Cuando el animal usa más energía para mantenerse caliente, reduce su producción, pero hay herramientas que permiten mitigar los efectos del frío, la lluvia y el viento.

Montevideo | Todo El Campo | Las bajas temperaturas afectan al ganado, también el agua y el viento. Si se dan los tres elementos a la vez estamos ante “el combo más crítico”, escribió la Dra. Patricia Rovella en su cuenta de X @patriciarovell1

“El invierno no solo afecta los campos”, comienza diciendo en su hilo de X, “también impacta en el comportamiento, el metabolismo y la productividad del ganado bovino. Frío, viento, lluvia y barro generan estrés térmico y desvían energía de la producción hacia la conservación corporal”.

Explicó el ganado vacuno debe conservar la temperatura corporal “entre 37,5 y 39,5°C”. Cuando se sale de ese rango, “baja su metabolismo y aumentan los requerimientos energéticos de cuidado”.

FRÍO + LLUVIA + VIENTO.

Lo peor es cuando se dan frío, lluvia y viento a la vez. Ese es “el combo más crítico”, definió, y cada uno de esos elementos cumple su parte negativa.

“La lluvia moja el pelaje, el viento acelera la pérdida de calor y el barro impide echarse seco”. El resultado es que “el animal usa más energía para mantenerse caliente y reduce su producción”.

“El barro no solo ensucia: enfría”, advirtió, y añadió: “Cuando no hay un lugar seco, el barro adherido al pelaje se seca con el calor del cuerpo. Esto desvía energía destinada a producir leche o carne. Consecuencia: Menor ganancia de peso y caída de temperatura corporal”.

¿CÓMO MITIGAR ESA SITUACIÓN?

La naturaleza siempre es la que gana, pero afortunadamente hay cosas que se pueden hacer para mitigar la situación que describe la Dra. Rovella, y dependen del manejo de cada productor.

“Un buen manejo es fundamental”, subrayó. Y lograr ese manejo correcto significa que se debe “proveer zonas secas en los potreros, usar cortinas cortaviento (naturales o artificiales)”. Efectivamente, controlar el viento “es clave”.

Tengamos en cuenta que “un animal mojado o embarrado y con viento, pierde calor rápidamente.

LA NUTRICIÓN.

Otra herramienta es la nutrición animal durante el invierno.

“Aunque el ganado come más, no siempre produce más”; por eso, “dietas con mayor energía metabolizable ayudan a mantener la temperatura corporal y mitigar pérdidas productivas”.

Concluye con la observación que elegimos como título: “Invertir en bienestar animal durante el invierno es también invertir en eficiencia productiva”.

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