Las conversaciones se realizan en el marco de elecciones decisivas para Milei, y también para Trump que ve en Argentina un aliado estratégico.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | El mercado mundial de la carne, el de la región y por supuesto que también lo hace Uruguay, mira con atención cómo se mueven las agujas y los indicadores -si es que lo hacen- ante los anuncios de Estados Unidos sobre el incremento de la compra de carne argentina.
Como sabemos, el presidente estadounidense Donald Trump, ha puesto bajo su cuidado político a su colega argentino, Javier Milei, en una actitud que tiene su lógica por ser este el único país de esta parte del mundo totalmente aliado a sus políticas.
En ese sentido, con una visión económica y geopolítica a la vez, se entiende que en un caso que casi no tiene precedentes en el mundo, Estados Unidos esté comprando pesos argentinos para mantener estabilizada la economía y el valor del dólar. No es la primera vez que el tesoro estadounidense interviene de esa manera, ya lo hizo por los años ‘80/’90 en Japón, y posteriormente en la Unión Europea (2008). La normativa de Washington lo permite a través de Exchange Stabilization Fund (ESF), una herramienta creada en 1934 con el fin de proteger las finanzas globales.
Lo novedoso -han observado analistas- es que esta es la primera vez que se hace con un país emergente como Argentina. Emergente e inestable, podríamos añadir nosotros.
Trump también ha prometido ayudar financieramente a nuestros vecinos si en las elecciones del domingo 26 triunfa el oficialismo. No son elecciones presidenciales sino legislativas, por lo que cualquiera sea el resultado seguirá gobernando Milei. Lo que está en juego es el apoyo que tendrá o no en el Parlamento, lo que es clave para poder avanzar en su plan de gobierno y evitar un país trancado y en permanente conflicto.
Un resultado adverso para el Ejecutivo, además de trancarlo en el Parlamento podría desencadenar un juicio político con lo que eso significa para la institucionalidad, pero la oposición ha demostrado estar dispuesta a jugarse todas las cartas. Sabemos que en algunos sectores políticos argentinos la institucionalidad no es un tema de mayor cuidado.
En ese contexto es que Estados Unidos está dispuesto a aumentar las compras de carne argentina, llevándolas a 80.000 toneladas, lo que significa multiplicar por cuatro la cuota actual que está en 20.000 toneladas de carne deshuesada, fresca, enfriada o congelada, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
La medida es un apoyo directo a Argentina, pero también es en beneficio del propio Estados Unidos, donde la caída de la producción ha generado una importante suba en el precio al consumidor. Más carne significa menor precios en el mostrador.
Paralelamente, para no afectar la producción local ni la mano de obra rural en el agro estadounidense, Washington aplicará susidios y reducción de costos para la pequeña industria, entre otras medidas.
Trump lo dijo claramente: con esa compra bajará los precios locales y ayudará a Argentina. “Queremos ayudarlos a sobrevivir en un mundo libre”, expresó.
El cupo de 80.000 toneladas ingresaría con 0% de arancel, a partir de ese total regiría el arancel preferencial del 10%, inferior al actual. Para Argentina es ganar-ganar.
“LA SEÑORA ESTÁ MAL INFORMADA”.
Mientras ocurren las negociaciones, ha habido algunas desinteligencias.
Por ejemplo, que el almuerzo Trump-Milei en la Casa Blanca no contara con traductores, lo que fue juzgado como un “papelón” que empaño ese encuentro tan importante para Argentina. La responsabilidad cayó sobre el canciller argentino Gerardo Werthein quien apresuró su renuncia pocas horas antes de las elecciones del domingo.
El Dr. Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica (INI-UCU) comentó: “Otro canciller en Argentina. Sin duda una señal muy negativa para un país que ya lleva años sin mostrar coherencia, claridad y visión en su política exterior, lo que para una economía de este tamaño y relevancia regional impacta negativamente en su proyección internacional”.
Otro ejemplo, cuando la titular del USDA, Brooke Rollins, dijo que Argentina “tiene problemas con la aftosa”, lo que fue respondido por el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino: “La señora está mal informada”, porque “hace más de 20 años que Argentina no tiene problemas con esa enfermedad. Trabajamos bien y de manera consciente, por eso mantenemos nuestro estatus sanitario internacional”.
En 2021 la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) declaró al país como libre de aftosa con vacunación, lo cual fue ratificado en junio de 2025.
Cabe aclarar que Argentina se divide en una zona libre de aftosa sin vacunación (desde el río Colorado al sur; y otra zona libre con vacunación que abarca el resto del territorio (centro y norte).


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