Hay señales que merecen ser rescatadas como la fotografía que ilustra este artículo.
Hébert Dell’Onte | La sociedad está cambiando. Aún es muy pronto para determinar el tenor y profundidad de ese cambio, pero ya se lo puede ver y no es bueno. En la política aparece claro con el Gobierno y la oposición distanciándose, rompiendo vínculos y puentes. Nada peor para la democracia.
Si se analizan las declaraciones y actitudes de algunos actores sociales de primera línea y de varias actividades de destaque, la escalada rupturista es clara, no son simples amagues, y hay quienes hablan de la brecha uruguaya, un concepto instalado hace años en Argentina y que a más de uno le gustaría traslada a nuestra sociedad.
No es nuevo que la división y la fractura sirva a intereses mezquinos, como tampoco es nuevo que haya ideologías y actores que permanentemente busquen ese quiebre donde echar raíces. Uruguay ya conoce esa historia y a ninguno nos gustó el desenlace final, por eso sería bueno que los partidos políticos y los políticos prestaran atención a lo que esta sucediendo en el país, aunque no es cosa de la política únicamente -véanse algunos sindicatos e incluso el deporte-.
Con la sociedad pasa como con la medicina, detectar el problema a tiempo es clave para solucionarlo.
Estamos claros que una sociedad sin conflictos es una utopía. En la historia de la humanidad son varios los ejemplos de sistemas o personas que quisieron instaurar el pensamiento único, aún hay lugares del mundo donde intentan hacerlo, pero es imposible sino es demoliendo las bases democráticas. Evidentemente la solución no pasa por ahí.
Lo que sí es cierto es que todos los partidos políticos quieren lo mejor para el país y sus ciudadanos. De esa base tenemos que partir. El asunto es que los caminos para alcanzar ese objetivo muchas veces son contradictorios, pero eso no debería convertirnos en enemigos, no obstante, lo que se ve y se siente es que cada vez nos distanciamos más y se coloca al que piensa diferente en una posición de enemistad permanente.
Debería sorprender que eso pase en el deporte o la política, porque ninguna de esas dos disciplinas nació para dividir y fragmentar.
De todas formas, hay señales positivas. En 2015, Nacional y Peñarol dieron un ejemplo magistral cuando antes de un clásico accedieron a sacarse una fotografía que recorrió todos los medios de comunicación y todas las redes sociales se hicieron eco. Tal vez ya sea tiempo de retomar esa actitud.
Con menos repercusión pero igual valor, se saludaron (foto principal) la ministra de Economía Azucena Arbeleche, y la diputada del Frente Amplio (MPP) Betiana Díaz luego de la interpelación realizada el 19 de mayo.
Jugadores de Peñarol y Nacional, como diputada interpelante y ministra interpelada, dieron a la sociedad una lección. La ciudadanía debería prestar atención a todas estas cosas y exigir a sus representantes y/o referentes más acciones de ese tipo, a ver si así comenzamos a construir la sociedad que debemos ser y que los uruguayos nos merecemos.
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