El cannabis tiene efectos dañinos en las personas ya que afecta el cerebro, la memoria, la capacidad de tomar decisiones, las emociones y las reacciones, entre otras.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | El mundo no está bien, bajo casi ningún aspecto, y aunque podrían escribirse cientos de páginas para argumentar en favor de esa afirmación, solo dos hechos son suficientes, por aquello de que “para muestra alcanza un botón”.
Del 1° al 3 de noviembre, en La Rural de Argentina, se realizó la Expo Cannabis, una exposición que hace algunos años nos habría parecido imposible pero que hoy se lleva a cabo con la misma naturalidad que quizá en otra época se podría haber realizado una “Expo Tabaco”. Hoy la sociedad asume y reconoce lo dañino del tabaco, pero se ha tornado permisiva y complaciente con el cannabis, y como idealizaba aquel, lo hace ahora con este.
En esa idealización los ciudadanos en general nos olvidamos de lo dañino que puede ser el consumo de sustancias como el cannabis, aunque aquí, en Uruguay, los psiquiatras lo advirtieron cuando se discutía su legalización.
Volviendo a Argentina, un grupo de médicos y activistas expresaron serias advertencias sobre la realización de la Expo Cannabis, porque consumir tal sustancia tiene efectos dañinos en las personas ya que afecta el cerebro, la memoria, la capacidad de tomar de decisiones, las emociones y las reacciones, entre otras.
Así lo establecen 27 instituciones, profesionales de la salud mental y activistas contrarios a las drogas en una carta abierta publicada en medios argentinos en rechazo a la quinta edición de Expo Cannabis, evento convocado para el “uso medicinal, industrial y de uso adulto más importante de América Latina”, según se puede leer en su página web.
LA CARTA ADVIERTE SOBRE PONER A LOS NIÑOS COMO OBJETIVO.
En la misiva, los firmantes expresan estar “preocupados porque una vez más se realiza en el predio de la Rural de Palermo, la Expo Cannabis”, y resaltan que este año los organizadores “han decidido ir más lejos” habilitando “un sector para niños”. “¿Es lógico incorporar un área para niños cuando nos cansamos de repetir donde se nos pregunte que el cannabis es perjudicial para los jóvenes? ¿Cuál es la necesidad de ingresar a los niños en un entorno que fomenta el cultivo y consumo de sustancias perjudiciales? ¿Es necesario enseñarles a los jóvenes a cultivar sus plantas? ¿El cannabis es bueno o es malo?”, se preguntan.
En el siguiente renglón señalan que “el consumo de cannabis afecta la función cerebral de manera directa, y afecta particularmente las partes del cerebro responsables de la memoria, el aprendizaje, la atención, la toma de decisiones, la coordinación, las emociones y el tiempo de reacción”.
Señalan que los consumidores sufren, entre otras cosas, “enlentecimiento en los procesos cognitivos”, la afectación “del lóbulo prefrontal, que es el lugar donde se procesan los razonamientos más elevados, como por ejemplo decir NO”; y “sabemos que el riesgo de tener un brote psicótico aumenta 11 veces si se usa THC en la adolescencia”.
Por tanto “es incomprensible que las autoridades no reconozcan los peligros que acechan en nuestra sociedad, donde el consumo de sustancias está extendido”.
Concluyen llamando a “las autoridades” para que “tomen medidas concretas para abordar esta crisis, proporcionando recursos y servicios adecuados para la prevención, el tratamiento y la recuperación de las adicciones”. Y apelan a “la sociedad en su conjunto”, para que “reaccione frente a este tipo de manifestaciones donde solo se benefician unos pocos y se perjudica a miles de jóvenes”.
LA CARTA COMPLETA.
La industria de la marihuana y un negocio que florece
Los abajo firmantes, instituciones y profesionales de la Salud Mental estamos preocupados porque una vez más se realiza en el predio de la Rural de Palermo, la Expo Cannabis.
Y este año vemos azorados que han decidido ir más lejos: han habilitado un sector para niños. ¿Es lógico incorporar un área para niños cuando nos cansamos de repetir donde se nos pregunte que el cannabis es perjudicial para los jóvenes? ¿Cuál es la necesidad de ingresar a los niños en un entorno que fomenta el cultivo y consumo de sustancias perjudiciales? ¿Es necesario enseñarles a los jóvenes a cultivar sus plantas? ¿El cannabis es bueno o es malo?
El consumo de cannabis afecta la función cerebral de manera directa, y afecta particularmente las partes del cerebro responsables de la memoria, el aprendizaje, la atención, la toma de decisiones, la coordinación, las emociones y el tiempo de reacción.
El THC es el principal compuesto psicoactivo presente en el cannabis y actúa sobre los receptores cannabinoides del cerebro. Estos puntos moleculares específicos en las células cerebrales se activan generalmente mediante sustancias químicas, similares al THC, que son producidas de forma natural en el cuerpo formando una red de comunicación neuronal llamada sistema endocannabinoide.
No existe desde la evidencia científica la validez de lo inocuo del consumo, el enlentecimiento en los procesos cognitivos, las respuestas de reacción en los reflejos sensoriales (un porro atrasa 50 metros la reacción de frenada en auto o moto) ya la desregulación del control sobre los frenos inhibitorios al enlentecer la dinámica del lóbulo prefrontal, que es el lugar donde se procesan los razonamientos mas elevados, como por ejemplo decir NO.
Sabemos que el riesgo de tener un brote psicótico aumenta 11 veces si se usa THC en la adolescencia.
Es incomprensible que las autoridades no reconozcan los peligros que acechan en nuestra sociedad, donde el consumo de sustancias está extendido y la Ley no garantiza el derecho a la salud de los adictos. La falta de acceso a tratamientos efectivos y a internaciones en tiempo y forma es un obstáculo grave para la recuperación y la reinserción social de las personas.
¿Cómo puede ser que se priorice la tolerancia y la permisividad sobre la protección de la salud y la vida de los ciudadanos? La indiferencia y la inacción de las autoridades frente a este problema son un fracaso en la defensa de la salud pública.
Es hora de que las autoridades tomen medidas concretas para abordar esta crisis, proporcionando recursos y servicios adecuados para la prevención, el tratamiento y la recuperación de las adicciones. La salud y la vida de los adictos no pueden seguir siendo ignoradas.
Esperamos que la sociedad en su conjunto reaccione frente a este tipo de manifestaciones donde solo se benefician unos pocos y se perjudica a miles de jóvenes que por falta de información quedan expuestos a riesgos y consecuencias irreparables para su salud mental y física, su futuro y su bienestar.
LOS FIRMANTES DE LA CARTA.
Algunos de los firmantes son personalidades del espectáculo, pero también profesionales de la salud mental. Es el caso del psiquiatra Andrés Blake (exdirector de Salud Mental de la Nación), la psiquiatra Geraldine Peronace (especialista en adicciones e investigadora), la psiquiatra Norma Derito (exdirectora del hospital Moyano), yvarios médicos de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP).
Todos los firmantes: Asociación Civil @lamadre_marcha; Marina Charpentier; AEA, Asociación de Especialistas en Adicciones; Grupo Palermo Agro y Campo (SRA); Grupo Campo más Ciudad (SRA); Héctor Molina, fundador de Unidad Federal de Madres contra el paco; Mesa Nacional de Salud Mental; AAPEF, Asociación de familiares de enfermos de esquizofrenia; Asociación de Psiquiatras de San Juan; Dr. Andrés Blake, psiquiatra, exdirector de Salud Mental de la Nación; Diputada Nacional Marcela Campagnoli; Dra. Geraldine Peronace, psiquiatra AAP, especialista en Adicciones; Dra. Norma Derito, psiquiatra, exdirectora Hospital Moyano; Lic. Natalia Ferreiro, psicóloga, subcoordinadora equipo violencia CABA; Dr. Alberto Desouches, psiquiatra, AAP, presidente Capitulo de Políticas Públicas; Dra. Andrea López Matto, psiquiatra AAP; Dra. Sandra Zuburi, psiquiatra AAP; Dr. Jonathan Ricco, psiquiatra AAP; Dra. Silvia Papuchado, psicóloga; Dra. Gabriela Martínez, psiquiatra, Junín, AAP; Dra. Natalia Urlesgui Murga, psiquiatra Tucumán; Dr. Pedro Gargaloff, psiquiatra; Dr. Christian Molina Radio, psiquiatra; Dr. Daniel Troncoso, psiquiatra, Asociación Argentina Psiquiatras de San Juan; Dr. Ramón Vázquez, abogado; Justina Endara, Rocío Endara, Pablo Castillo y Marina de Vicenzi, familiares de pacientes con autismo; Dr. Roberto Fernández, Maestría Universidad Barcelóapitulo de Políticas Públicas; Dra. Andrea López Matto, psiquiatra AAP; Dra. Sandra Zuburi, psiquiatra AAP; Dr. Jonathan Ricco, psiquiatra AAP; Dra. Silvia Papuchado, psicóloga; Dra. Gabriela Martínez, psiquiatra, Junín, AAP; Dra. Natalia Urlesgui Murga, psiquiatra Tucumán; Dr. Pedro Gargaloff, psiquiatra; Dr. Christian Molina Radio, psiquiatra; Dr. Daniel Troncoso, psiquiatra, Asociación Argentina Psiquiatras de San Juan; Dr. Ramón Vázquez, abogado; Justina Endara, Rocío Endara, Pablo Castillo, Marina de Vicenzi (familiares de pacientes con autismo): Dr. Roberto Fernández, Maestría Universidad Barceló.
Foto de portada X de Expo Cannabis Argentina @expocannabisarg
Las aves se volvieron tan adictas que perdieron su capacidad para poder volar y pueden atentar contra su propia vida.
Montevideo | Todo El Campo | Eslovaquia está ubicada en Europa central. El país no tiene salida al mar y es miembro de la Unión Europea. Rara vez aparece en las noticias internacionales, aunque en las últimas horas ha protagonizado una rara historia de cisnes drogados en sus campos de amapola, lo cual se ha convertido en un hecho noticioso de alcance internacional.
Alerta Mundial, sitio dedicado a difundir información internacional, publicó sobre “el extraño caso de los cisnes en Eslovaquia: cientos de ellos se están drogando en los campos de amapolas. Se volvieron tan adictos que perdieron su capacidad para poder volar”.
Ante esa situación inédita, los agricultores pidieron ayuda a las autoridades para reubicarlas y que pasen por un proceso de desintoxicación y rehabilitación.
“El consumo de estupefacientes no es exclusivo de humanos”, dice Alerta Mundial, sino que “decenas de cisnes han caído en adicción luego de consumir frecuentemente amapolas” en ese país europeo, “hecho que las mantiene todo el día en los campos del país, negándose a abandonar el lugar”.
Además de que los agricultores ven como sus campos se arruinan, se está ante un escenario de sanidad animal porque “los cisnes se han vuelto drogadictos, no pueden volar y la droga está afectando su comportamiento a tal grado que pueden atentar contra su propia vida”.
EFECTOS NARCÓTICOS.
El reporte agrega que la planta de amapola tiene “efectos narcóticos” por la presencia del opio, una potente droga similar a la heroína, y que solo en cuatro meses, “estos cisnes han consumido aproximadamente cinco hectáreas de amapola”. Los cisnes son animales protegidos en Eslovaquia, lo que llevó a los pobladores a solicitar un permiso especial para trasladar a los cisnes a un lugar destinado a su desintoxicación.
El objetivo era disminuir o eliminar el crimen organizado que se dedica a la venta de cannabis y no se ha logrado. El documento menciona o cita a Uruguay -donde la marihuana fue legalizada por el expresidente José Mujica en 2013- 50 veces.
Hébert Dell’Onte | Montevideo | Todo El Campo | Desde hace años la sociedad uruguaya debate sobre la pertinencia de legalizar el consumo de drogas, particularmente una que se supone es menos dañina, la marihuana, como forma de controlar su distribución. Sin embargo los resultados no han sido en el sentido de quienes impulsan esa media ya que todo indica que aumenta el consumo y no reduce los mercados ilegales, además de que disminuye la percepción del riesgo de consumirla.
El último “Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes para 2022”, (*) un documento de más de 150 páginas al que accedió Todo El Campo señala que la legalización de la marihuana no redujo, allí donde se aprobó, el consumo de drogas ni los mercados ilícitos.
El documento sobre drogas, publicado este jueves 9 de marzo, se elabora anualmente por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), un organismo independiente y cuasi judicial constituido por expertos en la materia.
En el texto se expresa preocupación por la expansión de la industria del cannabis, que comercializa los productos a base de esa sustancia de una forma que atrae a la juventud y le resta importancia a los daños que puede causar el consumo del cannabis de potencia elevada.
Entrevistado por Noticias ONU, el vicepresidente segundo de JIFE, César Arce Ríos, expresó: “Vemos con preocupación la trivialización con respecto al uso no médico del cannabis, la tendencia a su legalización, principalmente en Latinoamérica y parte de Europa”.
Destacó que legalizar drogas con fines recreativos contraviene la Convención Única de Estupefacientes de 1961, en su artículo cuarto, que clasifica al cannabis como una sustancia altamente adictiva y prohíbe todo uso no médico o científico.
INCONGRUENCIA DE DATOS.
La legalización “parece dar lugar a un incremento del consumo, sobre todo en la juventud”. Arce explica por qué se utiliza la palabra ‘parece’ que relativizaría la contundencia del análisis. Dijo que se usa ese término porque “no tenemos datos oficiales, tenemos datos oficiosos de países donde hay legalización y la información no es congruente”.
Explicó esa incongruencia: “Por ejemplo, tomamos los datos de un país que informa que se ha estancado o ha disminuido el consumo, pero por el otro lado hay mucha venta e importación de cannabis, es decir, no coinciden los datos. Y, por otro lado, tenemos informes de ONG que indican que el consumo ha crecido. Por eso usamos la palabra ‘parece’, hasta tanto no tengamos un informe oficial y congruente de los países, no queremos afirmar que el consumo ha aumentado”.
No obstante, los datos extraoficiales muestran que en las jurisdicciones donde se ha legalizado, el consumo de marihuana ha aumentado entre 9% y 15% con respecto a los lugares donde su uso lúdico sigue prohibido.
El informe de la JIFE destaca que los mercados ilegales de marihuana siguen activos en las jurisdicciones donde se ha legalizado el consumo, pese a que la legalización apostaba a desarticularlos. Según los datos disponibles representan el 40 % en Canadá, casi el 50 % en Uruguay y el 75 % en California.
Esos mercados prevalecen porque venden a precios más baratos y un producto con mayor contenido de THC, que es el componente psicoactivo del cannabis.
El estudio sostiene que el incremento del consumo y de la potencia de algunos productos del cannabis está trayendo consigo efectos negativos para la salud y comporta riesgos sanitarios para las personas de todas las edades, y añade que entre 2000 y 2018 las admisiones relacionadas con la dependencia y la abstinencia esa droga se multiplicó por ocho a nivel mundial, mientras que las admisiones debidas a trastornos psicóticos relacionados con la marihuana se cuadruplicaron.
NO SE HAN ALCANZADO LOS OBJETIVOS.
El vicepresidente de la JIFE insistió en que la legalización del cannabis no ha cumplido con lo que se proponía: “El objetivo era disminuir o eliminar el crimen organizado que se dedica a la venta de cannabis y no se ha logrado, inclusive ha crecido en algunos países. También se pretendía tener un mercado regulado y controlado para que el cannabis no llegara a los menores, y tampoco se ha cumplido”.
Respecto a Latinoamérica, donde el principal problema es el consumo de pasta básica de cocaína, Arce dijo que “podemos considerar que es una epidemia”, y añadió que es popular porque es barata y muy adictiva, pero también “muy nociva”.
Uruguay, donde se legalizó la marihuana con el argumento de sacarle mercado al narcotráfico, es uno de los países que se fracasó, dijo Arce.
“El rock no se demuestra con drogas. Acá no hay que probarle nada a nadie. Yo soy artista. Mi trabajo es viajar, tocar, cantar, ocasionalmente en televisión o radio y grabar. Mi trabajo no es ni fumar ni tomar. Un pibe de 15 años con un porro en la puerta del liceo, no lo festejo”.
Hébert Dell’Onte | Parte de la sociedad despotrica contra las redes sociales porque son un arma de agravios y ataques, cuando no insultos permanentes, a veces en un marco de intolerancia y hasta violencia de difícil digestión.
Pero la clave está en saber a quien leer, a quien seguir, de quien hacerse “amigo”. Los aportes de algunos políticos, artistas, actores sociales en general y de todas las disciplinas, incluso de ciudadanos anónimos que a veces opinan tras un seudónimo, pueden ser enriquecedores. Eso es lo bueno que tiene esta explosión de la comunicación a través de Twitter, Facebook, Instagram y muchas otras herramientas similares. Todo depende de lo que cada uno elige leer o mirar.
El martes 26 de abril, Nacho Obes (foto), reconocido artista uruguayo que además se abre camino dentro como fuera de fronteras, escribió en su cuenta de Twitter que cuando pasó frente al liceo 28 de Pocitos vio un grupo de adolescentes muy jóvenes fumando marihuana en la puerta de ese centro de estudio: “Pasé caminando por la puerta del liceo 28 en Pocitos. Los chiquilines de 14, 15 años fumando faso en la puerta literalmente. Son niños. ¿Estoy loco o algo anda muy mal?”, se preguntó.
Al momento de escribir este artículo, la publicación de Obes cuenta con casi 3.200 me gusta, casi 470 retweets y una larga fila de respuestas que van en todo sentido y todo color.
Hay quienes politizan el tema buscando responsabilidades, pero el fondo del asunto no pasa por ahí sino de una realidad que preocupa y que debe ser atendida, pues aunque no se informe debidamente es sabido que la marihuana hace mal y por supuesto que esos muchachos de 14 o 15 años se están haciendo un gran daño.
Lo paradójico e imperdonable de esto es que sea en la puerta de un liceo, “literalmente”, aclara y enfatiza el músico. Frente a eso uno se pregunta de inmediato dónde están los responsables de ese liceo, dónde el personal administrativo, el servicio de portería. Claramente no estaban cumpliendo con su trabajo.
Los centros de estudio deberían ser los lugares más seguros y sanos que una sociedad debe tener. Seguros y sanos en el sentido más amplio de esos conceptos.
Además de denunciar el hecho sobre el cual las autoridades de la educación deben tomar nota y actuar en consecuencia, Obes profundizó sobre el asunto con un par de comentarios más que bien valen la pena mencionar y que no necesitan explicación ni comentarios.
El miércoles 27 escribió: “El rock no se demuestra con drogas. Acá no hay que probarle nada a nadie. Yo soy artista. Mi trabajo es viajar, tocar, cantar, ocasionalmente en televisión o radio y grabar. Mi trabajo no es ni fumar ni tomar. Un pibe de 15 años con un porro en la puerta del liceo, no lo festejo”.
Y minutos después: “Querer copiar lo que hacía Ozzy Osbourne, o Axl Rose es querer copiar sus desgracias. Ellos tuvieron que cambiar sus vidas. En Dóberman había dos personas alcohólicas y así nos fue. Desaparecimos. Cuando quisieron tocar por la legalización de la marihuana me fui”.
No queda nada por decir, sólo que nuestra sociedad necesita referentes juveniles de esa talla, existen, están, hay que saber buscarlos y darles visibilidad.