“Es una herramienta nueva, que vamos a tener que convivir con ella si no queremos seguir usando otros productos como los garrapaticidas”, dijo uno de los participantes.
Se realizó en Fraile Muerto una instancia de evaluación y cierre de la Intervención Territorial Específica de Control Biológico de Garrapata, en el marco del convenio que tiene vigente la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y la Liga de Trabajo de Fraile Muerto. La instancia tuvo lugar el 27 de octubre.
El objetivo del proyecto fue desarrollar capacidades para la inclusión de biogarrapaticidas basados en hongos patogénicos para el manejo de la garrapata en vacunos, su multiplicación y aplicación a campo, y sus efectos a largo plazo en la restauración de los equilibrios en los agro-ecosistemas, informó el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
Los productores con los que se trabajó en el proyecto eran 12 familias de Piedra de Hierro del Instituto Nacional de Colonización, además trabajó la Escuela Agraria de Melo, Anexo Fraile Muerto, y la familia Escobilla-Cappiz, que es arrendataria de Colonización.
El proyecto incluyó instancias de capacitación sobre el uso de hongos nativos como principios activos de biogarrapaticidas, además de resaltar la importancia de la conservación de la biodiversidad, el reconocimiento de especies nativas y su rol en el equilibrio. También se trabajó para que los productores familiares organizados pudieran hacer sus propias multiplicaciones a nivel de campo.
“PUDIMOS DISMINUIR LA CARA DE GARRAPATA”.
Una de las estudiantes que participó fue Daniela Barrios, que cursa Técnico Agrario Ganadero en la Escuela Agraria. “Pudimos disminuir la carga de garrapata en la categoría que estamos trabajando”, aseguró al evaluar el resultado del proyecto.
“Nos sirvió porque no tenemos garrapata en el lote de 15 terneras que estamos bañando”, y lo que apareció “fue muy poco y en verano, porque en verano bajaba la efectividad”, pero cuando se empezó a bañar normal, en febrero o marzo, las garrapatas desaparecieron.
En su establecimiento, “la idea es seguir con el control biológico, porque está a la prueba que da resultados. A nosotros, con mis dos compañeros más de tesis, cuando fuimos a Tacuarembó, en mayo, nos gustó meternos en el tema, indagar más, buscar bibliografía”, contó.
“La idea en primera instancia era multiplicar el hongo, como nos habían enseñado, pero como no tenemos los medios suficientes ni el espacio para hacer la multiplicación, la vamos llevando con los datos del ganado, que cada martes que bañamos, vamos realizando”, dijo Barrios.
“UNA EXCELENTE HERRAMIENTA”.
Ignacio Escobilla y su señora Maris Cappiz pudieron hacer “todos los baños que nos indicaba la veterinaria”.
Escobilla dijo comentó que en el predo se hicieron los baños “durante el tiempo estipulado del proyecto. Lo hacíamos los dos grupos de colonos y la Escuela Agraria. Empezamos bañando con mochilas fumigadoras, pero demorábamos mucho tiempo y tirábamos mucha agua, entonces hicimos un baño portátil casero, con caños de agua, los agujereamos y anduvo impecable para el uso que le queríamos dar. Y cuando nos sobraba agua, regábamos el campo con la mezcla de agua con los hongos ya preparados”.
“Durante el período que duró todo el proyecto piloto, solamente una vez la veterinaria encontró garrapatas en un ternero, así que el producto nos anduvo”, enfatizó.
En el futuro los hongos seguirán siendo usados: “Estamos felices porque es una herramienta nueva, que vamos a tener que convivir con ella si no queremos seguir usando otros productos como los garrapaticidas que ya hay. A nosotros nos funcionó y es una excelente herramienta”, señaló Cappiz.
DIFICULTADES.
Ignacio Sosa es peón rural y pequeño productor de la zona de Fraile Muerto. Integra el grupo Piedra de Hierro de Colonización. Dijo que en su zona de trabajo “es bastante complicada la garrapata”.
Para el control biológico “nosotros tratamos la primera generación de garrapatas con el hongo y nos anduvo muy bien”, sin embargo se enfrentaron a dificultades que se vinculan a la naturaleza de la zona: “Arrancamos en el mes de setiembre del 2021, hicimos hasta enero, cuando empezaron los calores se complicó el tema y no pudimos seguir con el hongo, porque además son campos complicados de sierras, con mucha mugre”.
Posteriormente se debieron aplicar químicos “con el asesoramiento de la veterinaria del equipo técnico del Ministerio, tuvimos que cortar con el baño con el hongo y seguir con químicos”, contó.
De todas formas no bajan los brazos: “Finalizó el proyecto y nosotros, por medio del grupo, contratamos a la veterinaria para que siguiera participando en los baños, haciéndonos un acompañamiento para estar más asesorados y con una opinión técnica más de cerca”.
Con datos del MGAP | Fotos MGAP.
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