No todas las mujeres huyen para salvar a sus hijos más pequeños o a las personas de más edad de la familia. También trabajan donde los hombres no pueden por estar obligados por otras urgencias de la guerra, eso es un hecho que ya se ha dado en otros conflictos de magnitud.

Hébert Dell’Onte | Una de las imágenes más terribles de la invasión de Rusia a Ucrania es la de las familias divididas. Miles de mujeres y niños movilizándose hacia las fronteras buscando salir de Ucrania y dejando atrás a sus esposos, hermanos, padres e incluso hijos, porque todos aquellos varones de 18 a 60 años deben alistarse y participar del reclutamiento obligatorio.

Sin embargo, contrariamente a lo que se cree, muchos de esos civiles que se quedan no cumplen tareas militares las 24 horas del día, sino que parte de su día lo pasan en sus trabajos habituales, cumpliendo con esa tarea que desempeñaban con total normalidad hasta la mañana del 24 de febrero cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció la “operación especial militar” en Donbás e inició la invasión a gran escala de Ucrania.

Los informes de la prensa internacional han mostrado cómo los hombres no militares de hasta 60 años cumplen con sus oficios. Hace unos días el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, hizo un llamado para que quienes puedan continuar con su trabajo sigan haciéndolo ya que es fundamental para la economía del país.

Las tareas de importancia en medio de tanta destrucción son muchas, pero sin duda que la producción de alimentos es una de ellas.

Sin importar qué tipo de crisis o tragedia afecta a determinado país o al mundo, los países nunca han abandonado la producción de alimentos. Por razones obvias no sería inteligente ni conduciría a buen resultado hacerlo, y en la dinámica bélica con los hombres dedicando parte de su tiempo a la preparación militar y eventualmente realizar tareas de enfrentamiento directo con los enemigos, son los las mujeres, sus madres, esposas, hermanas o hijas las que asumen la tarea productiva.

Eso el periodismo que cubre la guerra de Ucrania no lo ha mostrado, al menos no lo suficientemente, pero así ocurre siempre a pesar de que por ahora sólo veamos a las mujeres con sus hijos avanzando hacia fronteras lejanas en una peripecia peligrosa, angustiante y de mucho sufrimiento.

Successful Farming, sitio web con sede en Des Moines (estado de Iowa, Estados Unidos), publicó un informe que llegó a la redacción de Todo El Campo sobre el rol de las mujeres en tiempos de guerra: “Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939, los agricultores abandonaron sus arados en masa para unirse al ejército o para trabajar en industrias de guerra más lucrativas financieramente. La Oficina de Economía Agrícola informó que más de 2 millones de hombres abandonaron los trabajos agrícolas entre abril de 1940 y julio de 1942. Para cuando terminó la guerra, ese número había aumentado a 6 millones, y la producción de alimentos de Estados Unidos había crecido un 32% sobre los niveles anteriores a la guerra, según el USDA”, dice la nota.

Es que las mujeres no sólo huyen para salvar a sus hijos más pequeños o a las personas de más edad de la familia. También trabajan donde los hombres no pueden por estar obligados por otras urgencias de la guerra.

Durante la Segunda Guerra Mundial “las esposas y las hijas se acercaron instantáneamente para hacer lo que se necesitaba en sus granjas de origen. El Servicio de Extensión del USDA dice que 1,5 millones de mujeres no agrícolas fueron colocadas en trabajos agrícolas entre 1943 y 1945, y al menos muchas fueron contratadas directamente por los agricultores”, agrega el citado artículo.

En lo que respecta a Estados Unidos que es donde se centra la nota, las mujeres recibieron capacitación en Women’s Land Army of America (WLA) y se las conocía como chicas de la tierra o las agricultoras.

El éxito de WLA sorprendió incluso a los productores británicos ya que la iniciativa se trasladó hasta allí y las mujeres pudieron hacer una tarea para la cual se las creyó incapaz.

Hasta ahora nada se ha dicho sobre las mujeres en el medio rural de Ucrania. Sabemos sí que los hombres deben recibir preparación militar y están a disposición para ser convocados en cualquier momento, por tanto otra vez serán las mujeres, las que no pudieron irse o que simplemente decidieron quedarse, las que deberán alimentar a su pueblo.

DARLINE GRAFF, DE 17 A 92 AÑOS.

Vale la pena mencionar, a modo de anécdota, que en la edición de setiembre de 1943 la revista Successful Farming publicó en tapa la foto de Darline Graf de 17 años junto a una máquina agrícola. En 2018 la revista entrevistó a la joven ya convertida en mayor y publicó su fotografía con 92 años.

En el artículo de 1943 se contó como Graf y su madre trabajaron en un establecimiento de Nebraska plantando y cosechando maíz, trigo, cebada, avena y alfalfa, además de las responsabilidades de del hogar y en el caso de la joven el liceo. De no haber sido por ellas no hubiera sido posible sacar un solo grano de esa chacra cuyo responsable se había ido a batallar.

El artículo reveló una realidad absoluta. El trabajo de las mujeres “es una especie de batalla silenciosa” en la que “no hay insignias, sin trompetas, sin títulos de lujo. Al igual que sus vecinos y millones de otras personas de granjas en todo el país”.

Hoy las imágenes en la televisión muestran los edificios derruidos y muestran las filas de miles de personas intentando huir del país, pero como la historia siempre se repite, en cada chacra ucraniana hay una mujer que garantiza los alimentos que su país necesita.

Imagen principal de mujer en el campo | pxhere.com

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