Mañana vence el plazo de AEBU al Gobierno para no “dejar sin sistema financiero a Uruguay por más de diez días”.
El ultimátum fue dado por Lorena Lavecchia de AEBU. Anunció “profundizar las medidas” al extremo de poder “dejar sin sistema financiero a Uruguay por más de diez días”.
Hébert Dell’Onte | Hoy es jueves y mañana vence el plazo que la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU) dio al Gobierno. Lorena Lavecchia, presidenta de la institución bancaria, dijo el lunes 14 que si “el viernes no hay respuesta aumentamos las medidas”, y amenazó con dejar sin sistema financiero al país por más de diez días. La protesta de AEBU es porque el Gobierno se niega a negociar en relación a la perdida salarial del 3% y sobrecarga laboral.
En la mañana del lunes los bancarios convocados por AEBU hicieron una concentración frente al Banco de Seguros del Estado y luego se trasladaron a la Torre Ejecutiva para entregar una carta al presidente Luis Lacalle (al pie de la nota).
En representación de la Asociación de Bancarios, Lavecchia dijo a Telemundo (Canal 12) que “lo único que nos queda es profundizar las medidas porque están en riesgo las empresas públicas”, expresó.
Como parte de conflicto también paran por de 72 horas la Cámara Compensadora de Valores, lo que “no permite el intercambio de cheques”, generándose una “tranca cerca de 100 millones de dólares”.
“El viernes si no hay respuesta aumentamos las medidas, tenemos previsto paros de 72 horas, que podríamos llegar a dejar sin sistema financiero al Uruguay por más de 10 días”, enfatizó Lavecchia al citado medio.
A su vez, el 25 de febrero AEBU participará de la marcha a Punta del Este.
PENSAR QUE TIPO DE SINDICALISMO TENEMOS.
Hasta aquí la noticia, pero hay que detenerse un minuto a reflexionar sobre el alcance de las declaraciones y las medidas tomadas. Paralizar el sistema financiero y retener 100 millones de dólares es una medida que de por sí genera perjuicios al correcto funcionamiento al país, y si además se amenaza con parar el sistema financiero por diez días, salvo que se atiendan sus reclamos, el asunto adquiere otro cariz y debería hacernos pensar que tipo de sindicalismo tenemos.
En los últimos meses los sindicatos han parado el puerto, las industrias frigoríficas, Ancap y ahora parece que quieren hacer lo mismo con los bancos. Todos puntos neurálgicos claves en el funcionamiento y la economía del Uruguay, cuyos perjuicios se derraman hacia toda la sociedad que debe hacerse cargo de las pérdidas millonarias causadas.
En esa actitud hay un profundo egoísmo destructor muy lejano de cualquier grado de solidaridad, además de que no es el camino por el cual los países salen adelante.
Todos anhelamos prosperidad, seguridad económica y financiera, pero en el mundo en el que estamos eso se logra sólo y únicamente con trabajo, el propio y el de los demás, sin que nuestros reclamos afecten al resto.
EL “MILAGRO” ALEMÁN.
El ejemplo alemán es tomado como referencia en el mundo entero, y algunos erróneamente lo califican como “milagro”.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, Alemania y los alemanes fueron destruidos y humillados. William Byford-Jones, un oficial británico que en 1945 vio lo que la guerra hizo en Alemania, describió a los alemanes como “desechos humanos”, pero en pocos años se recuperaron y volvieron a ser referencia económica, industrial y tecnológica en Europa y el mundo.
Pocas veces, o quizá nunca, la mitología griega del Ave Fénix se aplicó tan correctamente en la historia real, y cuando Alemania ya gozaba del prestigio bien ganado por la forma en que volvió a ponerse en pie, un profesor de Historia de la Universidad de Heidelberg de nombre Manfred Berg, explicó el caso alemán no como un “milagro”, sino como resultado del esfuerzo humano: “Los alemanes estaban dispuestos a trabajar largas horas, incluso a cambio de bajos salarios, para que el aparato productivo se recuperara” (foto de portada).
Ese fue el secreto.
No pretendemos que el PIT-CNT, AEBU ni ningún ciudadano trabaje a cambio de bajos salarios, pero el mensaje de Berg es claro: los milagros no existen y nada se logra si sólo pensamos en parar, en conflictividad y en impedir que el país cumpla con los servicios esenciales para el resto de la población.