Solo diez países del mundo comparten con Uruguay su distintivo de mejora ganadera.
INIA y las sociedades de criadores son protagonistas en la mejora de la ganadería nacional en un proceso que pocos países del mundo han comenzado a recorrer en ganado vacuno lechero, de carne y ovinos.
La visión integral del animal en el sistema, las evaluaciones genéticas de larga data y la sinergia de la investigación con los productores son algunas de las cualidades que diferencian el trabajo que ha hecho Uruguay para que su ganadería progrese y sea más competitiva. También son las características que llamaron la atención de diferentes comitivas extranjeras de referencia que visitaron el país entre abril y mayo y que no dudaron en afirmar que “como máximo habrá diez países en el mundo que están haciendo lo que está haciendo Uruguay”.
El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) es, junto con las sociedades de criadores, uno de los protagonistas en este tema, ya que es responsable de las evaluaciones genéticas que se realizan en el país en bovinos lecheros, de carne y ovinos. Mediante información productiva y genealógica que es relevada hace décadas los sistemas nacionales de evaluación genética estiman las diferencias esperadas en la progenie, es decir, el mérito genético que cada animal tiene para determinadas características de interés y que transferirá a su descendencia.
“Con las evaluaciones se provee la información para identificar a los animales que son genéticamente superiores en las características de interés económico y ahora también ambiental. Eso es de gran utilidad para las cabañas y los productores ya que disponen de información objetiva para seleccionar a los mejores animales para que sean padres de la siguiente generación y así contribuir al progreso de la producción a través de la genética”, explicó la Ing. Agr. Elly Navajas, investigadora principal de la Unidad de Biotecnología y del Programa de Carne y Lana de INIA.
Las características que se miden son las que tienen incidencia en aspectos productivos y en la calidad del producto, como ser el peso al nacer y al destete, el área del ojo del bife, la grasa intramuscular y el espesor de la grasa, la habilidad lechera, la fertilidad y el peso y diámetro de la lana, entre otros.
Sin embargo, con una visión anticipada de las demandas que actualmente exigen los mercados de alto nivel, desde 2014 en la Central de Prueba de Toros de la Sociedad de Criadores de Hereford INIA también comenzó a medir la eficiencia de conversión, es decir, a identificar los animales que producen igual, pero comiendo menos alimento; y a cuantificar el metano que emiten. Estas características son relevantes, entre otras cosas, por su contribución a la mitigación de los gases de efecto invernadero, y se miden además en varias razas ovinas en INIA La Magnolia.
Además de estas mediciones, INIA extrae muestras de ADN y cuenta con información genómica de los animales que, sumada a los registros de eficiencia y emisiones de metano, conforman una población de entrenamiento o de referencia para hacer selección. Ya está funcionando en Angus, Hereford y Holando, y permite que, a partir de una muestra de ADN de un animal, se pueda predecir su mérito genético.
“Con esa base de datos que denominamos población de referencia se traduce la información contenida en el ADN del animal en una estimación de su valor genético para las diferentes características. Esto se hace con una ‘ecuación de predicción’”, dijo la investigadora.
“Incluir información del ADN en los sistemas de evaluación permite acelerar el progreso genético de las razas por selección porque se logra una estimación más precisa y a una edad más temprana de las cualidades que el animal trasladará a su descendencia. Además, facilita que las cabañas puedan elegir a los futuros padres basándose en características nuevas de difícil medición como la eficiencia de conversión y las emisiones de metano”, agregó Navajas.
Para explicar la posición de Uruguay en el contexto mundial respecto al estudio de estos temas, la investigadora se remitió a las impresiones de los diferentes expertos de la Fundación Bill y Melinda Gates, del CLEAR Center de la Universidad de California-Davis y de la comitiva especializada en clima enviada por Estados Unidos que visitaron el país y conocieron de primera mano algunos de los experimentos de INIA.
“La reacción de los visitantes que recibimos en los últimos dos meses expresan el lugar en el que está Uruguay. Lo que los sorprende gratamente son las mediciones, la infraestructura, el histórico de las evaluaciones, la sinergia de la ciencia con el sector productivo y la visión integral que tenemos del ganado y los sistemas de producción. Uno de los expertos extranjeros que vino comentó que ‘como máximo habrá diez países en el mundo que están haciendo lo que está haciendo Uruguay’”, apuntó Navajas. Esa lista se completa con Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Francia, Irlanda y otros países europeos. “INIA trabaja en conjunto con algunos de estos países en proyectos internacionales como Smarter y GrassToGas”, agregó.
Finalmente, con una visión a futuro la experta señaló que “los aspectos que tienen que ver con la visión global del animal productivo, resiliente y eficiente implica estar siempre atentos y considerar características relacionadas con el desempeño productivo y reproductivo, con el manejo global de la salud del animal y con la adaptación al cambio climático”.
Asimismo, concluyó que el país puede “hacer mucho más y mejor”. “Así como la selección genómica acelera y fortalece el proceso de mejoramiento, creo que podemos tener iniciativas que nos fortalezcan en forma contundente y en más corto plazo, en mitigación de gases de efecto invernadero, sin perder de vista la producción. Eso requiere financiación, revisar la estrategia y ver cómo reagruparnos para poder dar un paso más sustancial que siga sumando al progreso genético y su aporte a la competitividad de la ganadería uruguaya”, finalizó.