El buen manejo del agua ya es una prioridad en el medio rural; ahora también lo está siendo en las ciudades. En algunos casos se habla de “ciudades esponjas” para responder a los excesos como a los déficits de precipitaciones.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | En Uruguay el uso del riego y el manejo del agua son temas en los que se ha avanzado mucho, quizá más en la conciencia de los productores y las instituciones que en los hechos concretos y reales, lo cual no necesariamente debe entenderse como una crítica, sino lo contrario, porque los mejores cambios son los que previamente la sociedad los asume como necesarios.
En la medida que el productor pueda va ir invirtiendo para garantizar el agua en su establecimiento, para poder suministrarla a los animales, poder regar, y garantizar su producción.
El próximo ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, dijo que ente las prioridades del su ministerio está el tema del agua y eso merece ser apoyado.
No obstante, el buen manejo del agua no significa garantizarla únicamente cuando la falta de precipitaciones se convierte en una amenaza o un problema grave. Es importante solucionar ese aspecto, pero no menos trascendental es el saber manejar el agua cuando nos llega regalada desde el cielo.
Todos los países del mundo piensan en el agua, por razones obvias, como elemento estratégico que deben asegurar, pero los cambios que está experimentando la naturaleza nos impone pensar en cómo manejar el agua de las lluvias, porque no podemos continuar dándonos el lujo de perderla en millones de litros por no contar con la infraestructura que nos permita guardarla, evitando que se pierda en el mar.
Sin embargo no es solo “evitar que se pierda en el mar”, sino también evitar que cause daño por exceso. Todos vimos lo que sucedió este año en Río Grande do Sul, con inundaciones terribles por el alto volumen de precipitaciones en muy pocos minutos. El evento podría haber ocurrido un poco más al sur y afectarnos en Uruguay.
También vimos -en un fenómeno mucho menos grave que el de Brasil, pero que no es la primera vez que pasa- cómo se inundan los campos de Rocha cuando caen algunos milímetros de más.
Evidentemente la respuesta que podemos dar a los eventos climáticos tiene su límite, pero hay que comenzar a hacer algo para asegurarnos el menor impacto posible cuando la tenemos en exceso, como cuando es deficitaria, con una lógica de ganar-ganar: cultivarla cuando es mucha, para aprovecharla cuando es poca. No es una tarea sencilla, pero tampoco imposible.
CIUDAD ESPONJA.
En Uruguay y en el mundo la falta o el exceso de precipitaciones no es un problema solo del medio rural, cada vez se da más se da en ciudades y con una violencia para nosotros desconocida. Porto Alegre y Valencia (España) son dos ejemplos recientes.
Algunas ciudades están poniendo en práctica las denominadas “ciudades esponja” que incluyen varias soluciones que busca optimizar la absorción del agua de la lluvia, con el fin de paliar contra la falta de agua, pero también disminuir el impacto de las lluvias torrenciales.
Esa nueva idea en la realización de la arquitectura urbana puede significar cambios radicales en los lugares donde vivimos, pero también son cambios positivos y necesarios.
El Observatorio de Innovación para Ciudades Sostenibles (OICS), una plataforma virtual para mapear y difundir contenidos y soluciones urbanas innovadoras en sostenibilidad que cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), explica el concepto de “ciudad esponja”. Se entiende por tal a aquellos centros urbanos “sensibles al agua” capaces de “retener, limpiar e infiltrar el agua utilizando soluciones basadas en la naturaleza”.
Como vemos, en un mundo en el que cada vez falta se hace más grave el problema del agua -por exceso o por falta de ella-, su manejo es cada vez más necesario y abarcativo.
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Foto de portada: China es uno de los primeros países en aplicar la creación de ciudades esponja a gran escala. Ha habido más de 16 ciudades desde 2012, cuando comenzaron los proyectos; en la foto se observa una vista del parque Jinhua Yanweizhou, en la ciudad de Jinhua. | Foto de National Geographic.
El proyecto fue ejecutado por IICA. El agua le cambió la vida a la comunidad; no hubiera sido posible sin los paneles solares.
Costa Rica | RFI | Todo El Campo | En medio de la selva de Costa Rica, los indígenas de la comunidad Nairi Awari ya no tienen que ir con baldes al río a buscar agua. La reciben en sus casas por primera vez gracias a paneles solares que permiten bombearla desde un manantial.
Las 20 familias de esta comunidad del pueblo originario cabécar viven en una zona montañosa, accesible solo por un embarrado sendero que cruza un bosque tropical, a cuatro kilómetros del camino rural más cercano.
“Tener agua cerca y limpia se siente bonito”, dice a la AFP Nelson Martínez, un miembro de esta comunidad asentada a 100 km al este de San José.
Para conseguirlo tuvieron que trasladar rodando por el sendero dos depósitos de 2.500 y 7.500 litros para instalarlos en un manantial cercano. Allí filtran y bombean el agua con energía obtenida con seis paneles solares, que generan 450 vatios cada uno.
Las casas de la comunidad siguen sin tener electricidad, pues la bomba de agua consume toda la energía de los paneles, colocados en un claro de la selva.
Fue “una odisea” el traslado de los paneles, cuenta a la AFP Kenneth Solano, coordinador de energía rural del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), entidad que ejecutó y da seguimiento al proyecto.
Martínez explica que antes iban con baldes a una quebrada cercana para sacar agua de un arroyo. “Era una pérdida de tiempo”, indica.
“Ahora es diferente, tenemos tubos y tanques, eso ayuda mucho”, agrega el hombre de 54 años, que saca agua de un grifo en su rústica casa. “Uno se siente contento”, dice sonriente.
“TODOS TENEMOS DERECHO”.
La red de agua de Nairi Awari es sencilla, limpia y barata. No fue instalada por el Estado, sino financiada por la Cooperación Española y costó 12.500 dólares.
“Podemos satisfacer esas necesidades que tienen las comunidades rurales” con “tecnologías de bajo impacto”, señala Solano.
En Costa Rica existen ocho pueblos originarios que representan al 2,4% de los 5,2 millones de habitantes del país, según datos oficiales. Los cabécar son unas 14.300 personas, que ocupan un territorio ancestral de unas 151.400 hectáreas.
Más del 92% de los costarricenses tienen suministro de agua potable, según datos oficiales. Sin embargo, la ONU dice que “solo el 40% de los indígenas tienen acceso a agua potable” en este país, de los más prósperos de Centroamérica.
“Todos tenemos derecho de tener agua en casa”, destaca Martínez.
“FUENTE DE VIDA”
Ladera abajo, en la pequeña escuela de la comunidad, una docena de niños aprende a sumar con ábacos. Un panel solar alimentaba de energía el aula y unas computadoras proporcionados por el Ministerio de Educación, pero se descompuso.
Mientras alguien llega para repararlo, el panel sirve como columpio para los pequeños.
La maestra Viviana Hernández explica que antes de la llegada del sistema de bombeo, los niños estaban expuestos a enfermedades estomacales por consumir “agua sucia” del río.
“Hace poco pasó que se había muerto un animal ahí en las aguas y ni cuenta nos habíamos dado”, relata la docente de 27 años, quien también es miembro de la comunidad.
El agua “es la fuente de vida de nosotros”, reflexiona en diálogo con la AFP.
Pero “el gobierno no se ha preocupado como para llegar a estas zonas y crear un sistema que realmente les funcione a las comunidades indígenas”, agrega.
A la hora del almuerzo los alumnos corren para comer arroz con frijoles y pollo con palmito que Noemí Martínez, cocinera de la escuela y de la comunidad, prepara en su rústica cocina de madera, que no dispone de gas.
Mientras lava la loza con agua limpia que sale del grifo, la mujer de 54 años resalta lo “bonito” que es “tener agua en las casas” y “no tener que ir lejos a traerla”.
“Investigaciones realizadas en la región pampeana muestran que aplicar nutrientes balanceados como fósforo (P), nitrógeno (N) y azufre (S) incrementa la eficiencia del uso del agua hasta en un 73%”.
Buenos Aires, Argentina | Todo El Campo | Un reciente estudio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) asegura que, al aplicar la combinación adecuada de nutrientes, el cultivo produce más kilos de grano por cada milímetro de agua, lo que se traduce en mayores ingresos y rentabilidad, incluso en campañas en las que las precipitaciones son escasas. Asimismo, en años secos, la fertilización con fósforo puede aumentar los rendimientos de maíz hasta en un 34%. Se trata de información clave para la toma de decisiones agronómicas.
La disponibilidad de agua útil es un factor crucial para inferir el rendimiento de los cultivos y la productividad agrícola. Ante la alta probabilidad de ocurrencia de una campaña con temperaturas por encima de lo normal con baja humedad, especialistas del INTA destacan la importancia de invertir en fertilización de los cultivos. Es que, según un reciente estudio, en años Niña, fertilizar incrementa en un 73% la eficiencia del uso de agua.
“La fertilización sigue siendo una estrategia clave para asegurar la rentabilidad y la productividad”, subrayó Hernán Ferrari –investigador del INTA Concepción del Uruguay, Entre Ríos– quien no dudó en asegurar que “aun cuando el escenario puede parecer desalentador por las condiciones hídricas restrictivas, vale la pena invertir en fertilización”.
En este punto, especificó que, en condiciones de sequía, la fertilización no solo mejora los rendimientos en términos absolutos, sino que también aumenta la eficiencia del uso del agua. “Investigaciones realizadas en la región pampeana muestran que aplicar nutrientes balanceados como fósforo (P), nitrógeno (N) y azufre (S) incrementa la eficiencia del uso del agua hasta en un 73%”, destacó.
Y agregó: “Este aumento en la eficiencia significa que los cultivos fertilizados producen más kilogramos de grano por cada milímetro de agua disponible, lo que es fundamental cuando las precipitaciones son escasas”.
Además, según Ferrari, “en cultivos como el maíz, las respuestas a la fertilización en años secos no solo mejoran el uso del agua disponible, sino que también incrementa significativamente los rendimientos, hasta en un 34% (2.528 kilos por hectárea), lo que se traduce en un beneficio económico claro para el productor”.
En contraste, en años Niño o neutros, la respuesta al fósforo es menor, pero sigue siendo significativa, con incrementos de hasta un 7% (880 kilogramos por hectárea). “Estos datos subrayan que fertilizar en un año Niña no es solo necesario, sino que puede marcar la diferencia entre pérdidas y ganancias”, subrayó el especialista del INTA.
Uno de los grandes interrogantes que surge en un escenario Niña es si la inversión en fertilización justifica los costos. Para Ferrari, la respuesta, basada en diversos estudios y análisis económicos, es un rotundo sí. “A pesar de las condiciones restrictivas de agua, la fertilización permite mejorar la eficiencia en el uso de los recursos, y genera una diferencia notable en los rendimientos, lo que se traduce en un aumento directo de la rentabilidad”, señaló. (INTA).
Se convoca a pequeños productores. Las postulaciones se recibirán hasta el viernes 15 de noviembre.
San José | Todo El Campo | La Intendencia de San José informó que está convocando a pequeños productores del departamento con problemáticas en la disponibilidad y reserva de agua, interesados en contar con un sistema de recolección y acopio del recurso hídrico proveniente de pozos con poco caudal y/o del aprovechamiento del agua de lluvia.
El llamado está dirigido a productores propietarios residentes en predios de hasta 30 hectáreas, con Índice Coneat 100 y que estén en situación de vulnerabilidad socioeconómica.
La convocatoria está enmarcada en las acciones tendientes a dar soluciones de agua frente al cambio climático.
Los productores deben presentar cédula de identidad, declaración jurada de Dicose, certificado de productor familiar del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y contribución inmobiliaria rural al día (último recibo).
Las postulaciones se recibirán hasta el viernes 15 de noviembre, inclusive.
Las inscripciones se realizan de forma presencial en la Dirección General de Desarrollo de la Intendencia (Treinta y Tres 606, San José de Mayo), de lunes a viernes, de 09.00 a 15.00 horas.
Los inscriptos deberán participar de una charla taller formativa previo a la selección de los beneficiarios.
El hallazgo pone a la humanidad en posición de producir agua, elemento vital cada vez más escaso.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Sabemos que en algún momento el mundo se acabará, pero no sabemos cuándo ni cómo. La literatura de ciencia ficción y la propia ciencia manejan varias teorías, todas posibles, sobre cómo podría ser ese momento final: quizá algún objeto espacial de gran tamaño impacte sobre la tierra destruyéndola, una guerra suicida, o el sol se apague y deje de brindar la luz imprescindible para la vida.
En 2017 el físico Stephen Hawking (1942-2018) dijo que la raza humana desaparecerá de la Tierra después de que el planeta se convierta en una esfera incandescente, cosa que ocurrirá en 2.600.
Como sea, lo cierto es que el mundo no es eterno y en algún momento desaparecerá, algo en lo que todos están de acuerdo pues coinciden la ciencia, los dogmas de fe de todas las religiones y el sentido común del ser humano más simple y sencillo, además de concordar los optimistas, los pesimistas, los materialistas y los espiritualistas. Como no pasa con casi nada, en este tema la opinión es unánime.
Lo que sí está a la vuelta de la esquina y ha sido advertido por científicos e instituciones reconocidas, es que en poco tiempo se agudizará la falta de agua. El año pasado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) elaboró un informe en que dice: “Para 2050, aproximadamente 6.000 millones de personas sufrirán escasez de agua debido a la suba de la demanda por el crecimiento demográfico y el aumento de los niveles de contaminación”.
Desde hace muchos años se advierte lo obvio: el agua no es infinita y que si no la cuidamos más pronto que tarde sufriremos las consecuencias de el mal manejo y cuidado que hacemos de ella.
Pero una noticia de carácter científico movió todos los esquemas y pone a la humanidad frente a lo que puede ser un cambio radical y positivo que aventaría la amenaza de la falta de agua.
ÁTOMOS DE HIDRÓGENO Y OXÍGENO FORMAN BURBUJAS DE AGUA.
Recientemente, un grupo de investigadores liderados por Vinayak Dravid en la Universidad Northwestern (ubicada en Evanston, en el estado de Illinois, Estados Unidos) observó cómo se forma el agua de la nada y abre la puerta a la generación de agua en todos los ambientes, incluso los áridos.
(Video de Universidad Northwestern)
“Por primera vez en la historia, los investigadores han sido testigos, en tiempo real y a escala molecular, de cómo los átomos de hidrógeno y oxígeno se fusionan para formar diminutas burbujas de agua de tamaño nanométrico”, informó la Universidad de Northwestern (UN), y explicó que “el evento ocurrió como parte de un nuevo estudio, durante el cual los científicos buscaron comprender cómo el paladio, un elemento metálico raro, cataliza la reacción gaseosa para generar agua. Al presenciar la reacción a nanoescala, el equipo desentrañó cómo se produce el proceso e incluso descubrió nuevas estrategias para acelerarlo”.
El descubrimiento es un fenómeno fantástico en lo científico, pero lo es más por las posibilidades que genera y que desde UN se dice con claridad: “Los investigadores dicen que podría aprovecharse como una solución práctica para generar agua rápidamente en ambientes áridos, incluso en otros planetas”.