“Hoy, es la ausencia del Estado la causa primaria del actual desorden, a pesar de la creación de nuevas instituciones, cuyos objetivos desbordan de buenas intenciones y soluciones utópicas, respaldadas por presupuestos y fondos disponibles para su instrumentación”.

224 veterinarios de libre ejercicio expresaron su “solidaridad e incondicional apoyo a los productores cuyos predios son atacados por jaurías de perros”. La misiva llega a la opinión pública días después de que un grupo de productores llegó a la Plaza Independencia de Montevideo, frente a la Torre Ejecutiva, con ovejas heridas y muertas como consecuencia del ataque de perros.

Expresan que “durante años que se han vuelto décadas” han sido “testigos del crecimiento de la población de caninos y de la formación de jaurías fuera de control que afectan, desde el acceso a lugares públicos, contenedores de residuos, la circulación de humanos y vehículos, en el caso del área urbana”.

En el medio rural “este descontrol se caracteriza, en forma diaria, por el ataque de esas jaurías a otros animales, causándoles heridas gravísimas que suelen derivar en su muerte, ocasionando serios perjuicios morales y económicos a la población rural, muchos de ellos pequeños productores familiares de bajos recursos”, dijeron los firmantes.

“En el caso particular de los ovinos se ha convertido en uno de los problemas centrales que limitan la actividad productiva, dada la naturaleza violenta, impredecible e incontrolable de los ataques. Cientos de testimonios gráficos, que hoy permite recabar y difundir la tecnología, inundan un día sí y otro también, nuestros teléfonos”.

Esas imágenes “son de ovinos muertos, mutilados, muchos de ellos sufriendo lastimosamente, parcialmente destrozados, en números que llegan a cientos en un solo episodio”, enfatizan.

PROBLEMA HISTÓRICO CON “AUSENCIA DEL ESTADO HOY”.

Los profesionales de la salud animal mencionan que el problema “no es nuevo en nuestra historia como nación. En nuestros albores, las jaurías incontroladas ponían en riesgo la vida, no solamente animal sino humana, lo que llevó a que debieran ser controladas por las fuerzas del orden del Estado, erradicando la anarquía y la violencia imperante, y asegurando así un ambiente de seguridad esencial para la convivencia pacífica de comunidades humanas y animales, que se mantuvo por más de un siglo”.

“Hoy, es la ausencia del Estado la causa primaria del actual desorden, a pesar de la creación de nuevas instituciones, cuyos objetivos desbordan de buenas intenciones y soluciones utópicas, respaldadas por presupuestos y fondos disponibles para su instrumentación”, apuntan.

Y mientras los afectados están “abatidos y desesperados por un problema que los desborda” las autoridades están “embretados en un discurso políticamente correcto” y “nuestros gobernantes han optado por dilatar las soluciones, mientras desde la gran urbe, hay colectivos que deciden sensibilizarse por el sufrimiento de los perros que actúan en jaurías, ignorando el sufrimiento padecido por los animales que esas jaurías diezman”.

“La ley permite la eliminación de los perros que atacan a otros animales domésticos, encontrados dentro de los predios cuando están cometiendo actos como los descriptos. Esa opción es una constante muletilla de supuesta respuesta de las autoridades sobre el tema. Sin embargo, esas autoridades no detallan cómo debe llevarse a cabo esa acción. Las jaurías, con un número variable de perros, suelen actuar durante la noche. Lo hacen en forma súbita e impredecible, volviendo infructuosos y frustrantes los intentos individuales y aislados de los propietarios para contrarrestarlos, sobre todo por carecer, en la mayor parte de los casos, de los medios necesarios que se requieren”, concluyen.

Firman la misiva 224 veterinarios de todo el país.

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