En los últimos días Argentina, Brasil y Uruguay dan señales positivas, también desde la Unión Europea respecto a un TLC con el Mercosur. Igualmente hay desafíos que persisten y los avances son lentos.
Hébert Dell’Onte | Algo está sucediendo a nivel del Mercosur. A fines de abril el embajador de la Unión Europea (UE) en Argentina, Amador Sánchez Rico, dijo sobre el acuerdo entre ambos bloques que “si no lo impulsamos ahora, no lo vamos a hacer nunca”. Esa postura surge como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania que además del impacto bélico que es atroz por sí mismo, generó cambios en los intereses y necesidades geopolíticos y comerciales de todos los países del mundo.
El martes 3 de mayo el canciller argentino Santiago Cafiero comentó que hubo una mejora en el diálogo entre los países del Mercosur: “Hace un año o menos se decía que el Mercosur, tal como era, estaba destinado a desaparecer. A partir de negociaciones, de darles espacio a las negociaciones, hemos logrado avanzar con nuestros socios, con herramientas y mecanismos que salvaron al Mercosur”, afirmó ante el senado de su país.
Una prueba de ese mejor vínculo es el acuerdo alcanzado para rebajar el arancel externo común de la unión aduanera, una medida que ha avanzado pero aún depende de la aprobación, explicó.
El Mercosur es el primer destino de las exportaciones argentinas de manufacturas de origen industrial.
Sumado a lo anterior, esta semana el ministro Francisco Bustillo recibió a su par brasileño Carlos França, ambos dijeron compartir la idea de modernizar el bloque, esa modernización pasa también por reducir el arancel externo común, lo que es coincidente con lo previamente mencionado por Cafiero en un ámbito diferente.
Igualmente, Uruguay sigue afirmando que es necesario profundizar las negociaciones y la apertura del Mercosur: “Falta un poco más de trabajo, un poco más de coincidencias. Las hemos tenido y han sido buenas, pero creo que tenemos que dejar pasar unas horas, aterrizar algunos de los tantos temas que conversamos y ver de qué forma podemos darnos ese encuentro definitivo”.
LOS TEMAS AMBIENTALES CON BRASIL.
En cuanto al acuerdo con la UE son significativos los comentarios del comisario europeo, Virginijus Sinkevicius, quien dijo que a finales de año se podrían resolver los temas ambientales que están retrasando un acuerdo de libre comercio. Esos problemas ambientales tienen que ver con la selva amazónica, Europa quiere que Brasil tome medidas más firmes para evitar la deforestación.
Desde el Mercosur, las autoridades políticas de Brasil han señalado que los opositores del acuerdo se amparan en discursos ambientales pero en realidad no quieren perder el proteccionismo comercial.
Ese tire y afloje puede llegar a su fin. Sinkevicius, el comisionado para el medio ambiente, dijo a Reuters que la UE está trabajando en el acuerdo en una carta paralela que desea se concrete este año.
Hasta aquí las buenas noticias que han circulado en los últimos días, pero sigue habiendo preocupaciones.
Sinkevicius manifestó su inquietud por un proyecto de ley a estudio en del Parlamento brasileño y que cuenta con el apoyo del presidente Jair Bolsonaro. El texto autoriza la explotación minera en territorios indígenas. Sobre eso el funcionario europeo conversó al respecto con el ministro de Medio Ambiente de Brasil y otros legisladores, esperando que la aprobación no avance.
Sinkevicius dijo que si el Parlamento brasileño aprueba la ley se podría afectar negativamente el acuerdo de libre comercio Mercosur-UE, y también la solicitud de Brasil para ser miembro del grupo de naciones ricas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). “Eso definitivamente no ayudaría”, aseguró.
Consideró demasiado pronto para decir si Brasil cambió o no la política ambiental o si ahora se la está tomando en serio. “Solo lo creeré cuando lo vea”, finalizó el comisionado en sus declaraciones. En base a EFE, Reuters e información propia.
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