Las reservas equivalen al 6,7% del PBI. La inflación no cede. La tasa de interés es ridículamente baja en función de la inflación. En este escenario el dólar es rey.

Salador di Stefano* | Argentina | Las reservas del Banco Central siguen en torno de los US$ 37.000 millones, el dinero que fue a buscar Sergio Massa a los organismos financieros internacionales no generaría una gran suba de reservas. Entre lo que llegue y lo que debemos apenas podría quedar un saldo de US$ 1.000 millones.

El PBI medido en términos anuales, rondaría los US$ 550.000 millones, las reservas actuales son el equivalente a 6,7% del PBI, una verdadera lágrima, como mínimo deberíamos tener reservas que equivalgan el 20% del PBI, esto implicaría reservas por US$ 110.000 millones.

El PBI de Brasil se ubica en torno de los US$ 1,5 billones, casi 3 veces el PBI de Argentina. El stock de reservas de Brasil es de US$ 339.000 millones, que equivale al 22,6% del PBI.

Argentina no cuenta con financiamiento externo y, en el mejor escenario, tendrá un déficit primario del 2,5% del PBI, al que habría que sumarle el pago de intereses de por lo menos 1,6% del PBI. Esto implica un déficit de 4,1% del PBI que rondarían los US$ 22.500 millones.

Los problemas del país se resumen en este déficit creciente y sin financiación a la vista. Los resultados son claros, una inflación del 7,0% en agosto que, en los últimos 12 meses, se ubicó en el 78,5% anual y, si la proyectamos a futuro, nos da el 125,2% anual.

El Banco Central subió la tasa de interés del 69,5% anual al 75,0% anual, 3 puntos porcentuales menos que la inflación de los últimos 12 meses. También nos dirá que la tasa efectiva de la tasa nominal es aproximadamente de 110,0%. Aquí radica un grave error. El gobierno compara la tasa efectiva de la tasa de interés con la tasa nominal del 78,5% de la inflación de los últimos 12 meses.

Si el Gobierno desea que la tasa de interés comience a ponerle un límite a la inflación, debería buscar una tasa más elevada a la actual. Por ejemplo, una tasa nominal como piso del 100% anual, que medida como tasa efectiva nos daría el 161,3% anual. De esta forma, habría muchos especuladores que pasarían de dólares a pesos, se achicaría la brecha y esto le daría más previsibilidad a la economía. Esta medida monetaria debería ser complementada por otras medidas en el ámbito cambiario, productivo y fiscal para asegurar que esto sea una solución y una espiralización de precios.

¿CÓMO SIGUE LA PELÍCULA?

Creemos que el Gobierno seguirá con su política de correr de atrás a la inflación, por ende, procederá a una tímida suba de tasas, lo que alentará a los agentes económicos a salir en busca de un refugio en el dólar.

El Gobierno cometió la torpeza de ofrecer a los exportadores tipos de cambios especiales, como fue el caso del dólar soja a $ 200. Ahora los emprendedores hacen cola para solicitar el dólar malbec, limón, aceite, queso, carne y el producto que se te ocurra.

El Gobierno tuvo que salir con el dólar soja para cerrar las metas comprometidas con el FMI al 30 de setiembre. El mercado ahora se pondrá a mirar qué sucederá en diciembre, cuando tenga que cerrar las próximas metas. Como Argentina es una incumplidora serial, el Gobierno tendrá que, en el mes de diciembre, inventar algún dólar para salir del paso y cumplir con el organismo.

CONCLUSIONES.

Un país raquítico de reservas y con sobrepeso de pesos está en problemas. En este contexto al Banco Central lo único que se le ocurre es poner más cepos e intervenir en el mercado de cambios para que no suban los dólares alternativos. Si había dos señales que no había que dar, eran las dos nombradas recientemente.

El Gobierno, como fanático en una carrera de fórmula uno, se sacó fotos con todos en Estados Unidos, la foto no es más que una imagen en un diario, lo importante son las políticas que traigan del país del norte, ya que dinero, lo que se dice dinero, no consiguieron, ni van a conseguir. Probablemente políticas tampoco.

Argentina sigue en un escenario económico que languidece, no vamos a ver una explosión, es un deterioro permanente y constante. Las variables económicas no suben ni bajan, más allá de algún movimiento puntual, los activos financieros están lateralizando en forma permanente, los agentes económicos esperan una señal de la oposición, pero las elecciones presidenciales están lejos y la oposición no tira una señal y menos aún una idea de lo que podría llegar a realizar.

En este contexto, todos los caminos conducen al dólar, la inflación domina la escena pública. Los bancos se han aglutinado y solo permiten plazo fijo ajustados por inflación hasta $ 3 millones por cuenta, violando lo que indican las normas del Banco Central, pero como no hay control, todo vale en la Argentina. Los bonos en pesos que ajustan por inflación tienen fuertes tasas negativas a corto plazo que desalientan la inversión.

Comprar dólares alternativos a menos de $ 300 es una verdadera ganga, con un Gobierno que tiene una política cambiaria dependiendo de su necesidad y una política monetaria que hace que los pasivos monetarios crezcan al amparo de una tasa de interés que es cada día más elevada. Ánimo, la inflación de setiembre puede ser igual a la de agosto, en mi caso me voy a hacer lobby por el dólar Salva, en una de esas me toca.

(*) EL AUTOR – Salvador di Stefano es analista económico y de mercados. Sus comentarios y análisis se pueden leer en la web Salvador Di Stefano – Negocios e Inversiones

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