Lo que realmente se necesita es conocimiento e inspiración para preparar y que la gente empiece a considerar las legumbres a la hora de planificar las comidas, y ya no pensar tanto en carnes alternativas o consumo de insectos.
Montevideo | Todo El Campo | Europa, el faro del mundo durante tantos siglos, ha dado repetidas muestras de ignorancia o torpeza a la hora de decidir su futuro y los caminos que recorrerá. El empecinamiento de prohibir los productos modificados genéticamente, son un ejemplo; la demonización de la energía nuclear que ahora por los problemas generados por la guerra en Ucrania la recategorizaron como “verde”, otro. Así podríamos seguir.
Un artículo publicado por la Universidad de Copenhage (la más importante de Dinamarca) se pregunta “¿qué diablos son las legumbres?”, y agrega: “El desconocimiento europeo se interpone en el camino de este superalimento ‘verde’”. La conclusión es que en Europa hay bajo consumo de legumbres “principalmente” por “la falta de conciencia” sobre las virtudes que aquellas tienen, y falta de “tradición”.
Katharina Henn del Departamento de Ciencias de los Alimentos de la Universidad de Copenhage hizo una investigación sobre las legumbres: “Son las semillas secas y comestibles de las plantas leguminosas. Son un súper alimento nutritivo y saludable, pero también son respetuosos con el clima y el medio ambiente y, a menudo, crecen donde no se puede hacer mucho más. Estamos más familiarizados con ellos como frijoles, guisantes y lentejas, pero en realidad hay 11 tipos y varios cientos de variedades cultivadas que puedes comer”, señala el artículo de la citada casa de estudios.
Pero los europeos no conocen las legumbres, esa es una de las conclusiones a las que llegó Henn que investigó en 5 países europeos: Alemania, Dinamarca, España, Polonia y Reino Unido. Los daneses son los que menos consumen.
“Las legumbres ofrecen numerosos beneficios tanto para los humanos como para el planeta. Desafortunadamente, también hay algunos obstáculos que los consumidores deben superar antes de que el potencial de las legumbres pueda explotarse al máximo”, comentó Henn.
Por designación de las Naciones Unidas, el 10 de febrero es el “Día Mundial de las Legumbres”, fue declarado para promocionar sus virtudes, porque son saludables, nutritivas y respetuosas con el clima, además de que se pueden cultivar en cualquier lugar.
Agregó que “en Europa, las legumbres se cultivan principalmente como alimento para animales. Como alimento para los humanos, su potencial está infrautilizado. Esto se debe principalmente a la falta de conciencia y tradición culinaria. Mis estudios demuestran que los europeos desconocen los beneficios que ofrecen las legumbres, especialmente en lo que respecta a la sostenibilidad y el respeto al clima”.
¿SUSTITUTO DE LA CARNE?
En Europa algunos organismos internacionales están abocados a reducir el consumo de carne y para eso apelan a los sustitutos vegetales o incluso a la entomofagia, el consumo de insectos. Pero Henn piensa que se debe trabajar en el consumo de legumbres, con lo cual también se reduciría la ingesta de carne, pero sin centrarse en sustitutos similares.
“Hay mucho interés en los sustitutos de la carne porque la industria piensa que los consumidores necesitan productos que se parezcan a los alimentos familiares, como las hamburguesas. Pero desde una perspectiva nutricional, no necesitamos estos productos de imitación. De hecho, nuestros estudios muestran que los consumidores a menudo prefieren las legumbres tal como son”, dijo la investigadora.
Agregó: “Las legumbres han sido un alimento tradicional durante mucho tiempo, por lo que incluirlas en una variedad más amplia de productos sería bienvenido. Pero no hay necesidad de mucha adaptación e innovación. No en la medida necesaria con respecto a insectos o carne cultivada en laboratorio, por ejemplo. Lo que realmente se necesita es conocimiento e inspiración para prepararlos, para que la gente empiece a considerar las legumbres a la hora de planificar las comidas”.
Foto: ensalada de garbanzos | Captura de YouTube de Cocina para todos.
Que el deseo de comer sano no se transforme en una enfermedad. ¿Qué sabemos sobre la ortorexia, o sea el trastorno generado por deseo de comer sano?
Hébert Dell’Onte | La amplia gama de conceptos que incluye la expresión “hábitos saludables” han ido ganado espacio a nivel global. Eso es bueno. Por ejemplo, el ser humano ha crecido en la toma de conciencia sobre lo necesario que es hacer ejercicio, desde una simple caminata hasta planificar una rutina en el gimnasio. También limitar o evitar determinados alimentos (que generalmente son esos que nos gustan a todos) cuyo consumo descuidado nos hace mal y con los años reduce nuestra calidad de vida, o recorta años ocasionando vidas más cortas.
En ese contexto cada vez es más común escuchar o leer sobre alimentación sana, sin embargo, comer sano puede no ser tan beneficioso.
Hasta ahora, si de desórdenes alimenticios se trata, hemos escuchado sobre anorexia y bulimia, que tienen su propia gravedad y debe ser tratados con el cuidado profesional adecuado. Pero, ¿qué sabemos sobre la ortorexia, o sea el trastorno generado por deseo de comer sano?
Comer sano es bueno, está en la propia expresión del concepto “comer sano”, lo que se ha convertido en un problema es desarrollar un trastorno al respecto, y éste se ha encontrado principalmente en de clase media y, sobre todo, a usuarios de Instagram, según un artículo publicado por el diario español ElDiario.es
En Uruguay, la Dra. María Dutra de la emergencia móvil Suat escribió en la web de esa institución de salud que la ortorexia “se trata de un trastorno de la conducta alimentaria que se ha definido en forma más reciente y es diferente a los anteriores ya que no existe en la persona preocupación por el peso o la imagen corporal”.
Se entiende por ortorexia aquella “obsesión por comer saludable en tal grado que interfiere negativamente en la vida de la persona que la padece”.
“Por lo general, las personas que padecen esta patología prefieren pasar hambre -incluso por largos períodos de tiempo- y no comer alimentos que según su parecer son ‘impuros’ -es decir, alimentos con altos contenidos de aditivos, grasas, entre otros-. De esta manera, pueden dejar de ir a restaurantes e incluso a casa de familiares y amigos por el simple temor de los alimentos que puedan llegar a ingerir”, explicó.
Son tales las restricciones que se imponen que “al igual que en los otros trastornos de la conducta alimentaria”, el paciente puede sufrir “repercusiones sobre su salud como son las carencias de vitaminas y calcio”.
MÁS DE TRES HORAS PARA ELEGIR SU ALIMENTACIÓN.
La Dra. Dutra señaló algunas de las características de este trastorno: “En la ortorexia, la persona dedica más de tres horas al día a pensar en su dieta sana. Preocupación mayor por la calidad de los alimentos que del placer de consumirlos, disminución de la calidad de vida y aumenta la pseudocalidad de su alimentación. Además, presentan sentimientos de culpa cuando no cumplen con sus convicciones dietéticas. Hay una planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente y aislamiento social provocado por su tipo de alimentación”.
Según ElDiario.es la ortorexia no fue incluida aun en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, y por lo tanto no está aceptado de manera oficial como un trastorno alimentario. En cambio, sí están aceptadas como tales la anorexia nerviosa, la bulimia y otros problemas.
Pero la medicina ha estudiado el trastorno y se lo puede diagnosticar, o establecer cuándo una persona se encuentra en situación de riesgo.
De acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición (FEN), “la mayoría de los expertos concluyen en que existe en la sociedad de clase media una clara tendencia a la ortorexia nerviosa”.
¿DÓNDE INFORMARSE EN URUGUAY?
Consultadas las páginas web del Ministerio de Salud Pública, ASSE y de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay, no aparecen resultados en la búsqueda. Tampoco dio resultados la Sociedad Uruguaya de Nutrición.
En caso de haber información no parece fácil encontrarla, aunque hay algunos artículos periodísticos en importantes medios de comunicación nacionales. En fin, es importante que instituciones serias, confiables y referentes mantengan actualizados los asuntos relevantes a la salud porque a) es en internet donde todos buscamos primero, sobre todos los temas, y b) para evitar artículos con opiniones de quienes no tienen autoridad.
En cambio sí aparece en una publicación de Audyn, la Asociación Uruguaya de Dietistas y Nutricionistas, en su página de Facebook. El 2 de junio de 2021, por el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Alimentación, esa institución publicó la definición de trastornos de la alimentación como “conductas, realizadas a diario, por largos periodos de tiempo que tratan de seguir dietas restrictivas muy exigentes, o prácticas relacionadas con la alimentación que son nocivas para la salud. Todas estas conductas y prácticas están regidas por una gran carga de angustia emocional, social y disconformidad física”.
Y entre ellas se mencionan: “Anorexia nerviosa, bulimia, trastorno por atracón, trastorno por evitación, pica, hambre emocional, ortorexia, etc”
ANEP y la FAO impulsan una red de jóvenes por el desarrollo sostenible a través de la alimentación.
El miércoles 31 de agosto, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) firmaron un acuerdo para desarrollar el proyecto “Experiencias de entornos saludables: escenarios de promoción y educación para la alimentación saludable”.
Se busca generar capacidades en las comunidades educativas para que adopten, repliquen y promuevan prácticas de alimentación saludable que impacten positivamente en su entorno, en la salud y en el medio ambiente.
La iniciativa concibe la educación alimentaria y nutricional como un proceso a través del cual los individuos y su comunidad adquieren, reafirman o renuevan sus conocimientos, actitudes, habilidades y prácticas, impactando en la producción, selección, compra, conservación, preparación y consumo de los alimentos en toda la sociedad. Esta educación alimentaria debe a su vez tener en cuenta las pautas culturales de cada individuo, a sus necesidades y a la disponibilidad de recursos en cada lugar.
“Esta iniciativa permite trabajar en la promoción de entornos saludables y de una alimentación saludable, y generar conciencia en nuestros jóvenes, no solo a través de la formación sino también a partir de la participación que es muy importante”, consideró Robert Silva, presidente de la ANEP, al firmar el acuerdo.
La FAO promueve un enfoque que abarque toda la educación en materia de alimentación y nutrición e implique activamente a todas las personas que interactúan en el entorno escolar. “Tenemos cuatro referentes que van a trabajar con el equipo técnico de ANEP y aspiramos a que esta experiencia pueda ser replicada en muchos otros lugares y sea una pequeña semilla que sea una legado para luego seguir transformando la alimentación y el ámbito de vida de nuestros jóvenes a partir de los elementos que les podamos volcar en los talleres y en las actividades y en el seguimiento posterior”, estimó por su parte Gonzalo Kmaid, responsable de la representación de la FAO en Uruguay, quién firmó el acuerdo junto con Silva.
“No olvidemos que nosotros formamos profesionales en el campo de la alimentación dentro del sistema, pero también formamos ciudadanos y, por lo tanto, el proyecto que vamos a desarrollar en esta oportunidad implica un trabajo con estudiantes de educación media, con la finalidad de que se apropien del compromiso de llevar adelante una conducta alimentaria saludable y que coincida con los objetivos de desarrollo sostenible, porque no es solamente un tema de alimentación, sino también un tema de cuidado del medio ambiente, sino también un hecho cultural”, dijo la directora de Derechos Humanos de ANEP-Codicen, Gloria Canclini.
La iniciativa, alineada con el Plan Educativo 2020-2025 de la ANEP, supone implementar un piloto que constará de ocho talleres a realizarse en liceos y centros de educación técnico profesional (UTU), liderados por Jacinta Luna, Laura Rosano, Sylvana Cabrera y Diego Ruete.
Estos cuatro referentes abordarán distintos aspectos que hacen a una alimentación saludable que impulse sistemas alimentarios sostenibles con el fin de crear una red de jóvenes referentes que puedan ser actores y actrices que impulsen hábitos alimentarios saludables en sus comunidades.
El marco estratégico de la FAO busca respaldar la Agenda 2030 a través de la transformación hacia sistemas agroalimentarios eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, para conseguir una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una mejor vida, sin dejar a nadie atrás. Su acción, apunta en particular a poner fin al hambre y la malnutrición, de acuerdo con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 2. A su vez, la colaboración con el sector educativo está en consonancia con el compromiso de la FAO con el desarrollo de entornos saludables que promuevan la práctica de hábitos alimentarios saludables en Uruguay.
En el documento “El estado de los mercados de productos básicos agrícolas” se examinan formas de mejorar la contribución del comercio a la seguridad alimentaria, la resiliencia y los objetivos ambientales.
Un sistema agroalimentario mundial robusto y bien integrado puede ayudar a todos los países a resistir dificultades sin precedentes, como quedó patente durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid-19) a principios de 2020, cuando los mercados agroalimentarios mundiales demostraron tener una notable resiliencia.
“Estamos comprometidos a trabajar juntos” escribe el Sr. QU Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el prólogo de “El estado de los mercados de productos básicos agrícolas (2022) (*) uno de los informes principales de la FAO presentado el miércoles 29 de junio.
La guerra en curso en Ucrania, que afecta a una región de gran importancia para la seguridad alimentaria mundial, está haciendo que aumente la incertidumbre y potenciando el riesgo de que los mercados agroalimentarios mundiales se fragmenten y de que se magnifiquen las amenazas del hambre, ya de por sí muy serias debido al Covid-19, los países en conflicto y las crisis humanitarias en todo el mundo.
En la nueva edición del informe se examina la forma en que puede hacerse frente a los retos del desarrollo sostenible, tanto presentes como futuros, mediante iniciativas multilaterales y regionales que se refuercen mutuamente. Esto se hace con la mirada puesta en los mercados agroalimentarios mundiales, la resiliencia de los sistemas agroalimentarios, el crecimiento económico y los resultados relacionados con el medio ambiente, teniendo presente que no se puede esperar que las políticas comerciales aborden plenamente todas las compensaciones recíprocas que todo ello conlleva y que se requieren medidas complementarias.
Al redactar el informe, la FAO elaboró modelos para detectar patrones entre los flujos comerciales bilaterales, los precios relativos y los obstáculos geográficos y para determinar los principales factores que impulsan el comercio, como la ventaja comparativa y los costos comerciales. Las conclusiones del informe se examinarán en el 75º período de sesiones del Comité de Problemas de Productos Básicos, el comité técnico más antiguo de la FAO, que tendrá lugar próximamente, en julio de 2022.
INTEGRACIÓN REGIONAL.
El informe tiene la finalidad de orientar a los encargados de la formulación de políticas para que encuentren formas de velar por que las políticas comerciales salvaguarden la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel mundial, respeten el medio ambiente y refuercen la resistencia a perturbaciones como conflictos, pandemias y fenómenos meteorológicos extremos.
Hoy, son más los países que comercian entre sí y el mercado agroalimentario mundial está más equilibrado que en 1995. Aun así, la geografía del comercio pone de manifiesto que, aunque la riqueza mundial haya crecido, la proporción que corresponde a los países de ingresos bajos no ha cambiado apenas y las diferencias entre los países en lo que refiere a la productividad agrícola pueden ser enormes.
Dado que el proceso de globalización viene perdiendo fuelle desde 2008, la integración regional del comercio agroalimentario ha pasado a ser mayor, a menudo debido a acuerdos comerciales y promovida por factores como la proximidad geográfica y preferencias similares. Sin embargo, hasta hace poco, esto venía ocurriendo en menor medida en el África subsahariana.
Uno de los motivos es que los mayores costos comerciales -que guardan relación con los aranceles, los seguros, los procedimientos de exportación e importación, los retrasos en frontera y la necesidad de cumplir numerosas normas y medidas no arancelarias- pueden obstaculizar la integración y afectar a la transformación estructural de las economías. En los países de ingresos bajos, la suma de los costos comerciales puede añadir hasta un 400% al precio final de un producto, porcentaje muy superior al de los artículos intercambiados por países de ingresos altos.
En este contexto, el establecimiento de la Zona de Libre Comercio Continental Africana será importante para el crecimiento económico y el desarrollo de la región. Con todo, deben establecerse políticas complementarias que permitan que la ventaja comparativa se materialice sin marginar a los pequeños agricultores, quienes ven limitada su capacidad de aumentar la eficiencia y competir en mercados más abiertos.
Otra de las conclusiones del informe es el valor de la diversificación de los socios comerciales en lo que respecta a reducir la vulnerabilidad ante posibles perturbaciones, especialmente para los países con una elevada dependencia de las importaciones de productos alimenticios.
En conjunto, el comercio agroalimentario puede mejorar la eficiencia en el uso de la tierra y el agua, pero también puede tener efectos ambientales negativos. Las reglas comerciales multilaterales y el creciente número de acuerdos comerciales regionales contemplan disposiciones relativas al medio ambiente que, cuando son jurídicamente vinculantes, pueden ayudar a enfrentar los efectos ambientales del comercio.
No obstante, en el informe se afirma que las externalidades ambientales de alcance mundial, como las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático, se abordan con mayor eficacia a través de enfoques multilaterales, con reglas comerciales que ayuden a ampliar el alcance de políticas que tienen en cuenta los costos totales de esos efectos.
El informe, que se publica cada dos años, presenta las cuestiones relativas a los mercados de productos básicos de forma objetiva y accesible para los responsables de la formulación de políticas, los observadores de dichos mercados y las partes interesadas en la evolución de los mercados de productos básicos agrícolas y en las consecuencias que tienen para los países en diferentes niveles de desarrollo económico.