Su atención requiere elaborar un programa de manejo integral.
Buenos Aires, Argentina | Todo El Campo | El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Alfredo Fratti, ha dicho que el de la garrapata es uno de los mayores problemas que tiene el país: “Es un desafío nacional, y créanme que debe ser de lo más importantes que tenemos como nación”, dijo en el cierre de la Expo Rocha en declaraciones publicadas por Todo El Campo (*).
Sin duda que es una afirmación que el común de la opinión pública no logra entender en su gravedad, porque a pesar de que se trata de un país ganadero -igual que Argentina y Brasil-, los ciudadanos viven y analizar la realidad como si su economía y las políticas sociales no dependiera de que a la agropecuaria le vaya bien. Eso pasa en prácticamente todos los países del mundo.
Lo real e indiscutible es que la garrapata es un serio desafío nacional y regional, y como bien dijo Fratti, es “de los más importantes” que un país ganadero puede tener. Piensen la catástrofe que significaría para las finanzas y el funcionamiento de nuestros países si la principal actividad económica se viera frenada por alguna circunstancia adversa.
Aquí en Argentina ocurre algo similar: “La garrapata representa hoy uno de los desafíos más serios para la sanidad animal”, así lo plantea un artículo publicado en la web de CREA Argentina. Pero no solo Argentina, Brasil y Uruguay enfrentan el desafío, también el mundo: “La garrapata representa hoy uno de los desafíos más serios para la producción ganadera a nivel mundial, especialmente en las regiones tropicales y subtropicales. Este ectoparásito, que afecta tanto a la sanidad animal como al rendimiento productivo, constituye el mayor obstáculo para una ganadería eficiente, rentable y, en especial, sustentable”.
Un dato: cada garrapata hembra (teleogina) puede consumir el equivalente a tres gramos de carne o hasta nueve mililitros de leche. En zonas favorables donde la infestación es persistente, se estima que un animal puede dejar de ganar entre 60 y 80 kilos de peso vivo al año. Esta pérdida no solo afecta el peso de faena, sino también la condición corporal de los vientres, repercutiendo directamente en la tasa de preñez.
La amenaza de la garrapata es real y se ha “extendido en múltiples países” con un impacto que “se ha intensificado debido a factores ambientales, sanitarios y económicos que obligan a repensar los modelos actuales de control con “pérdidas directas e indirectas que provoca la infestación por garrapatas”.
Algunas de las pérdidas directas se generan por “la merma en la producción de carne y leche, así como la mortalidad de animales”, en tanto que las pérdidas indirectas son “quizás las más preocupantes” y “tienen que ver con la transmisión de enfermedades como la tristeza bovina y la disminución en la eficiencia reproductiva, entre otros efectos. Este impacto acumulativo afecta no solo la rentabilidad de las empresas ganaderas, sino también su sostenibilidad”.
“Si no se logra un control efectivo de la garrapata, muchos sistemas ganaderos pueden quedar fuera del sistema productivo, es decir, está en juego la continuidad misma de la actividad en ciertas regiones”, dice el artículo de CREA Argentina en una advertencia que vale para todos los países del mundo.
Es que todo favorece a la garrapata: “Estudios recientes han mostrado que debido al cambio climático y modificaciones en los sistemas de producción, áreas que antes eran desfavorables ahora podrían convertirse en endémicas”.
“El futuro de la ganadería en muchas regiones dependerá de la capacidad de anticiparse a los problemas y no simplemente de reaccionar cuando las pérdidas ya son inevitables”, señala.
VÍNCULO GARRAPATA BICHERA.
La garrapata tiene un punto de encuentro con la miasis o bichera, “una complicación secundaria que se ha vuelto cada vez más frecuente debido a la resistencia de garrapatas a ciertos principios activos como las lactonas. Cuando una teleogina cae del animal, deja una herida sangrante que sirve como puerta de entrada para las larvas de la Cochliomyia hominivorax. En infestaciones masivas, estas heridas pueden afectar áreas sensibles como la vulva o la ubre, obligando incluso al descarte de animales. Aunque no siempre se cuantifica, este problema tiene un impacto económico considerable”.
Lo que es asumido como una obviedad, es que “no controlar la garrapata implica una cadena de consecuencias”; y “dejar garrapatear es condenar al sistema a la ineficiencia y a la pérdida de competitividad, tanto a nivel regional como internacional”.
DISEÑAR PROGRAMAS.
El combate a la garrapata no consiste únicamente en aplicar productos químicos, “sino de diseñar programas integrales de control basados en vigilancia, diagnóstico temprano, control sanitario responsable, rotación de principios activos y medidas de manejo que contemplen el ambiente y la estructura productiva. Si no se aborda este desafío con seriedad, no solo se compromete la rentabilidad de las explotaciones, sino la sustentabilidad misma del sistema ganadero”.
La lucha contra la garrapata exige un enfoque técnico, estratégico y colectivo. El diagnóstico de resistencia, el uso responsable de productos, el control sobre toda la población animal y el compromiso del productor y el veterinario son claves.
ARTÍCULO COMPLETO.
Garrapata: un desafío sanitario que requiere un manejo integral
VIDEO.
En el siguiente video, el Dr. Julio Reggi, especialista en garrapatas del departamento Técnico de laboratorio Vetanco, expone sobre el tema.
(*) Expresiones del ministro Fratti en Expo Rocha: La garrapata “es un desafío nacional, y créanme que debe ser de lo más importantes que tenemos como nación”. – Todo El Campo

Compartir
Comparte este contenido en tus redes sociales!