Varios factores inciden en el aumento de enfermedades, siendo el cambio climático uno de ellos, y muy importante.

Italia | Todo El Campo | Los recientes brotes de dermatosis nodular en el ganado hacen que la correlación entre los virus exóticos y el cambio climático sea cada vez más evidente. Una enfermedad presente en muchos países africanos, en 2012 se extendió desde Oriente Medio hasta el sudeste de Europa, afectando a algunos estados miembros de la Unión Europea (Grecia y Bulgaria) y varios otros países balcánicos, para luego llegar a nuestras latitudes.

Con respecto a otra enfermedad exótica, el virus de la lengua azul (BTV), que en 2024 causó daños considerables a la producción de leche en Alemania y otros países del norte de Europa, ya en 2007 un estudio británico demostró evidencia de que el cambio climático en curso estaba causando la aparición de virus transmitidos por insectos en nuevas regiones. Esto se debe a mecanismos como el aumento de las temperaturas que alteran las tasas de supervivencia de los virus y amplían la propagación de vectores como mosquitos, mosquitos y garrapatas; eventos climáticos extremos que aumentan el estrés en el ganado, debilitando las respuestas inmunes; cambios en el uso de la tierra (deforestación, urbanización) que aumentan el contacto entre los reservorios de vida silvestre y el ganado.

El cambio climático también complica las estrategias de control sanitario, ya que se necesitan nuevos modelos predictivos integrando los datos climáticos con los modelos epidemiológicos y también porque la variación de las estaciones afecta a los periodos óptimos para la vacunación. Esto hace que sea esencial implementar la coordinación global, ya que las enfermedades no se detienen en las fronteras y, por tanto, requieren sistemas internacionales de vigilancia y respuesta.

Por lo tanto, es esencial un enfoque múltiple: agricultura resiliente al clima; la vigilancia integrada de enfermedades utilizando técnicas sofisticadas como la teledetección y la inteligencia artificial para predecir epidemias; intervenciones sobre las poblaciones de los vectores; inversiones en vacunas y herramientas de diagnóstico adaptadas a la evolución de las cepas del virus.

Finalmente, es necesario considerar la influencia de la vida moderna en la aparición de virus, como el aumento del movimiento de cosas, animales, plantas, insectos e incluso personas, la reducción de los programas de control de artrópodos; la alteración de las prácticas agrícolas. A esto hay que añadir los conflictos con todas sus consecuencias.

El término virus (veneno) se acuñó en 1898 para indicar una nueva forma de agente infeccioso. Después de tantos descubrimientos sobre bacterias, comenzando con Pasteur, que permitió tratar con éxito las enfermedades del siglo pasado, ahora el desafío está en estos “venenos”, que no pertenecen ni al reino animal ni al vegetal. Por lo tanto, todo apunta a que el nuestro podría ser a todos los efectos el siglo de los virus.

Fuente: NIH – Centro Nacional de Información Biotecnológica

EL AUTOR. Ing. Agr. Leo Bertozzi, experto en la gestión de la producción agroalimentaria de calidad y la cultura láctea. Sus notas se pueden leer en Teseo Cla.it: Leo Bertozzi, autor de Teseo News

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