Prohibir el glifosato puede ser perjudicial para el ser humano y el ambiente.
Muchas de las alternativas químicas existentes al glifosato no son necesariamente mejores para los seres humanos y el medio ambiente.
Wageningen, Países Bajos | Todo El Campo | La Universidad de Wageningen, conocida como Wageningen University & Research (WUR) es un centro de estudio público de investigación, que advirtió sobre lo “contraproducente” que puede resultar “la prohibición total y a corto plazo del glifosato”.
En un artículo difundido en la web de WUR se señaló que el no uso del glifosato “llevará a los agricultores a utilizar con mayor frecuencia otros pesticidas y también alternativas no químicas que, en general, no son necesariamente mejores para los seres humanos, el medio ambiente, la vida del suelo y el clima”.
A esa conclusión llegaron los investigadores de campo de la Universidad y que estamparon en un escrito preparado a petición del comité de Agricultura, Naturaleza y Calidad de los Alimentos del Parlamento neerlandés.
La investigación se generó a partir de la propuesta de la Comisión Europea de prorrogar por 10 años la autorización del glifosato, asunto sobre el cual deberán expresarse y asumir posición los Estados miembros de la UE.
Ante la pregunta concreta si prorrogar o no el uso del glifosato y las posibles alternativas, los investigadores realizaron una gran cantidad de estudios basados en la práctica para hacer que la agricultura sea más sostenible y, junto con colegas de otras disciplinas, también se comprometen a reducir el uso de glifosato y otros productos fitosanitarios.
Respecto a las alternativas advirtieron que el glifosato obtiene mejores resultados desde el punto de vista agrícola y en términos de viabilidad de las inversiones en dinero y mano de obra que las alternativas actuales. Además, muchas de las alternativas químicas existentes al glifosato no son necesariamente mejores para los seres humanos y el medio ambiente. Muchas de esas alternativas no químicas actuales (por ejemplo, el arado) son más desfavorables para la vida del suelo y la mitigación del cambio climático.
Los expertos enfatizaron que no están abogando por el uso generalizado del glifosato, pero que temen que prohibir el herbicida por completo a corto plazo no sea necesariamente una mejora. Su expectativa es que los productores cambien inicialmente a otras alternativas químicas existentes, que son menos efectivas desde el punto de vista agrícola y, por lo tanto, se utilizarán de manera más intensiva.
Pieter de Wolf, investigador de campo sénior y también líder del proyecto Farm of the Future, junto a sus colegas señaló que si queremos reducir rápida y firmemente el uso de herbicidas como el glifosato, lo más efectivo es su implementación en aplicaciones específicas, en ubicaciones o, preferiblemente, en plantas específicas. Al mismo tiempo, también señalan que la tecnología para ello aún no está suficientemente desarrollada ni ampliamente disponible para los agricultores.
“Por lo tanto, esto requiere un compromiso adicional con el desarrollo y la aplicación de tecnología que, por ejemplo, pueda utilizar cámaras, sensores e inteligencia artificial. Al hacerlo, es crucial que se disponga de una serie de herbicidas eficaces con un riesgo ambiental relativamente bajo para estas aplicaciones, como el glifosato. También es importante que los métodos no químicos, ya sean mecánicos, térmicos, eléctricos u ópticos, se desarrollen y prueben aún más. Sin embargo, una preocupación con esas alternativas es el requerimiento de energía y el impacto en el suelo”.