En Rocha había una obra para hacer con tres cometidos: i) rescatar un balneario; ii) enviar aguas al río San Luis y por este a la laguna Merín en lugar del océano; y iii) aprovechar el agua dulce. Pero algo no salió bien, y el responsable tiene que dar explicaciones.
Horacio Jaume | Montevideo | Todo El Campo | Esta semana, en el programa Diario Rural (CX 4 Rural), el Ing. Agr. Alberto Ruiz se refirió a la obra realizada en el departamento de Rocha, sobre el canal N° 2 donde había cifradas esperanzas sobre la misma.
Antes de entrar en el tema quiero decir que esta administración de Luis Lacalle Pou va a pasar a la historia por ser una en las que más se ha hecho en infraestructura. Basta recorrer el país y ver una cantidad de carreteras, puentes que se han realizado, cosas que parecían imposibles de imaginar hoy las vemos cristalizadas luego de mucho esfuerzo y dedicación, además de estar convencidos de que eso había que hacerlo.
Allí está la Picada de Oribe donde se hizo un buen puente y quedó la balsa de recuerdo; la balsa de La Quemada, algo que increíblemente parecía que no se podía alcanzar hoy también hay un puente que orgullosamente está sobre el Cebollatí; la ruta 6 largamente añorada y que va en vías de cristalizarse; la ruta 5 que podremos transitar en doble vía; la ruta 30, y un largo rosario para mencionar.
Pero en este caso en particular hay algo que no salió bien.
En Rocha había una obra para hacer con tres cometidos: el primero rescatar un balneario que había sido fuertemente dañado y que hoy sufre las consecuencias, me refiero a La Coronilla como se le conoce popularmente, pero su nombre oficial es José Gervasio Artigas.
En segundo lugar, se intentaba volver las aguas a su lugar natural, o sea que el río San Luis y hacia la laguna Merín, no el océano como ocurre ahora.
Y tercero, en un mundo en el que el agua dulce es una de las principales riquezas, en lugar de tirarla al mar volcarla a la laguna Merín y allí tener un reservorio para poder usar en varios cometidos entre ellos el riego o la pesca.
Era una obra a la que le sobraban argumentos para su realización.
Se peleó mucho por ella en la necesidad de desagotar el agua que inunda los campos, y por no hacerlo en forma prolija hubo obras que no se debieron hacer, con vecinos que se perjudicaban unos a otros, cosa que sabemos porque tenemos amigos lugareños.
Después de mucho bregar se logró asumir la conveniencia y posibilidad de que el trabajo debía hacerse, y el propio presidente de la República empujó para que cristalizara. Quería y logró que se hiciera en su mandato.
Sin embargo, cuando se estaba haciendo la obra, quienes conocen del tema nos decían “esto está mal, hay algo que no cierra, hay cálculos que le erraron”.
Uruguay ya conoce inversiones producto de información equivocada, una de ellas es la antena de canal 5 sobre Br. Artigas que tiene una menor altura de la que necesita. Y acá me da la sensación de que pasó algo similar.
En determinado momento yo le pedí a dos amigos del lugar que me llevaran a la obra mientras se estaba haciendo y ellos allí me explicaron por qué creían que iba a fracasar y por qué lo que se hacía era equivocado.
La situación ahora es que de toda el agua que debería ir al río San Luis, solamente el 5% lo está haciendo; nos lo decía el Ing. Ruiz, el resto esta yendo hacia el océano. Es increíble.
Alguien se tiene que hacer responsable, alguien hizo los cálculos para un obra que ahora vemos no va a servir.
Uno se pregunta si realmente entendemos las cosas como son, si los responsables preguntan a quien deben preguntar o simplemente actúan por capricho, por mala información, o por no tener todos los datos en cuenta, pero alguien debe poner la cara por lo que se hizo, lo que se invirtió.
Que expliquen al país por qué hicieron ese tipo de obra, porque capaz no se podía hacer otra cosa, o quizá el tiempo va a demostrar que lo hecho está bien y lo que estamos diciendo nosotros está equivocado y finalmente la mayoría del agua va a ir a San Luis y no el océano.
Corresponde que el presídete Lacalle le pida explicaciones a los responsables.
Foto de portada Facebook La Coronilla, Rocha. Uruguay.
Con la pandemia se hizo evidente para los responsables políticos de todo el mundo la necesidad de contar con unos servicios veterinarios sólidos.
Monique Éloit | OMSA | Todo El Campo | Dado que la labor de los servicios veterinarios es un bien público esencial y vital para la buena gobernanza sanitaria, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, fundada como OIE) lleva muchos años trabajando para ayudar a sus miembros a adecuar sus servicios a las normas internacionales y ha sostenido durante mucho tiempo que la creación de servicios veterinarios sólidos debería ser una prioridad de inversión pública.
Este compromiso se ha traducido en la puesta en marcha de dos programas principales destinados a reforzar las capacidades de los servicios veterinarios: en primer lugar, la organización de sesiones de formación para los Delegados y los Puntos Focales nacionales (1) y, en segundo lugar, la Vía PVSy sus múltiples componentes. A lo largo de los años, estos programas se han enriquecido y modernizado y se han integrado progresivamente mejor con otras iniciativas de la OMSA en un enfoque más holístico de las cuestiones de sanidad animal. Este enfoque también incluye la ampliación de la formación de la OMSA a un público objetivo más amplio, con el fin de contribuir al desarrollo de una fuerza de trabajo veterinaria suficiente entre nuestros miembros.
Deben tenerse en cuenta los desafíos globales del cambio climático, la preservación de los ecosistemas y las crisis alimentarias cada vez más preocupantes, ya que las medidas para mejorar la salud animal pueden ayudar a abordar estos desafíos. Por el contrario, la evolución de las enfermedades animales y su aparición se ven afectadas por estos factores, lo que debería llevarnos a repensar ciertos métodos de producción. Sin embargo, los servicios veterinarios nacionales a menudo no están preparados para actuar, como se muestra claramente en el punto técnico que la OMSA presentó en su sesión general anual de mayo de 2019 (2).
Con la crisis de la Covid-19, la importancia del mensaje de la OMSA sobre la necesidad de contar con unos servicios veterinarios sólidos se hizo evidente para los responsables políticos de todo el mundo. En consecuencia, al final de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del G20, celebrada en Roma los días 30 y 31 de octubre de 2021, reiteraron su apoyo al fortalecimiento de los “sistemas mundiales de vigilancia, detección precoz y alerta temprana, bajo el papel de coordinación de la OMS, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)” con el fin de gestionar mejor los riesgos que plantea el contacto entre las personas, los animales y el medio ambiente, en particular el riesgo de aparición de zoonosis.
Esta ambición sólo será alcanzable si los servicios sanitarios, incluidos los servicios veterinarios, cuentan con los recursos adecuados y la capacidad de actuar con eficacia: este es el reto que debemos afrontar, en particular mediante la aplicación del Plan de Acción Conjunto elaborado por la Alianza Cuatripartita (3).
El plan para elaborar un acuerdo internacional sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias ha vuelto a poner en el orden del día la gobernanza sanitaria mundial, y se están replanteando los mecanismos de financiación, por lo que ahora existe una oportunidad histórica para reconocer el papel fundamental de los Servicios Veterinarios y apoyar los esfuerzos para fortalecerlos.
Espero que los lectores de este número de Panorama (Boletín de la OMSA) se interesen por saber más sobre este tema y que la riqueza de los artículos aquí presentados cumpla con sus expectativas.
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La autora de artículo, Monique Éloit, es la directora general de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Boletín de la OMSA.
Foto de Mat Brown en Pexels.
REFERENCIAS.
(1) Los delegados de la OMSA designan un «punto focal» nacional para ocho temas de vital importancia para los Servicios Veterinarios: notificación de enfermedades animales, vida silvestre, productos veterinarios y resistencia a los antimicrobianos, inocuidad de los alimentos para la producción animal, bienestar animal, animales acuáticos, comunicación y laboratorios veterinarios.
En muchos aspectos la IA es un desafío grave y delicado, para el agro es una puerta a las oportunidades.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | La humanidad debió haberlo imaginado, o quizá lo hizo pero no creyó en su asombroso desarrollo. Asombroso porque no tiene límites, y por la velocidad en que se dan los cambios y avances. Cuando las personas apenas asimilan los últimos logros de la inteligencia artificial (IA), ésta redobla la apuesta y genera nuevos desafíos. No hay singularidad más rara: el ser humano, creador de esa tecnología, también corre detrás de ella sin poder alcanzarla.
La pregunta que todos se hacen en foros y exposiciones de todo nivel es si hay un límite, si después de haber llegado a determinado punto ya no habrá un escalón más, un giro de tuerca que nos ponga otra vez ante el abismo.
Solo el ser humano es capaz de poner un freno a la carrera infinita de la IA, y podrá hacerlo con un fuerte sentido de la ética, anteponiendo la humanidad a su insaciable deseo de cambiar, innovar, descubrir y llegar más allá. La mala notica es que la ética humana no parece estar en sus mejores niveles.
En noviembre de 2023 Estados Unidos se convirtió en el primer país en emitir un decreto que tenía como finalidad controlar el desarrollo de sistemas de IA. Esa es la única respuesta que tienen los países, las normas legales que fomentan, prohíben o controlan como en este caso, pero sabemos bien que los límites legales no resultan si el atractivo o el beneficio que se obtiene por la actividad en cuestión es mayor que la pena. Ni siquiera así, porque donde hay pena de muerte también hay delincuentes. Las personas no dejan de cometer delitos por temor a la ley, sino por una decisión ética en su fuero interno. Es una decisión moral, no legal. Lo mismo ocurre y ocurrirá con la IA.
Portales y publicaciones especializados advierte sobre un explosivo crecimiento del fraude impulsado por la IA, incluyendo documentos falsos, usurpación de identidad, deepfakes (falsificaciones pornográficas). El mes pasado 447 intelectuales de Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Italia, Japón, México, Reino Unidos y Venezuela, publicaron una carta abierta pidiendo a los gobiernos de todo el mundo que tomen medidas sobre estos temas, principalmente contra los deepfakes.
Otro problema de la IA es su uso indebido en campañas políticas interviniendo, desvirtuando y afectando seriamente la calidad democrática de los países y los ciudadanos. En Uruguay ya se han levantados voces advirtiendo sobre la necesidad de plantear regulaciones, pero difícilmente eso sea efectivo.
EL GIRO AGROPECUARIO.
Pero no todo es malo. En el agro hay una utilidad creciente de la IA, siempre buscando mejorar la producción, desde una semilla que se convierte en planta, o un embrión que luego será un animal de producción mejor que los anteriores. Inclusive un chip en una máquina garantiza una mejor funcionalidad, y todo redunda positivamente en favor de la principal actividad económica del país.
Los ejemplos de IA aplicada a la agropecuaria pueden ser tantos como los que ofrezca el buscador de Google si escribimos inteligencia artificial en agricultura y ganadería.
Al inaugurarse una nueva Expoactiva, Edgardo Rostán, presidente de la Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios (CUSA) dijo que entre 2000 y 2005 Uruguay tuvo un “gran quiebre” en la adopción de tecnologías. “Primero con maquinaria usada que se fue incorporando, para luego comenzara a adquirir equipos nuevos que modificaron totalmente la forma de producir”.
En declaraciones a radio Uruguay agregó que incorporar sistemas digitales, satélite y también IA generó un giro agropecuario “propiciado velocidad, eficiencia y mayor cuidado del medio ambiente”.
Antes “todo era mecánico, hoy es digital” mejorando la producción y la forma de trabajo del personal.
Precisamente, es en la preparación del personal lo que representa “hay un problema” para el agro: “La capacitación es un debe”, observó.
Con un mensaje catastrófico algunos comparan el endeudamiento agropecuario actual con el año 2000, pero omiten reconocer la caída de la morosidad. Una cosa no se puede analizar sin la otra.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | En poco más de 200 caracteres y una gráfica, la consultora Exante planteó ante la opinión pública una importante realidad del sector agropecuario: “En los últimos dos años el sector agropecuario aumentó significativamente su endeudamiento bancario. Sin embargo, la morosidad promedio en los créditos bancarios del sector se mantuvo en niveles muy bajos”.
El gráfico que acompaña el texto demuestra claramente esa situación superando los US$ 3.500 millones de deuda, pero con una morosidad apenas superior al 1%.
Es importante analizar ambos datos, porque si nos limitamos a ver la deuda por sí sola corremos el riesgo de hacer lecturas catastróficas.
Hace casi un año, en junio de 2023, el diputado Alfredo Fratti (MPP-FA), que también es productor agropecuario dijo que “el endeudamiento es uno de los riesgos que advertimos, porque a esos productores pequeños que no tienen espalda, la situación los obligó a tomar un crédito que luego les será muy difícil de enfrentar”, un concepto que ha expresado en reiteradas oportunidades.
También señaló que “hay que prestar atención para que no nos vuelva a pasar lo que nos pasó en los años 2000, cuando hubo un sobreendeudamiento agropecuario”. Advirtió que hay “mucho riesgo de que eso ocurra”.
La visión del legislador es parcial. La gráfica de Exante en cambio es contundente: sí hay endeudamiento, no se puede negar, pero también se observa capacidad de pago. Si no la hubiera la morosidad debería ser mucho mayor, quizá cerca o más del 9% como en los últimos años del tercer Gobierno del Frente Amplio.
Hay que tener cuidado con lo que se dice, porque cualquier alusión a lo ocurrido en el año 2000 tiene una carga catastrófica que no se condice con la realidad actual.
Es muy difícil trasladar el sentimiento de la gente del lugar; además la importancia o trascendencia de la obra se la da la gente que vive de un lado y del otro del puente, que durante tanto tiempo acarició un sueño que se hace realidad.
Horacio Jaume | Montevideo | Todo El Campo | Hay hechos que suceden ajenos a los medios de comunicación pero que son importantes para el lugar y la gente de ese lugar en el que ocurren. La presencia del presidente de la República, Luis Lacalle, como de algunos de los ministros, jerarquiza ese acontecimiento y llama la atención de los medios de comunicación que entonces lo informan y el país en general toma conocimiento del hecho.
Es lo que sucede con el puente del Paso del Gordo, en el límite de Durazno y Cerro Largo, y su inauguración que será el 4 de abril próximo.
Imagino a una persona alejada de la realidad agropecuaria a la que le digan y que por primera vez escuche que el presidente inaugurará un puente en Paso del Gordo. Lo primero que se generará será una sonrisa por el nombre del lugar, y en segundo lugar preguntará qué es lo que están haciendo, y se le explicará que están sustituyendo un viejo puente de madera, el cual se tornó peligroso, y ahora tendrá un nuevo puente con mayor seguridad.
Frente a la explicación imagino también el comentario: “¿Y para eso va el presidente de la República?”.
Sí, porque la importancia o trascendencia se lo da la gente que vive de un lado y del otro del puente. Algo que fue largamente deseado por todos aquellos que durante años debieron superar el riesgo de pasar sobre una estructura que no ofrecía todas las garantías.
Lo decía uno de los alcaldes: “Tuvimos miles de tropiezos, muchas veces en alguna gestión o papel olvidado en un escritorio, pero otras veces alguien lo tomaba con mayor calor y lo aceleraba”. Todo eso es lo que se va a festejar el 4 de abril.
Es muy difícil trasladar el sentimiento de la gente del lugar, como dice la canción, si no se ha vivido alguna vez cosa parecida.
Recuerdo que en el ramal 44, la carretera que va desde Fraile Muerto hacia Ramón Trigo -la ruta 7 no estaba terminada, llegaba hasta Fraile Muerto y no continuaba hasta Bañado de Medina para entroncar con la ruta 26 y allí poder seguir hacia Melo-; en ese ramal 44 a un par de kilómetros antes de llegar a Fraile Muerto viniendo desde Ramón Trigo, había un puente de madera –“el puente negro”, le decíamos-, más angosto que los puentes de material, y cuando se transitaba sobre él las tablas sonaban con el pasar del vehículo.
Cuando iba con mi madre que en aquellos tiempos no era una avezada conductora, al llegar al puente negro nos hacía bajar y mirábamos como ella lentamente pasaba y llegaba al otro lado. Entonces nosotros, chicos, salíamos corriendo para pasarlo y nuevamente tomar el vehículo.
Esa es una experiencia que es muy difícil de trasladar. Luego el tiempo paso y con los años uno comenzó a conducir y los ruidos de las tablas se nos hicieron familiares y no nos ocasionaba mayor temor, aunque el puente seguía siendo angosto.
La inauguración del puente del Paso del Gordo posiblemente no tenga toda la difusión que mereciera, pero con la gente del lugar se pueden producir fenómenos como el que pasó a mí el otro día: me llamó un buen amigo mío y me preguntó si iba a ir a la inauguración del puente del Paso del Gordo. Pues vamos a ir juntos porque yo viví ahí, se lo largamente deseado que ha sido, y aunque de antemano sé que posiblemente no estén las personas de mi época, sí voy a tener el gusto de participar con todos ellos de la alegría de ver cristalizada una obra tan esperada, que implicó muchas gestiones, y que hoy logra una posibilidad de comunicación, poder acceder, salir o entrar a un lugar a través de una buena ruta o un buen puente.
Yo recordaba “mi puente negro” y a mi madre que trataba de ser solo ella la que corría el riesgo como conductora. Pero puentes de madera está lleno en todo el país, es la forma de superar la geografía, esos accidentes geográficos chicos a veces, o torrentes en otras, porque esos sangradores que uno ve, cuando llueve fuerte se vuelven verdaderos huracanes que más vale mirarlos y no pasarlos porque el peligro está latente.
Realmente, en lo que tiene que ver con la gestión del presidente Lacalle en obras públicas y carreteras, nunca se vio una inversión de este tipo. Cambió nuestra campaña, logró sueños que eran difíciles de imaginar y que hoy disfrutamos.
Con el paso del tiempo y no tanto, bastará un año o dos, empezaremos a considerar que esas obras son naturales, porque a lo bueno nos acostumbrados rápidamente. Olvidamos lo que significa pasar el Olimar o el Cebollatí en una balsa a cincha de un tordillo. Eso quedará en la historia y la memoria, pero consideremos que el puente que hoy disfrutamos y que la gente transita, fue sueño y deseo de muchos, y hoy se puede disfrutar. La historia se hará a partir de él pero no prescindiendo de él.
Igual ocurrirá con el puente del Paso del Gordo: toda la historia anterior quedará en la memoria de quienes lo vivieron, de aquí para adelante esa historia solo será un recuerdo y disfrutarán quienes tienen esa posibilidad. Y serán otros los nuevos sueños que se acariciarán y por lo que habrá que pelar para que se cristalicen.
Pero en este caso especial, el 4 de abril, la gente festejará y el propio presidente comprometió su presencia. Como también lo hizo mi amigo en honor a aquellos que lo acompañaron en aquellos momentos cuando vivía por allí. Estará como testigo de que la obra se llevó adelante y aquello que era una barrera hoy simplemente será recuerdo.
Si todo transcurre tal como está armado, el jueves 4 de abril estaremos mirando el corte de cinta.
Foto interior: camión de Bomberos cruzando el puente en el Paso del Gordo | Enero 2023 | Subrayado.
La ganadería bien practicada es una salvaguarda que previene la depredación como la destrucción de especies sensibles; también es una barrera frente a la expansión de virus.
Montevideo | Todo El Campo | La ganadería, además de ser una actividad económicamente rentable para las personas y los países que la practican, es una fuente inigualable de proteínas, fundamental para combatir el hambre en el mundo.
Además, cuando se la realiza con los cuidados de bienestar y salud animal mínimos y de acuerdo a los estándares contemporáneos, protege a la humanidad de enfermedades conocidas como desconocidas. Esas son las conclusiones a las que se llega después de leer uno de los últimos hilos publicados por el veterinario y escritor Juan Pascual Beitia (*) en su cuenta de X.
El profesional hace un recorrido desde la Universidad de Stanford hasta África, haciendo una parada en el gigantesco aeropuerto francés Charles De Gaulle, todo para mostrar que además de alimentación segura y buena, la ganadería es una herramienta clave para proteger la salud humana, porque a la humanidad le gusta la carne y si se llegara a prohibir o reducir a tal punto que fuera insuficiente, proliferarían mercados ilegales, con caza de animales salvajes que poseen una alta carga de patógenos transmisibles, un detalle que no hace falta explicar demasiado porque todos hemos leído sobre cómo el Sida saltó a la especie humano, y más recientemente el Covid.
El siguiente es el hilo del Dr. Pascual, con algunas de las ilustraciones que él mismo publicara. El texto posee pequeñas adecuaciones para Todo El Campo.
A PESAR DE TODO, SEGUIMOS COMIENDO CARNE.
Juan Pascual Beitia | Es evidente que nos gusta comer productos de origen animal: leche, huevos, carne o pescado.
A pesar de la mala prensa de la ganadería el consumo de carne sigue aumentando en Europa y en el mundo, y eso tiene su explicación
Les invito a un viaje desde la Universidad de Stanford hasta el corazón de África, con una parada en el aeropuerto Charles De Gaulle de París. ¿Me acompañan?
Si analizamos la cantidad de proteína que consumimos, ésta puede tener origen animal o vegetal. A nivel mundial, comemos de media más proteína vegetal (50 g/persona/día) que animal (33 g/persona/día). En España 42 gr. de proteína vegetal y 58 gr proteína animal.
A MEJOR NIVEL ADQUISITIVO, MÁS CONSUMO DE CARNE.
Obsérvese que el aumento de la proteína animal ha sido mucho más marcado que el de la proteína vegetal. Parece que hay una correlación entre aumento del PIB o riqueza y consumo de proteínas animales. ¿Mera hipótesis?, vayamos a Stanford para conocer al economista Merril K Benett.
El Ec. Merril K Benett desarrolló la ley de Benett que dice lo siguiente: conforme la capacidad adquisitiva aumenta, se come menos vegetales altos en energía (tubérculos o cereales) y más nutrientes densos como carne.
Fijándonos tan sólo en el poder adquisitivo y la proteína animal, obtenemos la gráfica siguiente.
LA CAZA Y LA SALUD.
¿Pero qué pasa cuando el poder adquisitivo es bajo, pero es posible hacerse con proteína animal? Esta situación la encontramos en numerosos países en los que mucha gente opta por salir a cazar. Vámonos al corazón de África: tan sólo en Camerún, esta actividad ocupa a más de medio millón de personas; en el Congo se consumen por persona/año hasta 51 kg de este tipo de carne; en la cuenca amazónica llega a 63 kg/h/año (1).
Eso supone un doble problema: Por una parte, se pone en riesgo la fauna salvaje y su hábitat; y por otra, se abre la puerta a virus potencialmente muy peligrosos. Varias enfermedades han saltado al ser humano debido a esta caza, por ejemplo el SIDA, ébola o el reciente Covid (2).
Al contrario de lo que ocurre con los animales domésticos que tienen una carga de patógenos transmisibles relativamente baja, los simios, roedores y murciélagos la tienen muy alta.
TERRITORIOS LEJANOS, EN UN MUNDO CADA VEZ MÁS PEQUEÑOS.
Y aunque esos territorios nos parezcan muy lejanos, lo cierto es que todo puede llegar a países como el nuestro. Miles de toneladas de esta carne son detectadas y confiscadas en Estados Unidos o en el aeropuerto Charles De Gaulle en París, como muestra en la siguiente fotografía.
Al gusto por esta carne, se añaden prácticas rituales que la tienen como protagonista.
Por todo lo anterior, mal que les pese a algunos, la ganadería -con adecuado control veterinario- es una salvaguarda que previene este tipo de caza y la destrucción de especies sensibles, así como una barrera frente a la expansión de virus.
Cuando se practica bajo control veterinario, la ganadería es una salvaguarda frente a pandemias porque ¿quién sale a cazar murciélagos pudiendo comprar un pollo por unas pocas monedas?
Y en Europa, a pesar de las campañas, activistas y prensa que se posicionan contra la carne, su consumo en los últimos 10 años ha seguido aumentando.
EL AUTOR. Juan Pascual Beitia es veterinario y autor del libro “Razones para ser omnívoro. Por tu salud y la del planeta”, un libro que indaga en la condición omnívora de los humanos, analiza los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo para erradicar el hambre, estudia la producción de alimentos necesarios para una creciente población, y todo ello desde el obligado respeto al bienestar animal: Razones para ser omnívoro. Por tu salud y la del planeta (n/a): Pascual Beitia, Juan: Amazon.es: Libros
1/ Es evidente que nos gusta comer productos de origen animal: leche, huevos, carne o pescado. A pesar de la mala prensa de la ganadería el consumo de carne sigue aumentando en Europa y en el mundo. Tiene su explicación Les invito a un viaje desde la U. de Stanford hasta el… pic.twitter.com/Q89vaqxtNS