La invasión de Rusia a Ucrania, que ya generó aumentos de precios en productos agropecuarios, fertilizantes y energía, refuerza la importancia de las políticas públicas de apoyo a los agricultores familiares, principales abastecedores de alimentos en la región.
Empresas del sector agroalimentario con actuación global -y fuerte presencia en las Américas- coincidieron en la necesidad de elaborar estrategias conjuntas, que articulen los esfuerzos de los sectores público y privado destinados a afrontar los riesgos para la seguridad alimentaria que generó el conflicto bélico en Europa del Este.
Convocados por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) a un diálogo sobre los desafíos que plantea la coyuntura, representantes de las compañías señalaron que la invasión de Rusia a Ucrania, que ya generó aumentos de precios en productos agropecuarios, fertilizantes y energía, refuerza la importancia de las políticas públicas de apoyo a los agricultores familiares, principales abastecedores de alimentos en la región.
Debido a que Rusia y Ucrania son importantes productores de granos y Rusia es también un exportador significativo de energía y fertilizantes, la guerra ha generado mayor volatilidad en mercados mundiales que ya atravesaban una época complicada, en un contexto de crisis superpuestas, por la pandemia de Covid-19 y los cada vez más evidentes efectos del cambio climático.
En ese sentido, las diferentes crisis que se retroalimentan están haciendo retroceder en materia de pobreza y seguridad alimentaria a América Latina y el Caribe, región que se encuentra en una situación difícil de la que solo podrán salir con un buen diagnóstico, dijo Manuel Otero, director general del IICA, al abrir el debate.
La directora de Asuntos Gubernamentales de PepsiCo en tanto señaló que “estamos hablando de fenómenos externos como la pandemia, el cambio climático y el conflicto bélico en Europa que están afectando la seguridad alimentaria y en ese sentido consideramos muy importante que el tema forme parte de la agenda de la Cumbre de las Américas que se realizará en Los Ángeles. Es necesario que se realice un ´side event´ en la Cumbre, que genere compromisos serios por parte de los gobiernos de la región, del sector privado y de organismos como el IICA alrededor de este tema”.
“La convocatoria es una muestra del espíritu de apertura del IICA y de su voluntad de cooperación con el sector privado”, señaló Facundo Etchebehere, vicepresidente global para Asuntos Públicos y Corporativos de Danone, quien señaló la necesidad de que el sector agroalimentario tenga una fuerte presencia en la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27), en la que la agricultura debe ser considerada parte de la solución a los desafíos ambientales globales.
José Perdomo, presidente de CropLife Latin America, afirmó que uno de los grandes capitales que tiene la región es la presencia de pequeños agricultores con el potencial de producir más de lo que producen actualmente, si pueden acceder a las soluciones que aporta la ciencia y la tecnología.
Matt O´Mara, director senior de ADM, valoró el papel jugado por el IICA para asegurar que la agricultura esté presente en la mesa de las discusiones internacionales. “En las actuales circunstancias, Europa y América tienen que estar más cerca para discutir y acordar sobre políticas agrícolas, sostenibilidad y la agenda sobre el clima”, puntualizó.
Anne Murphy, de Cargill, se refirió a la preocupación que genera la disponibilidad de insumos como fertilizantes y combustibles debido a los aumentos de los precios. “La respuesta de los productores a los precios altos –dijo- es una pregunta todavía abierta. Y otra incógnita es qué pasará con el comercio, tema que está en la agenda del IICA”.
Ronald Romero, de Fresh del Monte, consideró que los productores agropecuarios afrontan problemas para trasladar sus aumentos en los costos al resto de la cadena de suministros, lo que va a impactar negativamente en los niveles de producción y va a ralentizar la inversión en desarrollo sostenible e investigación.
“Nos preocupamos por producir cada vez más, pero lo que sucede en toda la cadena de abastecimiento es que existe un altísimo porcentaje de desperdicio de los alimentos. Y eso no puede seguir sucediendo”, sostuvo Ricardo Coto, director global de Alimentos Frescos en Price Smart.
Servando Valdez, también de PepsiCo, consideró que las empresas “tenemos responsabilidad, como así también recursos humanos y financieros para dar apoyo en esta crisis. Debemos continuar ayudando a los pequeños y medianos agricultores con financiamiento y esquemas de productividad, ya que son ellos los que enfrentan el reto más difícil”.
“Hemos observado que los agricultores medianos y pequeños van a reducir la cantidad de insumos que utilizan en la producción y como consecuencia vamos a tener una caída lógica de los rendimientos. Eso es preocupante para cultivos estratégicos en la región como maíz, arroz y frijol, cuyos precios van a subir y por lo tanto van a generar más pobreza”, advirtió, a su turno, Carlos Torres, director regional para América Central y el Caribe de Syngenta.
En la misma línea, Martín Zúñiga, director para América Central y el Caribe en CropLife, anticipó que la actual crisis podría volverse más grave. “Actualmente –afirmó- el problema no es de disponibilidad de alimentos, pero sí de precios. Los estados tendrán que hacer un esfuerzo fiscal para ayudar a familias que no podrán adquirir los alimentos. Hay que ayudar a los agricultores que están enfrentando problemas de costos, porque si no tendremos, ya no un problema de precios, sino de escasez relativa de alimentos”.
Por su lado, el presidente de DSM Latin America, Mauricio Adade advirtió que las complicaciones del actual escenario de ninguna manera pueden llevar a pensar en postergar las prioridades ambientales. “Llevamos varios años retrasados”, apuntó.
Manuel Otero entregó algunos datos que reflejan el impacto directo que la crisis en Europa del Este tiene para la producción agropecuaria y las exportaciones de la región y en ese sentido apuntó que el precio de los fertilizantes es “el talón de Aquiles” de muchos países de las Américas.
Brasil, por ejemplo, importa el 85% de los fertilizantes que consume de Rusia y Bielorrusia. Rusia es el principal destino de las exportaciones de carne de res congelada de Paraguay y Colombia y compra el 20% de las ventas de banano ecuatoriano. Además, el aumento del precio de los commodities alimentarios impacta fuertemente en países vulnerables como Haití y los del este caribeño.
Recordó que IICA lanzó en marzo pasado, pocos días después de la invasión a Ucrania, un Observatorio de Políticas Públicas para los Sistemas Agroalimentarios (OPSAa), que ya se ha constituido en un instrumento relevante para ayudar a los países a navegar este periodo de incertidumbre e inestabilidad.
“La seguridad alimentaria –cerró Otero- está al tope de la agenda global, como ya lo explicitaron los principales líderes del mundo. Debemos tener claro que la agricultura, además de abastecer alimentos y generar divisas y empleo, es, por sobre todo, un instrumento para la paz. Las Américas es garante de la seguridad alimentaria y nutricional y de la sostenibilidad ambiental global. Y este tiempo de crisis nos da la oportunidad de profundizar el sendero de una producción sustentable”.
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