARNE DE AVE. Por el contrario, los precios de la carne de aves de corral cayeron por noveno mes consecutivo a raíz de la atonía de la demanda mundial de importaciones, pese a los problemas de suministro ante los brotes generalizados de gripe aviar en varios de los grandes países exportadores.
OVINOS. Los precios de la carne de ovino también bajaron en promedio, a causa de un ajuste a la baja respecto de los altos precios registrados en febrero, lo cual se debió al aumento de la demanda antes de Semana Santa y a los efectos de las fluctuaciones de los tipos de cambio.
AZÚCAR.
En marzo le azúcar promedió en 127,0 puntos, esto es, 1,8 puntos (un 1,5%) más que en febrero, lo que representa el segundo aumento mensual consecutivo y el nivel más elevado desde octubre de 2016. El aumento de los precios obedeció principalmente a preocupaciones por la disminución de las disponibilidades de azúcar a nivel mundial.
Abr 5, 2023 | Agricultura, Información, Noticias
La falta de lluvias de estos últimos meses repercute en las frutas y verduras disponibles, pero también permite reflexionar sobre las formas y el costo de su consumo
Montevideo | Todo El Campo | Zanahoria, naranja, limón, papa, cebolla, boniato, tomate, lechuga, manzana, acelga, puerro, perejil y, en menor medida, los zapallos, son algunas de las frutas y verduras en las que se comenzó a notar la falta de abastecimiento desde febrero, luego de dos años de buena presencia en los mercados. Con la escasez, aparece el aumento de precio y los productos “diferentes”, que no necesariamente se ajustan a los estándares estéticos a los que están acostumbrados las y los uruguayos.
Las primeras estimaciones sobre pérdidas y desperdicios de alimentos en Uruguay, realizadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Fundación Ricaldoni, indican que cerca del 11% del total de alimentos disponibles para consumo humano se pierde o se desperdicia cada año, es decir 1 millón de toneladas.
Ante esta realidad, el Instituto Nacional de Alimentación (INDA) del Ministerio de Desarrollo Social de Uruguay lanzó en 2021, en el marco de la emergencia sanitaria, la campaña “la naturaleza es ferpecta”, que impulsa el consumo de frutas y verduras que no coinciden con los estándares que la población uruguaya suele elegir.
La campaña se basa en que “las frutas y hortalizas tampoco tienen que ser perfectas para cumplir con su condición de alimento natural y nutritivo”, sostiene Ignacio Elgue, director del INDA.
Esa iniciativa y el fomento de hábitos que permitan reducir el desperdicio de alimentos, recobra todo su sentido cuando el efecto del déficit hídrico se hace visible en la apariencia y los precios de las frutas y verduras disponibles para la venta en el país.
“La situación de déficit hídrico, lógicamente, tiene consecuencias en la disponibilidad de alimentos y, por lo tanto, repercute en el sistema alimentario en general, afectando de manera desproporcionada a los más pobres y vulnerables. Es clave hacer una reflexión y prestar más atención a los patrones de producción, comercialización y consumo, incluyendo las intervenciones del Estado y del sector privado”, apunta el oficial superior de Políticas Regionales y representante interino de la FAO en Uruguay y Argentina, Jorge Meza.
El consumo de frutas y verduras en Uruguay se adecúa a la oferta, explica Pablo Pacheco, jefe del Área de Desarrollo de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), la principal central de abastecimiento de alimentos frescos del país, entre otros productos.
“Hemos notado que en los últimos años en que se ha incrementado la oferta, ha crecido el consumo, debido a que cuando la oferta es abundante, el precio es más bajo y le permite a la gente consumir más”, describe Pacheco, quién cree que “posiblemente la actual situación atente” contra esa tendencia, “particularmente para los estratos socio económicos con menor poder adquisitivo”.
Como consecuencia de la sequía, el tamaño de las manzanas, peras, cebollas y boniatos está siendo inferior al habitual y eso afecta los precios que se paga por ellos, ya que los calibres más chicos se venden en menor cantidad.
Por otro lado, “sabemos que son miles de toneladas de estos alimentos los que se tiran anualmente, por temas de costos: no se recogen porque cosecharlos es más caro que dejarlos en el árbol o, quedan en el mercado porque, sea por estética o tamaño, no se consumen”, explica Elgue respecto a la campaña de su organismo.
“Uno tendería a pensar que, un escenario de precios altos como este que se está visualizando, sería beneficioso para el productor, pero la realidad es que los productos tienen precios altos debido a una oferta muy escasa, ni siquiera van a poder compensar los altos costos de producción que implicaron algunos cultivos con un rendimiento muy magro. Ahí se da una situación muy crítica para algunos productores”, agrega el jerarca de la UAM.
A nivel nutricional, si hay un grupo de alimentos que no se cuestiona son las frutas y verduras, en diferentes cantidades y diferentes formas, son recomendadas en todas las situaciones, subraya la coordinadora del Área Programática de Nutrición del Ministerio de Salud, Virginia Natero.
Natero llama a “mirar el consumo de frutas y verduras desde otro lugar. Se percibe claramente la incidencia de la sequía en la seguridad alimentaria. El costo de frutas y verduras se va a modificar en relación a la disponibilidad de agua, a como se han podido desarrollar o no las frutas y las verduras y cómo la sequía incide en el costo y en el producto final”.
“Tenemos que, no solo consumir frutas y verduras, sino consumirlas con conciencia. Aprovecharlas”. Recomienda por ejemplo usar todas las partes de la acelga, las hojas de la remolacha además del bulbo, para “sacarle un mayor rendimiento a las frutas y verduras”.
BUENAS PRÁCTICAS DE POLÍTICA PÚBLICA.
En paralelo con la campaña “La naturaleza es ferpecta” el INDA hizo un acuerdo con la ONG Redalco, en el marco del cual el organismo estatal financia la logística para rescatar, directamente en predios o en la UAM, entre 40 y 60 toneladas de fruta y verdura por mes y, luego, en un primer momento para distribuirla a merenderos y ollas y, ahora, para abastecer al programa Uruguay Crece Contigo, con canastas de frutas y verduras que se van a entregar a las madres y a Alimentando Derechos, que se va a reeditar este año, en la zona metropolitana de Montevideo.
Existe otra campaña en el marco de la cual se realizan compras a organizaciones de producción agropecuaria familiar, en base a la Ley de compras públicas a la agricultura familiar y la pesca artesanal, según la cual el 100% de las compras descentralizadas debe ser realizada a productores de pequeña o mediana escala.
“Comprar a la agricultura familiar también es una forma de reducir pérdidas porque compramos directamente en las organizaciones habilitadas, sin intermediarios, y además se hace un abastecimiento de cercanía, evitando problemas vinculados al traslado a Montevideo y luego de la UAM al interior. También es un círculo virtuoso porque esos productores reciben un precio mejor que si lo vendieran al mercado, porque nosotros pagamos precio del mercado y un extra por la logística, porque compramos ‘en puerta’ o en los galpones de las organizaciones”, argumenta Elgue.
El director del INDA asegura que en dos años de trabajo y entrega de frutas y verduras “ferpectas” no tuvieron inconveniente de recepción por parte de las personas beneficiarias. “Son conversaciones que hemos tenido con los muchachos de Redalco: Si vos le vas a dar una manzana a un niño de 5 años, la manzana de tamaño estándar, no la come toda, se desperdicia la mitad. En cambio, si le das una más chiquita, como las que habitualmente no se comercializan, se la come toda y no hay desperdicio. Y el niño más grande, si quiere más, puede comer dos”. La FAO apoya iniciativas en todo el sistema alimentario uruguayo, abarcando las actividades relacionadas con la producción, el procesamiento, la distribución, la preparación, el consumo de alimentos, y la disposición final de los desperdicios, que tienen que ser reducidos. Como resultado de estas actividades, se mejora la nutrición y, por ende, el estado de salud de las personas, su economía y el ambiente en que viven. (FAO Uruguay).
Abr 4, 2023 | Información, Noticias
Informe de la FAO en base a nuevo estudio dirigido por esa Organización revela que los sistemas agroalimentarios proporcionan empleo directo a 1.230 millones de personas.
Montevideo | Todo El Campo | Cerca de 1.230 millones de personas trabajaban en los sistemas agroalimentarios de todo el mundo en 2019, y más del triple de esa cifra, o casi la mitad de la población mundial, vive en hogares vinculados a los sistemas agroalimentarios, según una nueva investigación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
De estos 1.230 millones de personas, 857 millones se dedicaban a la producción agrícola primaria, mientras que 375 millones trabajaban en los segmentos no agrícolas de los sistemas agroalimentarios.
Las nuevas cifras, que constituyen la primera estimación mundial sistemática y documentada de este tipo, proceden de diversas fuentes e incorporan el empleo a tiempo parcial o estacional, muy extendido en el sector. Además, se hace referencia a los sistemas agroalimentarios en lugar de a los sectores agrícolas, lo que refleja la creciente importancia de las actividades no agrícolas en la alimentación de la población mundial, que actualmente asciende a 8.000 millones de personas y sigue creciendo.
“Las agendas de políticas y prácticas a nivel nacional y mundial deben abordar y están abordando los desafíos a los que se enfrentan los sistemas agroalimentarios de forma integrada, y para estar a la altura, los datos deben ir más allá de enfoques basados en la compartimentación (como datos sobre el empleo agrícola) e incluir todo el proceso, desde la producción de alimentos, pasando por su procesamiento y transporte, hasta el consumidor: todo lo que hay detrás de lo que comemos”, aseguró el Sr. Ben Davis, director de la División de Transformación Rural Inclusiva e Igualdad de Género de la FAO y principal autor del informe.
“Para que los sistemas agroalimentarios sean sostenibles es necesario tener en cuenta la nutrición, la salud y el cambio climático”, añadió.
El estudio, titulado “Estimating Global and Country Level Employment in Agrifood Systems” (Estimación del empleo a nivel mundial y nacional en los sistemas agroalimentarios), se publicó como documento de trabajo de la División de Estadística de la FAO.
En su elaboración han participado, además de un equipo de la Organización, la Sra. Kate Schneider, de la Escuela Paul H. Nitze de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins; la Sra. Ramya Ambikapathi, del Departamento de Desarrollo Global de la Universidad Cornell; y el Sr. Paul Winters, de la Escuela Keough de Asuntos Globales de la Universidad de Notre Dame.
En el estudio se adopta un enfoque armonizado que utiliza modelos econométricos basados en datos de la Organización Internacional del Trabajo y validados con encuestas por hogares de la base de datos del Sistema de información sobre medios de vida rurales (RuLis) de la FAO, como se explica en el documento de trabajo.
CONCLUSIONES PRINCIPALES
Asia es el continente en el que hay más personas empleadas en los sistemas agroalimentarios, 793 millones, seguido de África, con casi 290 millones.
La mayoría de la población económicamente activa de los países de ingresos bajos, especialmente en África, tenía al menos un empleo o ejercía una actividad en los sistemas agroalimentarios.
Si se incluyen las actividades comerciales y de transporte pertinentes, el 62% del empleo en África corresponde a los sistemas agroalimentarios, frente al 40% en Asia y el 23% en América.
La proporción del empleo en los sistemas agroalimentarios sobre el empleo total que no se encuentra directamente en los sectores agrícolas oscila entre el 8% en Europa y el 14% en África.
En la mayoría de los países sobre los que se dispone de datos en el RuLis, los jóvenes, definidos como personas de entre 15 y 35 años, representan alrededor de la mitad de todos los trabajadores del sistema agroalimentario, y su porcentaje suele ser mayor en la transformación y los servicios alimentarios.
De los 3.830 millones de personas que dependen de los sistemas agroalimentarios para su sustento, 2.360 millones viven en Asia y 940 millones, en África.
El primer año de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid‑19) provocó una reducción del 6,8% en el número de personas empleadas en los sistemas agroalimentarios. Las repercusiones de la Covid‑19 fueron mayores en América Latina, donde el empleo descendió un 18,8%.
El 13 de abril, la FAO publicará un informe pionero titulado “Status of Women in Agrifood Systems” (Situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios), en el que los datos sobre empleo en los sistemas agroalimentarios del documento de trabajo se desglosan por sexo.
ANTECEDENTES.
La medición exhaustiva del empleo en los sistemas agroalimentarios ofrece información valiosa para los responsables de la toma de decisiones, y la FAO espera reunir el apoyo necesario para convertir las últimas investigaciones en una serie continua de datos estadísticos.
Los sistemas agroalimentarios abarcan la producción agrícola primaria de alimentos y productos no alimentarios, la producción de alimentos de origen no agrícola, la cadena de suministro de alimentos del productor al consumidor y el consumidor final de alimentos. En todo el mundo, estos sistemas producen unos 11.000 millones de toneladas de alimentos cada año y constituyen la columna vertebral de muchas economías.
Datos sólidos de este tipo son esenciales a fin de velar por que la transformación de los sistemas agroalimentarios genere nuevos puestos de trabajo, sobre todo en los países de ingresos bajos con una población joven numerosa, y que lo haga de forma equitativa.
A medida que los países se desarrollan, la proporción de empleo en los sistemas agroalimentarios disminuye. Esto se debe principalmente a una reducción del empleo en la agricultura. Conforme los países pasan de un nivel de ingresos más bajo a uno más alto, el porcentaje de la mano de obra de los sistemas agroalimentarios que se dedica directamente a la agricultura suele disminuir, mientras que aumenta el que se dedica a empleos no agrícolas en la elaboración de alimentos, los servicios, el comercio y el transporte.
La FAO también constató que el cómputo de las personas dedicadas a actividades laborales secundarias o a actividades agrícolas domésticas —como un maestro de escuela a tiempo completo que cultiva en sus tierras productos para la venta— en los sistemas agroalimentarios supone un incremento medio de alrededor de un 24% en el número de personas cuyos medios de vida dependen de dichos sistemas.
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Mar 22, 2023 | Información, Noticias
“No podemos hablar de seguridad alimentaria si no garantizamos el acceso al agua”, señaló Marcelo Sadres, especialista en agua y recursos hídricos en la FAO. También destacó la importancia de regar y contar con seguros agrícolas.
Montevideo | Todo El Campo | Desde 1993, cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, elemento que este año en Uruguay y los países de la región valoramos de forma especial, por aquello de que se reconoce el valor que tienen las cosas cuando las perdemos.
El martes 21, en el marco del 5º Foro Mundial del Agua que se está celebrando en Nueva York (Estados Unidos) con participación de autoridades uruguayas y en vísperas del Día Mundial del Agua, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) destacó que “en el mundo el 72% de las extracciones mundiales de agua dulce se utiliza para el sector agrícola”; y en el de Uruguay, es el “87% de las extracciones de agua dulce van para el agro y, por lo tanto, a la producción de alimentos”.
Con una demanda creciente por parte de la población, se estima que en 2050 “la producción mundial de alimentos para personas y animales tendrá que incrementarse en un 50% en comparación con 2012”; “si se mantienen las condiciones actuales, esto exigiría al menos un 35 % más de agua dulce”.
Marcelo Sadres, especialista regional de Agua y Gestión de Recursos Hídricos de la FAO dijo que “no podemos hablar de seguridad alimentaria si no garantizamos el acceso al agua”.
Datos de la FAO señalan que “América Latina y el Caribe aporta actualmente el 14% de la producción mundial de alimentos y el 45% del comercio internacional neto de productos agroalimentarios. La región cuenta con más del 30% del agua dulce disponible en el mundo y aproximadamente una tercera parte de las tierras arables”.
SEQUÍAS EN AMPLIA ZONA DE LATINOAMÉRICA.
Pero “desde 2020, por lo menos siete países del Caribe registraron sequías graves y otros siete países registraron condiciones similares en Mesoamérica, mientras que amplias zonas de Sudamérica también fueron y están siendo azotadas por este fenómeno, que incluyen a Uruguay”.
Sadres añadió: “La comunidad científica coincide en que estos eventos de sequía se están dando con más frecuencia, que son más fuertes y que las causas son antropogénicas, es decir que se vinculan con el imparto de la actividad humana en el medio ambiente”, aunque no siempre se pueden atribuir al cambio climático.
Entre 2005 y 2015 las perdidas en la producción de alimentos en América Latina y el Caribe sumaron un total estimado de US$ 13.000 millones.
Considerando la producción de alimentos y los costos, es clave “generar información fiable sobre las pérdidas económicas de las sequías es fundamental para posicionar el tema, entender la magnitud del problema y que los países puedan llevar adelante políticas e inversiones que son necesarias para reducir el impacto”, recomendó el experto regional.
Desde el comportamiento privado como individual de cada uno, se puede ayudar e intervenir en este delicado asunto “adoptando prácticas que generen menos presión en el recurso, por ejemplo, utilizando el agua de manera más eficiente, así como reduciendo la contaminación de los cursos de agua” ya que “la escasez de agua no solo se expresa en la reducción del recurso, si no también, en la pérdida de la calidad”, enfatizó.
RIEGO EN URUGUAY.
Sadres sostuvo que “Uruguay tiene alto potencial para una mayor incorporación del riego en la producción agrícola y desarrollar un plan o programa nacional que valore y analice soluciones integrales con infraestructuras de riego y que evalúe los efectos y resultados de la aplicación de la Ley de Riego resultaría interesante”.
Desde la FAO se señala que Uruguay “cuenta con un importante desarrollo en materia de investigación agropecuaria, extensión rural, asociatividad y cooperativismo”, añadió, un ejemplo es el proyecto Ganadería y Clima: “Los resultados que se están obteniendo en el marco de ese proyecto muestran que es posible mejorar la productividad de los predios disminuyendo la intensidad de emisiones. Pero, además, las prácticas innovadoras de manejo del rodeo en predios piloto, indican una mayor resiliencia a los eventos de sequía”.
SEGUROS AGROPECUARIOS.
Por último, Sadres, destacó la importancia de los seguros agropecuarios que “cuando son adecuados, permiten que el productor enfrente una situación de crisis, si todas las otras medidas no fueron suficientes”.
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Mar 17, 2023 | Información, Noticias
La FAO está ayudando a ofrecer instrucción, capacitación y apoyo a los agricultores locales a fin de que gestionen mejor sus suelos.
Soriano | Todo El Campo | Se realizó en la Expoactiva Nacional una presentación sobre el suelo en predios productivos de Soriano, un proyecto del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) que cuenta con el apoyo de la FAO.
En el marco de la actividad que se informa en esta edición de Todo El Campo e incluye video de la presentación, la FAO hizo llegar a este portal el artículo que se comparte a continuación, titulado A veces los suelos también necesitan “doctores”.
A VECES LOS SUELOS TAMBIÉN NECESITAN “DOCTORES”.
Cuando vamos a la consulta de un médico, generalmente lo primero que hace es auscultarnos con un estetoscopio para evaluar el corazón y los pulmones ya que, antes de tratar a una persona, es necesario saber en qué condiciones se encuentra. Del mismo modo, a fin de garantizar la salud de los suelos para una agricultura sostenible, es necesario conocer primero su condición.
Los suelos son el punto de partida de la alimentación y la agricultura. Sin suelos sanos que ofrezcan nutrientes, agua y aire para que las plantas crezcan y se desarrollen, no podemos cultivar los alimentos nutritivos que necesitamos para llevar una vida sana.
No obstante, la degradación del suelo es un problema mundial. En la actualidad, aproximadamente una tercera parte de los suelos del planeta están degradados. La situación seguirá empeorando si no tomamos medidas.
El Programa mundial de doctores de los suelos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se puso en marcha precisamente con ese propósito: evaluar las condiciones del suelo y ofrecer orientación a los agricultores para solucionar los problemas detectados. El material educativo y los módulos de capacitación de este programa ayudan a los agricultores a mantenerse atentos y receptivos a la salud del suelo, un componente esencial de sus medios de vida.
El Programa mundial de doctores de los suelos, que la FAO ejecuta en el marco de la Alianza mundial sobre los suelos, ofrece un espacio para el aprendizaje, la interacción y el diálogo entre diferentes actores interesados en el uso apropiado y la conservación de los suelos. Esta iniciativa, además de difundir instrumentos de diagnóstico de la salud del suelo y de aplicar prácticas que evitan la degradación de este recurso, mejora la producción agrícola y, en consecuencia, aumenta la cantidad de productos nutritivos y los ingresos de los agricultores.
En colaboración con instituciones nacionales asociadas, servicios de extensión o instituciones académicas, que trabajan como promotores del programa, la FAO está ayudando a ofrecer instrucción, capacitación y apoyo a los agricultores locales a fin de que gestionen mejor sus suelos.
Los agricultores reciben capacitación mediante el programa obtienen una “certificación como doctores del suelo”, y enseñan esas prácticas a otras personas, ayudando a sus comunidades a salvaguardar este recurso esencial.
DOCTORES DEL SUELO EN TODO EL MUNDO.
En el Programa mundial de doctores de los suelos, que se ejecuta en nueve países, participan actualmente 3.475 agricultores, y 403 ya han obtenido su “certificación” como doctores del suelo.
A medida que más promotores y agricultores se unen al programa, el mundo hace avances cada vez mayores para asegurar la gestión sostenible de los suelos y mejorar, al mismo tiempo, los rendimientos agrícolas y los ingresos de los agricultores.